Para
analizar el interés nacional es necesario ubicar este concepto dentro de la
Escuela Realista. El inspirador de la Teoría Realista de poder fue el profesor
Hans Morgenthau. Los dos aportes fundamentales de esta escuela son: el Poder
Político y el Interés Nacional. Morgenthau precisa que: “La Política
Internacional, como toda política, es una lucha por el poder. Cuales quieran
que sean los fines últimos de la política internacional, el poder es siempre el
fin inmediato. Los estadistas y la gente en general pueden buscar como fin
último la libertad, la seguridad, la prosperidad o el poder mismo” (Morgenthau,
H. 1963:43). Los seguidores de esta teoría han marcado a fuego años de la
Política Exterior norteamericana. Se pueden mencionar dentro de esta escuela a
George Kennan, John Foster Dulles, Dean Achenson, Walt Whitman Rostow, Robert
Mc Namara y Henry Kissinger.
Con
relación al interés nacional existe un amplio debate. El principal defensor de
esta terminología, fue sin duda Morgenthau. Dentro de la Escuela Realista de la
Política Exterior el concepto clave es el interés nacional. Se ha utilizado con
frecuencia, como argumento contra esta concepción, que no proporciona un criterio
aceptable para la acción política (Morgenthau H. 1952:108). Refiere el mismo
autor que con anterioridad, Charles A. Beard, en un libro publicado en 1934,
mencionaba que la intervención de ciertos grupos ha presentado sus intereses
económicos como intereses propios de los Estados Unidos. Morgenthau aclara “que
los intereses de grupos ejercen, por supuesto, una constante presión sobre la
orientación de nuestra política exterior, pretendiendo identificarse con el
interés nacional. Sin embargo, es dudoso que, con excepción de unos cuantos
casos manifiestos, hayan conseguido determinar el curso de la política exterior
americana”.
Para
Hoffman también la llave maestra dentro de esta teoría es el interés nacional
definido en términos de poder. El mismo autor, realiza un desarrollo crítico
del Interés Nacional. Presenta seis objeciones puntuales. Sin detallar todo su
pensamiento podemos decir que una de la críticas apunta a que esta teoría
carece de una exposición de fines, agregando que el interés nacional solo tiene
sentido en un período estable en el cual los participantes actúan con medios
limitados propios del siglo VII y XIX (Hoffmann, S. 1963:56-58).
Entre
los autores críticos al concepto de interés nacional también podemos mencionar
a Raymond Aron cuando expresa que no hay interés nacional en abstracto sino que
siempre ha de ser dotado de un contenido ideológico. Es legítimo añorar los
siglos en que la diplomacia sin ideas ni moralidad se limitaba a un juego sutil
de influencias y de poder. Pero el hecho es que, en el siglo XX, una gran
potencia se debilita si renuncia a servir a una idea (Aron R. 1963:223).
Por
su parte Tomassini con relación al interés nacional dice:
El concepto sigue orientando (o
pretendiendo orientar) la política exterior de los Estados. Se plantea así la
paradoja de que los analistas tienen que usar un concepto inadecuado para
explicar las motivaciones y los objetivos de la política exterior, debido a la
utilidad que posee su propia imprecisión, tratando de precisarlo, refinarlo, y
desagregarlo en la mejor forma posible para acercarlo a los intereses reales
que constituyen la agenda internacional de un país en un momento dado
(Tomassini, L. 1989:167)
Tomassini
hace referencia a una nota aparecida en el primer número de la Revista The Nacional Interest de los Estados Unidos, publicado por Irving
Kristol en 1985:
El propósito primordial y abrumador de
la política exterior norteamericana debe ser el de defender y promover el
interés nacional de los Estados Unidos (un interés que engloba los valores y
aspiraciones del pueblo americano así también como su seguridad frente a las
amenazas externas y su bienestar material); que, para mal o para bien, la
política internacional sigue siendo esencialmente una política de poder; que la
eficacia de la capacidad militar en la conducción de la política exterior
permanece inalterable; y que la Unión Soviética constituye la principal amenaza
importante para los intereses de los Estados Unidos y debe continuar siéndolo
en el futuro previsible (Tomassini L.,
1989:172).
En
algunos países se discute cuales son y cómo defender los intereses nacionales.
