Traducir

lunes, 3 de agosto de 2015

PAQUISTAN 2014 La joven paquistaní Malala, Nobel de la paz junto al activista indio Satyarthi

Diario "La Capital". Rosario, Sábado, 11 de octubre de 2014 

La joven paquistaní Malala, Nobel de la paz junto al activista indio Satyarthi

Reconocimiento. Fueron distinguidos por su lucha a favor de la educación infantil. Recibirán el premio de 1,1 millón de dólares el 10 de diciembre en Oslo.


17 años. Malala, a quien los talibanes casi matan hace dos años, es la premio Nobel más joven de la historia.

La paquistaní Malala Yousafzai y el indio Kailash Satyarthi ganaron ayer el premio Nobel de la paz por arriesgar sus vidas por los derechos de los niños, en una decisión que transformó a la adolescente de 17 años, defensora de la educación femenina, en la más joven ganadora de un Nobel de la historia. Malala fue baleada en la cabeza por los talibanes hace dos años en Pakistán por insistir en que las niñas también tienen derecho a la educación, y luego de sobrevivir a varias operaciones con la ayuda de médicos británicos, continuó tanto con su activismo como con sus estudios secundarios.
La joven se encontraba en su escuela en la ciudad inglesa de Birmingham cuando se anunció el premio, y tras salir del colegio dijo a periodistas que el galardón "no es el fin, sino el principio" y lo dedicó a todos los niños "cuyas voces necesitan ser escuchadas". Afirmó sentirse sorprendida y "muy honrada" con el reconocimiento.
El activista indio, de 60 años, ha estado al frente de un movimiento global para poner fin a la esclavitud y la explotación infantil desde 1980, cuando abandonó su carrera como ingeniero electrónico. Como presidente de la organización Marcha Global contra el Trabajo Infantil, el activista indio encabezó el rescate de decenas de miles de chicos-esclavos y desarrolló un modelo exitoso para su educación y rehabilitación, una peligrosa cruzada que le acarreó varios intentos de asesinato.
Delicado equilibrio. El anuncio del Comité Nobel noruego reflejó un delicado equilibrio diplomático con la premiación de activistas de India y Pakistán, dos países vecinos con armas nucleares que arrastran una antigua rivalidad que incluyó tres guerras. Igualmente significativo resulta el hecho de que uno de los galardonados es musulmán y el otro hinduista, que el premio compartido fue para una mujer y un hombre y que los ganadores son un hombre mayor defensor de los niños y una joven activista que fue ella misma una víctima por abogar por esos derechos.
El presidente del Comité Nobel noruego, Thorbjoern Jagland, dijo que se consideró importante premiar tanto a un indio hinduista como a una musulmana paquistaní por haberse unido "en un esfuerzo común por la educación y contra el extremismo", y agregó que ambos compartirán el premio de 1,1 millón de dólares, a entregarse el 10 de diciembre en Oslo.
Volátil región. Criada en Pakistán, en el bello pero políticamente volátil Valle del Swat, Malala tenía apenas 11 años cuando comenzó con su lucha a favor de la educación de las niñas, dando entrevistas a distintos medios locales y creando un blog. Los talibanes primero atacaron su casa de la ciudad de Mingora, aterrorizaron a sus residentes, amenazaron con volar la escuela de la niña y ordenaron a las maestras y estudiantes a llevar la burqa, el traje que cubre a la mujer desde la cabeza a los pies. El 9 de octubre de 2012, un miliciano talibán subió al colectivo escolar en el que viajaba Malala y le disparó un tiro en la cabeza. La joven sobrevivió —la bala no ingresó en su cerebro—, en gran parte gracias a la rápida intervención de médicos británicos que visitaban Pakistán. Trasladada al Reino Unido para recibir un tratamiento especial en el Queen Elizabeth Hospital de Birmingham, fue sometida a cirugías y experimentó una asombrosa recuperación. Malala vive ahora en esa ciudad inglesa con su padre, madre y dos hermanos. Recibió muchos premios de derechos humanos, incluyendo el premio Sakharov del Parlamento Europeo.
El presidente estadounidense, Barack Obama, aseguró que el galardón demuestra la importancia y la necesidad de proteger los derechos humanos y la libertad.
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

