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viernes, 7 de agosto de 2015

GRUPO 20. 2010 EE.UU., blanco de las críticas del G-20




La cumbre de Seúl / Dudas por la recuperación económica global

EE.UU., blanco de las críticas del G-20

China, Brasil, Rusia y la UE, entre otros, arremetieron contra el plan de la Fed; plantearán el tema en el encuentro que empieza el jueves
WASHINGTON.- El Grupo de los 20 (G-20) se parece cada vez más a un G-19 más 1. Cuando faltan apenas tres días para la cumbre en Seúl, Estados Unidos se convirtió ayer en el blanco de fuertes críticas tanto de los países ricos como de las naciones en desarrollo, por la controvertida decisión de la Reserva Federal (Fed) de inyectar miles de millones de dólares en la economía.
Al advertir nuevamente sobre los riesgos de una "guerra de divisas" que podría socavar la recuperación económica global, China, Alemania, Rusia, Brasil y la Unión Europea, entre otros, expresaron su fuerte malestar por la decisión de la Fed de inyectar 600.000 millones de dólares en la economía a lo largo de los próximos meses, al considerar que debilitará el dólar, creará presiones inflacionarias y enviará a los mercados emergentes incontrolables sumas de dinero.
La ola de críticas contra el plan, que busca impulsar la recuperación económica, forzó al presidente Barack Obama a defender la medida desde la India, donde se encuentra de visita (ver aparte). "El mandato de la Fed y el mío es que nuestra economía crezca. Y eso no sólo es bueno para Estados Unidos, eso es bueno para todo el mundo", afirmó Obama.

Seúl, en medio de protestas, se prepara para la llegada de todos los mandatarios, la presidenta, Cristina Kirchner, ya partió para Corea del Sur.  Foto:  Reuters 
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"Todos los países están preocupados por lo que hacen los otros, pero la línea de flotación deber ser pensar que todos los miembros del G-20 se beneficiarán si la economía de Estados Unidos crece", insistió. Obama llegará a la cumbre de Seúl debilitado en el frente interno tras la derrota del Partido Demócrata en las elecciones legislativas y muy presionado en el frente externo por sus colegas del G-20, que representa el 85% del producto mundial.
Uno de los principales críticos del plan de la Fed fue China, que acusó a Estados Unidos de hacer exactamente lo mismo que normalmente le reclama: devaluar deliberadamente su moneda para impulsar sus exportaciones.
"[El nuevo plan de la Fed] será un golpe para los mercados emergentes", afirmó el viceministro de Finanzas, Zhu Guangyao. "Creemos que Estados Unidos no reconoce su obligación de estabilizar los mercados", agregó.
En igual sentido se manifestó el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, que acusó a Washington y a Pekín de generar un desequilibrio comercial en el mundo. "Todo el mundo sabe que existe una guerra cambiaria. La devaluación de la moneda china y de la estadounidense frente a las otras monedas está generando un desequilibrio en el comercio mundial", afirmó.
El presidente del Eurogrupo y primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, también reaccionó con dureza: calificó el plan norteamericano de "arriesgado y malo", dijo que está inspirado por "actitudes egoístas" y opinó que "Estados Unidos se presenta como un crítico de la política monetaria china, mientras hace, por otras vías, exactamente lo mismo". Juncker, además, advirtió que la medida podría provocar una "salida inflacionista de la crisis".
Si bien se abstuvo de señalar que la decisión fue un error, Rusia acusó a Estados Unidos de romper un compromiso de unidad. "El presidente de Rusia insistirá en que este tipo de acciones se toman tras una consulta preliminar con otros miembros [del G-20]", dijo el delegado ruso para el grupo, Arkady Dvorkovich.
Otro país que arremetió contra Washington fue Alemania: el ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, dijo que la Fed está "desorientada". Incluso en Estados Unidos la medida provocó polémica: un miembro del consejo de la Reserva Federal, Kevin Warsh, expresó sus dudas de que pueda ayudar a la economía local.
En este contexto, la cumbre de Corea del Sur, que contará con la participación de la presidenta argentina, Cristina Kirchner (ver Pág. 8) amenaza con convertirse en una de las más difíciles hasta ahora. Hace apenas cinco meses, en Toronto, los participantes hablaban sobre "bienestar colectivo" y "objetivos compartidos".
Desde entonces, el dólar se ha depreciado un 11%frente a una canasta de las principales monedas, salvo el yuan. Con este telón de fondo, y a juzgar por la crítica respuesta al anuncio de la Fed, "la probabilidad de un cese del fuego en la guerra de divisas parece lejana", concluyó ayer la consultora financiera RBC Capital Markets.