Escuelas de pensamiento y partidos políticos proponen distintas visiones del
interés nacional. Nye se ha ocupado especialmente de esta cuestión, en un
intento de encontrar una vía media entre quienes anteponen el interés nacional
ante cualquier otro planteamiento y quienes apuestan por un vago mundialismo.
Cita entre los primeros a Condoleezza Rice, que durante la campaña electoral
presidencial de 2000 y en una línea muy próxima a Kristol escribía:
“Debemos
avanzar desde el sólido fundamento (firm
ground) del interés nacional y no desde el interés de una ilusoria
comunidad internacional…necesariamente existe un conflicto entre el servicio (pursuit) al interés nacional y los
intereses de una más que ilusoria comunidad internacional.”
Nye
añade que es muy improbable la reelección de líderes demócratas que no logren
tomar en cuenta los intereses de la Nación. Es por ello que intenta una vía
intermedia tras estimar que el fracaso de prestar el adecuado respeto a las
opiniones de los otros, incorporando una amplia concepción de la justicia en
nuestro interés nacional, eventualmente puede llegar a perjudicarnos. Por
tanto, llega a la conclusión de que los intereses globales pueden ser
incorporados en un concepto amplio y de largo alcance del interés nacional
(Muñoz Alonso, A. 2006:143).
Para
el análisis del interés nacional de los Estados Unidos, hemos recurrido a dos
artículos escritos por Condoleezza Rice, quien actuó en el Gobierno de Bush,
primero como Asesora de Seguridad Nacional a partir del 22 de enero de 2001 y
posteriormente como Secretaria de Estado desde el 26 de enero de 2005 al 20 de
enero de 2009.
El
primer artículo fue escrito en el año 2000 antes de ser funcionaria del
gobierno republicano de Bush. En el mismo critica abiertamente al presidente
demócrata Bill Clinton, manifestando que en una democracia tan pluralista como
la de los Estados Unidos, la falta de un interés nacional definido, o bien
constituye un terreno fértil para quienes desean aislarse del mundo o bien crea
un vacío que se llena con presiones de grupos con intereses particulares.
Rice
se define como realista al expresar:
El poder importa, tanto el ejercicio
del mismo por parte de Estados Unidos como la capacidad de otros para
ejercerlo. Sin embargo, en Estados Unidos a muchos le incomodan (y siempre le
han incomodado) los conceptos de la política de poder, las grandes potencias y
los equilibrios de poder. En el extremo, este malestar conduce a un llamado a
la introspección en lugar de conceptos de derecho y normas internacionales, y a
la certeza de que el apoyo a muchos países –más aún, a instituciones como las
Naciones Unidas – es esencial para el ejercicio legítimo del poder. El "interés
nacional" se sustituye por los "intereses humanitarios" o los
intereses de "la comunidad internacional". La convicción de que
Estados Unidos ejerce legítimamente el poder sólo cuando lo hace en nombre de
algo o alguien más, tenía profundas raíces en el pensamiento wilsoniano, y hay
fuertes ecos de ello en el gobierno de Clinton. Por supuesto que no hay nada de
malo en hacer algo que beneficie a toda la humanidad, pero en cierto sentido
éste es un efecto de segundo orden. La búsqueda de Estados Unidos por procurar
su interés nacional creará las condiciones que promoverán la libertad, el
comercio y la paz. Su búsqueda de los intereses nacionales después de la
Segunda Guerra Mundial condujo a un mundo más próspero y democrático. Esta
situación puede repetirse (Rice, C. 2000:47).
Más adelante agrega: “Estados Unidos
tiene la suerte de contar con una oportunidad extraordinaria. Desde hace casi
un siglo no tiene ambiciones territoriales. Su interés nacional se ha definido,
más bien, por un deseo de fomentar la difusión de la libertad, la prosperidad y
la paz” (Rice, C. 2000:62).
