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martes, 14 de enero de 2014

SPRATLY. ISLAS. 6 PAÍSES DETRÁS DE UN TERRITORIO DESHABITADO. 1997



Lunes 24 de noviembre de 1997 | 
Hipótesis de conflicto
Seis países detrás de un territorio deshabitado
Seis países y siete gobiernos se disputan con bastante aspereza la soberanía de las islas Spratly. Parece algo ligeramente surrealista, pues no tienen ni un solo habitante ni lo han tenido nunca, y probablemente la mayoría de la humanidad, incluidos los habitantes de los seis países en discusión, jamás piensa en ellas.
Es decir, allí no se puede plantear ningún problema de descolonización pues jamás han sido colonizadas. Tampoco existe, al estar deshabitadas, la más ligera cuestión de una población nativa que se deba tener en cuenta o a la que haya que consultar.
Eso sí, abundan islas, arrecifes y bancos de arena -nada menos que 104- y son también generosas en extensión -810 kilómetros de Norte a Sur y 900 de Este a Oeste-. Donde fallan es en la superficie: Taiping, la mayor de las islas, mide algo menos de medio kilómetro cuadrado, con algo más de de 14 cuadras de Este a Oeste y tres y media de Norte a Sur -se le da una vuelta completa en media hora-; y su mayor altura es de tres metros ochenta.
Ahora bien, este humilde archipiélago de tan modestísimas condiciones es reclamado vehementemente por China, tanto por el gobierno comunista de Pekín como por el nacionalista de Taiwan; por Malasia, por Vietnam, por Filipinas, por Indonesia y, para que no falte nada, también por el pequeño Brunei. Más aún, en marzo de 1939, Japón ocupó el archipiélago, que se encuentra en el mar de la China a 1056 kilómetros de Hong Kong, a 1120 del puerto de Kaohsiung en Taiwan y a 1408 de Singapur, en una posición estratégica importante.
Ricas en petróleo
Las islas son muy ricas en pesca, pero esto no justifica tanta alharaca. La realidad es que parece que tienen colosales reservas de petróleo que continuarían los campos de Brunei y de Sarawak (en Malasia).
Según el Asia Yearbook de 1997, editado por el Far Eastern Economic Review en Hong Kong, esas reservas están calculadas en 45 trillones de metros cúbicos. Chequeada la traducción de "trillón", que no es lo mismo en "norteamericano" que en "inglés", y dejando a salvo la posibilidad de algún error, eso significa millones de billones, o sea 45 millones de millones de millones. Algo que hace vacilar la imaginación.
Históricamente, parece que los chinos fueron los primeros que las visitaron, con lo que adquieren el nada desdeñable título de descubridores. En algunos planteos se llega a afirmar que sus pescadores habrían llegado hace ya 15 siglos, pero no está bien probado.
No hay dudas, en cambio, sobre la histórica visita de la escuadra mandada por el gran almirante Cheng Ho, uno de los más ilustres marinos de todos los tiempos, en la primera mitad del siglo XV.
El cosmógrafo-cronista de Felipe II, Juan López de Velasco, que en su magnífica obra de 1574 no perdona cerro, arroyo o lugarejo alguno del imperio español (nombra hasta a Buenos Aires), indica que frente a las Filipinas "hay otras muchas que están junto de ellas", pero no las menciona. Podría haberlo hecho por la traducción de su nombre en chino, "Nansha" (arenas del sur), pero no lo hace.
Derechos mineros
En abril de 1996, el gobierno de Vietnam vendió derechos mineros a la gigantesca empresa Conoco, de Texas, EE.UU., lo que provocó una protesta de China. Poco más tarde, en septiembre, Indonesia realizó maniobras navales en las islas Natuna, las que se encuentran relativamente cerca de las Spratly. Estas maniobras, las mayores desde 1992, fueron consideradas como una advertencia clara a China, aunque el gobierno de Yakarta lo negó.
Por su parte, el gobierno de Taiwan, si bien refirmó su soberanía, propuso proceder pacíficamente a la explotación, y ha instalado en Taiping una pequeña estación de radar, un centro de meteorología, una planta energética, una biblioteca y un club. Filipinas reclamó, pero se le aseguró que las instalaciones eran sólo para uso y ayuda a sus pescadores. En otro sentido, fue muy criticada la decisión de suspender el envío de una flotilla armada de tres buques que, pertenecientes al VII Cuerpo de Policía para la Prevención de la Paz, habían llegado a otro archipiélago, el de Pratas (Tungsha), cuando recibieron orden de regresar.
El director general de policía, Lu Yuchun, aclaró que se había querido evitar un incidente internacional. Los críticos estimaron que ello había dañado la posición del país para reclamar la soberanía en las islas. Pekín ha tomado una actitud más dura luego de que las autoridades filipinas detuvieron, en marzo del año pasado, a 62 pescadores de China continental. El canciller Qian Qichen afirmó entonces: "Nunca aceptaremos ninguna exploración a ningún país en el área". Precisó que no negociará, pero que pese a ello respetará la convención de los derechos del mar. Entretanto, procedió a ocupar el arrecife Mischief. Comentando la situación ha dicho Rizal Sukma, investigador del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Yakarta: "China ha indicado claramente que está pronta para emplear medios militares contra un país de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático". China, en todo caso, acordó derechos de prospección minera a otra empresa norteamericana, Crestone. A todo esto, nadie se acuerda de Bruei. Su sultán podrá ser el hombre más rico del mundo, pero el dinero no ha reemplazado aún ni la fuerza ni las armas.
El descubridor
El almirante Cheng Ho es un personaje de igual talla que otros grandes navegantes de su mismo siglo, pero posteriores en el tiempo, como Vasco da Gama, Colón, Magallanes o Vespucio. Es, en todo caso, uno de los hombres más ilustres de la historia china y el más glorioso entre sus marinos. Se sabe muy poco de su vida anterior, excepto que era musulmán, de origen humilde y oriundo de la provincia de Yunnan. Su condición de eunuco le permitió acceder a la intimidad de la Ciudad Prohibida y a la amistad y protección del emperador Yung Lo.
Este le confió una misión como no se había visto nunca en la Tierra. Debía recorrer el mundo pregonando y mostrando la gloria de su señor. Nada más. Para ese cometido, realizó siete expediciones entre 1405 y 1434.
Su nave capitana, la del Tesoro, tenía nueve mástiles, varios pisos y compartimientos estancos para prevenir problemas de filtración o de incendios. Se guiaba por brújula y compás, orientándose por mapas ya muy completos. Logró que 56 reinos reconocieran la autoridad del emperador y recorrió Indonesia, India, Ceilán, la costa de Persia y de Arabia, y toda la orilla oriental de Africa, desde Somalia hasta Zanzíbar. Sus flotas contaban con más de 300 naves y casi 30.000 tripulantes. Uno de los descubrimientos más insignificantes -entonces- fue el de las Spratly. 
Por Narciso Binayán Carmona.

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