Diario “La
Nación”. Buenos Aires, lunes 15 de septiembre de 1997
Hipótesis de
conflicto: Yakutia
La guerra de las gemas
Establecidos cerca del Artico, los yakutos fueron
dominados por los rusos; tras la caída de la URSS despertó su nacionalidad y
comenzó la lucha por las riquezas del suelo.
Para ser una nación desconocida, es sorprendente lo mucho
que se sabe sobre Yakutia. En todo el mundo civilizado se ha oído hablar de un
"polo del frío", que está en "alguna parte", y que, en
"algún lado", se encuentran restos de los extinguidos elefantes
prehistóricos, los mamuts.
Ambos lejanos lugares corresponden al país de los
yakutos. El "polo del frío" es Oymiakopn, donde la temperatura llegó
a 68 grados bajo cero el 6 de febrero de l933. Restos de mamut se encuentran en
diversos lugares. Había, también, rinocerontes congelados, pero éstos no se conocieron
sino hasta más tarde.
Hace unos mil años, una famosa enciclopedia china señaló,
lejos de todo y de todos, que si se va hacia el Norte desde el lago Baikal
"los días son largos y las noches, cortas. Cuando el sol se pone apenas
hay tiempo de asar un cordero y ya amanece nuevamente". Esto motivó un
comentario irritado del emperador Chien Lung (1736-1795) en sus eruditas notas
a la obra enciclopédica: "No es verdad y no merece crédito". Y
escribió en Pekín que, después de todo, aquello está un poco más lejos que la
mayoría de las demás ciudades.
Para su gran tamaño, 3.103.200 km2 (bastante más que el
territorio de la Argentina) y para su enorme riqueza (oro y diamantes) es
asombroso que Yakutia no se la conozca aún más.
Los yakutos son el más ártico y oriental de los pueblos
turcos y su historia corre casi paralela a la de los otomanos, ya que ambos se
establecieron en las tierras que ocupan hoy más o menos en la misma época, en
el siglo XIII, nacidos del mismo fenómeno histórico: son refugiados de Gengis
Khan.
Unos huyeron hacia el Oeste, y en 1299 establecieron un
emirato que, siglo y medio más y tarde, originaría el Imperio Otomano cuando se
tomó a Constantinopla (1453).
Los yakutos bordearon el lago Baikal y subieron hacia el
Norte por el río Lena, en 1223.
Abreviando mucho: parece que vivían en tierras muy
remotas en el Asia Central. Cuando se instalaron en la cuenca del Lena tomaron
mucho de la cultura de los pueblos que los habían precedido, en especial de los
tunguses. De ellos aprendieron la crianza del reno, el tatuaje y, sobre todo,
el uso de la ropa adecuada al clima.
El padre de los yakutos
Su historia, mezclada con leyenda, comienza en Yakutia
con un tártaro, Khoyos Khaypar, antepasado de la familia reinante del país y
abuelo de Elley, considerado el padre de la nación yakuta y de sus seis u ocho
clanes.
La historia cuenta que Elley dejó la casa paterna en
medio de la guerra y huyó hacia el Norte, navegando por el río Lena en una
canoa de pieles. Se afirma en las tradiciones que "era letrado y tenía
libros, pero los arrojó al río cuando dejó su casa". En todo caso, los
relatos de los ancianos afirman que los yakutas "habían perdido el arte de
escribir cuando emigraron hacia el Norte". Esto es permanente en las
historias recogidas.
Pasados los siglos, se llega al reinado de Tagay,
"conocido sólo por crímenes, robos y toda clase de violencia. Cometía sus
crímenes con mucha astucia y no daba a sus enemigos tiempo para reunirse en su
contra. Nunca estaba mucho tiempo en un lugar. Pasaba la noche en diferentes
sitios. Cuando decía descansar, dejaba pistas falsas".
No era muy inteligente, pero sí enorme y hercúleo, y
gozaba de "la admiración servil de todo el pueblo yakuta".
Capturado por cosacos
Es cierto que lo unificó, pero con la crueldad de Luis
XI. Su fin fue triste en relación con su gloria y su grandeza: lo sojuzgaron
los cosacos y murió antes de que llegara el primer gobernador ruso. En Yakutsk,
donde tenía una de sus residencias, los nuevos amos construyeron un fuerte de
madera, en 1632, cuya torre, en ese clima helado, se mantiene en pie,
perfectamente.
El hijo de Tagay, Masary, ya sometido, fue a Moscú a ver
al zar Alejandro I (1645-1676), padre de Pedro El Grande. Y con esto empieza la
época rusa del pueblo yakuto. El dominio fue leve y, por el contrario, tan
fuerte el nacionalismo yakuto que muchos colonos rusos olvidaron su propio
idoma.
Despertar de una nación
Era inevitable que se produjera un despertar nacional, y
eso ocurrió en 1906 con la Unión Yakuta.
Se publicaron libros y diarios y se exigió la devolución
de todas las tierras ocupadas por el Estado, la Iglesia y los rusos.
El nombre de Tagay resurgió como el de héroe nacional y
estandarte de lucha. Los dirigentes yakutos fueron detenidos, pero ello sólo
endureció la posición nacionalista. Con la revolución bolchevique las cosas
empeoraron. Los comunistas irritaron tanto a la población que la guerra civil
duró hasta el verano de 1923, más que en cualquier otra parte del ex Imperio
Ruso.
