La "ola Marina": una renovación que comenzó a gestarse de a poco
El
inesperado apoyo a la líder socialista es el reflejo de un hartazgo de
los brasileños con las políticas de los partidos tradicionales
LA NACION,Domingo 07 de septiembre de 2014
Cuando falta un mes para las elecciones presidenciales en Brasil, el nombre del juego por el Palacio del Planalto parece haber cambiado a "todos contra Marina".
Desde
que Marina Silva asumió el liderazgo del Partido Socialista Brasileño
(PSB) tras la muerte de Eduardo Campos en un accidente aéreo a mediados
de agosto, la ecologista superó en las intenciones de voto a quien era
hasta entonces el principal rival de la presidenta Dilma Rousseff, el senador Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).Y, empatada con Dilma para las elecciones del 5 de octubre, se perfila como la única capaz de destronar en el ballottage al Partido de los Trabajadores (PT) después de 12 años en el poder.
Hace un mes nadie hubiera imaginado este escenario, pero los vientos que empujan la "ola Marina" comenzaron a soplar hace ya tiempo. El fenómeno se consolidó cuando estallaron las protestas en demanda de mejores servicios públicos y contra los gastos del Mundial de fútbol. Casi sin quererlo, Silva se transformó en el símbolo de las aspiraciones de los jóvenes manifestantes.
Temerosos de que con su discurso de la "nueva política" Silva arrase con ellos como un tsunami, desde el PT y el PSDB no descansan estos días en hurgar en su pasado para revelar contradicciones con sus posturas actuales, exponer relaciones sospechosas y sugerir dudas.
"Lo que está sucediendo es que hay una situación casi de desesperación por parte de mis adversarios. Mientras ellos hacen campaña de difamación y destrucción del proceso político legítimo, nosotros respondemos pidiendo apoyo y solidaridad de toda la población", señaló Silva anteayer en una entrevista con la radio CBN, en la que, con cierto tono mesiánico, desafió a sus rivales a hallar en su vida razones por las cuales no deba convertirse en la próxima mandataria.
Descendiente de africanos y portugueses, María Osmaria Silva de Souza nació el 8 de febrero de 1958 en una plantación cerca de Rio Branco, capital del estado amazónico de Acre, en la que su padre era recolector de caucho y donde él aún vive en una humilde casa. Tuvo 10 hermanos, pero tres de ellos murieron cuando eran bebes. Ella misma estuvo al borde de la muerte varias veces, víctima de varias enfermedades: malaria, hepatitis, leishmaniasis y contaminación con mercurio. Su madre murió cuando ella tenía 15 años por la falta de higiene en el hogar.
Analfabeta hasta los 16 años, Silva se educó en las historias de la selva amazónica a través de los cuentos de su abuela y de su tío chamán. Aún como adolescente, para ayudar a su padre a pagar una deuda, trabajó como empleada doméstica, aunque su idea era convertirse en monja, y vivió un tiempo en un convento. Como parte de su trabajo en las Comunidades Eclesiásticas de Base, conoció al electricista Raimundo Souza, con quien se casó en 1980 y tuvieron dos hijos: Shalon y Danilo.
Se inscribió para estudiar Historia en la Universidad Federal de Acre, donde comenzó su formación política en el centro de estudiantes primero y luego dentro del Partido Revolucionario Comunista, a la vez que tomaba clases de teatro y diseñaba collares con semillas amazónicas, actividad que mantiene hasta ahora. Como a su marido no le gustaba su activismo, se divorciaron.
Poco después, ya como maestra, se unió al sindicalista y ambientalista Chico Mendes, con quien fundó en 1985 la Central Única de Trabajadores de Acre, y al año siguiente se afilió al PT, donde conoció a Luiz Inacio Lula da Silva. En la lucha sindical también estaba el técnico agrícola Fábio Vaz de Lima, su actual marido, padre de sus hijas Moara y Mayara.
Con la defensa del medio ambiente y los derechos laborales como banderas que le ganaron muchos enemigos, Silva fue elegida concejal de Rio Branco en 1988; ese mismo año, Mendes fue asesinado por sicarios de terratenientes. Siempre bajo el paraguas del PT, fue luego diputada estatal en Acre, y en 1994, a los 36 años, se convirtió en la senadora más joven de Brasil. Cumplía su segundo mandato en el Senado cuando, en 2003, el presidente Lula la nombró ministra de Medio Ambiente.