Sábado, 11 de octubre de 2014 01:00

El prestigioso galardón apunta hacia el futuro

Guerra en la Franja de Gaza, combates en el este de Ucrania, atrocidades de Estado Islámico en Siria e Irak... ¿A quién entregar el premio Nobel de la paz cuando la lista de guerras no deja de crecer? Pocas veces lo tuvo tan difícil el Comité Nobel, que finalmente tomó una decisión muy celebrada.

Guerra en la Franja de Gaza, combates en el este de Ucrania, atrocidades de Estado Islámico en Siria e Irak... ¿A quién entregar el premio Nobel de la paz cuando la lista de guerras no deja de crecer? Pocas veces lo tuvo tan difícil el Comité Nobel, que finalmente tomó una decisión muy celebrada.
A los 17 años, Malala Yousafzai se ha convertido en un ejemplo para millones de personas de todo el mundo, dando esperanzas no sólo a su generación. La situación mundial ha sido este año tan sombría que en Oslo se llegó a discutir si debía entregarse el premio Nobel de la paz. Ahora, el prestigioso galardón mira al futuro, y no sólo porque se haya entregado a la ganadora más joven de la historia.
Señal. Se ha premiado a la educación como el medio probablemente más efectivo contra el extremismo, y a dos personas de distintas religiones y generaciones, procedentes de países enemistados desde su fundación. Es una señal que "un hindú y una musulmana, un indio y una paquistaní, se unan en una lucha común por la educación y contra el extremismo", apuntó ayer el Comité Nobel. Y es que junto a Malala también fue distinguido el activista indio Kailash Satyarthi, de 60 años, luchador desde hace décadas contra el trabajo infantil.
Malala ya fue candidata al Nobel de la paz en 2013. Entonces muchos consideraron que era demasiado joven para recibir el codiciado premio Nobel y advirtieron de que se vería sometida a una gran presión. Pero muchos otros se sintieron decepcionados cuando se fue de vacío una joven tan valiente, que ni siquiera vaciló en su lucha tras sufrir un intento de asesinato.
Tenacidad e integridad moral. La vida de esta adolescente cambió por completo hace dos años, cuando llegó a un hospital de Birminghan, en Reino Unido, con graves heridas de disparo en la cabeza. "No sabía ni qué se hace con una cucharita cuando uno termina de comer un helado", recordaba la periodista londinense Christina Lamb, que la ayudó con su libro, "Yo soy Malala". Desde entonces, activista paquistaní no sólo persigue sus objetivos con tenacidad, sino que demuestra "la integridad moral necesaria que reconoce el premio Nobel", según la opinión de Kristian Berg Harpviken, director del Instituto de Investigación de la Paz de Oslo (Prio). Así, esta joven inteligente y segura de sí misma pasó en poco tiempo del desconocimiento a ganar el Nobel.
Según los analistas, la familia de Malala es en gran parte responsable de que la joven sea capaz de mantener los pies sobre la tierra, a pesar de su inmensa popularidad y una presencia casi diaria en los medios de prensa. "Todo el mundo quiere un poco de Malala", explica la periodista Lamb. Pero a pesar de toda la atención internacional, Malala, con sus 17 años y su pañuelo en la cabeza, no es más que otra pequeña inmigrante cuando juega con sus hermanos en los parques ingleses o hace los deberes en su casa.
Cuando ayer se anunciaron ayer los ganadores del codiciado premio Nobel de la paz, la joven estaba en clase. El director del colegio donde asiste en Birminghan la sacó del aula para comunicarle la decisión de Oslo de distinguirla. Después, Malala volvió a clase y se supo que no hablaría hasta que no terminase la jornada escolar. El mensaje es claro: la educación es lo más importante, también para una premio Nobel de la paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario