Diario "La Nación". Buenos Aires, Viernes 06 de julio de 2001
A seis meses de su desembarco en la Casa Blanca: los republicanos no logran imponer su agenda
Bush, en dificultades con América latina
Sus promesas de darle prioridad a la región y de avanzar con un área de libre comercio están demoradas en el Congreso
WASHINGTON.- George W. Bush llegó a la Casa Blanca con la promesa de
darle a América latina prioridad en su agenda de política exterior y
dijo que obtendría cuanto antes la autorización del Congreso para
negociar acuerdos comerciales, una herramienta para avanzar con la zona
de libre comercio del hemisferio que representa la pieza central de su
política para la región.
Casi seis más tarde, la administración Bush sigue peleando por obtener
de los legisladores la ley que le daría empuje a la Asociación de Libre
Comercio de las Américas (ALCA), pero la gran mayoría de los expertos en
la materia cree que es muy difícil -si no improbable- que logre su
cometido en lo que resta del año.
Las dificultades aumentaron de manera notable con el recambio de poder que se produjo en el Senado, que ahora está bajo el control de la oposición.
Por otra parte, Bush eligió algunos personajes controvertidos para cubrir puestos clave en la relación con América latina. Despertó así un debate con la oposición demócrata, que tiene demorado el proceso de confirmación en el Senado de los funcionarios que deben completar el equipo de política exterior para la región.
"Empezó de manera muy promisoria, pero en cierto punto tiene que demostrar su nivel de compromiso con hechos concretos. Hasta ahora entregó muchas promesas y poca acción, y esto puede generar frustración en América latina, porque había despertado muchas expectativas", opinó Michael Schifter, del Interamerican Dialogue, uno de los principales centros de Washington para el análisis de la relación con América latina.
Schifter se declara pesimista con relación a las perspectivas que tiene Bush de obtener la autorización -o tratamiento rápido, fast track - del Congreso para promover el comercio, y sostiene que es "poco auspiciosa" la elección de figuras controvertidas "que no generan buena voluntad para una política bipartidista".
A pedido de su hermano, el gobernador de Florida, Bush nominó a Otto Reich, un cubano-americano miembro de los grupos más duros del anticastrismo de Miami, como secretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado, en reemplazo del diplomático de carrera Peter Romero. Reich despertó mucha oposición entre los demócratas, que cuestionan su participación en el aparato de propaganda de los "contras" en Nicaragua, y puede encontrar serias dificultades para su confirmación.
Roger Noriega, asesor del senador ultraconservador Jesse Helms, fue propuesto como embajador en la OEA, en reemplazo de Luis Lauredo. Los demócratas, que lo acusan de haber trabado muchos nombramientos en tiempos de Bill Clinton, hasta ahora no han mostrado apuro por tratar su pliego.
El momento justo
Fuentes legislativas republicanas dijeron, sin embargo, que aún tienen la esperanza de tratar los pliegos de Reich y de Noriega en las próximas semanas, antes de que empiece el receso de verano en el Congreso, que se extiende hasta septiembre."Este es el momento; no el año próximo ni más tarde este año; es ahora", dijo Bob Zoellick, titular de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos, en un reciente llamado, casi desesperado, al Congreso para que avanzara cuanto antes con el fast track . La autorización le permite al presidente negociar acuerdos que los legisladores se comprometen a aprobar o rechazar en su conjunto, sin introducir cambios.
Aunque ya fueron presentados algunos proyectos, ninguno cubre las expectativas de los demócratas con relación a la protección del medio ambiente y de pautas laborales, que según la oposición deben formar parte de los acuerdos comerciales.
"Los demócratas no tienen mucho interés en darle una victoria política a Bush, y Bush no parece dispuesto a gastar capital político en un tema que genera divisiones, como el comercio", evaluó Anthony Bryan, un experto del North South Center de la Universidad de Miami. Las perspectivas para el año próximo son aún más oscuras, porque en tiempos electorales el Congreso suele eludir temas conflictivos.
Ante otra consulta de La Nación , Arturo Valenzuela, el último asesor de Clinton para América latina en el Consejo Nacional de Seguridad, apuntó que la ausencia del fast track no le impide a Bush avanzar con las negociaciones del ALCA, que deberían culminar en 2005.
Valenzuela, que no descarta por completo la posibilidad de que el presidente obtenga en los próximos meses la autorización, dijo que "tal vez el error de Bush fue prometer demasiado, porque se puso a sí mismo una vara demasiado alta".
"La gran pregunta es si la administración Bush, a pesar de la retórica de los primeros meses, está dispuesta a entregar el capital político necesario para construir el ALCA y ahora vemos que se le han venido encima otros problemas del mundo, que se encuentra con una situación económica doméstica más difícil y un presidente que pierde apoyo popular", siguió el ex funcionario, desde su despacho en la Universidad de Georgetown.
En los meses que lleva en la Casa Blanca, Bush recibió a una cantidad inédita de presidentes de la región. "No hay duda de que Bush se siente cómodo. La buena noticia es que el presidente de los Estados Unidos es un latinoamericanista, pero los funcionarios de alto nivel están cada vez más distraídos con otros temas y el equipo para la región aún no está funcionando", evaluó Schifter.
Sobre Cuba
- WASHINGTON (EFE).– Bush, cuyo triunfo se decidió en Florida con la ayuda del exilio cubano, estudia si mantiene la suspensión del título III de la ley Helms-Burton, que endureció el embargo económico contra Cuba. Para Bush, éste es el primer gran reto en la política hacia la isla, ya que deberá decidir, probablemente la próxima semana, si se arriesga a levantar ampollas en el exilio cubano anticastrista o en la comunidad internacional. El título III de la ley, que permite demandar a los que hacen negocios con Cuba, nunca fue puesto en vigor por Clinton.
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