Diario “La
Nación”. Buenos Aires, lunes 22 de septiembre de 1997
Hipótesis de
conflicto: congos
Los angeles negros
El drama de una nación de 50.000.000 de almas y sin
Estado propio, volcada al cristianismo en el siglo XV y expoliada por los
europeos que la civilizaron
La grandeza de la corte del Congo maravilló a los
portugueses cuando llegaron por primera vez en 1486. Y la gran recepción que se
les brindó el 30 de abril de 1491 ha quedado bien registrada por los cronistas:
"El soberano estaba sentado sobre un estrado de madera tan alto que se lo
veía en todas partes. Su trono estaba hecho de marfil y de algunas piezas de
madera muy bien trabajadas a la manera del país. Como vestimenta para la parte
superior del cuerpo tenía su piel muy negra y brillante. Cubría la parte
inferior, desde la cintura, una pieza de damasco. En el brazo izquierdo llevaba
un brazalete de cobre amarillo, y en el hombro una cola de caballo (cebra)
adornada, cosa que es tenida entre estas gentes por insignia real. Sobre la
cabeza, un bonete alto como una mitra, hecho de un tejido de palmas muy fino y
delgado".
Muy poco después el rey, Nzinga, se bautizó Juan I y el 4
de junio lo siguieron en el bautismo sus hijos, que recibieron los nombres de
la reina y del príncipe heredero de Portugal, Leonor y Alfonso,
respectivamente.
De Alfonso, Alfonso I, llamado el grande (1506-1543)
escribió un sacerdote portugués al rey don Manuel: "Me parece que no es un
hombre sino un ángel que el Señor ha enviado a este reino para convertirlo.
Conoce los Profetas y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo y todas las
vidas de los santos y todas las cosas de Nuestra Santa Madre Iglesia mejor que
nosotros...no hace más que estudiar y muchas veces se duerme sobre sus libros y
muchas veces se olvida de comer y de beber para hablar de las cosas de Nuestro
Señor...Cuando el sacerdote termina de decir misa se pone a predicar al pueblo
con mucho amor y mucha caridad...ha instalado varias escuelas en las provincias
e incluso escuelas para muchachas donde enseña una de sus hermanas que sabe
leer muy bien".
Todo a la pira
Como ha escrito en nuestro tiempo el francés Cornevin, si
hubiera vivido en Europa y en la Edad Media, sin duda que Alfonso hubiera sido
canonizado. Desgraciadamente, en su persecución del paganismo hacía quemar los
ídolos junto con sus fieles pero eso era parte de la cultura europea de la
época.
Uno de sus hijos, Enrique, estudió en Portugal y en 1513
dio en Roma un discurso en latín ante los cardenales. El Papa lo consagró
obispo y lo nombró vicario apostólico en su propio país. La conversión había
sido completa pero...
...Pero las cosas no marcharon tan bien como habían
empezado.
La idea que los blancos tenían del cristianismo no era la
misma que le habían predicado con tanto éxito. Ya en 1514, Alfonso escribió al
rey de Portugal quejándose de que catorce sacerdotes blancos vivían con mujeres
y negociaban con esclavos y en 1526 reclamó amargamente: "Hay comerciantes
en todos los rincones del país. Lo llevan a la ruina. Cada día toman como
esclavos y secuestran gente, incluso nobles, incluso miembros de la familia
real" (1526).
Sus esfuerzos por controlar al menos los secuestros de
personas libres de su propio reino tuvieron efecto: durante la Pascua de 1540,
ocho portugueses intentaron asesinarlo. Todo esto sumado, puso a don Alfonso en
el mayor desconcierto, y a la población en la más extrema indignación. El rey
murió poco después, en 1543, dejando un recuerdo profundo y querido en su
pueblo. Pocos soberanos nativos en Africa o América trataron tan intensamente
con él de compenetrarse con el cristianismo y con la civilización extranjera de
los europeos.
