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miércoles, 17 de julio de 2013

INTERÉS NACIONAL. TEORÍA REALISTA



Para analizar el interés nacional es necesario ubicar este concepto dentro de la Escuela Realista. El inspirador de la Teoría Realista de poder fue el profesor Hans Morgenthau. Los dos aportes fundamentales de esta escuela son: el Poder Político y el Interés Nacional. Morgenthau precisa que: “La Política Internacional, como toda política, es una lucha por el poder. Cuales quieran que sean los fines últimos de la política internacional, el poder es siempre el fin inmediato. Los estadistas y la gente en general pueden buscar como fin último la libertad, la seguridad, la prosperidad o el poder mismo” (Morgenthau, H. 1963:43). Los seguidores de esta teoría han marcado a fuego años de la Política Exterior norteamericana. Se pueden mencionar dentro de esta escuela a George Kennan, John Foster Dulles, Dean Achenson, Walt Whitman Rostow, Robert Mc Namara y Henry Kissinger.
Con relación al interés nacional existe un amplio debate. El principal defensor de esta terminología, fue sin duda Morgenthau. Dentro de la Escuela Realista de la Política Exterior el concepto clave es el interés nacional. Se ha utilizado con frecuencia, como argumento contra esta concepción, que no proporciona un criterio aceptable para la acción política (Morgenthau H. 1952:108). Refiere el mismo autor que con anterioridad, Charles A. Beard, en un libro publicado en 1934, mencionaba que la intervención de ciertos grupos ha presentado sus intereses económicos como intereses propios de los Estados Unidos. Morgenthau aclara “que los intereses de grupos ejercen, por supuesto, una constante presión sobre la orientación de nuestra política exterior, pretendiendo identificarse con el interés nacional. Sin embargo, es dudoso que, con excepción de unos cuantos casos manifiestos, hayan conseguido determinar el curso de la política exterior americana”.
Para Hoffman también la llave maestra dentro de esta teoría es el interés nacional definido en términos de poder. El mismo autor, realiza un desarrollo crítico del Interés Nacional. Presenta seis objeciones puntuales. Sin detallar todo su pensamiento podemos decir que una de la críticas apunta a que esta teoría carece de una exposición de fines, agregando que el interés nacional solo tiene sentido en un período estable en el cual los participantes actúan con medios limitados propios del siglo VII y XIX (Hoffmann, S. 1963:56-58).
Entre los autores críticos al concepto de interés nacional también podemos mencionar a Raymond Aron cuando expresa que no hay interés nacional en abstracto sino que siempre ha de ser dotado de un contenido ideológico. Es legítimo añorar los siglos en que la diplomacia sin ideas ni moralidad se limitaba a un juego sutil de influencias y de poder. Pero el hecho es que, en el siglo XX, una gran potencia se debilita si renuncia a servir a una idea (Aron R. 1963:223).
Por su parte Tomassini con relación al interés nacional dice:
El concepto sigue orientando (o pretendiendo orientar) la política exterior de los Estados. Se plantea así la paradoja de que los analistas tienen que usar un concepto inadecuado para explicar las motivaciones y los objetivos de la política exterior, debido a la utilidad que posee su propia imprecisión, tratando de precisarlo, refinarlo, y desagregarlo en la mejor forma posible para acercarlo a los intereses reales que constituyen la agenda internacional de un país en un momento dado (Tomassini, L. 1989:167)
Tomassini hace referencia a una nota aparecida en el primer número de la Revista The Nacional Interest  de los Estados Unidos, publicado por Irving Kristol en 1985:
