Diario "La Nación". Buenos Aires, 17 ABRIL DE 2002.
Denuncian una masacre en Jenín
Los palestinos afirman que la incursión israelí de la última semana dejó 500 muertos
JENIN.- Khalid Shkerat no quiere que le saquen fotos a su rostro lleno
de hematomas: todavía está demasiado asustado. Khalid, un palestino de
32 años que vivía en el campo de refugiados de Jenín, ostenta una
quemadura en su cuello: allí, según acusa, un soldado israelí apagó su
cigarrillo.
Mientras un amigo lo ayuda a incorporarse -no puede hacerlo solo por el
dolor-, Khalid también muestra su espalda llena de marcas y moretones:
son golpes que recibió de soldados israelíes. Al igual que otras 600
personas del campo de refugiados de Jenín, desde Rumane, un poblado
palestino cercano a esta ciudad del norte de Cisjordania, Khalid cuenta
historias que hablan de atrocidades.
Mientras los palestinos siguen denunciando que en el campo de refugiados de Jenín el ejército israelí perpetró una "masacre" la semana última, con cerca de 500 muertos, voceros israelíes rechazan estas acusaciones, tildándolas de "propaganda", y admiten solamente "docenas" de víctimas.
Más allá de que probablemente nunca se sepa qué es lo que pasó realmente en este sitio -donde desde ayer la prensa puede acceder, pero acompañada por el ejército israelí-, al llegar a pie a Rumane, un poblado cercano a esta ciudad arrasada, los testimonios que se oyen son escalofriantes.
Khalid, detenido por soldados israelíes durante cuatro días, en los que fue "tratado peor que un animal", fue liberado después de ser sometido a interrogatorios, averiguaciones e inspecciones, que finalmente determinaron que no es un terrorista.
Al igual que otras 600 personas, llegó a las dos de la mañana a la entrada de Rumane en ómnibus, en condiciones espantosas: desnudo, sin zapatos, vendado, herido, golpeado.
Ahora aguarda noticias de su familia, de la que no sabe nada, y espera poder volver a su hogar, el campo de refugiados de Jenín, donde bulldozers israelíes demolieron las viviendas de las 1500 personas que solían vivir allí. Según la ONU, unas 3000 personas se han quedado sin techo.
Ayer, Amnistía Internacional pidió justamente al organismo mundial una investigación sobre los hechos.
"Como Bosnia o Kosovo"
Tarek Abuzeid, un periodista palestino que se encuentra en Jenín, habla de una situación "parecida a Bosnia o Kosovo". "El olor de los cadáveres inunda las calles, y los israelíes, que destruyeron cientos de casas y mataron entre 250 y 300 personas, escondieron los cuerpos", denuncia.En Rumane, la mezquita principal se ha convertido en un virtual centro de asistencia de estos refugiados "dobles", que se alojan momentáneamente en distintas casas cedidas por la gente del lugar. En las paredes del templo algunas listas en árabe indican los nombres de los recién llegados, y dónde paran, en un esfuerzo para organizar una situación caótica.
A cien metros de la mezquita, en una casa abierta para alojar a unos 25 hombres del campo de Jenín, está Khalid, que dice que solía tener un comercio de comida. Como los demás, está preocupado por su familia -su esposa y dos bebas-, de la que no sabe nada. Mientras se mueve con dificultad, señala: "Espero volver al campo de refugiados y reconstruir mi casa. Pero la paz está muerta". .
Por Elisabetta PiquéEnviada especial
La ONU aprobó enviar una comisión investigadora a Jenín
Lo resolvió el Consejo de Seguridad, por iniciativa de EE.UU. "Buscarán hechos" en el campo de refugiados palestino, devastado por el ejército israelí. Israel aseguró que cooperará con la pesquisa.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad y con el consenso de Israel, el envío de una comisión investigadora a Jenín, Cisjordania, para analizar lo que ocurrió en un campo de refugiados palestino devastado por el ejército israelí, y donde se teme haya habido una matanza de civiles.
La resolución del Consejo surge de un proyecto presentado por Estados Unidos para investigar los hechos en Jenín. La iniciativa de Washington en realidad pasó a reemplazar otra de los países árabes que hablaba directamente de una "masacre". Ante esa propuesta, la diplomacia norteamericana había amenazado con hacerla fracasar mediante el veto.
El proyecto de EE.UU., más moderado, prevaleció con el consentimiento de Israel que ayer prometió dar plena colaboración a los enviados de la ONU, puesto que —según aseguraron fuentes políticas en Jerusalén— "no hay nada que esconder".
A lo largo del texto de la resolución no se mencionan palabras tales como matan za o masacre. Afirma en uno de sus pasajes que el Consejo de Seguridad "preocupado por la terrible situación humanitaria de la población civil palestina, en particular por las noticias provenientes del campo de refugiados de Jenín sobre un desconocido número de muertos y sus destrucciones... da la bienvenida a la iniciativa del secretario general de informarse sobre los recientes eventos en el campo de refugiados de Jenín a través de una misión de búsqueda de hechos y le pide de tener informado al consejo de seguridad".
