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jueves, 28 de mayo de 2015

BRASIL - BOLIVIA 2013. Dilma, enfurecida por la crisis diplomática con Bolivia




Tensión

Dilma, enfurecida por la crisis diplomática con Bolivia

La presidenta calificó de "inaceptable" la salida clandestina del senador boliviano de la embajada de La Paz; Evo evalúa qué acciones tomar
BRASILIA.- La crisis diplomática entre Brasil y Bolivia desató ayer la ira de la presidenta Dilma Rousseff, que calificó de "inaceptable" la salida clandestina del senador boliviano Roger Pinto desde la embajada en La Paz y dijo que el gobierno no puede poner en riesgo la vida de una persona a la que le concede asilo.
"Lamento profundamente que un asilado haya sido sometido a esa inseguridad", dijo Rousseff, que anteayer relevó al canciller Antonio Patriota por el caso.
En lugar de Patriota asumirá el actual representante de Brasil ante la ONU, Luiz Alberto Figueiredo.
"Brasil jamás podría aceptar, sin salvoconducto del gobierno boliviano, colocar en riesgo la vida de una persona que estaba bajo su resguardo", agregó.
El viernes pasado, el encargado de negocios de la embajada brasileña en La Paz, Eduardo Saboia, ayudó al senador opositor boliviano Roger Pinto, que estuvo refugiado 15 meses en la legación diplomática, a fugarse a Brasil.
El hecho generó un grave conflicto diplomático con Bolivia, que analiza si pedirá la extradición de Pinto, acusado de varios casos de corrupción en su país.
Rousseff podría reunirse con su par boliviano, Evo Morales, pasado mañana en Surinam, donde se celebra la cumbre de la Unasur, para tratar la crisis, dijo ayer el presidente de la Comisión de Exteriores de Brasil, Nelson Pellegrino. Aunque otras fuentes dijeron que la reunión podría ser antes.
El senador boliviano llegó el viernes a Corumbá, municipio brasileño de frontera, 1500 kilómetros al sudeste de La Paz, tras viajar 22 horas en un auto diplomático acompañado por dos oficiales navales de Brasil. "Si nada ocurrió, no es el tema. Podría haber pasado. Un gobierno no negocia vidas", dijo Rousseff sobre la odisea.
La presidenta informó que el ministro de Defensa, Celso Amorim, deberá aclarar en breve la participación de militares brasileños en la fuga de Pinto. Mientras, en el Palacio de Itamaraty, sede de la diplomacia brasileña, una comisión investiga el caso.
Saboia estaba encargado de la embajada brasileña en La Paz mientras el embajador Raymundo Magno, que sustituye a Marcel Biato, asumía el cargo.
El diplomático dijo que decidió ayudar a Pinto a escapar "porque había un riesgo inminente a la vida y a la dignidad del senador", y sostuvo que un médico que vio a Pinto dijo que estaba "en una fase peligrosa de depresión y había tenido un intento de suicidio".
Explicó, además, que protegió a un perseguido político, como lo fue alguna vez Rousseff, quien estuvo presa y fue torturada durante la dictadura brasileña (1964-1985).
Saboia agregó que tener por tanto tiempo a Pinto en una habitación al lado de su despacho lo hacía sentir como un carcelero, como si estuviera en el DOI-Codi (centro de represión militar en dictadura).
"Yo estuve en el DOI-Codi. Yo sé cómo es el DOI-Codi. Y les aseguro que es tan distante el DOI-Codi de la embajada brasileña en La Paz, como es tan distante el cielo del infierno", respondió, por su parte, Rousseff.
Saboia habló con los diarios Folha de S. Paulo y Estado de S. Paulo anteayer antes de conocer la noticia de la salida de Patriota. En las entrevistas, el diplomático se mostró molesto porque la cancillería brasileña lo juzgó por el hecho.
El gobierno de Bolivia presentó una nota de queja a Brasil en la que expresó su "profunda preocupación por la transgresión del principio de reciprocidad" en la fuga de Pinto. Según dijo el canciller boliviano, David Choquehuanca, "por ningún motivo podía el senador Pinto abandonar el país sin salvoconducto".
La Fiscalía boliviana está "analizando lo referido a la normativa internacional y nacional para ver cuáles son las opciones que tiene el Ministerio Público", dijo a periodistas el fiscal general interino, Roberto Ramírez.
Rousseff explicó ayer que su gobierno negoció varias veces con el boliviano para que se concediera a Pinto el salvoconducto de salida, pero no se consiguió.
Pese al reclamo boliviano, la ministra de Comunicación de ese país, Amanda Dávila, dijo el domingo pasado que el caso "no afecta las relaciones con Brasil".

