Los tres imperios del futuro
Julio César Moreno
Para LA NACION,jueves 09 de abril de 2009
Las imágenes de la gira triunfal de Barack Obama por Europa -en las
cumbres del G-20, la OTAN y la Unión Europea-, que parecieron reforzar
la presencia norteamericana en el mundo, dejaron pendiente, sin embargo,
una pregunta: si hay una única superpotencia de este incipiente siglo
XXI, o si, por el contrario, está surgiendo un orden internacional
multipolar, en el que China, Europa, la India y otros países emergentes
estarían en un pie de igualdad con Estados Unidos, que, de todos modos,
seguirá siendo una gran potencia.
La crisis económica y financiera internacional, que golpeó con fuerza
tremenda y por igual tanto a los países más desarrollados como a los que
están en vías de desarrollo, ha puesto en duda la idea de una hegemonía
estadounidense en el largo plazo, aunque el perfil de ese "nuevo orden"
que asoma no esté muy definido.
Y la cuestión ha sacudido al mundo intelectual en Estados Unidos y Europa. A principios de la década anterior, poco después de la caída del muro de Berlín, en 1989, Francis Fukuyama publicó su famoso folleto El fin de la historia, en el que pronosticaba el triunfo definitivo del capitalismo y la democracia liberal y décadas de "aburrimiento" por la falta de conflictos. Y, poco después, Samuel Huntington publicó El enfrentamiento de civilizaciones, igualmente famoso, que hizo un pronóstico completamente distinto: el mundo sería teatro de violentos choques no entre países sino entre civilizaciones, en los que el factor religioso jugaría un papel fundamental. Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y el conflicto entre Occidente y el Islam parecieron dar la razón a esta segunda hipótesis.
Pero he aquí que otro intelectual norteamericano de origen indio, Parag Khanna, quien fue consejero de Obama en la campaña electoral del año pasado, ha lanzado otra osada hipótesis: que el mundo marcha hacia un largo conflicto no entre países o civilizaciones sino entre imperios, que serían fundamentalmente tres: Estados Unidos, Europa y China. En un libro reciente, Los tres imperios, Khanna sostiene que lo que contará en el futuro no serán las identidades étnicas y religiosas sino los grandes centros de potencia militar, económica y demográfica. Como puede advertirse, se trata de una especie de retorno a una visión clásica de la historia, en la que el concepto de imperio ocupa un lugar fundamental.
Pero una de las cosas que llaman la atención en el análisis del pensador indio-americano es su pesimismo sobre el futuro de Estados Unidos, al que le pronostica un descenso del primero al segundo mundo por el debilitamiento de la economía, la creciente desigualdad social, la alta tasa de criminalidad y el bajo nivel de instrucción. Y sobre el Islam dice que no puede ser considerado un bloque homogéneo, ya que hay varias realidades musulmanas: el Asia central ex soviética, que denomina "la nueva ruta de la seda"; Medio Oriente, y la enorme población islamista de Indonesia y Malasia, bajo influencia china. Y de China sostiene que hay por lo menos cuatro en una, lo que no le impide ser la única nación del segundo mundo devenida imperio, bajo la guía de un partido comunista al que considera más sofisticado que cualquier dinastía de la historia china.
Son hipótesis interesantes, por cierto, y la historia habrá de corroborarlas o desmentirlas, total o parcialmente. No es la primera vez que se habla de "la decadencia del imperio americano", aunque la actual crisis financiera parece darle consistencia a la frase. Pero Barack Obama parece haber despertado "el sueño americano", con resonancias de Roosevelt y John Kennedy. No representa para la mayoría de los norteamericanos y los occidentales la idea de la decadencia, sino de la reconstrucción y un nuevo punto de partida, sobre nuevas bases económicas, políticas y morales, y fiel a la idea clásica sobre el papel de Estados Unidos en el mundo.
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