Reunión secreta en Italia de los países más endeudados del mundo
Juan Arias
Roma
13 JUL 1984
Se lleva realizando desde hace dos años. Se llama Tidewater
Meeting porque fue en aquella localidad de Washington donde tuvo lugar
por primera vez. Es una reunión completamente secreta de la que no se
conocen los participantes. Sólo el común denominador de todos ellos, su
carnet de presentación: los países más endeuda dos del mundo incapaces
de devolver sus préstamos a los países ricos.
Este año la reunión a puertas no ya cerradas, sino blindadas, se ha celebrado en la bella ciudad Umbra de Orvieto, en cuya catedral se conserva el milagro medieval de los corporales manchados de sangre de la misa de un sacerdote incrédulo.No ha sido posible saber qué países han participado. Se habla de Argentina, México, Brasil Venezuela, Chile, Filipinas y algunos países africanos. Estuvo presente el presidente del Banco Mundial, Alden Clausen, y el director de la cooperación para el desarrollo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Giorgio Giacomelli. Tras haber revelado que se trata de una reunión que se celebra cada año "sin testigos" ha puntualizado que la finalidad de estas reuniones "clandestinas" es la de "desnudarse de los hábitos oficiales para poder hablar sin pelos en la lengua y sin tapujos de ningún tipo". Al parecer, este año los dos mayores interlocutores, según ha informado también Corriere della Sera, han sido el ministro de la Economía argentina, Bamardo Grinspun, y el director del Fondo Montetario Internacional, Jacques de Larosiere. El líder argentino ha explicado las condiciones impuestas por el FMI "sobre todo en términos de aumento de precios y de reducción de salarios". Y, al parecer, la reunión de Orvieto ha dado razón a quienes han apoyado la tesis argentina, ya que se teme que presionando demasiado a los países endeudados puedan explotar fuertes tensiones sociales y hasta revoluciones políticas.
Grinspun ha criticado también el hecho de que el FMI intentase que países democráticos, como lo es hoy Argentina, se sometieran a las normas impuestas a los regímenes militares.
El ministro argentino reveló que la deuda exterior de América Latina equivale a la mitad de la deuda mundial, es decir, 350.000 millones de dólares.
Este año la reunión a puertas no ya cerradas, sino blindadas, se ha celebrado en la bella ciudad Umbra de Orvieto, en cuya catedral se conserva el milagro medieval de los corporales manchados de sangre de la misa de un sacerdote incrédulo.No ha sido posible saber qué países han participado. Se habla de Argentina, México, Brasil Venezuela, Chile, Filipinas y algunos países africanos. Estuvo presente el presidente del Banco Mundial, Alden Clausen, y el director de la cooperación para el desarrollo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Giorgio Giacomelli. Tras haber revelado que se trata de una reunión que se celebra cada año "sin testigos" ha puntualizado que la finalidad de estas reuniones "clandestinas" es la de "desnudarse de los hábitos oficiales para poder hablar sin pelos en la lengua y sin tapujos de ningún tipo". Al parecer, este año los dos mayores interlocutores, según ha informado también Corriere della Sera, han sido el ministro de la Economía argentina, Bamardo Grinspun, y el director del Fondo Montetario Internacional, Jacques de Larosiere. El líder argentino ha explicado las condiciones impuestas por el FMI "sobre todo en términos de aumento de precios y de reducción de salarios". Y, al parecer, la reunión de Orvieto ha dado razón a quienes han apoyado la tesis argentina, ya que se teme que presionando demasiado a los países endeudados puedan explotar fuertes tensiones sociales y hasta revoluciones políticas.
Grinspun ha criticado también el hecho de que el FMI intentase que países democráticos, como lo es hoy Argentina, se sometieran a las normas impuestas a los regímenes militares.
El ministro argentino reveló que la deuda exterior de América Latina equivale a la mitad de la deuda mundial, es decir, 350.000 millones de dólares.
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