Yakutia fue erigida en república autónoma dentro de la
Federación Rusa, y en 1926 aún el 81 por ciento de la población era yakuta (10
por ciento, rusa). Para 1989, sin embargo, sobre una población total de
1.100.000 personas, 365.000 eran yakutos (33 por ciento) y 550.000 rusos (50 por
ciento). Pese a ello, el 97,2 por ciento de los yakutos seguía hablando su
propio idoma y sólo una diminuta minoría usaba el ruso.
Más aún, hablaba yakuto una cantidad bastante alta de
samoyedos y de tunguses. Es el único idioma siberiano que se expande entre
otros pueblos en competencia con el ruso. En otros días hicieron,incluso,
incursiones guerreras hasta el mar y hasta Kamchatka.
Ahora bien, si la proporción de rusos es muy alta, está
concentrada en las zonas mineras del Sur, en algunos puertos sobre el Artico y
en otras ciudades. Pero en el país, como conjunto, sigue dominante el propio
pueblo yakuto.
El brillo de los diamantes
Caído el régimen comunista, estalló de inmediato en
Yakutia el nacionalismo. Se tomó nombre nacional, Sakha, y se proclamó la
soberanía.
Siguieron varios años de tensas negociaciones en las que
estaba involucrada nada menos que una región fenomenalmente productora de oro
y, sobre todo. de diamantes. De sus minas se saca el 98 por ciento de los
diamantes de Rusia, que es, por valor, el principal productor mundial.
Rusia vende los diamantes por medio del gran monopolio De
Beers, según un acuerdo firmado sin consultar al Parlamento. Esto se modificó
luego de caído el régimen comunista.
Consorcio cuestionado
Yakutia recibió permiso para vender libremente el 10 por
ciento de su producción (decreto de Yeltsin, 1991). Las demandas yakutas iban
mucho más lejos y Yeltsin les reconoció el 20 por ciento de las gemas y todos
los diamantes industriales (marzo de 1992).
Luego la venta totalizó el 32 por ciento de la
producción. Los anti- yeltsinistas acusaron a los yakutos de vender los mejores
diamantes y, tras una reunión entre directivos de De Beers y el gobierno
yakuto, también acusaron al consorcio de estimular el separatismo yakuto. Ello
fue negado, pero el tira y afloja siguió y fue utilizado muy eficazmente por
los políticos yakutos para el mejoramiento económico de su país y para
incrementar su autonomía política.
Si bien la ciudadanía yakuta apoyó al presidente Yeltsin
en los comicios, los dirigentes cuidaron bien sus intereses y Yeltsin no ganó
posiciones "ni siquiera bailando con indígenas yakutos, vestido de
chamán".
Así se encuentran, más o menos planteadas, las cosas, sin
mayores cambios en los últimos años. Dentro del gran mundo turco, la lengua
yakuta tiene comprobados nexos con, por ejemplo, el turco otomano, mediante
palabras como "ogha" (padre en yakuto) y "aghá" (jefe en
turco), "erkihi" y "erkek (hombre)"; "bas" y
"bash (cabeza)"; "khaan" y "kan" (sangre);
"atak" y "aiak" (pierna); "kia" y "gŸn"
(sol); "yy" y "ay" (luna); "ulus" (clan en
yakuto) y "ulus" (nación en turco).
Alejados totalmente de los demás pueblos turcos, los
yakutos no parecen haber tomado parte en el gran movimiento
"panturco" que tanto agitó en este siglo a sus primos de Occidente
(Turquía, Crimea, Kazán, Azerbaiján). Estos son todos musulmanes, y los yakutos
son paganos u ortodoxos.
La agitación política de Yakutia tiene, pese a ello, y a
los acuerdos firmados con el gobierno de Moscú, bastante densidad como para que
haya sido mencionada, con preocupación, por pasajeros del Transiberiano cuando,
a fines de la primavera de 1993, el convoy en que viajé cruzaba el país de los
mongoles buriatos (lleno de rusos) rumbo a Mongolia por el Sur y con la inflamada
Yakutia a algo más de mil kilómetros al Norte.
Pero aún falta mucho para que el dogma de moda de la
globalización afecte de modo concreto los anhelos nacionales de los pueblos.
Mundo mágico
- Para los yakutos el mamut vivía en el mundo subterráneo donde reina el monstruoso Arsan- Duelay (en mongol Aaan- Duolay) con la boca en la punta de la cabeza y lo ojos en las mejillas, cuyo único deseo es que reinen la muerte y la devastación. Lo secundan "bagotyrs", monstruos de ocho piernas. Creen que el mamut se agita y que ello provoca los terremotos, la rotura del hielo y los deslizamientos dela tierra.
- Como otros pueblos suponían que el mundo está sostenido por un árbol y que el cielo, que corona el árbol, es una "montaña de piedra blanca como la nieve". El rayo (Ulu Tojon o Gran Señor, o SygŠ- Tojon Señor del Hacha) persigue a los demonios. Estimaban que el alma de los niños es llevada hasta las madres por los pájaros.
- En sus poemas épicos (olonkho) recordaban el país de sus antepasados, al sur. Un"mundo encantado, lleno de poesía y vivos colores...libre de enfermedades, donde el sol brilla y quema, no hay invierno sino eterno verano, los pájaros cantan siempre, fluyecrema, manteca y aceite". Allí había habido animales que no se encuentran en el Artico como el tigre y el camello.
- El olonkho recordaba también hechos sociales como la vida del esclavo: "Cocino en tu olla; doy vueltas alrededor tuyo; me parto en pedazos para cocinar tu comida; te saco los zapatos, corto leño, sego el heno; cuido los caballos; cuido las vacas; hago todo tu trabajo; te sirvo". Cuando el amo moría se lo sacrificaba vestido de fiesta.
Por
Narciso Binayán Carmona
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