Para Washington: EI es un desafío sin precedente
Según el secretario de Defensa, Chuck Hagel, es más "sofisticado y está mejor financiado" que cualquier otro grupo
Diario "La Nación".Sábado 23 de agosto de 2014
WASHINGTON.- Luego de la muerte del periodista norteamericano James Foley a manos de los jihadistas de Estado Islámico
(EI), por primera vez el Pentágono reconoció que el grupo extremista
va "más allá" de cualquier otra amenaza terrorista conocida hasta el
momento.
EI es más "sofisticado y mejor financiado que cualquier
otro grupo que hayamos conocido", según dijo el secretario de Defensa de
Estados Unidos, Chuck Hagel."Va más allá que cualquier otro grupo terrorista", remató Hagel, en una conferencia de prensa organizada 28 horas después de la difusión del video que muestra la ejecución de Foley.
"Ésta es una organización que tiene una visión estratégica apocalíptica que eventualmente tiene que ser derrotada", dijo Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor Conjunto. "¿Puede ser derrotada sin apuntar también a la parte de esa organización que está en Siria? La respuesta es no."
EI, considerado más radical que Al-Qaeda, nació como una ramificación del grupo terrorista. Su objetivo es fundar un califato islámico en un territorio que comprende Irak y Siria.
Para frenar el avance de los jihadistas, el 8 de agosto pasado, Washington empezó a bombardear objetivos en el norte de Irak.
Los bombardeos estadounidenses continuaron ayer para apoyar el avance de los peshmergas (combatientes kurdos), que intentaron reconquistar ciudades tomadas por los jihadistas.
Los kurdos lograron tomar varios puntos de la estratégica ciudad de Jalawla, 115 kilómetros al nordeste de Bagdad, bajo el control de los jihadistas desde el 11 de agosto.
En tanto, las tropas iraquíes, apoyadas por sus aviones de combate, avanzaban hacia la cercana ciudad de Sadiy.
Además de los bombardeos, el Pentágono evalúa el envío de un número limitado de tropas a la capital de Irak después de que el Departamento de Estado elevara una petición para aumentar la protección de la delegación diplomática estadounidense en Bagdad, confirmó ayer el vocero del Departamento de Defensa, John Kirby.
Medios norteamericanos habían adelantado que Estados Unidos analiza el envío de unos 300 hombres.
Mientras tanto, en Irak la violencia sectaria continúa. Ayer, por lo menos 70 sunnitas murieron por los disparos efectuados por milicianos chiitas contra una mezquita en la provincia oriental de Diyala.
Este ataque ocurre en un momento delicado, cuando el primer ministro designado, Haider al-Abadi, intenta formar gobierno y atraer a su proyecto a sunnitas y kurdos para luchar contra EI.
La respuesta de los grupos sunnitas no se hizo esperar. El movimiento Diyala es Nuestra Identidad, encabezado por el nuevo presidente del Parlamento, Salim al-Yaburi, y la Coalición Al-Arabiya se retiraron de las consultas para formar gobierno.
Ambos bloques, que cuentan con 15 diputados, condicionaron su participación a que los autores del ataque sean presentados ante la justicia en 48 horas y a que se indemnice a las víctimas.
El ataque tuvo como blanco la mezquita de Musaab bin Omair en la localidad de Bin Wais, y coincidió con el multitudinario rezo del mediodía de ayer.
Los milicianos chiitas afines al ejército lanzaron varios proyectiles antes de abrir fuego con ametralladoras de forma indiscriminada.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó "en los términos más fuertes" los ataques contra la mezquita.
ADEPA condenó la ejecución
La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) manifestó a través de un comunicado su "consternación" por la "salvaje ejecución" del periodista norteamericano James Foley a manos del grupo Estado Islámico, en Irak. Su asesinato es "el producto de la intolerancia frente a aquellos que pretenden exponer la historias que no se cuentan", señaló la nota, difundida ayer.Agencias Reuters, AFP, DPA y EFE
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Del horror al golf, ¿un desacierto de Obama?
