Traducir

martes, 14 de enero de 2014

MOLDAVIA (BESARABIA) RELIQUIA DE UN PACTO INICUO. 1997



Diario “La Nación”. Buenos Aires, lunes 20 de octubre de 1997 
Hipótesis de conflicto
Reliquia de un pacto inicuo
Por obra de nazis y comunistas, desde 1939 Rumania permanece separada de la parte de su territorio quizá más representativa de su espíritu nacional.
Se lo ha llamado "la mayor intriga de que se tenga conocimiento en la historia de la diplomacia". Tan durísima definición mereció el pacto alemán-soviético del 23 de agosto de 1939, firmado en el Kremlin, bajo la mirada sonriente de Stalin, por Joachim von Ribbentrop, canciller alemán, y Vyacheslav Molotov, comisario del pueblo para asuntos exteriores de la Unión Soviética.
En virtud del acuerdo, Estonia, Letonia y Lituania fueron incorporadas a la URSS; Polonia fue dividida entre la URSS y Alemania, y Rumania perdió Besarabia.Si bien los tres países bálticos han recuperado tanto su libertad como su independencia, la frontera oriental polaca ha quedado firme según el acuerdo y Besarabia sigue separada de Rumania.
Hace mucho tiempo que cayó vencido el régimen nazi -1945-, y mucho menos, bajo el peso de sus "contradicciones internas", el soviético -1991-; pero los efectos del acuerdo perduran (1). Ello, en virtud de la habilidad acrobática con que Stalin logró conservar como enemigo de Alemania desde 1941 lo que había ganado como amigo entre 1939 y 1941. Incluso, el canciller era y siguió siendo el mismo, Molotov. Von Ribbentrop tuvo menos suerte.
Con la boca abierta
El pacto de 1939 tenía dos partes: una pública, de no agresión, y una secreta. La primera permitió al gobierno de la Alemania nazi comenzar la Segunda Guerra Mundial al invadir Polonia, el 1º de septiembre de 1939, un poco más de una semana después de firmada.
El embajador Ulrich von Hassell escribió en su diario que al enterarse del acuerdo había quedado "con la boca abierta", y luego vio claramente "que los rusos han hecho el pacto con nosotros para alentarnos a llevar a Europa a la guerra" (2). La parte secreta sólo se conoció después .
En lo que hace a Rumania, decía: "La parte soviética ha demostrado interés en Besarabia. La parte alemana declara su total desinterés por estas regiones".
Besarabia es la actual República de Moldavia -hasta 1991, la República Socialista Soviética de Moldavia- y su destino comenzó a perfilarse gradualmente.
Hubo primero una suave sugestión -desmentida por Molotov- del titular del PC rumano (en diciembre de 1939) y luego el mismo canciller soviético recordó, también suave y sugestivamente, ante el Soviet Supremo, que entre la URSS y Rumania existe "un problema no solucionado: el problema de Besarabia" (29 de marzo de 1940).
Muy poco después, las cosas se precipitaron. Sin plantearlo aún, el asunto fue discutido entre Berlín y Moscú, y el embajador alemán, Von Schulenburg, sugirió que para moderar el impacto el gobierno soviético podría devolver el tesoro rumano que había sido enviado a Rusia durante la Primera Guerra Mundial y nunca reintegrado. Molotov se negó. "Rumania ha explotado ya bastante a Besarabia", dijo.
Finalmente, la cosa explotó.
El 26 de junio de 1940, Molotov presentó al embajador rumano en Moscú, G. Davidescu, un ultimátum para que se cediera en el plazo perentorio de 24 horas Besarabia y parte de Bucovina.
Afirmaba que, en 1918, Rumania, "aprovechando la debilidad militar de Rusia, desprendió... una parte de su territorio, Besarabia, pisoteando la antigua unidad de Besarabia, poblada principalmente por ucranios", e indicaba que el reclamo por Bucovina era "en medida insignificante" una indemnización de la "gran pérdida" causada por los 22 años de dominación rumana en Besarabia.
Con gran sentido de la oportunidad, la URSS presentó la intimación tres semanas después de la evacuación inglesa en Dunkerque y a los cinco días de la rendición de Francia -aliada de Rumania- ante Alemania.
Por lo demás, el mismo mes, Estonia, Letonia y Lituania recibieron ultimátum mucho más duros, y ya en julio formaban parte de la URSS.
En esta situación, Rumania no podía hacer otra cosa que ceder y entregó el territorio comprendido entre los ríos Dniester y Pruth y el Mar Negro. "Por error", hubo algunos muertos. Así han quedado las cosas desde entonces.
Moldavia, es decir Besarabia (amputada la costa con la ciudad de Cetatea Alba), tiene 33.700 km2 y 4.400.000 habitantes, de los cuales el 64,5 por ciento es rumano y el 28,9 por ciento, eslavo (rusos, ucranios, búlgaros).
Ahora bien, la historia de Besarabia nada tiene en común ni con Rusia ni con Ucrania. Ocupada, como todas las tierras rumanas, por tribus turcas y desde 1241 hasta fines del siglo XIII por los mongoles, fue liberada con la fundación del principado de Moldavia por la dinastía de los Mushat, en la segunda mitad del siglo XIV.
Este Estado comprendió desde el delta del Danubio hasta el Dniester y por el Sur limitaba con otro principado rumano, ligeramente anterior, el de Valaquia (ver recuadro).
