Traducir

martes, 14 de enero de 2014

ALBANIA. GUERREROS DE LEYENDA.



Diario “La Nación”. Buenos Aires, lunes 28 de julio de 1997 
Hipótesis de conflicto: Albania
Guerreros de leyenda
La nación que reivindica a Kosovo y a parte de Macedonia, más fiera aun que la serbia, plantea en los Balcanes un problema latente que es pura dinamita
Hace muy pocos años los observadores políticos internacionales tomaron nota, con inquietud, de las violentas manifestaciones nacionalistas de los albaneses en la región autónoma de Kosovo, en Yugoslavia.
Tanto en la época de Tito -cuando se produjeron los estallidos de 1968- como después los temores estaban más que fundados, ya que la situación de Kosovo era, y sigue siendo, potencialmente mucho más explosiva que la de Bosnia, y la capacidad combativa de los albaneses alcanza extremos de leyenda.
En cuanto a este aspecto igualan, si no superan, a los serbios.
Un personaje real, Jorge Castriota (1405-1468), más famoso como Scanderbeg, resume la vigorosa personalidad de los albaneses en ese sentido.
Rehén del sultán otomano y obligado a convertirse al Islam, Scanderbeg alzó en su señorío la bandera de la rebelión con su escudo de armas -el águila de dos cabezas- como estandarte.
En esos momentos los turcos habían ya conquistado Serbia, Bulgaria y Bosnia, y poco después caería en sus manos la capital imperial, Constantinopla, "la nueva Roma" (1453). Sólo Scanderbeg resistió con éxito seguido con entusiasmo por sus compatriotas y ayudado por su fiel aliado, el rey Alfonso el Magnánimo, de Nápoles y Sicilia.
Después de su muerte, la guerra siguió hasta 1481, pero los otomanos no lograron dominar la resistencia, encabezada primero por su hijo y luego por su nieto, hasta 1506. Toda su época admiró el valor de ese pequeño pueblo y de su jefe frente a una potencia a la que nadie enfrentaba con éxito y la veneración hacia él es tan grande que el blasón familiar con el águila de dos cabezas se mantuvo en el escudo de Albania incluso durante la época comunista.
Más misteriosa que el Tíbet
Prudentemente, los turcos, una vez conquistado militarmente el país, siguieron una política cauta frente a ellos, alertados por su ferocidad, aun vencidos. Por su parte, la mayoría de los albaneses abrazó el Islam pero una porción sustancial del pueblo siguió siendo cristiana, ortodoxa o católica.
Encerrados entre sus montañas, aislados del resto de Europa, mantuvieron un sistema semifeudal, con señoríos y tribus, y conservaron sus viejas tradiciones y costumbres hasta bien entrado este siglo.
Un francés pudo escribir acertadamente en 1912: "Conocemos mejor el desierto del Sahara o el Tíbet que a Albania". Y ello pese a la corta distancia que la separa del talón de la bota italiana.
Occidente la olvidó, y se llegó a llamar "turcos" a los albaneses musulmanes y "griegos" a los ortodoxos e incluso se dijo que era una simple "expresión geográfica. No existe".
Sólo en 1912, durante las guerras balcánicas contra Turquía, el país debalcánicas contra Turquía, el país declaró nuevamente su independencia, y se llega así al problema actual.
La aspiración nacional era reconstruir Albania sobre la totalidad del territorio étnicamente albanés. En ese momento era sencillísimo, pues la totalidad del país formaba parte del Imperio Otomano. Austria, Hungría e Italia apoyaban a Albania, pero Rusia, protectora de Serbia, logró que Kosovo pasara a ésta.
Igualmente quedó fuera de Albania la parte oriental, tierra natal de la figura más ilustre de la nación en los últimos siglos, la Madre Teresa.
Albania renacida quedó de este modo con la mitad de su pueblo en tierra extranjera. En 1925 llegó al poder como presidente Ahmed Zogú, jefe de tribu y político de gran carrera, que en 1928 se proclamó rey. Su reinado de once años fue progresista, pero terminó abruptamente por la invasión italiana del Viernes Santo (7 de abril) de 1939.
Víctor Manuel III de Italia fue proVíctor Manuel III de Italia fue proclamado rey, pero Albania mantuvo instituciones propias: primer ministro, Parlamento y administración, salvo las relaciones exteriores.
Más aún, se recuperaron las fronteras étnicas perdidas en 1921; Albania duplicó su población y económicamente se fortaleció: de país importador de cereales pasó a exportador.
El premier, Mustafá Kruja, que, siendo muy joven, en 1908 había encabezado una rebelión contra los turcos, había señalado ya en 1940: "¿Qué puede decirse, si Italia rectifica los errores de la diplomacia y si por su intermedio Albania, amputada, completa su unión nacional?".
Sobre esto no hubo disidencia. Cuando los guerrilleros comunistas se organizaron políticamente, tres años más tarde, insistieron en que debían mantenerse las fronteras recuperadas.
Enver Hoxha, el dictador comunista, incluso logró que Tito confirmara en 1946 que Kosovo era albanesa. Pero ello fue en el marco de su aspiración de incorporar Albania a Yugoslavia como una república más, aunque no fuera eslava. Fracasado en esto, retiró su apoyo. La cuestión siguió así con las violentas manifestaciones de 1968 y 1981 en Kosovo, en demanda de la anexión.