Diario "La Nación". Buenos Aires, Sábado 23 de agosto de 2014
Washington.-No bien colgó el teléfono tras hablar con los devastados padres de James Foley,
Barack Obama habló ante las cámaras. Inusualmente conmovido, el
presidente norteamericano dijo tener "el corazón destrozado" por el
brutal asesinato del periodista, y prometió ser "implacable" con los
extremistas islámicos que amenazan con asesinar a otro ciudadano de
Estados Unidos.
Pero no bien las cámaras se apagaron, Obama se
dirigió a su campo de golf favorito, en Martha's Vineyard, donde se
encuentra de vacaciones, dispuesto a despejar su mente de tanto
salvajismo. Pasó el resto de la tarde allí, a pesar de la andanada de
críticas de quienes consideraron su desalmada indiferencia ante el
asesinato que acababa de condenar.Los presidentes aprenden a escudarse de las emociones y a compartimentar sus vidas. En un momento lidian con la muerte y, al minuto siguiente, buscan alivio mental y psíquico. Para tomar decisiones con corazón de piedra en defensa de los intereses del país y llevar la carga del trabajo tal vez más estresante del mundo, funcionarios de la Casa Blanca dicen que un presidente debe cuidarse de no ser deglutido por las emociones de los eventos que debe enfrentar.
Sin embargo, la yuxtaposición de la indignada denuncia de Obama al terrorismo y su paseo por el campo de golf dejó al descubierto una consecuencia no deseada de ese desapego. Si Obama se propuso demostrarles a los enemigos de Estados Unidos que no le impondrán su agenda, también les demostró a muchos de sus compatriotas su desdén por la política de las apariencias. Según sus colaboradores, hace mucho que Obama dejó de preocuparse por lo que dicen sus detractores y, tras la lluvia de críticas por su partida de golf del miércoles, volvió a desafiarlos el jueves, cuando salió nuevamente a jugar.
"Como regla general, pienso que Obama tiene razón en no querer ser rehén del ciclo de las noticias. El hombre necesita aflojar en algún momento", dijo Jim Manley, estratego demócrata de larga data. "Pero en este caso, creo que a muchos demócratas les hizo ruido."
Obama siempre se resistió a hacer gestos políticos que él considera vacíos, como modificar abruptamente su agenda, en reacción a una crisis que pueda desatarse. Sus colaboradores dicen que la partida de golf no refleja el dolor del mandatario por la muerte de Foley.
Obama no es el primer presidente que se mete en problemas cuando tiene un campo de golf cerca. Un día de 2002 en el que estaba en un campo de golf, George W. Bush hizo una dura declaración contra los ataques suicidas en Israel y, luego, casi sin inmutarse, les dijo a los periodistas: "Y ahora, miren cómo le pego a la pelota".
Lo que realmente importa, según los defensores de Obama, no es lo que el presidente haga para liberar tensiones, sino lo que hace para terminar con Estado Islámico (EI).
A Obama, además, el video de la muerte de Foley lo toca muy íntimamente, ya que mostraba a uno de otros tres civiles norteamericanos cautivos, Steven J. Sotloff, a quien los extremistas amenazan con matar si el presidente no detiene los bombardeos contra EI en Irak. Difícilmente haya situación más exigida para un presidente. Hasta donde saben sus colaboradores, Obama no miró el video y sus asesores le recomendaron no hacerlo.
Bruce Hoffman, experto en terrorismo de la Universidad de Georgetown, dijo que es como si EI hubiese pensado el video de modo tal de suscitar el mayor miedo posible en Obama y en un país al que perciben exhausto por la guerra. La contundente respuesta de Obama, dice Hoffman, "fue importante y necesaria: no nos dejaremos intimidar ni vamos a retroceder".
P. Baker y J. Hirschfeld Davis The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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