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martes, 25 de agosto de 2015

HEZBOLLAH 2008 Hezbollah ya controla parte de Beirut y crece la violencia

Diario "La Capital". Rosario, 11 de mayo de 2008.


Hubo por lo menos 18 muertos por enfrentamientos en el Líbano

Hezbollah ya controla parte de Beirut y crece la violencia

El gobierno calificó de "golpe de Estado"la ofensiva de la milicia chiita

BEIRUT.- Tras 48 horas de enfrentamientos armados que dejaron por lo menos 18 muertos, el poderoso movimiento chiita libanés Hezbollah tomó ayer control de barrios enteros de sus rivales sunnitas en el oeste de Beirut, en la escalada de violencia sectaria más grave en el Líbano desde la sangrienta guerra civil que concluyó 15 años atrás.
La ofensiva de Hezbollah, una milicia chiita respaldada por Irán y Siria, fue vista por la mayoría parlamentaria antisiria del Líbano como un "golpe de Estado", y constituye un duro revés para Washington, que ayer volvió a manifestar su respaldo incondicional al gobierno libanés.
Durante toda la madrugada del jueves y la mañana de ayer, se oyeron disparos de ametralladoras y el estruendo de granadas que explotaban. El ejército, que protegía algunos edificios, dejó que los chiitas tomasen posiciones en barrios de Beirut habitados principalmente por sunnitas. En episodios que recordaron los días más oscuros de la guerra civil, jóvenes armados con rifles de asalto caminaban por las calles entre vehículos destruidos y edificios en llamas.
"Fue aterrador durante la noche. Ni siquiera podíamos movernos dentro de la casa", declaró una residente de Ras al-Nabae, un distrito habitado por chiitas y sunnitas que fue escenario de los peores combates.
La carretera al aeropuerto internacional de Beirut y el puerto de la capital permanecían ayer cerrados.
Los enfrentamientos, los peores registrados desde la guerra civil que tuvo lugar entre 1975 y 1990, comenzaron el miércoles después que el gobierno intentó desmantelar la red de comunicaciones militares de Hezbollah, y se intensificaron un día después, tras un encendido discurso del jefe de la milicia chiita, Hassan Nasrallah, que calificó varias decisiones del gobierno de "declaración de guerra". Además, el miércoles último se concretó una huelga general por demandas salariales que Hezbollah transformó en un movimiento de desobediencia civil.
Los combates disminuyeron cuando los derrotados partidarios del gobierno entregaron sus armas al ejército, que ha permanecido neutral en los 17 meses de conflicto político entre el gobierno y la oposición dirigida por Hezbollah, la única formación libanesa que no fue desarmada tras el fin de la guerra civil.
El ejército libanés, tradicionalmente encargado del mantenimiento del orden en el país y las fuerzas antidisturbios, equipadas con tanques, patrullaban los barrios, pero no intervinieron en los enfrentamientos.
Dos simpatizantes de la oposición murieron ayer en choques en el sur de Beirut, según indicó una fuente de los servicios de seguridad, lo que elevó a 13 la cantidad de muertos.

Armas para un golpe

Mientras una tensa calma volvía a Beirut, la coalición gobernante acusó a Hezbollah de propiciar un golpe. "Hezbollah ha dicho que sus armas eran para la resistencia, pero ha mostrado claramente que eran para dar un golpe de Estado", declaró el ex presidente libanés, Amin Gemayel.
En tanto, la Casa Blanca reiteró ayer su apoyo al gobierno del primer ministro Fouad Siniora, e instó a Irán y a Siria a terminar con su respaldo a Hezbollah, cuyos seguidores también paralizaron esta semana grandes partes de Beirut con bloqueos a rutas.
"Este apoyo es una reflexión de nuestro firme compromiso con el pueblo libanés y su esperanza de un cambio democrático", afirmó la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice. "Respaldaremos al gobierno libanés y a los ciudadanos pacíficos del Líbano durante esta crisis y daremos el apoyo que necesiten para superar esta tormenta", añadió.
Siria, que controló el Líbano durante casi 30 años antes de verse obligado a evacuar sus tropas en 2005, se desligó de las acusaciones norteamericanas. El presidente sirio Bachar al-Assad juzgó la crisis como "un asunto interno libanés" y llamó al diálogo interlibanés.
La prensa árabe se declaró alarmada por el peligro de una nueva guerra civil en el Líbano, que atraviesa una crisis política desde fines de 2006 por la disputa del poder entre mayoría y oposición que ha paralizado a un país, que no tiene presidente desde noviembre del año pasado.
Mientras tanto, varios países árabes empezaron a evacuar a sus ciudadanos del Líbano, mientras Italia se declaró preparada para hacer lo mismo. Otros países desaconsejaron a sus ciudadanos que viajaran a ese país, aunque por el momento no organizaban su salida de Beirut.

Los argentinos, a salvo

Hasta el momento, los más de 500 argentinos que viven en Beirut no han sufrido en carne propia los embates de la violencia que desde hace tres días convulsiona a la capital libanesa. Sin embargo, muchos de ellos viven en barrios peligrosos y debieron refugiarse en casas de familiares; otros procuraron poner en regla sus papeles para una eventual salida de emergencia.
"Estamos en compás de espera. Por ahora no hay una preocupación manifiesta de los argentinos, pero estamos en guardia permanente", señaló a LA NACION, desde Beirut, el encargado de negocios ad ínterim de la embajada argentina en esa ciudad, Mariano Hernán Mujica.
"La mayoría de los argentinos que viven en Beirut tienen familia libanesa, son descendientes de segunda o tercera generación, por lo que en general cuentan con una red de apoyo y no han necesitado asistencia", explicó el diplomático, que se desempeña como máxima autoridad de la sede mientras se espera la designación de un nuevo embajador.
"Hoy hicimos llamadas a unas 50 personas que están más solas, que no tienen el apoyo de redes sociales, y todas están bien", agregó.
Mujica también señaló que muchos argentinos se han acercado a la embajada para poner sus pasaportes al día, por si deben dejar el país. "Los que viven en barrios chiitas comenzaron a acercarse ya hace tres meses. Se ve que presentían el estallido", dijo.
Además, los que viven en los barrios del oeste de la ciudad, donde tuvieron lugar los peores enfrentamientos, debieron dejar sus hogares y buscar refugio en casas de familiares. "Yo también tuve que dejar mi domicilio", concluyó Mujica. .

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