El propósito primordial y abrumador de la política exterior norteamericana debe ser el de defender y promover el interés nacional de los Estados Unidos (un interés que engloba los valores y aspiraciones del pueblo americano así también como su seguridad frente a las amenazas externas y su bienestar material); que, para mal o para bien, la política internacional sigue siendo esencialmente una política de poder; que la eficacia de la capacidad militar en la conducción de la política exterior permanece inalterable; y que la Unión Soviética constituye la principal amenaza importante para los intereses de los Estados Unidos y debe continuar siéndolo en el futuro previsible  (Tomassini L., 1989:172).
En algunos países se discute cuales son y cómo defender los intereses nacionales. Escuelas de pensamiento y partidos políticos proponen distintas visiones del interés nacional. Nye se ha ocupado especialmente de esta cuestión, en un intento de encontrar una vía media entre quienes anteponen el interés nacional ante cualquier otro planteamiento y quienes apuestan por un vago mundialismo. Cita entre los primeros a Condoleezza Rice, que durante la campaña electoral presidencial de 2000 y en una línea muy próxima a Kristol escribía:
“Debemos avanzar desde el sólido fundamento (firm ground) del interés nacional y no desde el interés de una ilusoria comunidad internacional…necesariamente existe un conflicto entre el servicio (pursuit) al interés nacional y los intereses de una más que ilusoria comunidad internacional.”
Nye añade que es muy improbable la reelección de líderes demócratas que no logren tomar en cuenta los intereses de la Nación. Es por ello que intenta una vía intermedia tras estimar que el fracaso de prestar el adecuado respeto a las opiniones de los otros, incorporando una amplia concepción de la justicia en nuestro interés nacional, eventualmente puede llegar a perjudicarnos. Por tanto, llega a la conclusión de que los intereses globales pueden ser incorporados en un concepto amplio y de largo alcance del interés nacional (Muñoz Alonso, A. 2006:143).
Para el análisis del interés nacional de los Estados Unidos, hemos recurrido a dos artículos escritos por Condoleezza Rice, quien actuó en el Gobierno de Bush, primero como Asesora de Seguridad Nacional a partir del 22 de enero de 2001 y posteriormente como Secretaria de Estado desde el 26 de enero de 2005 al 20 de enero de 2009.
El primer artículo fue escrito en el año 2000 antes de ser funcionaria del gobierno republicano de Bush. En el mismo critica abiertamente al presidente demócrata Bill Clinton, manifestando que en una democracia tan pluralista como la de los Estados Unidos, la falta de un interés nacional definido, o bien constituye un terreno fértil para quienes desean aislarse del mundo o bien crea un vacío que se llena con presiones de grupos con intereses particulares.
Rice se define como realista al expresar:
El poder importa, tanto el ejercicio del mismo por parte de Estados Unidos como la capacidad de otros para ejercerlo. Sin embargo, en Estados Unidos a muchos le incomodan (y siempre le han incomodado) los conceptos de la política de poder, las grandes potencias y los equilibrios de poder. En el extremo, este malestar conduce a un llamado a la introspección en lugar de conceptos de derecho y normas internacionales, y a la certeza de que el apoyo a muchos países –más aún, a instituciones como las Naciones Unidas – es esencial para el ejercicio legítimo del poder. El "interés nacional" se sustituye por los "intereses humanitarios" o los intereses de "la comunidad internacional". La convicción de que Estados Unidos ejerce legítimamente el poder sólo cuando lo hace en nombre de algo o alguien más, tenía profundas raíces en el pensamiento wilsoniano, y hay fuertes ecos de ello en el gobierno de Clinton. Por supuesto que no hay nada de malo en hacer algo que beneficie a toda la humanidad, pero en cierto sentido éste es un efecto de segundo orden. La búsqueda de Estados Unidos por procurar su interés nacional creará las condiciones que promoverán la libertad, el comercio y la paz. Su búsqueda de los intereses nacionales después de la Segunda Guerra Mundial condujo a un mundo más próspero y democrático. Esta situación puede repetirse (Rice, C. 2000:47).

