En 1956 se reúnen en la isla de Brioni, Yugoslavia, el coronel Gamal
Addel Nasser de Egipto, el Pandit Nehrú de la India y el mariscal Tito de Yugoslavia. En 1960
se vuelven a reunir en Naciones Unidas estos líderes a los cuales se le agregan
Ahmed Sukarno de Indonesia y Kwame Nkrumah de Ghana con el fin de constituir el
movimiento de no alineados. Se establecieron cinco ideas fuerza como base del
movimiento: 1) Respeto a la política activa; 2) apoyo a la lucha de liberación
nacional; 3) no adhesión a las alianzas político-militares multilaterales concluidas
en el contexto del conflicto entre las grandes potencias; 4) no adhesión a las
alianzas militares bilaterales pactadas en ese contexto y 5) no admisión de
bases militares extranjeras en
territorios nacionales.
Estos antecedentes dieron lugar a la primera reunión cumbre del Movimiento de No Alineados,
realizada en Belgrado, Yugoslavia, con la asistencia de 26 países y que
concluyera el 6 de septiembre de 1961. En la Declaración final de
esta conferencia se condena el colonialismo, el armamentismo la discriminación
racial, la política expansiva de Israel en Medio Oriente y se apoyaba las
luchas de liberación nacional.
A la
III Reunión Cumbre de No Alineados celebrada en Lusaka,
Zambia, el papa Paulo VI envía una comunicación de adhesión, diciendo que
aspiraba “a la autodeterminación de los pueblos, denunciando la carrera de
armamentos y alentando y sosteniendo todo esfuerzo de coexistencia fructífera,
justa y pacífica entre los pueblos”.
En ese clima de coexistencia pacifica entre las
superpotencias, las reuniones de los No Alineados han servido con seguridad
para que los países subdesarrollados, tomen conciencia del papel que les
corresponde en el mundo.
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