El cargo le sirvió de vidriera internacional: la reducción a casi la mitad del ritmo de deforestación del Amazonas le valió varios prestigiosos premios en el exterior, mientras que dentro del gobierno se volvió una figura incómoda por su resistencia a otorgar licencias ambientales para obras de infraestructura. Tuvo fuertes roces con la entonces ministra de Minas y Energía, Dilma Rousseff, luego ascendida a jefa de Gabinete. Arrinconada y desilusionada por los escándalos de corrupción del PT en el poder, Silva renunció al cargo y también al partido.
Devota fervorosa
Para aquel tiempo ya había cambiado también su fe católica por las creencias evangélicas, de las cuales se volvió una devota fervorosa. En lo personal, se opone al casamiento gay, a la despenalización de la marihuana y al aborto; todos temas que, sin embargo, sus seguidores más jóvenes apoyan.Como candidata presidencial del Partido Verde, en las elecciones de 2010, sorprendió al alzarse con el 20% de los votos y forzar a Dilma a disputar una segunda vuelta con el socialdemócrata José Serra. Fue el comienzo de su "tercera vía" y de la "nueva política" que hoy propugna, pero sus posturas intransigentes en las negociaciones políticas hicieron que abandonara a los verdes.
Estaba en plena formación de su propio partido, la Red Sustentabilidad, cuando en 2013 estallaron las protestas callejeras contra Dilma. Inesperadamente, Silva se convirtió en una referente para los manifestantes.
Por problemas burocráticos, la Red Sustentabilidad no pudo ser inscripta a tiempo para competir en los comicios de 2014. En busca de una figura que le diera más peso nacional, el gobernador de Pernambuco, Eduardo Campos, ofreció a Silva ser su candidata a vicepresidenta pese a fuertes resistencias dentro del PSB. La popularidad de Campos sin embargo no despegó? y cuando lo hizo, fue por el accidente aéreo en el que perdió la vida, el 13 de agosto.
"Por providencia divina yo no estaba en ese avión", comentó en medio del clamor popular Silva, quien poco después fue confirmada candidata presidencial por el PSB.
De repente, todo Brasil se llenó de "marineros" que vieron en ella la esperanza de un cambio verdadero. En estos momentos, cada quien escucha de su boca lo que quiere oír. Lo cierto es que su campaña busca ser una opción superadora de la polarización PT-PSDB, aunque sus propuestas son aún vagas. Para los analistas financieros, que le han dado su apoyo, no importa.
"El mercado está entusiasmado con alguien que puede poner fin al ciclo petista, que ya hace tiempo da señales de agotamiento. Hay cautela con Marina, pero al menos sus asesores económicos son gente con la que se puede tener un diálogo", indicó a LA NACION André Perfeito, economista en jefe de Gradual Investimentos, en referencia a cuatro de sus principales consejeros: Neca Setúbal, accionista y heredera del Banco Itaú; el magnate Guilherme Leal, fundador de la empresa de cosméticos Natura, y los economistas Eduardo Giannetti, de la poderosa Federación de Industrias del Estado de San Pablo, y André Lara Resende, uno de los arquitectos del Plan Real durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso.
Con gran experiencia petista en su ADN, posturas socialdemócratas en su cabeza y una singular historia de vida, Silva es un blanco de ataque difícil para Rousseff y Neves. Todavía no saben bien cómo enfrentarla, pero les quedan pocas semanas antes de que los brasileños decidan en manos de quién poner su futuro.
Un escándalo de corrupción que golpea a muchos
Un ex director de Petrobras que está bajo arresto reveló a la policía federal brasileña los nombres de decenas de políticos -entre ellos el fallecido Eduardo Campos, ex compañero de fórmula de Marina Silva- que aceptaron sobornos de empresas constructoras que ganaron contratos con Petrobras entre 2004 y 2012.La lista de los políticos denunciados por el ex director de Refinamiento y Abastecimiento de Petrobras Paulo Roberto Costa, divulgada ayer en parte por la revista Veja, incluye también a un alto cargo del Partido de los Trabajadores (PT) de la presidenta Dilma Rousseff.
Silva defendió ayer públicamente a Campos frente a la prensa diciendo que "el hecho de que hubiera una inversión de Petrobras en su estado no da el derecho, a quien quiera que sea, de colocarlo en la lista de los que cometieron irregularidades".
Del editor: cómo sigue. No sólo las propuestas de Marina son hoy vagas. Sus contradicciones ideológicas la transforman en una candidata ambigua e inasible.
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