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martes, 14 de enero de 2014

RUSIA. YUKUTIA. LA GUERRA DE LAS GEMAS.



Diario “La Nación”. Buenos Aires, lunes 15 de septiembre de 1997 
Hipótesis de conflicto: Yakutia
La guerra de las gemas
Establecidos cerca del Artico, los yakutos fueron dominados por los rusos; tras la caída de la URSS despertó su nacionalidad y comenzó la lucha por las riquezas del suelo.
Para ser una nación desconocida, es sorprendente lo mucho que se sabe sobre Yakutia. En todo el mundo civilizado se ha oído hablar de un "polo del frío", que está en "alguna parte", y que, en "algún lado", se encuentran restos de los extinguidos elefantes prehistóricos, los mamuts.
Ambos lejanos lugares corresponden al país de los yakutos. El "polo del frío" es Oymiakopn, donde la temperatura llegó a 68 grados bajo cero el 6 de febrero de l933. Restos de mamut se encuentran en diversos lugares. Había, también, rinocerontes congelados, pero éstos no se conocieron sino hasta más tarde.
Hace unos mil años, una famosa enciclopedia china señaló, lejos de todo y de todos, que si se va hacia el Norte desde el lago Baikal "los días son largos y las noches, cortas. Cuando el sol se pone apenas hay tiempo de asar un cordero y ya amanece nuevamente". Esto motivó un comentario irritado del emperador Chien Lung (1736-1795) en sus eruditas notas a la obra enciclopédica: "No es verdad y no merece crédito". Y escribió en Pekín que, después de todo, aquello está un poco más lejos que la mayoría de las demás ciudades.
Para su gran tamaño, 3.103.200 km2 (bastante más que el territorio de la Argentina) y para su enorme riqueza (oro y diamantes) es asombroso que Yakutia no se la conozca aún más.
Los yakutos son el más ártico y oriental de los pueblos turcos y su historia corre casi paralela a la de los otomanos, ya que ambos se establecieron en las tierras que ocupan hoy más o menos en la misma época, en el siglo XIII, nacidos del mismo fenómeno histórico: son refugiados de Gengis Khan.
Unos huyeron hacia el Oeste, y en 1299 establecieron un emirato que, siglo y medio más y tarde, originaría el Imperio Otomano cuando se tomó a Constantinopla (1453).
Los yakutos bordearon el lago Baikal y subieron hacia el Norte por el río Lena, en 1223.
Abreviando mucho: parece que vivían en tierras muy remotas en el Asia Central. Cuando se instalaron en la cuenca del Lena tomaron mucho de la cultura de los pueblos que los habían precedido, en especial de los tunguses. De ellos aprendieron la crianza del reno, el tatuaje y, sobre todo, el uso de la ropa adecuada al clima.
El padre de los yakutos
Su historia, mezclada con leyenda, comienza en Yakutia con un tártaro, Khoyos Khaypar, antepasado de la familia reinante del país y abuelo de Elley, considerado el padre de la nación yakuta y de sus seis u ocho clanes.
La historia cuenta que Elley dejó la casa paterna en medio de la guerra y huyó hacia el Norte, navegando por el río Lena en una canoa de pieles. Se afirma en las tradiciones que "era letrado y tenía libros, pero los arrojó al río cuando dejó su casa". En todo caso, los relatos de los ancianos afirman que los yakutas "habían perdido el arte de escribir cuando emigraron hacia el Norte". Esto es permanente en las historias recogidas.
Pasados los siglos, se llega al reinado de Tagay, "conocido sólo por crímenes, robos y toda clase de violencia. Cometía sus crímenes con mucha astucia y no daba a sus enemigos tiempo para reunirse en su contra. Nunca estaba mucho tiempo en un lugar. Pasaba la noche en diferentes sitios. Cuando decía descansar, dejaba pistas falsas".
No era muy inteligente, pero sí enorme y hercúleo, y gozaba de "la admiración servil de todo el pueblo yakuta".
Capturado por cosacos
Es cierto que lo unificó, pero con la crueldad de Luis XI. Su fin fue triste en relación con su gloria y su grandeza: lo sojuzgaron los cosacos y murió antes de que llegara el primer gobernador ruso. En Yakutsk, donde tenía una de sus residencias, los nuevos amos construyeron un fuerte de madera, en 1632, cuya torre, en ese clima helado, se mantiene en pie, perfectamente.
El hijo de Tagay, Masary, ya sometido, fue a Moscú a ver al zar Alejandro I (1645-1676), padre de Pedro El Grande. Y con esto empieza la época rusa del pueblo yakuto. El dominio fue leve y, por el contrario, tan fuerte el nacionalismo yakuto que muchos colonos rusos olvidaron su propio idoma.
Despertar de una nación
Era inevitable que se produjera un despertar nacional, y eso ocurrió en 1906 con la Unión Yakuta.
Se publicaron libros y diarios y se exigió la devolución de todas las tierras ocupadas por el Estado, la Iglesia y los rusos.
El nombre de Tagay resurgió como el de héroe nacional y estandarte de lucha. Los dirigentes yakutos fueron detenidos, pero ello sólo endureció la posición nacionalista. Con la revolución bolchevique las cosas empeoraron. Los comunistas irritaron tanto a la población que la guerra civil duró hasta el verano de 1923, más que en cualquier otra parte del ex Imperio Ruso.