En 1984, en Prishtina, la capital, el rector de la Universidad me aclaró al visitarlo: "Somos albaneses. Queremos reunirnos con nuestros compatriotas".
Frontera inflamable
Kosovo tiene 2.500.000 habitantes, de los cuales al menos el 80% es albanés, mientras que Macedonia tiene dos millones y un 23% albanés. Están junto a la frontera.
Políticamente, si bien Kosovo sigue bajo control yugoslavo, se ha proclamado como república un gobierno paralelo y tiene su presidente -Ibrahim Rugova- y su Parlamento, aunque el premier y el gabinete están en el exilio, en Suiza. Los agrupa la Liga Democrática de Kosovo.
En Macedonia los albaneses tienen dos partidos: el de la Prosperidad Democrática y el Democrático. El vicepresidente es siempre albanés y hay varios ministros. Pese a ello, considera que la situación es más explosiva allí que en Kosovo.
La moderación de Rugova ("resistencia pasiva") y de Berisha, presidente de Albania, atribuida a presiones internacionales, les han valido muchas críticas y no han evitado situaciones violentas: ataques a tropas y civiles serbios (1996) y la muerte de dos "colaboracionistas" (1997).
Este panorama ha sido hábilmente explotado por el rey Leka (pretendiente, ver aparte), que en el curso de la campaña electoral última se presentó como "rey de todos los albaneses" y "no sólo de Albania". Reclamó explícitamente Kosovo y los distritos en Macedonia.
Como la planteó recientemente un político griego: "La cuestión albanesa es realmente explosiva". Una guerra que, comparativamente, haría que la de Bosnia pareciera insignificante y aterra tanto a Washington como a la Unión Europea.
El amor que acechaba en una revista vieja
De "cuento de hadas" ha sido calificado el romántico casamiento del rey Zog I con la condesa húngara Geraldina Apponyi, veinte años menor que él. Se encontraron a fines de 1937, cuando una hermana menor del monarca hojeaba una revista vieja donde la condesa aparecía en una fiesta en Budapest. Le pareció interesante como reina y su hermano, soltero, se entusiasmó tanto que envió de inmediato a un ayudante para invitarla a una fiesta en Tirana. La condesa llegó el 30 de diciembre, se conocieron el 31, ante 3000 personas, el rey pidió su mano el 1º de enero de 1938 y se casaron el 27 de abril del mismo año.
La prensa sentimental y social de la época aprovechó este romance "tan singular y de tan feliz desenlace", según un texto periodístico de entonces.
El Miércoles Santo (5 de abril) de 1939 nació el príncipe heredero, Leka, y dos días más tarde, durante la ceremonia en que el cuerpo diplomático fue a felicitar al padre, el embajador italiano le anunció a éste que un par de horas después las tropas de su país invadirían a Albania. La reina y el bebe Leka partieron sin demora y ese mismo día, en medio de barro y hielo, llegaron a Grecia.
Leka creció en el exilio, vive en Africa y no volvió hasta 1993. Afirma que hubo fraude en el plebiscito del mes último, en el que se votó por la restauración de la monarquía o en contra de ella y así lo planteó ante la justicia electoral.
Por parte de su abuela paterna, Sanie Toptani, Leka desciende de una hermana de Scanderbeg, mientras que, por su madre, viene del aliado del héroe albanés, Alfonso el Magnánimo (1416-1458) cuya hija Leonor es antepasada de la alta nobleza magiar. Leka está casado con una australiana y tienen un hijo que también se llama Leka.
Un periodista del peronismo
La conquista turca de Albania ha determinado la creación desde el siglo XV de una serie de colonias bastante importantes en el sur de Italia. Ernesto Sabato recuerda en "Abaddón el exterminador" que la familia de su abuela era albanesa, nacida en Paola, Calabria.
Igualmente, figuras conocidas de la vida pública argentina, como Américo Barrios, periodista del peronismo de la primera época, o el el juez de la Corte Suprema de Justicia Augusto Belluscio (Belushi) son de origen albanés.
Una curiosidad la constituyen las tres cautivas que Tamerlán envió de regalo a Enrique II de Castilla, en 1402, tras capturarlas del harén del sultán Bayaceto, vencido en Ankara. Las tres eran hermanas y, según sus lápidas respectivas, "hija del conde Juan y nieta del rey de Hungría". Se casaron y han dejado gran descendencia en Galicia, Arévalo y Segovia.
Durante siglos se ha intentado en vano establecer quiénes eran esos dos personajes femeninos.
El estudioso húngaro Szablocs de Vajay, por carta de junio último, me autoriza a publicar el resultado de su propia pesquisa: el rey aludido en las lápidas sería Carlos II de Nápoles, coronado brevemente rey de Hungría (1385) y de trágico fin.
Una hija natural suya, Angelina, se habría casado con un magnate albanés, Ghin (Juan). De Angelina viene, al parecer, la primera esposa del suegro del Libertador y, por lo tanto, la familia porteña de Demaría. .
Por Narciso Binayán

No hay comentarios:

Publicar un comentario