Guerras justas o inútiles
Por Julio César Moreno Para LA NACION
Viernes 22 de junio de 2007
La distinción entre guerras justas e injustas es un tema clásico de la
teoría jurídica y política, sea respecto de las guerras de la antigüedad
o de la Edad Media, como también de la modernidad, incluso del siglo
hace poco iniciado. Y todavía hoy se discute si la guerra del Peloponeso
o las guerras de conquista de Roma fueron justas o no, pero al menos
tienen una explicación: la primera le garantizó a Esparta la hegemonía
sobre Grecia, una vez derrotada Atenas; y las segundas le permitieron a
Roma construir el imperio más grande y duradero de la historia.
Las guerras de la independencia en América del Norte y del Sur, así como
las guerras de liberación en los países ocupados de Europa o las
guerras anticolonialistas en Africa y Asia, pueden considerarse justas.
En cambio, esa carnicería absurda que fue la Primera Guerra Mundial no tiene explicación lógica y no merece el calificativo de justa, ya que fue el origen de todas las tragedias del siglo XX, incluidos la Segunda Guerra, el Holocausto e Hiroshima y Nagasaki.
Pero hay otras guerras, más cercanas en el tiempo, que antes que en las categorías de justas e injustas encajarían más en la de inútiles, como la de Vietnam, por ejemplo, que fue la guerra más larga y costosa emprendida por Estados Unidos en el último medio siglo y en la que el único resultado que obtuvo fue una derrota militar y política sin precedente.
Vietnam hoy es un país pacífico, con cordiales relaciones con Estados Unidos, que progresa al ritmo de ese "comunismo de mercado" de impronta china. En cambio, no se sabe adónde va Irak, un país martirizado por otra guerra inútil.
Pero hay otra guerra sobre cuya utilidad se está abriendo un gran debate: la Guerra de los Seis Días, de junio de 1967 -hace 40 años-, en la que Israel venció a una coalición de países árabes.
"Hubiera sido mejor no hacerla -dice el historiador israelí Tom Segev-; sus efectos fueron sumamente negativos y las consecuencias las estamos pagando todavía." Y añade: "Fue un error. La ocupación ha generado la violencia de hoy". Se refería a la ocupación israelí de Gaza, Cisjordania, las alturas del Golán y toda Jerusalén, incluida la parte que alberga los monumentos religiosos cristianos y musulmanes.
Otro historiador judío, Benny Morris, apela a un argumento opuesto: "En verdad, ninguno de nosotros sabía bien qué quería Gamal Abdel Nasser cuando ordenó a las tropas egipcias invadir el desierto del Sinaí. ¿Quería destruir a Israel? No lo sé, pero diría que los dirigentes y el pueblo de Israel temían la cercanía de un segundo Holocausto y comparaban a Nasser con Hitler".
Nasser no era un Hitler, por cierto, pero a veces los pueblos tienen una percepción que resulta decisiva en los momentos fundamentales, como la guerra o la paz
Hubo otra clase de guerras, sobre cuya legitimidad también se discute. Por ejemplo, la guerra revolucionaria latinoamericana de los años 60 y 70 y su contracara: la guerra contrarrevolucionaria.
Revolución armada y terror revolucionario, por un lado, y terrorismo de Estado, por el otro. También sobre estas guerras, justas o injustas, pero, sobre todo, inútiles, hay abierto un debate, que es un debate sobre la historia, y no sobre las miserias del presente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario