Diario “La Nación”.
Buenos Aires, domingo 21 de agosto de 2011
El mundo
Pobreza, la cara oculta del Reino Unido
Los disturbios recientes en Londres y otras
ciudades mostraron, entre otras cosas, los fuertes contrastes que dividen a la
sociedad británica, que pese a pertenecer al Primer Mundo exhibe llamativos
índices de inequidad: trece millones de personas viven bajo la línea de
pobreza, mientras que el 10 por ciento más rico tiene 273 veces más que el 10
por ciento más pobre
Ver más fotos Un edificio en llamas en Tiottenham, en
el norte de Londres, tras los disturbios del día 6 de este
mes.
Melisa es una madre soltera. Desde hace años, está
obligada a compartir la única cama que tiene en el living con su hijo más
pequeño. Sus otros tres niños duermen en una habitación ínfima, la única del
departamento. Hasta hace poco, no tenían ni camas.
A veces, Melisa tiene que elegir entre calentar la comida
o prender la calefacción, aunque afuera haga varios grados bajo cero. El dinero
no alcanza para pagar el gas para ambos. Aunque el nombre es ficticio, la
historia es real y proviene de Londres, una de las capitales más ricas del
planeta.
Los números cuentan la otra parte de la historia: un
informe publicado por las Naciones Unidas a fin de 2010 ubicó a Gran Bretaña en
el segundo puesto entre los países más desiguales de Europa, sólo detrás de
Portugal.
El informe, Indice de Desarrollo Humano, que evalúa
niveles de ingreso, educación y salud para establecer progresos y desigualdades
en todos los países del mundo, señala además que Gran Bretaña bajó al puesto 26
en el ranking mundial en los últimos cinco años. Alemania se ubicó en el puesto
número 10; Francia en el 14, y otros, incluyendo a Grecia, España e Irlanda,
obtuvieron todos mejores resultados que Gran Bretaña.
Coincide con este trabajo un estudio hecho recientemente
por la Universidad de Sheffield -una de las más prestigiosas del país-, según
el cual Gran Bretaña, la sexta economía más próspera del planeta, es la nación
más desigual de Europa. Más de 13 millones de personas viven bajo la línea de
pobreza, y uno de cada cinco adultos y uno de cada cuatro niños no generan el
dinero suficiente para pagar un techo, comida y calefacción.
La gran mayoría de los pobres de este rincón del Primer
Mundo son niños, mujeres y miembros de minorías étnicas, y muchos viven en
Londres, donde el 20% de las personas cuentan con el 60% de la riqueza. En la
ciudad del Big Ben y la que será hogar de los próximos Juegos Olímpicos, el 10%
más rico de los ciudadanos tiene 273 veces más que el 10% más pobre.
"La brecha de riqueza en Londres ha creado una
división social tan grande que ahora se parece al sistema de castas de la
India, donde las personas sólo se mezclan con aquellos que ganan lo mismo que
ellas y muy poco con los otros," afirmó Danny Dorling, profesor de la
Universidad de Sheffield y autor del estudio, Injusticias: por qué
existe la inequidad social .
Según ese mismo estudio, este abismo queda plasmado en la
diferencia en la expectativa de vida de personas en diferentes estratos
sociales. En 2008, una mujer nacida en uno de los barrios más privilegiados de
Londres tenía una expectativa de vida de 88 años y nueve meses. En Glasgow, una
de las ciudades más pobres del Reino Unido, la cifra baja a 77 años.
"Los más ricos ya ni piensan en enviar a sus hijos a
las mismas escuelas que el resto, o ir de vacaciones a los mismos lugares, o
tener salarios que se acerquen a la media nacional o depender de los mismos
servicios de salud. Por lo que pudimos ver, no hubo otro momento en la historia
en el que tantas personas en países como el Reino Unido no se sintieran parte
de la sociedad", dijo Danny Dorling.
Caos, política y marginalidad
En los últimos días, los diarios británicos se llenaron
de notas de opinión, comentarios y debates de especialistas, políticos,
profesores y ciudadanos que intentaban, de alguna forma, explicar las razones
de los disturbios que dejaron cinco muertos, decenas de negocios incendiados y
una sociedad en shock.
Mientras el primer ministro David Cameron promete más
mano dura, castigos ejemplares a los protagonistas de los disturbios y la
recuperación de los "valores" de la sociedad británica, otros apuntan
a los problemas de fondo que pueden haber originado las protestas.
Aunque quedó claro que los protagonistas de los
disturbios no pertenecen a ningún grupo social, de género o étnico particular
(se ha visto todo, jóvenes y adultos, mujeres y hombres, personas de zonas
marginadas y ricos), lo que es cada vez más evidente es que la inequidad social
es un problema de larga data, que se ha preferido ignorar.
"La pobreza y la inequidad en el Reino Unido ha sido
un problema constante en los últimos años. Mucha gente no ha sido incluida en
el crecimiento económico del que gozó el país", dijo a Enfoques Helen
Longworth, jefa de Políticas de Oxfam, una organización humanitaria con sede en
Oxford. "Habiendo visto los lugares en los que muchos de los disturbios
tuvieron lugar, veo que hay una gran correlación entre lo que los protagonistas
de los disturbios han hecho, la situación de pobreza en la que viven y la falta
de igualdad social", agregó.
En ciudades como Londres, Manchester y Birmingham, no es
difícil ver esa diferencia. Gran Bretaña es un país que alberga dos mundos que
a veces conviven a pocas cuadras de distancia entre sí: en un barrio, las
celebridades más famosas comparten café con banqueros multimillonarios, y a
pocas cuadras una familia no logra generar suficiente dinero para pagar la
calefacción en invierno o comer tres veces al día. El telón de fondo es una
sociedad obsesionada por el consumismo, donde tener el último modelo de
zapatillas o el teléfono móvil de moda es la (casi exclusiva) muestra del
éxito.