La Autoridad Palestina denunció que el ejército israelí mató a 500 personas que vivían en el campo, muchas de las cuales estarían enterradas en fosas comunes y entre los escombros de las viviendas, arrasadas por tanques y topadoras israelíes.
No se establecieron fechas ni plazos sobre cuándo comenzará a trabajar la misión, ni tampoco el envío de una fuerza multinacional a la región.
El ministro palestino de cooperación internacional, Nabil Shaath, imputó a EE.UU. una "responsabilidad particular" en los "crímenes de guerra de Israel" y pidió a la Unión Europea una acción rápida.
La situación en el campamento de refugiados era ayer caótica. En medio de una búsqueda frenética de sobrevivientes, siete personas —entre ellas un médico árabe israelí que perdió un pie— resultaron heridas a causa de los estallidos de explosivos que estaban entre las ruinas de las viviendas del campo.
Cuando se supo sobre la resolución del Consejo, los trabajos de búsqueda fueron suspendidos para evitar que se "destruyan pruebas" útiles a la misión investigadora.
Las Organizaciones No Gubernamentales prefieren concentrarse en los sobrevivientes, ya que temen la aparición de epidemias.
"Hemos decidido ser sumamente prudentes para no destruir pruebas con las excavadoras. Muchas pruebas decisivas ya se han perdido", declaró a la AFP el subdirector regional de la Agencia de la ONU para la Ayuda a los Refugiados Palestinos (UNRWA), Guy Siri.
El problema de suspender la búsqueda es que se teme que aún haya personas con vida atrapadas entre los escombros. De hecho ayer se encontró a otro joven de 19 años, que había permanecido debajo de las ruinas durante 10 días. Es el tercer palestino encontrado vivo en esas circunstancias desde el martes pasado.
Hasta ahora, el equipo médico palestino anunció el hallazgo de 41 cuerpos y 91 sobrevivientes heridos de bala o por fragmentos de obuses.
Uno de los sobrevivientes reaccionó con indeferencia sobre la decisión de la ONU. "Pueden enviar una misión, está bien. Pero ¿cuántas resoluciones de la ONU se votaron a favor nuestro y nunca fueron aplicadas?", se preguntó Abú Hilal.
Quien reaccionó furioso fue el ex primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, quien ayer lanzó un duro ataque contra la ONU, a la que acuso de mantener un "doble estándar" en el conflicto de Oriente Medio, porque "sólo se decide a actuar cuando Israel se defiende".
En tanto, el presidente George Bush, en su mensaje radial, dijo que "éste es el momento, para todos nosotros, de hacer la elección de la paz". Y lanzó una exhortación dirigiéndose a los protagonistas de la crisis, israelíes, palestinos y los países del mundo árabe: "Todos deben darse cuenta de que la única solución a largo plazo es la de dos Estados: Israel y Palestina".
TEL AVIV. SHLOMO SLUTZKY.
Dos días después de la visita de Terje Larsen, el representante de las Naciones Unidas para Oriente Medio al campo de refugiados de Jenín, quien fuera acusado por Israel de "sacar del contexto" las imágenes de la destrucción tras los duros combates en los que murieron 23 soldados israelíes, llegó ayer al lugar William Burns, subsecretario norteamericano de Estado, quien declaró al término de la visita haber presenciado "una terrible tragedia humana".
Cuidando su idioma diplomático, sin lanzar acusaciones concretas a uno u otro bando en conflicto, Burns declaró su "admiración por las organizaciones no gubernamentales y por los refugiados que realizan por sí mismos las labores de rescate"
Al no referirse directamente sobre quién es responsable de la "tragedia humana", Burns eludió hacer frente a acusaciones de ministros palestinos contra Estados Unidos y el presidente George Bush principalmente "por haber respaldado la acción del primer ministro Ariel Sharon y las atrocidades que se cometieron en Jenín".
Burns instó a Israel a permitir la libre entrada de personal médico y humanitario y se comprometió a brindar la ayuda necesaria para palear la dificil situación del campo de refugiados después de los combates.
Por su parte, la viceministro de Defensa, Dalia Rabin, se entrevistó el viernes con una comitiva de la organización internacional Médicos sin Fronteras, expresando el compromiso israelí a cooperar en todo lo referente a la ayuda humanitaria y sanitaria a los habitantes de Jenín y otras zonas de Cisjordania, asegurando que las limitaciones que se habían impuesto en un primer momento a la entrada de periodistas o delegaciones humanitarias fueron sólo "para evitar que éstos fueran heridos o muertos por el estallido de explosivos escondidos por los palestinos en todo el campo de refugiados, incluyendo cuerpos humanos". Las palabras de Rabin fueron en respuesta a las denuncias de los organismos humanitarios de que los israelíes impedían el paso del personal médico.
El compromiso de libre entrada de médicos a Jenín fue cumplido ayer, cuando un contingente de ciudadanos árabes israelíes llegó al lugar con camiones de comida y remedios, y junto a ellos médicos voluntarios. Uno de ellos, Wahil Omri, resultó herido de gravedad por una explosión cuando se acercaba a una casa donde había enfermos a los que se disponía a atender.
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