La polémica por el plan de Estados Unidos

ANGELA MERKEL, ALEMANIA
Política desorientada

Su ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, dijo que la Fed está dando señales de que está"desorientada".

DIMITRI MEDVEDEV, RUSIA
Medida unilateral

Arkady Dvorkovich, el asesor del presidente ruso para el G-20, cuestionó el "unilateralismo" de la decisión de la Fed.

HU JINTAO, CHINA
Política irresponsable

El gobierno de Pekín dijo que EE.UU. "debería implementar políticas macroeconómicas responsables".

LULA DA SILVA, BRASIL
Desequilibrio

El mandatario brasileño advirtió que la devaluación del yuan y del dólar está generando "un desequilibrio mundial".

JEAN-CLAUDE JUNCKER/UE
Egoísmo

"Las tasas de cambio no deberían obedecer a intereses nacionales inspirados en actitudes egoístas", opinó el líder del Eurogrupo.

JACO ZUMA, SUDAFRICA
Falta de cooperación

El ministro de Finanzas, Pravin Gordhan, dijo que la Fed "socava el espíritu de cooperación multilateral".

BARACK OBAMA, EE.UU.
Bueno para todo el mundo

"El mandato de la Fed y el mío es que nuestra economía crezca. Y eso no sólo es bueno para Estados Unidos, eso es bueno para todo el mundo", se defendió Obama desde la India. "Todos los miembros del G-20 se beneficiarán si la economía de Estados Unidos crece", insistió. .
Agencias Reuters, AP, EFE y DPA Traducción de Mirta Rosenberg 
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Opinión

La Fed vuelve a cometer el mismo error

NUEVA YORK.- Hace ocho años, Ben Bernanke, ya funcionario de la Reserva Federal, pronunció un discurso en honor a Milton Friedman. Cerró su charla aludiendo a la famosa afirmación de Friedman de que la Reserva Federal era responsable de la Gran Depresión por no haber hecho lo necesario para salvar la economía.
"Usted tiene razón -dijo Bernanke-. Lo lamentamos mucho. Pero gracias a usted, no volveremos a hacerlo." Famosas palabras de cierre. Porque, de hecho, lo estamos haciendo otra vez.
Es cierto que las cosas no están tan mal como durante el peor momento de la Depresión. Pero eso no es decir mucho. Y, al igual que en la década de 1930, cada propuesta para mejorar la situación es recibida por un huracán de oposición y críticas. Como resultado, cuando finalmente se aplica una política, ya está tan aguada que está prácticamente destinada al fracaso.
Ya hemos visto que eso ocurrió con la política fiscal: temiendo oposición en el Congreso, la administración de Obama propuso un plan inadecuado, sólo para ver cómo ese plan era aún más debilitado en el Senado. Finalmente, el pequeño aumento del gasto federal fue contrarrestado de manera eficaz por los recortes a nivel estatal y local, así que, en realidad, no hubo ningún estímulo a la economía.
Ahora está ocurriendo lo mismo con nuestra política monetaria.
Los argumentos para que la Reserva Federal instrumente una política más expansiva son abrumadores. El desempleo es desastrosamente alto, mientras que los datos sobre la inflación durante los últimos años coinciden con las primeras etapas de la implacable caída de Japón en una deflación corrosiva.
Desafortunadamente, ya no tenemos el recurso de una política monetaria convencional: las tasas de corto plazo que la Fed suele utilizar como recurso ya están cerca de cero. Así, la Fed está cambiando su política tradicional, que es comprar sólo deuda a corto plazo, y está pasando a comprar deuda a largo plazo. Una política a la que en general se denomina "expansión cuantitativa". (¿Por qué? A mí no me pregunten.)
Esta actitud no tiene nada de descabellado. Tal como Bernanke trató de explicar el sábado pasado, "es tan sólo política monetaria". Sin embargo, la Insoportable Camarilla -como denomino a los que se han opuesto a todos los intentos de salir de nuestra trampa económica- está que trina. Esta vez, gran parte del clamor proviene de gobiernos extranjeros, muchos de los cuales se quejan a los gritos de que las medidas de la Fed han debilitado al dólar (ver aparte).

