Diario "Clarín". Buenos Aires 26 de junio de 1998
ESCUELA DE LAS AMERICAS
El último bastión de la Guerra Fría
Tiene más de medio siglo de vida. Funcionó en Panamá.
Ahora lo hace en Estados Unidos. Formó a generaciones de militares de
América latina en la defensa de la geoestrategia del Pentágono. También
nacieron en ella expertos en tortura, secuestros y asesinatos. Se la
llama Escuela de Dictadores. Una buena parte de la sociedad
estadounidense exige ahora que sea cerrada para siempre.
ANA BARON. Corresponal en Washington
Cuando trabajaba en la Escuela de las Américas,
sabíamos que los alumnos que venían a entrenarse eran militares
latinoamericanos que en sus países violaban continuamente los derechos
humanos. Pero no nos importaba. Los manuales operativos que usábamos
contenían conceptos como abuso fisico, extorsión, asesinar, neutralizar,
es decir todo lo que equivale a torturar.El mayor (R) Joseph Blair, ex
instructor de la Escuela de las Américas, sabe de qué habla. Veterano de
Vietnam, asistente del ex director de la CIA William Colby, Blair
estuvo implicado en la ayuda y entrenamiento de los contras
nicaragüenses durante los convulsionados años 80 en América Central.
Trabajó en la Embajada de Estados Unidos en Guatemala y, finalmente, fue
instructor de Logística en la Escuela de las Américas, institución que,
según Blair, debería ser cerrada. La Escuela de las Américas es un
dinosaurio de la Guerra Fría, sintetiza hoy Blair, que refuerza su
opinión con la admisión de lo que ya no era secreto para nadie: fue en
ese instituto estadounidense donde los militares de toda América latina
aprendieron a torturar, entre otras aberrantes técnicas antisubversivas
violatorias de los derechos humanos. Enseñábamos cómo realizar arrestos
falsos, técnicas de interrogatorios totalmente inhumanas, métodos para
extorsionar con eficacia y para cometer toda clase de abusos físicos. Ha
llegado la hora de reconocer todo esto y de cerrar la escuelaLa Escuela
de las Americas (School of Américas, SOA, en inglés) fue fundada en
1946 en Panamá, en los cuarteles generales del Comando Sur. Aquellos
eran los años de la posguerra, los Estados Unidos estaban gobernados por
Harry Truman, la Unión Soviética había surgido de la Segunda Guerra
Mundial como nueva e inquietante potencia y aún faltaban algunos años
para que Winston Churchill acuñara una de sus frases más célebres: la
que aseguraba que sobre Europa central había caído una cortina de
hierro.La sede de la Escuela, conocida como Fort Gulick, sirvió durante
años para inculcar a los militares latinoamericanos la llamada doctrina
de la seguridad nacional, un concepto sin manual orientado a sentar un
feroz anticomunismo entre los militares de la región. Los críticos de
Fort Gulick esgrimieron siempre como principal argumento de su oposición
a la existencia de SOA, que en realidad la Escuela era un centro de
formación de dictadores. Y un simple repaso a la larga lista de sus
graduados (son más de sesenta mil, sólo la Argentina envió a 635
oficiales y suboficiales de las tres fuerzas armadas y de seguridad a lo
largo de más de medio siglo) confirma aquella visión. Como siempre
sucede, algunos alumnos resultaron mejores que sus maestros: la
dictadura militar argentina de 1976 juzgó al entonces presidente
estadounidense James Carter de comunista por su política de salvaguarda
de los derechos humanos.En 1984 la Escuela cerró sus puertas en Panamá,
en cumplimiento de lo establecido en los tratados de devolución del
Canal entre ese país y Estados Unidos. Tras algunos intentos fracasados
de trasladarla a otros países de América, Brasil fue candidato, la SOA
terminó en Fort Benning, en el estado de Georgia, donde ocupa un
edificio de granito color rosa, material que por ahora le ha servido
para resistir los embates más furiosos de buena parte de la sociedad
estadounidense que exige que ese centro militar sea cerrado en forma
definitiva.En realidad, la opinión del ex mayor Blair, un hombre que fue
de la School of América, es compartida y alentada por los cada vez más
numerosos miembros de SOA Watch (Observadores de las Escuela de las
Américas) una organización sin fines de lucro que fue fundada por el
Padre Roy Bourgeois a principio de la década del 90 para lograr que
cierren lo que llaman la Escuela de Asesinos, un juego de palabras con
la sigla SOA: School of Assassins. Actualmente hay 26 miembros de SOA
presos en distintas cárceles de Estados Unidos por haber hecho una
manifestación en el interior de la Escuela de las Américas, un hecho
prohibido por la ley estadounidense.Numerosos representantes (diputados)
y senadores se han unido al movimiento antiescuela y han propuesto al
Congreso norteamericano dos leyes que impulsan el cierre de la escuela.
