Diario "La Nación". Buenos Aires, Martes 09 de noviembre de 2010
La cumbre de Seúl / Dudas por la recuperación económica global
EE.UU., blanco de las críticas del G-20
China,
Brasil, Rusia y la UE, entre otros, arremetieron contra el plan de la
Fed; plantearán el tema en el encuentro que empieza el jueves
WASHINGTON.- El Grupo de los 20 (G-20) se parece cada vez más a un G-19
más 1. Cuando faltan apenas tres días para la cumbre en Seúl, Estados
Unidos se convirtió ayer en el blanco de fuertes críticas tanto de los
países ricos como de las naciones en desarrollo, por la controvertida
decisión de la Reserva Federal (Fed) de inyectar miles de millones de
dólares en la economía.
Al advertir nuevamente sobre los riesgos de una "guerra de divisas" que
podría socavar la recuperación económica global, China, Alemania, Rusia,
Brasil y la Unión Europea, entre otros, expresaron su fuerte malestar
por la decisión de la Fed de inyectar 600.000 millones de dólares en la
economía a lo largo de los próximos meses, al considerar que debilitará
el dólar, creará presiones inflacionarias y enviará a los mercados
emergentes incontrolables sumas de dinero.
La ola de críticas contra el plan, que busca impulsar la recuperación económica, forzó al presidente Barack Obama a defender la medida desde la India, donde se encuentra de visita (ver aparte). "El mandato de la Fed y el mío es que nuestra economía crezca. Y eso no sólo es bueno para Estados Unidos, eso es bueno para todo el mundo", afirmó Obama.
Seúl,
en medio de protestas, se prepara para la llegada de todos los
mandatarios, la presidenta, Cristina Kirchner, ya partió para Corea del
Sur. Foto: Reuters
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Uno de los principales críticos del plan de la Fed fue China, que acusó a Estados Unidos de hacer exactamente lo mismo que normalmente le reclama: devaluar deliberadamente su moneda para impulsar sus exportaciones.
"[El nuevo plan de la Fed] será un golpe para los mercados emergentes", afirmó el viceministro de Finanzas, Zhu Guangyao. "Creemos que Estados Unidos no reconoce su obligación de estabilizar los mercados", agregó.
En igual sentido se manifestó el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, que acusó a Washington y a Pekín de generar un desequilibrio comercial en el mundo. "Todo el mundo sabe que existe una guerra cambiaria. La devaluación de la moneda china y de la estadounidense frente a las otras monedas está generando un desequilibrio en el comercio mundial", afirmó.
El presidente del Eurogrupo y primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, también reaccionó con dureza: calificó el plan norteamericano de "arriesgado y malo", dijo que está inspirado por "actitudes egoístas" y opinó que "Estados Unidos se presenta como un crítico de la política monetaria china, mientras hace, por otras vías, exactamente lo mismo". Juncker, además, advirtió que la medida podría provocar una "salida inflacionista de la crisis".
Si bien se abstuvo de señalar que la decisión fue un error, Rusia acusó a Estados Unidos de romper un compromiso de unidad. "El presidente de Rusia insistirá en que este tipo de acciones se toman tras una consulta preliminar con otros miembros [del G-20]", dijo el delegado ruso para el grupo, Arkady Dvorkovich.
Otro país que arremetió contra Washington fue Alemania: el ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, dijo que la Fed está "desorientada". Incluso en Estados Unidos la medida provocó polémica: un miembro del consejo de la Reserva Federal, Kevin Warsh, expresó sus dudas de que pueda ayudar a la economía local.
En este contexto, la cumbre de Corea del Sur, que contará con la participación de la presidenta argentina, Cristina Kirchner (ver Pág. 8) amenaza con convertirse en una de las más difíciles hasta ahora. Hace apenas cinco meses, en Toronto, los participantes hablaban sobre "bienestar colectivo" y "objetivos compartidos".
Desde entonces, el dólar se ha depreciado un 11%frente a una canasta de las principales monedas, salvo el yuan. Con este telón de fondo, y a juzgar por la crítica respuesta al anuncio de la Fed, "la probabilidad de un cese del fuego en la guerra de divisas parece lejana", concluyó ayer la consultora financiera RBC Capital Markets.
La polémica por el plan de Estados Unidos
ANGELA MERKEL, ALEMANIA
Política desorientada
Su ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, dijo que la Fed está dando señales de que está"desorientada".
DIMITRI MEDVEDEV, RUSIA
Medida unilateral
Arkady Dvorkovich, el asesor del presidente ruso para el G-20, cuestionó el "unilateralismo" de la decisión de la Fed.
HU JINTAO, CHINA
Política irresponsable
El gobierno de Pekín dijo que EE.UU. "debería implementar políticas macroeconómicas responsables".
LULA DA SILVA, BRASIL
Desequilibrio
El mandatario brasileño advirtió que la devaluación del yuan y del dólar está generando "un desequilibrio mundial".
JEAN-CLAUDE JUNCKER/UE
Egoísmo
"Las tasas de cambio no deberían obedecer a intereses nacionales
inspirados en actitudes egoístas", opinó el líder del Eurogrupo.
JACO ZUMA, SUDAFRICA
Falta de cooperación
El ministro de Finanzas, Pravin Gordhan, dijo que la Fed "socava el espíritu de cooperación multilateral".
