Diario “La Nación”. Buenos Aires, 17 de
diciembre de 2013
Elecciones en Chile / Los primeros pasos de la
presidenta electa
Bachelet le pone límites a la coalición: "Yo tomo
las decisiones"
Lo dijo tras reunirse con los líderes de
partidos que apoyaron su candidatura; cordial encuentro con Piñera
SANTIAGO, Chile.- La flamante presidenta reelecta, Michelle Bachelet, entregó ayer las
primeras definiciones de lo que será su segunda administración desde marzo de
2014, dejando más que claro que no aceptará intromisiones de los partidos
políticos de la Nueva Mayoría en el manejo de su gobierno ni tampoco en la
conformación de su gabinete.
"Ellos han entregado todo el respeto a que las decisiones
las voy a tomar yo en términos de gabinete y de lo que serán las conformaciones
de los gobiernos regionales. Y ésa es una relación clara entre nosotros",
dijo Bachelet, tras reunirse con los presidentes de los partidos que conforman
la coalición opositora.
De esta manera, la futura presidenta marcó un fuerte
distanciamiento con lo que fue su anterior gobierno, en el cual privilegió,
quizás exageradamente a juicio de muchos, los equilibrios partidarios y de
género en desmedro de su diseño inicial y sus promesas de campaña.
"Acá hay un programa de gobierno claro, el cual nos
hemos comprometido con la ciudadanía a llevar adelante (...) Yo voy a definir
los criterios para cada sector y luego veré los perfiles de las personas y daré
a conocer los nombres", explicó Bachelet, al anunciar que nombrará a su
futuro gabinete durante la segunda quincena de enero.
En el entorno de Bachelet, contaron a LA NACION que su
premura se debe a la proximidad del fallo que emitirá el 27 de enero la Corte
Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) respecto del diferendo marítimo con
Perú, que tiene en juego un paño de 38.000 kilómetros cuadrados frente a las
costas del océano Pacífico.
"Soy una convencida de que todos tenemos que
ponernos detrás del presidente de la República. Nosotros hemos tenido una
política de Estado en este tema", aclaró la ex secretaria general de la
ONU-Mujeres, al reconocer la continuidad que se le han dado a las relaciones
internacionales en los sucesivos gobiernos desde 1990.
De esta forma, y pese a que no asumirá hasta quince días
después, Bachelet pretende esperar el fallo de la CIJ con un canciller y un
vocero ya en funciones, cargo este último que podría ocupar su actual vocera de
campaña, Javiera Blanco.
Entre los posibles nombres para la cancillería ya empieza
a tomar consenso el del ex ministro de Defensa y embajador en Estados Unidos de
Bachelet, José Goñi.
Tampoco se descartan otras figuras como el ex embajador
en la Argentina Luis Maira, el ex director general de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) Juan Somavía, el empresario Máximo Pacheco y el
economista democristiano José de Gregorio.
La intensa agenda protocolar de Bachelet incluyó ayer la
visita del presidente Sebastián Piñera (ver aparte), del presidente del Senado,
Jorge Pizarro; del presidente de la Cámara de Diputados, Edmundo Eluchans; del
presidente de la Corte Suprema, Rubén Ballesteros, y de miembros del Episcopado
y de las iglesias evangélicas.
Por lo visto en las últimas horas, la transición de
gobierno promete, por lo menos en apariencia, una colaboración a toda prueba
por parte de la administración saliente. Ayer, tras un comité político de
Piñera y su gabinete, la vocera de gobierno, Cecilia Pérez, anunció que a
comienzos de enero se llevará a cabo una nueva reunión de trabajo entre el
presidente y su sucesora. "Vamos a hacer un traspaso de mando transparente
y contundente, para que a la próxima presidenta le vaya bien, por el bien de
Chile, pero siempre defendiendo nuestras ideas", dijo Pérez.
Pero los ecos de la alta abstención electoral, cercana al
58%, no dejaron de escucharse: para la derecha, la baja tasa de votantes restó
representatividad a los cambios estructurales que pretende Bachelet. "La
presidenta electa no tiene la representatividad ni el mandato para tomar
posiciones extremas", dijo el senador de la UDI, Jovino Novoa.
En defensa de Bachelet salió, entre otros, el presidente
del Senado, el democristiano Jorge Pizarro.
"Este triunfo es total y absolutamente categórico.
No puede ser cuestionado por nadie. La propuesta de Bachelet ha sido ratificada
por los chilenos en nueve meses en sucesivas elecciones", rebatió Pizarro.
"No estoy de
acuerdo con que esto le resta representatividad o legitimidad a la recién
electa presidenta (...) Es un problema de representatividad de nuestro sistema
político. Llegó la hora de la renovación y todos, el gobierno saliente y el
entrante, deben abocarse a recuperarla", dijo a LA NACION el analista
político y director de Adimark, Roberto Méndez..
LAS PRIMERAS DEFINICIONES
Michelle
Bachelet - Presidenta electa de Chile
· "Ellos [los líderes de Nueva
Mayoría] han entregado todo el respeto a que las decisiones las voy a tomar yo
en términos de gabinete"
· "Yo definiré los criterios
para cada sector y luego veré los perfiles de las personas y daré a conocer los
nombres"
· "Hay un programa de gobierno
claro, el cual nos hemos comprometido con la ciudadanía a llevar adelante"
Elecciones en Chile / La mirada analítica
La abstención, una consecuencia del desarrollo
SANTIAGO, CHILE.-Nunca desde que terminó la dictadura hubo mayor disonancia entre el entusiasmo radical de los programas y el entusiasmo pálido y sosegado de los votantes.
