Diario "La Nación". Buenos Aires, 2 de enero de 2001
Comercio con los EE.UU.: el recambio presidencial
El pie en el acelerador
La asunción de George W. Bush (h.) apura la aprobación del fast-track
Cuentan que el semblante de un editor de un tradicional diario británico
que acostumbraba informar sobre las actividades de la reina se
ensombreció el día en que descubrió que la dama de sangre azul no había
hecho nada sorprendente esa jornada. Después de pensarlo unos minutos,
escribió en letras de molde uno de los titulares más famosos de la
historia del periodismo:" No news, good news ", que podría traducirse como "sin novedades es una buena novedad".
A primera vista, el mismo titular puede utilizarse para definir la
situación del comercio entre la Argentina y los Estados Unidos después
de la renovación presidencial en el país del Norte. "No va a haber
grandes cambios porque en los EE. UU. no se producen cambios
sustanciales; allí el rango del debate siempre se da dentro de
parámetros estrechos", consideró el economista e investigador del
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y
la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) Roberto
Bouzas.
Sin embargo, se trata de una verdad sólo a medias, como admitió el propio Bouzas. El sucesor de Bill Clinton, George W. Bush (h.), tendrá a su favor una mayoría de legisladores de su propio partido (el republicano) en el Congreso, con lo cual le será más sencillo contar con las leyes que considere esenciales.
Una es el fast-track , instrumento que en su momento el Congreso le negó a Clinton y que le permitirá a Bush cerrar acuerdos comerciales con otros países o bloques que el Parlamento no podrá modificar, sino votar o rechazar en su conjunto.
Hace pocos días, el mandatario electo (que asumirá sus funciones el 20 de este mes) prometió que le pedirá al Congreso la autorización para poner en práctica el fast-track en el primer trimestre de este año. Su objetivo es llevar a la tercera edición de la Cumbre de las Américas, que se desarrollará en abril próximo en Quebec, Canadá, un fuerte incentivo para empujar la concreción del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
"Y la diferencia en la relación bilateral se dará, esencialmente, en la forma en que la nueva administración tome el tema del ALCA -resumió Bouzas-. Los demócratas ponían como condición para el fast-track la inclusión de cláusulas de protección laboral y del medio ambiente; en cambio, la bancada republicana es muy opuesta a este tipo de exigencias. Por eso es más fácil que Bush consiga la autorización del Congreso."
Es más, aunque la constitución del ALCA está prevista para el año 2005, el gobierno norteamericano está empecinado, al igual que su par chileno, en adelantar dos años su lanzamiento. Por su parte, la Argentina consideró apropiado que sea una realidad en 2004.
El ALCA incluiría a 800 millones de personas, con un producto bruto interno (PBI) combinado superior a los 10 trillones de dólares. "La eliminación de barreras comerciales estimulará la inversión, chispeará la innovación, mejorará la eficiencia, acelerará el crecimiento y elevará los estándares de vida desde la Argentina hasta Alaska", dijo entusiasmada la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, en la conferencia "Haciendo negocios entre el Mercosur y los Estados Unidos", que se desarrolló en Uruguay entre el 24 y el 26 de septiembre último.
Pionero
Si bien fue Clinton el que propuso un área de libre comercio para el hemisferio, en 1994, "el primero en hablar de ella fue George Bush, y su hijo se ha mostrado muy entusiasmado con la idea", señaló en una reciente visita a Buenos Aires el representante comercial norteamericano, Richard Fisher."Sería positivo para nuestro país que el gobierno norteamericano incluyera dentro de su agenda de cuestiones externas el relanzamiento del ALCA -opinó el economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), Daniel Artana-. Tener una herramienta como el fast-track es un cambio significativo que podría producirse en el corto plazo."
Según Artana, tanto a los EE.UU. como a América latina les conviene llegar a una integración comercial del continente. El economista recordó que cuando se conformó laZona de Libre Comercio del Atlántico Norte (Nafta) -integrada por los Estados Unidos, Canadá y México-, muchos norteamericanos estaban recelosos de incluir al país latino, "pero a ambos les ha ido muy bien".
En ese sentido, durante la campaña electoral Bush sostuvo que su objetivo era "suscribir acuerdos de libre comercio con todas las naciones latinoamericanas", y afirmó que es necesario estrechar especialmente la cooperación económica con Brasil y con nuestro país.
"La Argentina, más que otros países, necesita el libre comercio con los EE.UU. dado que ya tenemos una asociación monetaria -continuó Artana-. Eso nos permitiría reducir la vulnerabilidad macroeconómica frente a una devaluación brasileña, por ejemplo."
Aunque con otra óptica, el consultor José Luis Espert coincidió en destacar los beneficios que tendría una integración comercial regional para la Argentina.
"Pero mi duda es si en el nivel doméstico existe una decisión en ese sentido -manifestó-. Como está planteado, el Mercosur va a contramano del ALCA. La Argentina está más cerca de encerrarse en el bloque que de una unión continental. Pero la real apertura comercial es hacia el Primer Mundo, donde se pueden obtener mayores beneficios."
En la práctica
Sin embargo, el especialista remarcó que para llegar al ALCA "hay que tener en cuenta los problemas cambiarios, que se traducen en una menor competitividad y provocan que se exporte poco". "Hay que pensar en bajar los aranceles externos unos 10 puntos por lo menos; y con el atraso cambiario de la Argentina, es imposible abrir más la economía sin devaluar", consideró.Pese a las reiteradas llamadas de La Nación , la Cancillería argentina prefirió no opinar sobre las repercusiones del recambio presidencial en la relación bilateral.