el canciller ecológico

Un hábil negociador sucederá a Patriota
Luiz Figueiredo
Nuevo canciller brasileño

  • Experto en temas de desarrollo y medio ambiente, se destacó como coordinador de la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible (Río+20), en 2012
  • Nacido en Río de Janeiro, fue representante de Brasil en la ONU; es apreciado por su discreción y su habilidad como negociador
  • Abogado y diplomático de carrera, trabajó en Chile, EE.UU. y Francia, entre otros países; debutará como canciller pasado mañana durante una reunión de la Unasur, en Surinam
  • Agencias DPA, Reuters, AFP y AP
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El escenario

Cambia el estilo, pero no el rumbo diplomático

Por   | Agencia Reuters

SAN PABLO.- La caída del ahora ex canciller Antonio Patriota no cambiará el rumbo de la política exterior brasileña, que, según analistas, continuará relegada a un segundo plano debido al foco de la presidenta Dilma Rousseff en la crisis económica y las elecciones de 2014.
Patriota -símbolo del proverbial soft power de la diplomacia brasileña- renunció anteayer después de que su encargado de negocios en La Paz admitió haber ayudado en la fuga de un senador acusado de corrupción, lo que disparó una crisis con Bolivia.
Su sustituto Luiz Alberto Figueiredo, embajador de Brasil ante la ONU, tendrá poco tiempo para hacer cambios significativos en la política exterior antes de que el gobierno concentre todas sus energías en las elecciones de octubre de 2014, cuando se espera que Rousseff busque la reelección. "Cambia el ministro, pero continúa la misma línea política", dijo Rubens Barbosa, un ex embajador brasileño en Estados Unidos y asesor de asuntos internacionales del poderoso lobby industrial brasileño Fiesp.
"La política exterior seguirá en segundo plano, porque la prioridad de Dilma es la crisis económica y la reelección", añadió.
Desde que asumió el poder, en enero de 2011, Rousseff fue percibida como menos preocupada por la política exterior que su antecesor y mentor Luiz Inacio Lula da Silva.
Y el interés disminuyó a medida que aumentaron sus problemas domésticos como el violento frenazo de la economía y una ola de masivas protestas contra la corrupción y la mala calidad de los servicios públicos que derrumbaron la popularidad de Rousseff en los últimos meses.
Diplomáticos brasileños hablan de un creciente descontento en los pasillos de Itamaraty, el elegante palacio modernista de la cancillería en Brasilia, por lo que describen como una falta de firmeza de Patriota.
La política exterior brasileña, dicen, no se corresponde con la imagen de potencia emergente de la mayor economía de América latina. Se quejan además de que la diplomacia fue subordinada a la agenda ideológica del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y a su estrategia Sur-Sur.
Figueiredo es descripto por sus colegas como un hábil negociador que defendió con uñas y dientes las posiciones de Brasil en foros de cambio climático como la Conferencia de Copenhague de 2009 y organizó la Cumbre Río+20 en 2012. "Su papel será no generar noticias negativas, intentar poner orden en la casa y promover una agenda verde", dijo Marcelo Coutinho, un analista político de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
"Es un político hábil y articulado", añadió. "Río+20 no tuvo resultados, pero tampoco dio problemas. Y eso es lo que Dilma quiere."
Pero el cambio de canciller, que en realidad es un canje ya que Patriota reemplazará a Figueiredo como embajador ante la ONU, no debe acarrear sorpresas.
"La política exterior no cambia", dijo una fuente del gobierno. "Lo que cambia es el perfil del ministro."
"A diferencia de Patriota, que era muy suave, Figueiredo pelea más por las cosas que la presidenta le manda", añadió. La huida del senador boliviano Roger Pinto con ayuda de un diplomático brasileño en La Paz fue apenas la gota que rebasó el vaso en una relación cada vez más tirante de Rousseff con su canciller, explicó la fuente.
La presidenta estaba descontenta con los reparos de Patriota a la suspensión de Paraguay de la unión aduanera Mercosur, luego de la destitución del presidente Fernando Lugo en 2012 y su tibia respuesta a la detención en Gran Bretaña de un brasileño en conexión con el ex contratista de inteligencia estadounidense Edward Snowden.
Pero al final de cuentas puede que la diferencia entre Patriota y Figueiredo sea simplemente eso, una cuestión de estilo..
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Tensión diplomática