Hipócritas

La hipocresía en estas críticas es tan gruesa que se podría cortar con un cuchillo. Después de todo, tenemos a China, abocada a la manipulación monetaria en una escala sin precedente en la historia -y perjudicando al mundo-, atacando a Estados Unidos por intentar poner su casa en orden. Y tenemos a Alemania, cuya economía es mantenida a flote por un enorme superávit comercial, criticando a Estados Unidos por incurrir en déficits comerciales? y después criticándolo por instrumentar una política que, al debilitar el dólar, hace algo por reducir esos déficits.
En la práctica, estas críticas no tienen importancia. El verdadero daño lo provocan nuestros inflacionistas locales: la gente que se ha pasado cada etapa de nuestra marcha hacia la deflación advirtiendo que la inflación desbocada estaba a la vuelta de la esquina. Lo están haciendo otra vez, y tal vez ya hayan logrado debilitar la nueva política de la Fed.
Porque la mayor preocupación respecto de la expansión cuantitativa no es que pueda llegar a hacer demasiado, sino que logrará muy poco. Estimaciones razonables sugieren que es improbable que pueda reducir las tasas de interés lo suficiente como para hacer mella en el alto índice de desempleo. La única manera de que la Fed logre algo es si consigue cambiar las expectativas. Específicamente, convenciendo a la gente de que tendremos una inflación por encima de lo normal durante los próximos años, lo que reduciría el incentivo para guardar el efectivo.
La idea de que una inflación más alta podría ser una ayuda no es descabellada: ha sido respaldada por muchos economistas, por presidentes regionales de la Fed y por el FMI. Pero Bernanke ya prometió no cambiar los precios establecidos como meta por la Fed.
Piénsenlo así: Bernanke está recibiendo el mismo trato que Obama, y está dando la misma respuesta que Obama. Enfrenta una oposición intensa a todos sus esfuerzos por rescatar la economía. En un intento por acallar esas críticas, termina aguando sus planes de manera que garantiza que fracasarán. Y los 15 millones de desempleados, la mitad de los cuales han estado sin empleo durante 21 semanas o más, pagarán el precio, mientras la caída sigue y sigue. .
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Las divergencias se profundizan entre los miembros del G-20