En tanto, en la embajada norteamericana en Buenos Aires se llamaron a silencio porque aún no está conformado el gabinete que acompañará a Bush y, por lo tanto, todavía no pueden hacer públicas las medidas que el nuevo presidente adoptará.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), entre enero y octubre de 2000 las exportaciones argentinas tuvieron como principal destino el Mercosur (32%), la Unión Europea (17%) y el Nafta (14%).
En el total de las importaciones argentinas se destacaron los mismos bloques como principales proveedores, con una participación del 28, 23 y 22%, respectivamente.
Nuestro país le vendió al Nafta por US$ 3090 millones, un 23% más que en el mismo período de 1999, mientras que las importaciones sumaron US$ 4695 millones, monto similar al año anterior.
El déficit alcanzó los US$ 1605 millones, un 27,3% menos que entre los mismos meses de 1999.
Los EE.UU. son el principal cliente y proveedor dentro del bloque; juntos, México y Canadá apenas absorben un 20% de las compras y un 15% de las ventas argentinas.
Pero la mejor noticia del año en lo que se refiere a la relación comercial bilateral llegó horas antes de Navidad:la reanudación de las compras de carne vacuna fresca, cortes especiales y congelados, después de cinco meses de espera por la aparición de virus de la aftosa en el ganado nacional.
Para las empresas, ésos son los datos que importan, más que las medidas pro-ALCA que pueda adoptar Bush. "Aunque este año se retraiga la economía norteamericana como se prevé, eso no va a afectar nuestros negocios porque hay mucha demanda insatisfecha", aseguró a La Nación una fuente del sector exportador de cueros.
Por su parte, el jefe del Departamento Customer Service de la autopartista SKF Argentina, Sergio Salerni, aseguró que "el tema presidencial no influye en las exportaciones; lo que sí las va a afectar es la marcha de la economía norteamericana".
Coincidió con esta visión el director de Operaciones Comerciales de la bodega Chandon, Ramiro Otaño. "No creemos que haya un cambio de fondo importante en la comercialización. La penetración de las empresas argentinas en los EE. UU. va a depender más de nuestra competitividad que de una regulación; el gran desafío es producir lo suficiente como para abastecer la demanda de ese país", concluyó.
Una limitación difícil de superar
Los subsidios norteamericanos afectan las exportacionesSi bien el comercio con los Estados Unidos es creciente, existen varias limitaciones. La principal es el proteccionismo norteamericano, que se manifiesta por medio de subsidios que afectan especialmente a las carnes y granos argentinos.
Este punto fue duramente criticado en la XIX Cumbre de Presidentes delMercosur, que se desarrolló hace 15 días en Florianópolis, Brasil.
La posición más dura fue la esgrimida por el presidente del país anfitrión, Fernando Henrique Cardoso, que afirmó que "todos sabemos que el Congreso norteamericano es el de los más proteccionistas que hay en el mundo".
Manifestación
"La Argentina, junto con el Grupo Cairns, se manifestó abiertamente contraria a los subsidios al sector agropecuario -recordó el economista jefe de FIEL, Daniel Artana-. La comunidad internacional sabe que eso afecta a muchos países, y no sólo al nuestro. Pero como somos una nación chica, nos conviene que este tema se dirima en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Lamentablemente, el sector agropecuario está excluido de estas discusiones; el día que se incorpore a las reglas se acabaron los subsidios.""Pero ni Europa ni los Estados Unidos van a eliminar los subsidios porque lo pida un país emergente", dijo, contundente, el consultor José Luis Espert.
"En la medida que no haya un acuerdo entre los Estados Unidos y la Unión Europea (UE), que también aplica subsidios, veo poca posibilidades de que se eliminen de forma unilateral o por un pedido de un país como la Argentina", terció el economista e investigador del Conicet y de Flacso Roberto Bouzas.
A la mesa, mucho más que dos
Brasil juega un papel decisivo en un futuro pacto bilateralBrasil aparece como el escollo más insalvable para que la Argentina logre un acuerdo bilateral de libre comercio con los EE. UU. similar al que el país del Norte negoció con Chile. El principal socio de nuestro país consideró el pacto obtenido por la nación trasandina como "una puñalada por la espalda" para el Mercosur, según las palabras de su canciller, Luiz Felipe Lampreia.
"A menos que la Argentina esté dispuesta a obtener un acuerdo que no toque el tema agropecuario o que lo trate superficialmente, no será posible llegar a un pacto", sostuvo el economista Roberto Bouzas.
Preservar el bloque
El especialista consideró que "es importante preservar el Mercosur", y que un acuerdo bilateral con EE. UU. sería interpretado "más como una decisión contra Brasil que como una medida en favor de la Argentina".Sin embargo, Daniel Artana, de FIEL, dijo que "a la Argentina le conviene tratar de convencer a Brasil que un acuerdo de libre comercio con los EE. UU. es razonable para el bloque", y que si bien es preferible lograrlo de forma conjunto, no habría que negarse a un pacto bilateral.
"De hecho, Brasil firmó pactos con terceros países, como el que suscribió con México para el sector automotor", manifestó. .
Por Gabriela Jati Para La Nación Con la colaboración de Sandra Califano
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