"Camina en las escaleras de los monoblocks con tu
bebe en un cochecito tratando de evitar pisar los condones, las jeringas que
verás en el suelo hasta llegar al ascensor donde lo mejor que podés esperar es
sobrevivir el olor a orina y lo peor es que te violen? no es un ataque aislado
contra la dignidad, es una humillación repetida, ser un desposeído constante en
una sociedad rica", escribió la activista Camila Batmanghelidjh esta
semana en The Guardian.
La trampa de la pobreza
"Ser pobre en el Reino Unido significa tener que
tomar decisiones muy difíciles cada día. Un hombre que conocí hace poco me
decía que para comer compraba una lata de tomate y una de carne picada. El
quería comerlo con arroz, pero la plata no le alcanzaba para pagar el gas para
cocinar el arroz", dijo Longworth.
Los especialistas aseguran que aun en países como el
Reino Unido, donde los sistemas de seguridad social ayudan a aquellos con menos
ingresos con dinero para comida y casa, es fácil caer en la pobreza.
La situación pareció agravarse tras la más reciente
crisis económica, que afectó particularmente el mercado inmobiliario en la
mayor parte de Europa. Con 9000 propiedades ejecutadas en el país en 2011 (a
las que se suman varios miles de años anteriores), expertos en temas de
vivienda aseguran que la situación esta llegando a un punto crítico.
Rachel Orr, encargada de campañas de Shelter, una
organización que trabaja para proteger el derecho a la vivienda, explicó a
Enfoques que la falta de viviendas adecuadas es clave en la crisis de pobreza.
En el Reino Unido, parte del problema es que los proyectos de construcción de
viviendas accesibles no son lo suficientemente extensos como para frenar los
efectos de la crisis. "El tema de la falta de viviendas es un problema
enorme en Londres. El alto costo de las casas es problemático porque gran parte
de lo que una familia gana tiene que gastarse en eso. El problema es que no
tenemos suficientes casas para que la gente viva", dijo Orr.
La especialista insiste en que la necesidad de un hogar
adecuado es tan importante como la salud o la educación. "Si se invierte
en este sector y se asegura que la gente tenga un lugar donde vivir, se puede
ahorrar en otros sectores. Los chicos que viven en una casa donde no hay lugar
para hacer los deberes no van a obtener los mismos resultados que otros chicos,
y el que vive en una casa de muy mala calidad puede tener problemas de salud, y
eso tiene un impacto en el sistema público", explicó Orr.
Activistas como Orr y Longworth temen que, como respuesta
a los disturbios, el gobierno conservador quite los beneficios sociales a
quienes participaron de las revueltas. Aseguran que ello no haría más que
agravar los problemas de una sociedad que ya ha dejado afuera a gran parte de
sus miembros. Lo que exigen, en vez, son planes de integración que aseguren que
todos en el país tengan la oportunidad de acceder a una vida digna.
"La pobreza en Gran Bretaña es un tema tabú,
escondido, porque aquellos que viven en situación de pobreza son vistos como
gente que se aprovecha del Estado social. En el discurso político y social son
vistos como gente que no contribuye a la sociedad. En los países desarrollados,
vivir en la pobreza está muy estigmatizado", dijo la experta de Oxfam.
Se dice que Gran Bretaña está, de a poco, recuperando la
"normalidad". Algunos se cuestionan cuál es, exactamente, esa
normalidad.
POLÉMICA
POR LA VISIÓN RACISTA DE LOS DISTURBIOS
Las polémicas que envuelven cada detalle de las revueltas
que sacudieron a Gran Bretaña hace menos de una semana no dan tregua.
Por un lado, el premier David Cameron y varios de sus
ministros exigieron mano dura, castigos ejemplares, mayor control en las redes
sociales y la posible cancelación de beneficios sociales para los que hayan
participado en los disturbios.
Por el otro, activistas comunitarios que trabajan en los
barrios más marginales del país aseguran que el gobierno está reaccionando sin
analizar las causas de la crisis que está enfrentando.
En medio, analistas políticos, psicólogos, profesores,
sociólogos, presentadores de televisión y vecinos no han ahorrado espacio ni
tiempo para dar sus propias opiniones y observaciones sobre los hechos.
El último en la fila -y quien ha generado la reacción más
crítica hasta ahora- ha sido el historiador británico David Starkey, quien,
refiriéndose a disturbios en la última edición de Newsnight, el principal
programa político de la BBC, dijo: "El problema es que los blancos se han
convertido en negros".
"Un tipo particular de violencia, destructiva,
perteneciente a la cultura nihilista, lo «gángster» se ha convertido en una
moda. Y blancos y negros, chicos y chicas, ahora operan en este lenguaje
juntos", agregó.
Durante 10 minutos en el horario central de uno de los
canales más vistos del Reino Unido, Starkey debatió y defendió su teoría de la
culpabilidad de lo que llamó la "cultura negra" de los disturbios.
Las críticas no tardaron en llegar. Twitter se plagó de
mensajes que demonizaban tanto al analista (uno de los mejor pagos de la BBC)
como a la propia presentadora del programa por no haber refutado el análisis
del historiador.
En una nota de opinión publicada por el matutino The
Guardian, la comentarista Dreda Say Mitchell, quien había estado presente en el
ya famoso programa, dijo: "Por suerte, la respuesta a lo que dijo Starkey
fue abrumadoramente negativa. Me han bombardeado con mails y tweets de todas
partes del mundo, y en un 99 por ciento encontraron los comentarios ridículos o
cómicos".
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