Las potencias emergentes amenazaron con dejar de aportar al FMI si no tienen más participación
Por   | LA NACION
PARIS.- En un enérgico pronunciamiento, las mayores potencias emergentes del planeta (Brasil, Rusia, la India y China) pidieron ayer a los Estados Unidos y a Europa que "coordinen y equilibren" mejor sus políticas de estímulo para asegurar una reactivación rápida y eficaz de la economía mundial.
El denominado grupo BRIC también pidió que las "instituciones financieras multilaterales aumentaran sus préstamos" y, al mismo tiempo, reclamó mayor influencia de voto en el Fondo Monetario Internacional (FMI). Incluso amenazó con cesar de aportar fondos al FMI si no obtiene una mayor participación.
Los cuatro países expusieron su posición al finalizar la reunión de ministros de Economía y presidentes de bancos centrales del G-20, realizada en Horsham, cerca de Londres. El documento del BRIC, difundido poco antes del comunicado final, reveló las divergencias que existen dentro del G-20, grupo de países que representa el 75% del comercio, el 80% de la población y casi el 90% del PBI mundial.
La declaración final no formuló ninguna mención específica sobre la posición del BRIC, pero respondió indirectamente a esas exigencias al señalar la necesidad de aumentar "muy sustancialmente" los fondos del FMI para mejorar su eficacia en caso de tener que asistir a países en dificultades financieras. Ese organismo, que en los últimos meses desembolsó casi 50.000 millones de dólares en créditos de ayuda a los países de Europa del Este, reclama que los fondos de rescate sean aumentados a 500.000 millones de dólares, es decir el doble de la suma actual. El documento final, en cambio, enfatizó el "claro compromiso" de realizar "sustanciales esfuerzos" para tratar de poner término a esta recesión, considerada la más grave en el mundo desde 1930.
La declaración también alude a las profundas divergencias que existen entre los Estados Unidos y Europa sobre la forma de abordar la crisis actual, que mantiene virtualmente paralizada a la economía mundial. El aspecto más significativo es que no menciona la magnitud del esfuerzo que se propone cada país. Estados Unidos pretende que los países europeos aumenten los planes de estímulo al 2% de sus PBI. Esa posición fue desechada por Francia y por Alemania.
"Hemos realizado importantes progresos. Hay gran consenso sobre la urgencia de los problemas que enfrentamos y de las medidas que debemos adoptar", se limitó a comentar el ministro de Finanzas británico, Alistair Darling.
El secretario del Tesoro norteamericano, Timothy Geithner, confirmó el compromiso del G-20 de "hacer todo lo necesario" para "reactivar la economía". Prudentemente, sin embargo, evitó reiterar sus exigencias del lunes pasado, que provocaron una ola de reacciones en Europa.

Saneamiento

El cónclave de Londres decidió acordar "prioridad absoluta" a "sanear el sistema financiero" y ayudar a los bancos a eliminar los "activos tóxicos" para que puedan restaurar su capacidad de préstamo a fin de satisfacer la demanda de créditos que formulan las empresas, indicó un diplomático en diálogo off the record . Los bancos y las empresas de finanzas padecen un grave déficit de liquidez después de haber tenido que asumir pérdidas por más de 1,2 billones de dólares.
Para realimentar el sistema financiero, los Estados Unidos y Europa están decididos a mantener sus tasas de interés en los niveles actuales -uno de los más bajos de la historia- y seguir con sus políticas de expansión monetaria, "incluso a través de instrumentos no convencionales", según el comunicado.
Eso significa que existe consenso en crear moneda para alimentar el sistema. Gran Bretaña fue el primer país que oficialmente adoptó las medidas necesarias para poner en marcha la "máquina de imprimir" billetes.
El G-20, según el comunicado final, también se comprometió a luchar contra toda forma de proteccionismo y a impulsar la creación de nuevos empleos para mitigar la ola de desempleo provocada por la crisis.
Los ministros recomendarán a la cumbre del 2 de abril algunas medidas para regular las actividades de los fondos especulativos y las agencias de notación financieras, consideradas responsables en segundo grado de la crisis de las subprimes. También propondrán a sus jefes de Estado y de gobierno que adopten un programa de "contramedidas" para luchar contra los paraísos fiscales.
Pero la persistencia de divergencias entre Estados Unidos, Europa y el grupo BRIC abre sombríos presagios sobre la cumbre que se celebrará dentro de tres semanas en el Centro ExCel del nuevo barrio financiero de Docklands, de Londres. .
 

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