Tenemos que derribar el último muro de la Guerra Fría, dijo a Zona el
diputado Joseph Kennedy (hijo de Robert Bob Kennedy, asesinado en 1968),
uno de los patrocinantes del proyecto de ley H.R. 611 que establece la
clausura de la Escuela. La Escuela de las Américas es sinónimo de los
capítulos más oscuros de la política de Estados Unidos hacia América
latinaSegún Kennedy, allí se graduaron los peores violadores de los
derechos humanos en América latina. Entre muchos otros, la lista incluye
a Roberto DAubuisson, líder de los escuadrones de la muerte en El
Salvador; el ex presidente de Panamá Manuel Noriega, condenado a
cuarenta años de prisión por tráfico de drogas; el general Leopoldo
Galtieri, uno de los responsables de la represión ilegal en la
Argentina; el general Raúl Cedrás, líder golpista haitiano; dos de los
tres asesinos del arzobispo salvadoreño Oscar Romero, diez de los doce
oficiales responsables del asesinato de novecientos civiles en El
Mozote, El Salvador, y diecinueve de los oficiales ligados al asesinato
de seis sacerdotes jesuitas en El Salvador.Si la Escuela de las Américas
sigue abierta, Estados Unidos seguirá asociada a los abusos de sus
graduados, dijo Kennedy, quien agregó que las investigaciones realizadas
en México demuestran que los responsables de la masacre de Chiapas del
22 de diciembre del año pasado están relacionados con graduados de la
Escuela de las Américas.En una carta dirigida a uno de sus colegas,
Kennedy da los nombres y apellidos de los oficiales que estarían
implicados: coronel Julián Guerrero Barrios (egresado de la Escuela en
1981), general José Rubén Rivas (egresado en 1981) y general Juan López
Ortiz (egresó en 1980).La voz de la experienciaAl final de la Segunda
Guerra Mundial, el colonialismo en América latina fue reemplazado por
dictaduras y regímenes tolitarios. La protección de la democracia en la
región era uno de los elementos importantes de la política de Estados
Unidos. El énfasis inicial de la Escuela fue enseñar a América latina
cómo defenderse del comunismo inspirado en la Unión Soviética y en Cuba,
cómo defenderse de la subversión y la insurgencia, dice un video que la
oficina de prensa y promoción de la Escuela preparó en un intento por
contrarrestar los efectos de la campaña que exige su cierre.Desde el
Descubrimiento de las Américas hasta ahora, los americanos han estado
luchando por la libertad, dice en el mismo video Jeanne Kirkpatrick, ex
embajadora ante las Naciones Unidas del gobierno de Ronald Reagan.
Autora de un libro que justifica las dictaduras militares en América
latina a través de una comparación entre gobiernos totalitarios
comunistas y gobiernos autoritarios que luchan contra el comunismo,
agrega: La herencia en esta era de la post-Segunda Guerra en Occidente
ha sido el avance de la democracia y los derechos humanos. El objetivo
común entre Estados Unidos y América latina, que se origina en la
democracia, requiere cooperación y coordinación.Según la ley 100-180, la
Escuela de las Américas tiene hoy como función principal: Desarrollar y
conducir para las fuerzas armadas de América latina los mejores
programas de entrenamiento militar, reforzar el profesionalismo militar,
aumentar la cooperación entre las fuerzas multinacionales e incrementar
el conocimiento de los militares latinoamericanos sobre la tradición y
costumbres de Estados Unidos. Más aún, una de las misiones principales
de la Escuela es promover los valores y el respeto por los derechos
humanos.Sin embargo, en los Estados Unidos es obvio que, casi sin razón
de existir tras el final de la Guerra Fría, la Escuela de las Américas
logró sobrevivir a los recortes presupuestarios desatados tras la caída
del Muro de Berlín gracias a un nuevo enemigo: el narcotráfico
internacional. En los últimos años, el reclutamiento de nuevos alumnos
aumentó tras conocer un abrupto descenso en picada al principio de los
90. Este año, por primera vez desde 1996, más de mil soldados
latinoamericanos se entrenarán en la Escuela.Los cursos más populares
son los de operaciones antidrogas, que incluyen: Instrucción sobre
planeamiento y ejecución de una operación, con la participación de
agentes de la DEA.En realidad nada ha cambiado -previene el mayor
Blair-, los cursos antidrogas se parecen a los antisubversivos y el de
derechos humanos del que tanto hablan son sólo cuatro horas de
instrucción, que es lo que siempre enseñaron: los lineamientos