BARACK OBAMA, EE.UU.
Bueno para todo el mundo
"El mandato de la Fed y el mío es que nuestra economía crezca. Y eso no
sólo es bueno para Estados Unidos, eso es bueno para todo el mundo", se
defendió Obama desde la India. "Todos los miembros del G-20 se
beneficiarán si la economía de Estados Unidos crece", insistió.
.Agencias Reuters, AP, EFE y DPA Traducción de Mirta Rosenberg
Diario "La Nación". Buenos Aires, Martes 09 de noviembre de 2010
NUEVA YORK.- Hace ocho años, Ben Bernanke, ya funcionario de la Reserva
Federal, pronunció un discurso en honor a Milton Friedman. Cerró su
charla aludiendo a la famosa afirmación de Friedman de que la Reserva
Federal era responsable de la Gran Depresión por no haber hecho lo
necesario para salvar la economía.
"Usted tiene razón -dijo Bernanke-. Lo lamentamos mucho. Pero gracias a
usted, no volveremos a hacerlo." Famosas palabras de cierre. Porque, de
hecho, lo estamos haciendo otra vez.
Es cierto que las cosas no están tan mal como durante el peor momento de la Depresión. Pero eso no es decir mucho. Y, al igual que en la década de 1930, cada propuesta para mejorar la situación es recibida por un huracán de oposición y críticas. Como resultado, cuando finalmente se aplica una política, ya está tan aguada que está prácticamente destinada al fracaso.
Ya hemos visto que eso ocurrió con la política fiscal: temiendo oposición en el Congreso, la administración de Obama propuso un plan inadecuado, sólo para ver cómo ese plan era aún más debilitado en el Senado. Finalmente, el pequeño aumento del gasto federal fue contrarrestado de manera eficaz por los recortes a nivel estatal y local, así que, en realidad, no hubo ningún estímulo a la economía.
Ahora está ocurriendo lo mismo con nuestra política monetaria.
Los argumentos para que la Reserva Federal instrumente una política más expansiva son abrumadores. El desempleo es desastrosamente alto, mientras que los datos sobre la inflación durante los últimos años coinciden con las primeras etapas de la implacable caída de Japón en una deflación corrosiva.
Desafortunadamente, ya no tenemos el recurso de una política monetaria convencional: las tasas de corto plazo que la Fed suele utilizar como recurso ya están cerca de cero. Así, la Fed está cambiando su política tradicional, que es comprar sólo deuda a corto plazo, y está pasando a comprar deuda a largo plazo. Una política a la que en general se denomina "expansión cuantitativa". (¿Por qué? A mí no me pregunten.)
Esta actitud no tiene nada de descabellado. Tal como Bernanke trató de explicar el sábado pasado, "es tan sólo política monetaria". Sin embargo, la Insoportable Camarilla -como denomino a los que se han opuesto a todos los intentos de salir de nuestra trampa económica- está que trina. Esta vez, gran parte del clamor proviene de gobiernos extranjeros, muchos de los cuales se quejan a los gritos de que las medidas de la Fed han debilitado al dólar (ver aparte).
Hipócritas
La hipocresía en estas críticas es tan gruesa que se podría cortar con un cuchillo. Después de todo, tenemos a China, abocada a la manipulación monetaria en una escala sin precedente en la historia -y perjudicando al mundo-, atacando a Estados Unidos por intentar poner su casa en orden. Y tenemos a Alemania, cuya economía es mantenida a flote por un enorme superávit comercial, criticando a Estados Unidos por incurrir en déficits comerciales? y después criticándolo por instrumentar una política que, al debilitar el dólar, hace algo por reducir esos déficits.En la práctica, estas críticas no tienen importancia. El verdadero daño lo provocan nuestros inflacionistas locales: la gente que se ha pasado cada etapa de nuestra marcha hacia la deflación advirtiendo que la inflación desbocada estaba a la vuelta de la esquina. Lo están haciendo otra vez, y tal vez ya hayan logrado debilitar la nueva política de la Fed.
Porque la mayor preocupación respecto de la expansión cuantitativa no es que pueda llegar a hacer demasiado, sino que logrará muy poco. Estimaciones razonables sugieren que es improbable que pueda reducir las tasas de interés lo suficiente como para hacer mella en el alto índice de desempleo. La única manera de que la Fed logre algo es si consigue cambiar las expectativas. Específicamente, convenciendo a la gente de que tendremos una inflación por encima de lo normal durante los próximos años, lo que reduciría el incentivo para guardar el efectivo.
La idea de que una inflación más alta podría ser una ayuda no es descabellada: ha sido respaldada por muchos economistas, por presidentes regionales de la Fed y por el FMI. Pero Bernanke ya prometió no cambiar los precios establecidos como meta por la Fed.
Piénsenlo así: Bernanke está recibiendo el mismo trato que Obama, y está dando la misma respuesta que Obama. Enfrenta una oposición intensa a todos sus esfuerzos por rescatar la economía. En un intento por acallar esas críticas, termina aguando sus planes de manera que garantiza que fracasarán. Y los 15 millones de desempleados, la mitad de los cuales han estado sin empleo durante 21 semanas o más, pagarán el precio, mientras la caída sigue y sigue. .


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