Más del 50% de los votantes prefirió abstenerse. ¿Cómo interpretar el fenómeno y qué peso tendrá eso para el gobierno de la presidenta electa Michelle Bachelet?
La gente se siente empujada a pronunciarse cuando se siente parte de un colectivo y tiene razones para confiar que otros harán lo mismo. La gente no vota por motivos meramente instrumentales, nadie va a la urna como quien va al supermercado, seguro que obtendrá algo a cambio. La gente vota cuando se siente parte de una comunidad imaginada, con vínculos de lealtad hacia sus vecinos.
Y esto es lo que falla en Chile. Y será el problema de Bachelet.
El acto de votar es perfectamente irracional: creer que un voto puede cambiar o influir el curso histórico en un mar de millones es perfectamente tonto. Luego, lo racional parece ser no votar, como lo hizo casi la mitad del padrón.
Por eso, en todos los países donde la modernización capitalista campea o triunfa (es decir, donde la globalización se acentúa, la individuación se incrementa y la autonomía individual cunde), la abstención es alta o muy alta: en Gran Bretaña pasó de menos del 24% en 1992 a más del 40% en 2001; en Estados Unidos más de la mitad no votó en las últimas y las penúltimas presidenciales; la presidenta de Brasil, a pesar del voto obligatorio que allí rige, fue elegida con una alta abstención (y a poco andar su elección se adornó con protestas de las clases medias, las mismas que se abstuvieron).
Y como ocurre que los procesos de modernización deterioran los grupos de pertenencia y acentúan la autonomía individual, lo más probable es que en Chile -donde la modernización capitalista lleva varios años- la tendencia a la abstención haya llegado para quedarse. Es el signo de una transformación subterránea, más que el síntoma de un asunto puntual. Un nuevo estado vital, más que un desgano transitorio.
Nada hace pensar que la abstención de esta vez sea una abstención militante, un acto de protesta de quienes creen, como los anarquistas, que la votación no es más que un simulacro de libertad.
Lo que hay es autonomía e individualismo -¿no son ésos los frutos de la modernización?-, más que desgano.
El principal problema de Bachelet, entonces, no será la alta abstención con que fue elegida (la que, después de todo, en nada disminuye su legitimidad democrática), sino lidiar con esos millones de personas que carecen de vínculos hacia la comunidad de la que forman parte y creen que su vida depende nada más que de ellos y no está coligada a la suerte de su vecino ni a la de los demás.
Esos millones de personas que no votaron no son opositoras a Bachelet (o adherentes a Evelyn Matthei), sino hombres y mujeres que están en eso que Max Weber llamaba la "jaula de hierro": satisfechos con el consumo, esforzados y lidiando con su vida personal y sin un minuto siquiera para detenerse y pensar que quizá su vida individual está atada a otros millones de vidas cuya voluntad, sumada en la política o en el mercado, acabará determinando la suya.
El principal desafío de Bachelet después de este triunfo apenas somnoliento será despertar a esos millones de personas no para que se sumen a una gesta épica (que no la habrá), sino para que recuperen el sentido de comunidad, el gran problema de las sociedades que se modernizan.
Un triunfo, pues, en medio de bostezos. Son, mal que les pese, los bostezos de la modernidad.
Mejorar los lazos con la región, otro desafío
Bachelet ya recibió algunas señales de acercamiento
SANTIAGO, Chile.- La presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet, asumirá el poder en marzo próximo enfrentada al desafío de recomponer los lazos diplomáticos con los países sudamericanos, de cuyos gobiernos ya recibió señales de acercamiento.
"Estoy segura de que mi gobierno y el de Bachelet profundizarán aún más las relaciones entre nuestros países. Brasil y Chile tienen mucho que cooperar", dijo ayer Dilma Rousseff.
La presidenta brasileña, que jamás concretó una visita oficial a Santiago durante el actual gobierno conservador de Sebastián Piñera, deslizó así el interés por reconstruir los vínculos con Chile luego de que Bachelet asuma el poder.
Brasil y Chile, aliados tradicionales en la región, enfriaron sus lazos luego de que Piñera favoreciera una estrategia de acercamiento comercial con la Alianza del Pacífico, abriendo puertas a la influencia de México en la región.
Durante la campaña, Bachelet cuestionó el énfasis mercantil adoptado por su país en política exterior, al anticipar un enfoque más político en sus decisiones a nivel de cancillería.
"La victoria del pueblo chileno fortalece la unión de la región sudamericana, latinoamericana y caribeña, garantizando la continuidad de la construcción de la patria grande", apuntó, por su parte, la diplomacia venezolana.
"Qué gran futuro se avecina con ella", agregó el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, en un giro al tenor de las últimas declaraciones entre Quito y Santiago.
LITIGIOS FRONTERIZOS
Otro tema con el que deberá lidiar Bachelet son los litigios fronterizos que el país mantiene con Perú y Bolivia en la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), a los que se refirió ayer, al augurar "continuidad" en la política exterior chilena.
Para el analista internacional Raúl Söhr, hay una evidente "muestra de aislamiento regional" de Chile, debido a los énfasis económicos puestos por Piñera en su agenda internacional, que relegaron a segundo plano lo político.
Bachelet, bajo cuyo mandato (2014-2018) Chile será miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, tendrá el desafío de mejorar los lazos con la región. Para ello, el ex ministro de Defensa José Goñi, ex militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, asoma como la carta más segura para asumir como canciller..
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