Diario “La Nación”.
Buenos Aires, domingo 19 de enero de 2014 |
El perfil
Valérie Trierweiler, la mujer engañada que se sumó al
destino de las primeras damas francesas
A diferencia de sus antecesoras, la
periodista confirmó el affaire del presidente por los medios y anticipó el
final con varios pasos en falso
Valérie Trierweiler habría
"tomado una pastilla de más". Lo hizo para olvidar ese sentimiento de
humillación y desesperación que se había instalado pocas horas antes, durante
una brutal explicación, en la que el hombre que compartió su vida durante siete
años admitió lo que había negado durante meses: su tórrido romance con la
actriz Julie Gayet, 18 años más
joven que él.
"Traicionada, engañada, enceguecida, fue como si un tren bala la
hubiera llevado por delante", confesó una de sus amigas. En esa dramática
confrontación del jueves 9 de este mes, también se enteró de que al día
siguiente la revista Closer publicaría siete páginas de fotos, que mostraban al
presidente François Hollande, casco integral sobre la cabeza, llegando por las
noches para encontrarse con su amante y partiendo por la mañana de un
departamento situado a pocos pasos del Palacio del Elíseo.
Contrariamente a lo que había afirmado hasta entonces cada vez que Valérie
mencionaba los rumores que circulaban por el micromundo parisino desde hacía
semanas, el presidente no negó nada. Peor aún, Hollande se mostró frío e
implacable.
Según la versión oficial, por la noche, al regresar sola a su casa, la
primera dama tomó somníferos. A la mañana siguiente se despertó con náuseas y,
sintiéndose al borde del precipicio emocional, reclamó su hospitalización. Poco
después, fue admitida en el nosocomio de La Pitié-Salpetrière, donde sigue
internada víctima de un "intenso estado de fatiga nerviosa". Otras
versiones afirman que esa crisis se produjo en sus oficinas del Palacio del
Elíseo y fue el médico de la presidencia quien decidió enviarla al hospital.
La verdad es que desde hacía meses la ex periodista de Paris Match conocía
la verdad, sin querer admitirla. Sus allegados le contaron que un auto, con los
vidrios polarizados, venía a veces de madrugada a buscar a una bella mujer
frente al portón del Coq, el acceso posterior del Elíseo.Por ese mismo portón
el presidente solía "escaparse" cada vez con más frecuencia, lo que
provocaba la preocupación de sus colaboradores.
NI
SOPORTAR NI CALLAR
"Valérie hace como la mayoría de sus predecesoras en el Elíseo: soporta
y calla, como Bernadette Chirac", confiaba hace pocos días una amiga.
Exceptuando el hecho de que la mayoría de los presidentes de la Quinta
República fueron temibles seductores que vivían varias vidas simultáneas, ese
comentario está muy lejos de reflejar la verdad. Antes que nada, porque el
mundo ha cambiado vertiginosamente y lo que antes se mantenía rigurosamente en
secreto, hoy es disecado por los medios de comunicación, lo que obliga a los
protagonistas a tomar posición.
Segundo, y sobre todo, porque Valérie Trierweiler es la primera
"primera dama" que no está casada con el presidente, y esa situación
la coloca prácticamente en igualdad de condiciones con Julie Gayet o con
cualquier otra rival eventual.
En verdad, François Hollande no inventó nada. En la Francia moderna,
fundada en 1958, donde sólo Charles de Gaulle y Georges Pompidou pueden ser
considerados irreprochables, el apetito sexual de los presidentes franceses
nunca se satisfizo sólo con el amor conyugal. Pero ésa era la Francia donde
"en las buenas familias nadie se divorciaba", y por esa misma razón,
las esposas legítimas -aunque engañadas- sabían que nunca serían humilladas.
Esta atractiva mujer de casi 49 años, periodista política, comparte su vida
con François Hollande desde 2000. Se conocieron a fines de la década del 80
cuando, encargada de cubrir el Partido Socialista para Paris Match, comenzó a
ver asiduamente al entonces primer secretario.
La relación amorosa empezó recién en 2006 en un marco extremadamente
complicado. Valérie estaba casada con Denis Trierweiler, con quien tuvo tres
hijos, y François Hollande compartía aún su vida con Ségolène Royal, que se
aprestaba a lanzar su candidatura presidencial.