La
concepción de Rice se modifica cuando ejerce la Secretaría de Estado, y escribe
un artículo sobre el mismo tema en el año 2008. Después de establecer algunas
consideraciones críticas sobre la misma Administración Bush replantea el
interés nacional para ese gobierno. En lugar de continuar con la separación
establecida en el 2000, entre poder y valores, trata de conciliar ambos los
criterios:
En este escenario estratégico,
es esencial para nuestra seguridad nacional que los Estados estén dispuestos y
sean capaces de cumplir con todas sus responsabilidades soberanas, tanto dentro
como fuera de sus fronteras. Esta nueva realidad nos ha obligado a hacer
importantes cambios en nuestra política. Reconocemos que la construcción de
Estados democráticos es ahora un componente apremiante de nuestro interés
nacional… Como en el pasado, nuestra política no sólo ha sido respaldada por
nuestra fuerza, sino también por nuestros valores. Estados Unidos ha tratado
durante mucho tiempo de compaginar el poder y los principios, el realismo y el
idealismo. En algunos momentos, ha habido tensiones de corta duración entre
ellos, pero siempre hemos sabido dónde residen nuestros intereses de largo
plazo. Por ende, Estados Unidos no ha sido neutral en lo que respecta a la
importancia de los derechos humanos o a la superioridad de la democracia como
forma de gobierno, tanto en la teoría como en la práctica. Este realismo propio
únicamente de Estados Unidos nos ha guiado durante los últimos 8 años y debe
continuar haciéndolo en el futuro (Rice, C. 2008:3).
Confirma que ese interés
nacional basado en el valor de la democracia en distintas ocasiones ha sido
alterado, cuando el enemigo es el terrorismo:
Ciertamente, nuestro interés
en la promoción del desarrollo democrático y en la lucha contra el terrorismo y
el extremismo nos ha obligado a tomar decisiones difíciles, porque en este
momento necesitamos amigos capaces, que puedan desarraigar a los terroristas
del Medio Oriente. Estos Estados con frecuencia no son democráticos, así que
debemos equilibrar las tensiones entre nuestras metas de corto y de largo
plazo. No podemos negarles a estos Estados no democráticos la asistencia en
materia de seguridad para luchar contra el terrorismo o para defenderse (Rice,
C. 2008:16).
Superando esos criterios
antagónicos, Condolezza Rice presenta el interés nacional de los Estados Unidos
como una amalgama de distintas variables:
Estados Unidos con frecuencia
ha preferido los predominios de poder que están a favor de nuestros valores
sobre los equilibrios de poder que no lo están. Hemos hecho frente al mundo tal
y como es, pero nunca hemos aceptado que no podemos cambiarlo. En efecto, hemos
demostrado que, al unir el poder estadounidense con los valores
estadounidenses, podíamos ayudar a amigos y aliados a ampliar las fronteras de
lo que muchos pensaban que era realista en ese momento (Rice, C. 2008:26).
Se muestra más contemplativa
con relación al poder militar de los Estados Unidos: “Debemos ayudar a los
Estados débiles y que funcionan mal a fortalecerse y a reformarse para, así,
prevenir su fracaso. Lo anterior requerirá la transformación y mejor
integración de las instituciones de poder duro y poder blando de Estados
Unidos, una tarea difícil y que nuestro gobierno ya ha iniciado” (Rice, C.
2008:24).
BIBLIOGRAFÍA
- Aron, Raymond, (1963) “En
busca de una filosofía de la política exterior”. En Hoffmann, Stanley H., (1963)
Teorías contemporáneas sobre Relaciones
Internacionales. Trad. M. D. López Martínez, Madrid, Editorial Tecnos.
-
Hoffmann,
Stanley H. (1963) Teorías contemporáneas
sobre las Relaciones Internacionales. Trad. M. D. López Martínez. Madrid, Editorial Tecnos.
- Morgenthau, Hans J. “Otro gran
debate: El interés nacional de los Estados Unidos”. En Hoffmann, Staley H., (1963)
Teorías contemporáneas sobre Relaciones
Internacionales. Trad. M. D. López Martínez. Madrid, Editorial Tecnos.
- Morgenthau, Hans J. (1963) La lucha por el poder y por la paz.
Trad. Francisco Cuevas Cancino. Buenos Aires, Editorial Sudamericana.
- Muñoz Alonso, Alejandro,
(2006) “Política Exterior e Interés Nacional”. En Cuadernos de Pensamiento Político. Madrid, abril-junio.
- Rice,
Condoleezza (2000) “Promoting the National Interest” in Foreign Affairs January-February. “La promoción del interés nacional”.
En Foreign Affairs en español México,
enero-febrero.
- Rice,
Condoleezza (2008) “Rethink the National Interest. American Realism for a New
World” in Foreign Affaire July –
August. “Repensar
el interés nacional. El realismo estadounidense para un Nuevo mundo”. En Foreign Affaire Latinoamérica. México,
Vol. 8 Número 4.
- Tomassini, Luciano, (1989) Teoría y práctica de la Política
Internacional. Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile.
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