Dilma relevó a su canciller tras un incidente con Bolivia

Patriota dejó el cargo luego de la salida clandestina de un senador boliviano de la embajada en La Paz; Rousseff, "irritada" por el caso
BRASILIA.- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, relevó ayer al canciller Antonio Patriota, un día después de la llegada al país del senador opositor boliviano Roger Pinto Molina, sacado clandestinamente de La Paz, en un episodio que generó un grave conflicto diplomático entre ambos países.
Patriota será reemplazado en el comando de la política exterior brasileña por el actual representante del país en la ONU, Luiz Alberto Figueiredo, cuyo cargo será ocupado por el ministro saliente.
Aunque el vocero de Rousseff, Thomas Traumann, afirmó que la presidenta "aceptó el pedido de renuncia" presentado por Patriota durante una reunión realizada en la sede del gobierno, que se prolongó por unos 50 minutos, los medios brasileños señalaron que la presidenta, "irritada" por el caso, forzó la dimisión de su ministro.
La salida de Patriota, que lideraba el Ministerio de Relaciones Exteriores desde la investidura de Rousseff, en enero de 2011, se debió a la operación de traslado de Pinto a Brasil en un auto diplomático, concretada el viernes pasado. Fuentes del Palacio de Planalto la calificaron como un "desastre", según informó ayer el diario O Globo.
La fuga del senador de la opositora Convergencia Nacional fue organizada por el diplomático Eduardo Saboia, el encargado de negocios de la embajada brasileña en La Paz, donde Pinto estaba refugiado desde hacía 15 meses. Asesores de Rousseff señalaron que por el caso, que generó tensión en las relaciones entre Brasilia y La Paz, la situación de Patriota en el gobierno se había vuelto "insostenible".
La salida de Patriota podría contribuir a solucionar la crisis diplomática con Bolivia, después de que Saboia reconociera que ayudó a fugarse a Pinto, acusado en su país de varios hechos de corrupción.
Saboia asumió la responsabilidad exclusiva de la decisión de organizar el traslado de Pinto a Brasil y justificó su actitud al afirmar que el legislador boliviano es "un perseguido político, así como lo fue la presidenta Dilma [Rousseff]".
Según O Globo, sin embargo, asesores de Rousseff aseguraron que las explicaciones no convencieron a la presidenta, que se habría enterado del operativo después de la llegada del senador boliviano a Brasilia.
La salida clandestina de Pinto generó malestar en el gobierno boliviano, que envió una nota diplomática a la representación brasileña en La Paz para exigir explicaciones sobre el incidente, que calificó de "grave".
El canciller boliviano, David Choquehuanca, entregó una nota en la que expresó su "profunda preocupación" por "la transgresión del principio de reciprocidad y cortesía internacional" debido a la huida de Pinto.
"No puede ser que al amparo de la inmunidad diplomática se transgredan normas nacionales y normas internacionales, facilitando en este caso la huida, la salida irregular del país del senador Roger Pinto Molina", dijo Choquehuanca. "Amparados en la inmunidad diplomática podemos llevar droga, traficar armamentos, tráfico de personas. Es grave lo que ha pasado", advirtió.
El viaje del viernes pasado de Pinto a Brasil sin el salvoconducto necesario para salir del país viola normas y acuerdos vigentes y es un "mal precedente" para las relaciones bilaterales y la comunidad internacional, concluyó el canciller.
Pinto llegó el viernes a Corumbá, municipio brasileño de frontera, 1500 kilómetros al sudeste de La Paz, tras viajar 22 horas en un auto diplomático acompañado por dos oficiales navales de Brasil.
Agencias DPA, Reuters, EFE y ANSA.
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"Si hablo, todos se perjudican", dijo el diplomático que llevó al senador boliviano a Brasil