La historia permaneció secreta hasta que Hollande, ya separado de Royal,
decidió oficializarla por vía de prensa en 2010: "Valérie es la mujer de
mi vida", dijo. Una fórmula que indignó a Ségolène Royal, madre de sus
cuatro hijos, que durante todos esos años defendió con uñas y dientes la
supervivencia de su pareja.
Pero durante ese tiempo, víctima del odio persistente de Royal, que incluso
trató de hacerla despedir de Paris Match, Valérie desarrolló una suerte de
obsesión por su rival. Un sentimiento que la llevaría a cometer errores que
provocaron el rechazo de los franceses desde el primer día y motivaron la
ruptura actual. Como aquel inolvidable y perentorio: "Bésame en la
boca", pronunciado el 6 de mayo de 2012, la noche misma del triunfo
presidencial, en el acto público de la Plaza de la Bastilla, delante de
millones de personas. O aquel funesto tuit enviado pocos días después a Olivier
Farloni, para apoyar su candidatura a las elecciones legislativas contra Royal,
que reveló hasta qué punto la guerra entre ambas mujeres no admitía treguas.
Según algunos testigos, el presidente lloró de rabia al enterarse de ese
terrible dérapage . Él lo niega. Pero es seguro que, desde
aquel mes de junio, nunca nadie volvió a sorprender gestos de ternura de
François en dirección a Valérie. La pareja intentó sin embargo reparar la
relación, pero incluso los sondeos atribuían una parte del terrible derrumbe de
popularidad del presidente a su compañera. En privado, presa de un profundo
sentimiento de inseguridad, Valérie siempre afirmó que el mandatario nunca la
ayudó a hallar su sitio de primera dama. "Mientras más excluida se sentía,
más intentó ponerse en escena", se lamenta uno de sus amigos, el
periodista Jérôme Béglé.
Según Béglé, esa inseguridad la llevó a cometer el último paso en falso, el
que sellaría su suerte. Fue en octubre, cuando en pleno debate nacional sobre
la expulsión de Leonarda, la primera dama se declaró "consternada"
por la suerte de esa joven rumana en situación ilegal.
Entre otros cargos, los franceses la consideran arrogante. Muchos ignoran,
sin embargo, que -contrariamente a sus predecesoras- Valérie Trierweiler no
pertenece a la burguesía. Nacida en la ciudad de Angers en 1965, quinta de una
familia de seis hijos, tuvo un padre bancario, inválido de guerra, y una madre
cajera en una pista de patinaje municipal. Después de cursar estudios de
Ciencias Políticas en la Sorbona, su carrera comenzó como secretaria en la
redacción de Paris Match hasta que su marido -ejecutivo de la revista- le dio
un puesto de redactora. A partir de 2005, y hasta el momento de convertirse en
primera dama, animó un programa de entrevistas políticas, Le Grand 8 ,
en una cadena de televisión.
Esta semana, desde su lecho de hospital, Valérie Trierweiler imaginó
distintos escenarios, uno más absurdo que otro. Por ejemplo, que François
Hollande volvía al redil y todo terminaba como en una comedia hollywoodense.
La verdad es que al final de esta tragicomedia en la que se mezclan vida
privada y política, amor y dolor, existe un sobrio comunicado de prensa, listo
para ser publicado, en el que se informa que cada uno de sus protagonistas
recupera su libertad. La única incógnita que persiste es cuándo será divulgado.
QUIÉN
ES
·
Nombre y apellido: Valérie
Trierweiler
Edad: 48 años
Periodista
Conoció a Hollande cuando cubría el Partido Socialista para Paris Match. Ambos estaban casados. Entre 2005 y 2012 condujo un programa político por TV.
Obsesión peligrosa
La relación se oficializó en 2010. Su obsesión con la ex esposa de Hollande motivó varios exabruptos públicos que afectaron su imagen y la del presidente.
Edad: 48 años
Periodista
Conoció a Hollande cuando cubría el Partido Socialista para Paris Match. Ambos estaban casados. Entre 2005 y 2012 condujo un programa político por TV.
Obsesión peligrosa
La relación se oficializó en 2010. Su obsesión con la ex esposa de Hollande motivó varios exabruptos públicos que afectaron su imagen y la del presidente.
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