Bajo el signo de la guerra civil
Los años y décadas siguientes estuvieron marcados por las
guerras civiles entre los pretendientes al trono (todos descendientes de don
Alfonso) y por las invasiones extranjeras, tanto de africanos (los caníbales
jaga) como europeos (holandeses).
En esta situación, el reino entró en una vertiginosa
decadencia pero mantuvo su independencia simbólica hasta 1883 en que Portugal
lo anexó y sus reyes siguieron hasta hace unos cuarenta años.
El Congo se extendía sobre varios países vasallos muy al
Sur (más allá de Luanda) y muy al Norte (sobre el actual Gabón). La nación
misma, la tierra Congo (de aquellos que hablan la lengua kikongo) coincide con
el reino mismo (ver mapa). Pero este territorio quedó dividido desde la
partición colonial de hace un siglo entre tres países europeos: Portugal,
Francia y Bélgica.
El primero conservó el Sur (hoy norte de Angola) con un
millón y medio de almas; la segunda, el llamado Congo-Brazzaville, con un
millón y más, y la tercera, el llamado Congo Belga, luego Zaire y ahora
República Democrática del Congo, con dos millones y medio.
La nación Congo cuenta, por lo tanto, alrededor de
5.500.000 personas, pero no tiene un Estado propio. Esto se notó de inmediato
en la vida política.
Y el punto de partida fue la actividad desarrollada por
Joseph Kasavubu que, desde 1945, comenzó a plantear la reunificación de su
pueblo dividido. A través de la Asociación de los Congos (Abako), reclamó la
independencia desde 1956.
Si bien la Abako "intentaba agrupar personas de un
mismo origen, una misma historia, tradiciones y costumbres comunes, patrimonio
de los antepasados", y la afiliación se hacía a través del clan Congo
tradicional y Kasabuvu era llamado rey ("ntotila"), no pudo superar
el marco europeo.
La ira latente
Kasavubu fue presidente del ex Congo Belga desde la
independencia (1960) hasta el golpe que llevó al poder a Mobutu (1965). Caído
este dictador y fallecido recientemente, ninguna figura Congo aparece en
primera línea ni apareció tampoco entre los adictos al reemplazantede Mobutu,
Kabila, que se apoya en otros grupos tribales. Esto puede irritar a los hombres
de la nación Congo a plazo más o menos corto.
En el Congo-Brazzaville fue otro de los congos, el abad
Fulbert Yculou, el que llevó al país a la independencia y resultó electo primer
presidente (1960-1963).
El caos es en este mismo momento mayúsculo allí y ha
habido incidentes violentos con miles de muertos.
Más complicada aun es la situación en la antigua Angola,
donde cada uno de los movimientos políticos que condujeron a la lucha por la
independencia representó a una tribu distinta, según un modelo característico
de Africa, y similar al que se dio en el antiguo Zaire hasta que el gobierno de
mano dura de Mobutu los aplastó, sin eliminar por ello la realidad ni mucho
menos.
Fue así como a la guerra entre Portugal y los partidos
africanos (1961-1975) siguió una guerra civil entre éstos últimos.
Los congos estaban representados por el Frente Nacional
de Liberación (FLN) cuyo líder, Hilden Roberto, tenía la gran ventaja de estar
emparentado con la antigua familia real de Alfonso I, en cuya capital nació.
Apoyado primero por los Estados Unidos, Zaire y Sudáfrica
cosechó, al comienzo, grandes triunfos (1975). Sin embargo, abandonado por sus
aliados a partir de la defección norteamericana, debió exiliarse en Zaire (era
cuñado de Mobutu).
El gobierno quedó en manos de comunistas, fuertemente
apoyados por Cuba, y la resistencia continuó con Unita, representante de otras
tribus.
Queda así, por ahora, en un callejón sin salida este importante
e histórico pueblo africano. La confusa situación creada en el Congo del Norte
y el vacío dejado en el ex Zaire luego de la caída de Mobutu, abren un gran
interrogante. .
Por Narciso Binayán Carmona
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