Eduardo Saboia, quien sacó clandestinamente a Roger Pinto de su país, advirtió que tiene mails que pueden comprometer a funcionarios de Itamaratí
"En Itamaratí quieren saber lo que pasa. Voy a prestar declaraciones y espero que haya sensatez. Si vienen por mí tengo elementos de sobra para defenderme y para acusar. Si entramos en la cuestión jurídica, vamos a sacar los trapitos al sol y todo el mundo se va a perjudicar", deslizó, con una fuerte cuota de amenaza, el diplomático Eduardo Saboia, responsable de la fuga de un senador opositor boliviano de la embajada brasileña en La Paz hacia Brasil.
"Si me quieren crucificar, va a ser una estupidez. No soy de la oposición; voté a Dilma. Pero no me podía hacer el tonto. Y fui resolviendo un problema político", dijo Saboia, encargado de negocios de la embajada brasileña en La Paz, quien fue suspendido temporariamente por la fuga de Roger Pinto Molina, quien estuvo 15 meses refugiado en la sede diplomática. El hecho también le costó el puesto al ahora ex canciller Antonio Patriota
Saboia habló con los diarios Folha de S. Paulo y Estado de S. Paulo ayer antes de conocer la noticia de la salida de Patriota. En las entrevistas, el diplomático se mostró molesto porque la cancillería brasileña lo juzgó por el hecho. "Por eso me tomé la libertad de defenderme", dijo.
"Yo venía avisando a Itamaratí que la situación estaba en franca deterioración. Vine dos veces a Brasilia para decir: «La situación es muy mala, estoy bajo presión». Mandé unos 600 telegramas, donde decía que la situación era insostenible. No soy médico ni psiquiatra, pero, ante una situación límite, tomé esa decisión. El médico boliviano había dicho días antes que él [Pinto] estaba en una fase peligrosa de la depresión. Tuvo un intento de suicido. Pueden decir: «Es una manipulación». Puede ser, pero ¿es necesario correr ese riesgo?", argumentó el diplomático.
Saboia, entonces, responsabilizó a la cancillería por hacer la vista gorda sobre la situación, lo cual -aseguró- lo llevó a tomar la decisión de subir a Pinto a un auto y ayudarlo a cruzar la frontera con Brasil.
"Vos veías las negativas publicas de salvoconducto. Escuché, tengo los mails de personas incluso, de personas de Itamaratí diciendo: «Ellos fingen que negocian y nosotros fingimos que les creemos». Era mejor, entonces, cancelar el asilo", advirtió.
"No me arrepiento [de lo que hice] y acepto las consecuencias. Escuché la voz de Dios. Estoy amparado por la Constitución y por los tratados internacionales firmados por Brasil", aseguró..
 
 
 
     

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