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miércoles, 15 de enero de 2014

CATALUÑA. LOS VAIVENES DE UN NACIONALISMO TENAZ. 1997



Diario “La Nación”. Buenos Aires, lunes 08 de diciembre de 1997 
Hipótesis de conflicto
Los vaivenes de un nacionalismo tenaz
Por Narciso Binayán Carmona
No es el menor de los problemas que plantea el nacionalismo catalán la dificultad de fijar la data de su inicio. "¿Dónde tomó origen el renacimiento catalán, el moderno movimiento catalanista?", se preguntaba en 1916 Antoni Rovira i Virgili. Para algunos fue con la "revolución de los segadores" en Barcelona, el 7 de junio de 1640, que comenzó con motines en las calles de la capital, siguió con el asesinato del virrey Queralt, conde de Santa Coloma, acuchillado en la playa, y continuó con una guerra en forma que sólo terminó en 1652. En esta contienda se proclamó la independencia como república, bajo la protección de Francia, con Luis XIII como conde de Barcelona.
Otros lo toman en la influencia de las ideas de la Revolución Francesa o, paralelamente, en las que despertaron las guerras con Francia (1793-1795). Mucho más pacífica es la que considera cierta el propio Rovira: la influencia del romanticismo alemán del que fueron ejemplo los Juegos Florales de 1859, abandonada tradición medieval. Allí renació el idioma.
A la inversa, una corriente extrema rechaza la misma idea de separatismo: "Sólo puede separarse los que está unido y nosotros no hemos estado jamás unidos". Para este sector -sea cual fuere su fuerza- el rechazo a España -transmutación de Castilla- es absoluto.
LA DECADENCIA
No hay disidencia cuando se plantea el momento de la decadencia nacional catalana. Es el siglo XV cuando -en 1412, en Caspe- un laudo arbitral en que estuvieron representados los tres Estados de la corona de Aragón -Cataluña en sentido estricto, Valencia y Aragón (éste de habla castellana)- escogieron por rey al infante castellano don Fernando el de Antequera. Con él, acota Rovira, "comenzó la influencia castellana sobre nuestra patria y el glorioso brillo de su estrella fue apagándose". A esto se sumó, 57 años más tarde, el matrimonio de su nieto Fernando con su prima Isabel, los futuros Reyes Católicos. Con esto nació España, aunque quedaron fuera de ella, por el momento, Navarra (hasta 1512), en reino musulmán de Granada (conquistado en 1492) y Portugal.
Si bien la igualdad matrimonial entre Isabel y Fernando fue absoluta en el manejo de las dos coronas unidas entre sí, Castilla y Aragón, no ocurrió lo mismo en cuanto a la administración. Cada uno de los reinos que formaban la segunda corona (Cataluña, Aragón y Valencia) mantuvo sus instituciones, diferentes de las castellanas. Por otra parte, Isabel legó en su testamento sólo a Castilla "las tierras descubiertas o por descubrir en el océano". Asimismo, a aragoneses y catalanes se los excluyó de América. Por otra parte, Fernando el Católico sería el último de los soberanos de los catalanes que hablase el catalán. Esos factores pesaron en la actitud del país hacia sus reyes y hacia Castilla-España, y se pusieron de manifiesto en 1640. Una situación mucho más grave se vivió cuando la guerra de sucesión en que se enfrentaron dos candidatos, el francés Felipe de Borbón (Felipe V) y el archiduque Carlos de Austria.
Temerosa del centralismo característico de los Borbones, Cataluña apoyó al segundo, que reinó varios años en Barcelona. Triunfante Felipe, la ciudad soportó un sitio de 13 meses (1714) y luego fueron suprimidas las instituciones nacionales: el Parlamento y la Generalitat, su emanación, ambas medievales; y las universidades. Y el castellano quedó como único idioma oficial.
RESURGIMIENTO
Esta situación se va revirtiendo paulatinamente cuando Cataluña se industrializa, enriquece y afirma su posición para resurgir, a la vez, el catalanismo (Los Juegos de 1859, vuelta de tuerca importantísima).
En 1901 nace el primer partido y en 1907 ya la Solidaridad catalana gana 41 de las 44 bancas de Cataluña en Madrid. En 1931, ya partido Alfonso XIII, se proclamó la república, dentro de una Federación Ibérica, que a poco cambió su nombre por el de Generalitat. Franco lo suprimió y prohibió también el uso en público del catalán. Pero a su muerte fue restablecido y oficializado.
Desde 1980 es presidente de la Generalitat Jordi Pujol, de Convergencia i Unió, de centro, nacionalista, aunque no tanto como Esquerra Republicana (13,2 de ellos del Partit por la Independencia) a los que se suman Iniciativa por Catalunya i els Verts (11).Por todo, 84 diputados. Los españoles suman 51 (34 socialistas y 17 del PP, de Aznar).
A este cuadro debe sumarse el de la independencia, siempre batido pero no grave, y el del mundo catalán, candente.
Dentro de España hay tres regiones autónomas: Cataluña (6.500.000), Valencia (3.100.000) y Baleares (560.000).
LA DEFENSA DEL VALENCIANO
Un agudo problema del mundo catalán es el de Valencia. ¿Forma parte de él o no? ¿El valenciano es el catalán meridional o es otro idioma? Los filólogos en general lo consideran parte del catalán (por ejemplo, A. Meillet, "Les langues dans l´Europe nouvelle", Payor, París, 1928, Pág. 365). En Valencia las opiniones son encontradas. Hay un fuerte movimiento catalanista. Josep Guia, refiriéndose al conjunto, en su trabajo "Es molt senzill: diguen-li Catalunya" (ediciones El llamp, 1985) señala: "La patria valenciana no existe como proyecto nacional". Para él es todo Cataluña.
En cuanto al idioma, hay una marcada división. Las universidades, desautorizadas por el gobierno regional, afirman que en Valencia se habla catalán. En disidencia, Xavier Camp, presidente de la Academia de Cultura Valenciana, afirma que es una "lengua diferente y diferenciada". Para él, el valenciano "es muy diferente" al catalán en "todo: fonética, morfología, sintaxis y vocabulario". A esto, los catalanistas señalan que la mayoría de los valencianistas hablan en castellano y que atacan a Cataluña y lo catalán .

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