Su historia fue agitada, tempestuosa y de guerras seculares, ya que por el Sur comenzaron, desde 1369, las incursiones otomanas, y por el Norte siguieron las de los mongoles a partir del khanato de Crimea. Sin embargo, aunque como vasallos, los dos principados lograron mantener su autonomía hasta la independencia, conquistada en el siglo pasado, en 1877.
Vlad y Esteban
Los dos principados fueron los únicos Estados de los Balcanes que lograron mantenerse libres del control directo de los otomanos, y ello, gracias al valor y a la energía de dos grandes príncipes: el terrible Vlad el Empalador (1456-1462), en Valaquia (ver recuadro), y Esteban el Grande (1457-1504), en Moldavia.
Esta situación excepcional surgió de dos batallas en que vencieron a los turcos, en 1462 y en 1475, respectivamente.
Esteban el Grande derrotó también al rey de Polonia, Juan Alberto, que quiso colocar a su hermano en el trono rumano (batalla de Codrul Cosminuii, 1497).
Caballerescamente, el cronista polaco Jan Duglosz escribió de Esteban: "Hombre digno de admiración... el más digno al que puedan confiarse la dirección y gobierno del mundo".
Rusia no llegó a limitar con Moldavia hasta la segunda participación de Polonia (1793), y sólo en 1812 logró, por primera vez, anexársela.
Los censos rusos de 1817, 1858 y 1862 indican porcentajes de 86, 66 y 51 de rumanos con un crecimiento sostenido de ucranios.
Sin embargo, cuando en 1918 la región se reintegró a Rumania, los rumanos seguían siendo dos tercios de la población, y así quedó.
Durante los años del poder soviético la comunicación entre Besarabia y Rumania fue escasísima.
Luego de 1991, la situación se revirtió, pero "no hay ninguna perspectiva de revisión fronteriza". Esto se escribió en 1979 y Rumania no formula reclamos.
Sin embargo, en 1984, me dijeron en Bucarest que en Besarabia hay tantas o más historias y rumanidad que en la misma Rumania. "No la olvidamos" (palabras particulares). Rumania no reclama nada por ahora. Por ahora.
(1) Karelia, a la que se refirió una nota anterior, no está mencionada explícitamente.
(2) "Vom Andern Deutschland" (De la otra Alemania), notas escondidas cuando su autor, conservador y demócrata, fue detenido y luego ejecutado por su participación en el antentado contra Hitler, en 1944.
Moldavia, una isla latina
Moldavia, o sea Besarabia, es, como todo el mundo rumano, una isla latina en un océano eslavo (glosando libremente una definición ajena). No es, generalmente, ni bastante recordado ni suficientemente conocido este enorme bloque de latinos en la parte más oriental de los Balcanes, lindante con Ucrania, y, Mar Negro por medio, con el Cáucaso.
Teniendo en cuenta la realidad resulta muy original -ridículo aparte- que la Constitución de 1994 mantenga, ya caído el poder soviético, la ficción de que el idioma sea "la lengua moldava, que utiliza la grafía latina". Es original, puesto que esa lengua no existe, es simplemente rumano.
La sintaxis, estructura y la mayor parte del vocabulario del rumano son latinos. "Nopte buna" (buenas noches), "la revedere" (adiós), "parinte" (padres), "sora" (hermana),"camosa"(camisa), "porc"(cerdo), "carbune"(carbón), "piatra" (piedra), "domnul" (señor), "doamna" (señora), y así interminablemente.
En un terreno tan nacionalista como la cocina, esto queda confirmado por el plato más típico de la cocina rumana, la "mamaliga" o polenta. Rumanísima, tanto como el queso de oveja y el asado de cordero. Todos aparecen indicados como característicos de la "cocina moldava".
Nada se dice de latinidad, y menos de Rumania. Y lo mismo vale para sus canciones típicas, las "doina". Cosas de la época soviética.
Un nombre saltarín
Así como el Río de la Plata se llama de tal manera por la plata que está en los Andes y no en su chata y líquida geografía, el hombre de Besarabia no viene de su dinastía local, la del norte del mundo rumano, Moldavia, sino por la del Sur, la de los Basaraba.
Estos saltos no son tan raros, ya que Escocia, por ejemplo, se llama así por Irlanda; Tadjikistán, tierra persa, por una pirueta que involucra a la tribu árabe de Tay, ajena a la región, y así sucesivamente.
Alguna razón habrá que ab one estos fenómenos radicales, pero habría que buscar mucho para hallarla.
La dinastía Basaraba es famosa en la historia, como lo fue, en su tiempo, en el plano de la noticia, a causa de su hijo más ilustre, Vlad el Empalador, el que originó la leyenda de Drácula. Como suele ocurrir, la palabra "Besarabia" no es rumana; Basarab I (1310-1359) era un príncipe de origen mongol, tataranieto de Juchi, hijo de Genghis Khan, cuyo padre, Tihomir, afianzó su poder en la comarca (según investigación del doctor Szabolcs de Vajay).
Lo curioso acá es que el nombre haya saltado de la sureña Valaquia a la parte norte de la norteña Moldavia . .

No hay comentarios:

Publicar un comentario