Yakutia fue erigida en república autónoma dentro de la Federación Rusa, y en 1926 aún el 81 por ciento de la población era yakuta (10 por ciento, rusa). Para 1989, sin embargo, sobre una población total de 1.100.000 personas, 365.000 eran yakutos (33 por ciento) y 550.000 rusos (50 por ciento). Pese a ello, el 97,2 por ciento de los yakutos seguía hablando su propio idoma y sólo una diminuta minoría usaba el ruso.
Más aún, hablaba yakuto una cantidad bastante alta de samoyedos y de tunguses. Es el único idioma siberiano que se expande entre otros pueblos en competencia con el ruso. En otros días hicieron,incluso, incursiones guerreras hasta el mar y hasta Kamchatka.
Ahora bien, si la proporción de rusos es muy alta, está concentrada en las zonas mineras del Sur, en algunos puertos sobre el Artico y en otras ciudades. Pero en el país, como conjunto, sigue dominante el propio pueblo yakuto.
El brillo de los diamantes
Caído el régimen comunista, estalló de inmediato en Yakutia el nacionalismo. Se tomó nombre nacional, Sakha, y se proclamó la soberanía.
Siguieron varios años de tensas negociaciones en las que estaba involucrada nada menos que una región fenomenalmente productora de oro y, sobre todo. de diamantes. De sus minas se saca el 98 por ciento de los diamantes de Rusia, que es, por valor, el principal productor mundial.
Rusia vende los diamantes por medio del gran monopolio De Beers, según un acuerdo firmado sin consultar al Parlamento. Esto se modificó luego de caído el régimen comunista.
Consorcio cuestionado
Yakutia recibió permiso para vender libremente el 10 por ciento de su producción (decreto de Yeltsin, 1991). Las demandas yakutas iban mucho más lejos y Yeltsin les reconoció el 20 por ciento de las gemas y todos los diamantes industriales (marzo de 1992).
Luego la venta totalizó el 32 por ciento de la producción. Los anti- yeltsinistas acusaron a los yakutos de vender los mejores diamantes y, tras una reunión entre directivos de De Beers y el gobierno yakuto, también acusaron al consorcio de estimular el separatismo yakuto. Ello fue negado, pero el tira y afloja siguió y fue utilizado muy eficazmente por los políticos yakutos para el mejoramiento económico de su país y para incrementar su autonomía política.
Si bien la ciudadanía yakuta apoyó al presidente Yeltsin en los comicios, los dirigentes cuidaron bien sus intereses y Yeltsin no ganó posiciones "ni siquiera bailando con indígenas yakutos, vestido de chamán".
Así se encuentran, más o menos planteadas, las cosas, sin mayores cambios en los últimos años. Dentro del gran mundo turco, la lengua yakuta tiene comprobados nexos con, por ejemplo, el turco otomano, mediante palabras como "ogha" (padre en yakuto) y "aghá" (jefe en turco), "erkihi" y "erkek (hombre)"; "bas" y "bash (cabeza)"; "khaan" y "kan" (sangre); "atak" y "aiak" (pierna); "kia" y "gŸn" (sol); "yy" y "ay" (luna); "ulus" (clan en yakuto) y "ulus" (nación en turco).
Alejados totalmente de los demás pueblos turcos, los yakutos no parecen haber tomado parte en el gran movimiento "panturco" que tanto agitó en este siglo a sus primos de Occidente (Turquía, Crimea, Kazán, Azerbaiján). Estos son todos musulmanes, y los yakutos son paganos u ortodoxos.
La agitación política de Yakutia tiene, pese a ello, y a los acuerdos firmados con el gobierno de Moscú, bastante densidad como para que haya sido mencionada, con preocupación, por pasajeros del Transiberiano cuando, a fines de la primavera de 1993, el convoy en que viajé cruzaba el país de los mongoles buriatos (lleno de rusos) rumbo a Mongolia por el Sur y con la inflamada Yakutia a algo más de mil kilómetros al Norte.
Pero aún falta mucho para que el dogma de moda de la globalización afecte de modo concreto los anhelos nacionales de los pueblos.
Mundo mágico
  • Para los yakutos el mamut vivía en el mundo subterráneo donde reina el monstruoso Arsan- Duelay (en mongol Aaan- Duolay) con la boca en la punta de la cabeza y lo ojos en las mejillas, cuyo único deseo es que reinen la muerte y la devastación. Lo secundan "bagotyrs", monstruos de ocho piernas. Creen que el mamut se agita y que ello provoca los terremotos, la rotura del hielo y los deslizamientos dela tierra.
  • Como otros pueblos suponían que el mundo está sostenido por un árbol y que el cielo, que corona el árbol, es una "montaña de piedra blanca como la nieve". El rayo (Ulu Tojon o Gran Señor, o SygŠ- Tojon Señor del Hacha) persigue a los demonios. Estimaban que el alma de los niños es llevada hasta las madres por los pájaros.
  • En sus poemas épicos (olonkho) recordaban el país de sus antepasados, al sur. Un"mundo encantado, lleno de poesía y vivos colores...libre de enfermedades, donde el sol brilla y quema, no hay invierno sino eterno verano, los pájaros cantan siempre, fluyecrema, manteca y aceite". Allí había habido animales que no se encuentran en el Artico como el tigre y el camello.
  • El olonkho recordaba también hechos sociales como la vida del esclavo: "Cocino en tu olla; doy vueltas alrededor tuyo; me parto en pedazos para cocinar tu comida; te saco los zapatos, corto leño, sego el heno; cuido los caballos; cuido las vacas; hago todo tu trabajo; te sirvo". Cuando el amo moría se lo sacrificaba vestido de fiesta.
Por Narciso Binayán Carmona

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