Julio María Sanguinetti: "Uruguay precisa flexibilidad para salir al mundo"
El
ex presidente uruguayo afirma que el gobierno que surja del ballottage
mantendrá el rumbo de la economía de los últimos años; confía en un
Mercosur más abierto a los intereses de su país
LA NACION
Sábado 15 de noviembre de 2014
Uruguay vuelve a las urnas el 30 de noviembre
con el Frente Amplio de Tabaré Vázquez como claro favorito, frente a
Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, en el decisivo ballottage por la
presidencia.
Las primeras encuestas atribuyen una diferencia de
13 a 15 puntos entre Tabaré y su rival, de 41 años, cuando faltan dos
semanas para las elecciones. Pero la mirada ya está puesta en el día
después."No va a haber cambios sustantivos desde el punto de vista económico, no habrá giro a la izquierda", dijo a LA NACION el ex presidente Julio María Sanguinetti, del Partido Colorado, que estuvo de visita en Buenos Aires para el XI Foro de la Fundación Metropolitana.
-¿Cómo ve al Uruguay postelectoral?
-El panorama depende naturalmente de lo que ocurra en la segunda vuelta. Vázquez es el favorito, pero no significa que sea imposible dar vuelta el resultado. En cualquiera de las dos hipótesis no habrá cambios sustantivos desde el punto de vista económico. El doctor Vázquez ya definió que no hay giro a la izquierda y definió que su ministro [de Economía] será Danilo Astori; en consecuencia, no va a haber sorpresa en la macroeconomía. La misma macroeconomía de los gobiernos de los partidos tradicionales siguió con el Frente y seguirá ahora. Las diferencias muy fuertes están en otros aspectos. En primer lugar, la educación, y luego la seguridad y la política exterior.
-¿Por qué menciona la educación en primer lugar?
-La educación es el cuello de botella del desarrollo de toda América latina, y muy particularmente en el Río de la Plata. Vázquez niega la crisis en la educación. Es prisionero de la corporación sindical, que tiene ideas anacrónicas. Si uno dice "evaluación", ellos dicen "ah, ustedes son neoliberales, quieren cuantificar el saber". Y si uno dice "calidad", te dicen "usted es elitista". No, señor, yo quiero que los pobres lleguen, y los que más precisan calidad son justamente los pobres. Así son los criterios absurdos que predominan en las gremiales conservadoras. Lo que debería ser la vanguardia es la retaguardia del pensamiento.
-También habló de seguridad.
-El Frente Amplio primero enfrentó el tema con la idea bucólica de que la sociedad es la responsable, soltó presos y armó un desborde en el primer gobierno de Vázquez que generó una situación que luego se hizo inmanejable. En el gobierno de Mujica ya se apretaron más las clavijas. Para nosotros la seguridad empieza en la ocupación del territorio y en la protección de la sociedad. Naturalmente hay que tratar con valores humanos y jurídicos al delincuente, pero lo primero es la protección de la sociedad y eso no está en el ADN del Frente.
-¿Cómo quedan los partidos después de estas elecciones?
-El Frente Amplio ratifica su mayoría, lo cual naturalmente es muy exitoso, pero cambió su geografía interna: su presidente representa lo que llamaríamos la línea más conservadora, pero la mayoría parlamentaria no lo es. El Partido Nacional queda con un líder joven y queda con un problema, y es que los grupos más wilsonistas [centroizquierda] que votaban a Jorge Larrañaga, después de la interna se desplazaron hacia el Frente. Y el Partido Colorado, que luego de la debacle que siguió a la crisis de 2002 venía recuperándose, ahora tuvo un retroceso y también sufrió un desplazamiento hacia el Partido Nacional. El nuestro es el partido republicano, laico y socialdemócrata histórico. Ésa sigue siendo una causa permanente y por eso confiamos en su recuperación.
-Pasando a la política exterior, en Uruguay lo que más se escucha en ese sentido son críticas al Mercosur.
-El doctor Vázquez ha repetido a lo largo de los años "más y mejor Mercosur", y lo que tenemos es cada vez menos y peor Mercosur. Uno sueña con que los nuevos gobiernos puedan reencauzar el Mercosur, concebido desde el primer día como un regionalismo abierto. En primer lugar, partimos de la falta de liderazgo de Brasil, que es el socio mayor y no ha hecho nada frente a los incumplimientos de la Argentina.
-¿Cómo se puede mejorar sin llorar la carta? ¿Qué puede hacer concretamente Uruguay?
-Creo que debemos generar conciencia, a través de la negociación, en Brasil especialmente, de que hemos reducido un gran proyecto estratégico a una caricatura de lo que debería ser una integración regional, y que tiene que tener una mayor flexibilidad. O vamos a un proceso maduro de integración europeo -eso parece más lejano-, o vamos a un Mercosur más flexible, en el que seamos un área de libre comercio más que una zona aduanera y un mercado común.
-¿Por qué especialmente Brasil?
-Porque es el socio mayoritario desde el punto de vista económico, y porque es el que tiene la capacidad de resolver. Desgraciadamente, Uruguay y la Argentina hoy estamos en dos visiones distintas. Uno piensa que la Argentina en un año volverá a cambiar, yo creo que sí, pero hoy no lo tenemos. Brasil tiene la capacidad de darle más flexibilidad al Mercosur. Lo que precisa Uruguay es más flexibilidad para salir al mundo. Nos sentimos encerrados.
Un actor clave para el país
Abogado,
periodista y político, ejerció alternativamente las tres actividades y
en 1981 se convirtió en el principal dirigente del Partido Colorado.
Desde allí tuvo un rol decisivo para acordar la salida de la dictadura
militar que regía en Uruguay desde 1973.
Fue
el primer presidente constitucional al regreso de la democracia, en
1985. Había sido diputado y ministro de Industria y de Educación en las
décadas del 60 y 70.
Ya en la
presidencia se abocó al restablecimiento de la vida democrática y sumó a
su país al proceso de integración económica regional que más tarde
daría lugar al Mercosur. Luego de un período fuera del gobierno fue
reelegido en 1995.
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