principales de la Convención de Ginebra. Pero, ¿cómo puede un ejército
enseñar democracia si no hay nada democrático en un ejército?, se
pregunta Blair. Si Estados Unidos quiere enseñar democracia, es mejor
cerrar la Escuela de las Américas y enviar a todos los militares
latinoamericanos a unversidades americanas. Los cursos de la Escuela de
las Américas son pagados con fondos de la ayuda militar que Estados
Unidos envía al exterior, fondos íntimamente conectados con la venta de
armas, afirma Blair.Empecé a militar en SOA Watch porque, después de
haber viajado varias veces a América latina, constaté que todas las
atrocidades cometidas por los militares estaban relacionadas directa o
indirectamente con la Escuela de las Américas. Conocí a mucha gente que
padeció las consecuencias de lo que enseñaban en la Escuela: ya sea en
Nicaragua, Guatemala, o ahora en Chiapas, los métodos son siempre los
mismos. Y se enseñan en la Escuela, dijo a Zona Carol Richardson, uno de
los miembros más activos de esa organización, que acaba de pasar seis
meses en prisión. Nos detuvieron porque era la segunda vez que hacíamos
una manifestación frente al edificio de la Escuela. Richardson trabaja
desde hace años en América latina para la organización Testigos de la
Paz.SOA Watch organiza manifestaciones frente a la Escuela de las
Américas con la intención de reunir firmas para que la cierren. La
última fue el 16 de noviembre del año pasado.Ese día, unas mil personas
simularon frente a la Escuela un cortejo fúnebre, ataúdes incluidos, que
recordaba a las víctimas más conocidas asesinadas por el terrorismo de
Estado en distintos países latinoamericanos. Al llegar frente al portón
principal descolgaron el cartel de Escuela de las Américas y lo
reemplazaron por dos en los que se leía Escuela de asesinos y Escuela de
vergüenza.La policía arrestó a veintiocho personas que ya habían
manifestado antes por reincidentes. Fueron acusados de destruir
propiedad del gobierno con intención maliciosa y condenados a entre seis
y doce meses de prisión, más una multa de 3.000 dólares. El jueves
pasado fueron condenados los últimos cinco activistas del grupo. El
padre William Bischels, de 70 años, recibió un año de cárcel; Marge
Eilerman (60), 8 meses; Ed Kinane (53), diez meses; Kathleen Rumpf (47),
un año, y Mary Trotochaud (47), ocho meses.En el juicio, Marge Eilerman
dijo: El tiempo que pasaremos en prisión tendrá sentido si conduce al
cierre de la Escuela de las Américas. Dado el grado de terrorismo
practicado por los militares entrenados por la Escuela y que ahora
actúan en Chiapas y en Colombia, lo que está en juego es muy importante.
Mary Trotochaud dijo: Es una ironía ser arrestada, cuando los graduados
de la Escuela de las Américas, implicados en las violaciones más
atroces de los derechos humanos en el hemisferio, permanecen en
libertad.Presionado por activistas y legisladores, el secretario de
Defensa ordenó en 1992 una revisión de los manuales que usaron durante
muchos años los instructores de la Escuela de las Américas en 1992.
Clarín tuvo acceso al resultado de esa revisión y descubrió que siete
manuales no sólo se usaron en la Escuela sino que fueron distribuidos a
los servicios de inteligencia militar de varios países de América
latina.El Ministerio de Defensa estadounidense señaló que los manuales,
que fueron usados en la Escuela entre 1989 y 1991 y por sus instructores
en América latina entre 1987 y 1989, contienen prácticas declaradas
fuera de la ley a principios de los años 80. Entre los párrafos
objetados figuran los siguientes:Los subversivos pueden ser considerados
como criminales por el gobierno legítimo.Es esencial que las agencias
de inteligencia obtengan información de los partidos políticos que
apoyan a los movimientos guerrilleros, y sobre la influencia que los
guerrilleros tienen sobre ellos.La extorsión es un método de
interrogación.Si un individuo ha sido reclutado a través del miedo, el
agente de contrainteligencia debe mantener la amenaza.Los agentes de
contrainteligencia deben ofrecer regalos y compensaciones por la
información que conduzca al arresto, captura o muerte de un
guerrillero.Si bien el proyecto de ley para cerrar la Escuela de las
Américas ya tiene el apoyo de 129 diputados en el Congreso
estadounidense, recién en noviembre se sabrá si logran obtener la
mayoría para que realmente sea aprobada.
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