Diario “La
Nación”. Buenos Aires, lunes 04 de agosto de 1997
Hipótesis de
conflicto: las islas Taioyu-Senkaku
Ocho minúsculos colosos
Sus abundantes yacimientos de petróleo y gas son un
motivo de tensión entre chinos y japoneses
En los últimos años se han producido violentas
manifestaciones contra el Japón en China continental, Taiwan, Singapur, Macao y
Hong Kong, antes de su reincorporación a China.
Igualmente en el Canadá, el canciller nipón, Yukihiko
Ikeda, fue recibido por grupos de chinos fuertemente hostiles cuando visitaba,
en viaje oficial, el Parlamento de Otawa.
Unidos en un reclamo
Los manifestantes, en todos los casos, coincidían en
apoyar los reclamos de ambos gobiernos chinos, el comunista de Pekín y el
nacionalista de Taipei, frente al de Tokio, por la posesión de un minúsculo
archipiélago deshabitado al que los chinos llaman Taioyu (o Daioyu) y los
nipones Senkaku, situado 200 kilómetros al noroeste de Taiwan y 300 al oeste
del archipiélago de Okinawa y al este de la provincia china de Fukien.
La cuestión surgió en 1972, cuando los norteamericanos
evacuaron las islas de Okinawa, reintegrándolas al Japón. Las Taioyu-Senkaku
fueron incluidas en el lote sin consultar a ninguno de los dos gobiernos chinos
ni sondear previamente la opinión pública china ni la de los políticos chinos.
Tanto Pekín como Taipei reaccionaron con igual prontitud
e irritación, protestando enérgicamente. Washington se descargó de culpa
sosteniendo que sólo había "administrado" las islas y que
"administración" no equivalía a soberanía.
El debate entre los chinos y Japón se ha ido envenenando.
¿Qué puede haber despertado tan grande interés, casi súbito, en un insignificante
grupo de ocho islitas microscópicas, con una superficie de 6,3 kilómetros
cuadrados? Las islas son mínimas y justifican la indiferencia secular hacia
ellas. Su suelo, por el contrario, tiene abundante riqueza aún no explotada en
yacimientos de petróleo y gas. A esto debe sumarse su plataforma submarina que,
conforme la Convención sobre Derechos del Mar del 7 de octubre de 1982, se
extiende en un territorio de 188 millas náuticas (una milla náutica equivale a
1852 metros).
Las islas fueron descubiertas en los grandes viajes de la
dinastía china Ming (1368-1644), pero no parece que se hubiera hecho hasta los
últimos tiempos un reclamo concreto por parte de ningún país. Por lo demás,
Japón las anexó en 1879 y lo mismo hizo con Taiwan en 1895, luego de vencer en
una guerra con China. Las islas estaban -parece- incluidas. Debió devolverlas
al ser vencido en 1945. Y las islas fueron olvidadas, parece.
Comenzada la discusión en 1972, Deng Xiaoping, con su
gran sentido práctico, hizo una propuesta al tomar el gobierno de China en
1976: prescindir por el momento de la cuestión de soberanía y hacer una
explotación conjunta de los recursos pesqueros, mineros y petroleros de las
islas. La cuestión quedó quieta hasta hace siete años y no hubo más explotación
que la tradicional de los pesqueros chinos.
La calma fue rota en 1989, cuando el grupo
ultraderechista nipón Nihon Seinen-sha (Federal Juvenil Japonesa) instaló un
faro en ellas. Las protestas de ambos gobiernos chinos obligaron al gobierno
imperial a desmantelarlo.
En el ínterin, Pekín incluyó las islas en su propia
demarcación marítima, en tanto que Taiwan reafirmaba su derecho.
En julio del año último, el mismo grupo nipón instaló
otro faro e izó la bandera de su país. Taipei y Pekín protestaron y la Alianza
Patriótica China, fundada en 1972, los instó a unir sus esfuerzos para proteger
el territorio de su país.
Los incidentes se agravaron: en septiembre, un buque que
partió de Taiwan con funcionarios y periodistas fue interceptado a 16
kilómetros de las islas por tres naves patrulleras niponas que los intimaron a
retirarse. El incidente se repitió poco después con otros cinco buques de
Taiwan, 16 legisladores y 80 periodistas que querían retirar la bandera nipona
y poner la de China. Los detuvieron once patrulleros y guardacostas del Japón.
En el continente se pidió la intervención de la Comisión Central de Asuntos
Militares del PC.
Tres demandas de Pekín
Taiwan ha planteado la posibilidad de cerrar el paso por
el estrecho que la separa del continente -la ruta de Hong Kong- a los buques
con contenedores japoneses y se habló de declarar un boicot a los productos
nipones.
El canciller de Pekín, Qian Qichen, pidió a su colega
Ikeda que sea demolido el faro, se prohíba a los japoneses desembarcar en las
islas y no se moleste a los manifestantes o barcos de protesta que lleguen
desde Taiwan. Podría cerrarse algún consulado nipón en caso contrario.
La discusión alcanzó los picos más altos cuando políticos
del Partido Liberal Democrático, nipón, discutieron la real dimensión del
ataque de su país a China en 1937 e, incluso, del episodio más cruento en los
ocho años del conflicto: la matanza de civiles y soldados rendidos -300.000 en
total- al tomar Nankin.
Los gobiernos han intentado controlar las manifestaciones
para evitar que las cosas pasen a mayores.
Este ejemplo de conflicto potencial muestra que la
variedad de los tales es enorme, si ocho diminutas islitas vacías han irritado
tanto a tantos y tan poderosos países. .
Por
Narciso Binayán Carmona
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