Más adelante agrega: “Estados Unidos tiene la suerte de contar con una oportunidad extraordinaria. Desde hace casi un siglo no tiene ambiciones territoriales. Su interés nacional se ha definido, más bien, por un deseo de fomentar la difusión de la libertad, la prosperidad y la paz” (Rice, C. 2000:62).

La concepción de Rice se modifica cuando ejerce la Secretaría de Estado, y escribe un artículo sobre el mismo tema en el año 2008. Después de establecer algunas consideraciones críticas sobre la misma Administración Bush replantea el interés nacional para ese gobierno. En lugar de continuar con la separación establecida en el 2000, entre poder y valores, trata de conciliar ambos los criterios:
En este escenario estratégico, es esencial para nuestra seguridad nacional que los Estados estén dispuestos y sean capaces de cumplir con todas sus responsabilidades soberanas, tanto dentro como fuera de sus fronteras. Esta nueva realidad nos ha obligado a hacer importantes cambios en nuestra política. Reconocemos que la construcción de Estados democráticos es ahora un componente apremiante de nuestro interés nacional… Como en el pasado, nuestra política no sólo ha sido respaldada por nuestra fuerza, sino también por nuestros valores. Estados Unidos ha tratado durante mucho tiempo de compaginar el poder y los principios, el realismo y el idealismo. En algunos momentos, ha habido tensiones de corta duración entre ellos, pero siempre hemos sabido dónde residen nuestros intereses de largo plazo. Por ende, Estados Unidos no ha sido neutral en lo que respecta a la importancia de los derechos humanos o a la superioridad de la democracia como forma de gobierno, tanto en la teoría como en la práctica. Este realismo propio únicamente de Estados Unidos nos ha guiado durante los últimos 8 años y debe continuar haciéndolo en el futuro (Rice, C. 2008:3).
Confirma que ese interés nacional basado en el valor de la democracia en distintas ocasiones ha sido alterado, cuando el enemigo es el terrorismo:
Ciertamente, nuestro interés en la promoción del desarrollo democrático y en la lucha contra el terrorismo y el extremismo nos ha obligado a tomar decisiones difíciles, porque en este momento necesitamos amigos capaces, que puedan desarraigar a los terroristas del Medio Oriente. Estos Estados con frecuencia no son democráticos, así que debemos equilibrar las tensiones entre nuestras metas de corto y de largo plazo. No podemos negarles a estos Estados no democráticos la asistencia en materia de seguridad para luchar contra el terrorismo o para defenderse (Rice, C. 2008:16).
Superando esos criterios antagónicos, Condolezza Rice presenta el interés nacional de los Estados Unidos como una amalgama de distintas variables:
Estados Unidos con frecuencia ha preferido los predominios de poder que están a favor de nuestros valores sobre los equilibrios de poder que no lo están. Hemos hecho frente al mundo tal y como es, pero nunca hemos aceptado que no podemos cambiarlo. En efecto, hemos demostrado que, al unir el poder estadounidense con los valores estadounidenses, podíamos ayudar a amigos y aliados a ampliar las fronteras de lo que muchos pensaban que era realista en ese momento (Rice, C. 2008:26).
Se muestra más contemplativa con relación al poder militar de los Estados Unidos: “Debemos ayudar a los Estados débiles y que funcionan mal a fortalecerse y a reformarse para, así, prevenir su fracaso. Lo anterior requerirá la transformación y mejor integración de las instituciones de poder duro y poder blando de Estados Unidos, una tarea difícil y que nuestro gobierno ya ha iniciado” (Rice, C. 2008:24).

BIBLIOGRAFÍA
-       Aron, Raymond, (1963) “En busca de una filosofía de la política exterior”. En Hoffmann, Stanley H., (1963) Teorías contemporáneas sobre Relaciones Internacionales. Trad. M. D. López Martínez, Madrid, Editorial Tecnos.
-       Hoffmann, Stanley H. (1963) Teorías contemporáneas sobre las Relaciones Internacionales. Trad. M. D. López Martínez. Madrid, Editorial Tecnos.
-       Morgenthau, Hans J. “Otro gran debate: El interés nacional de los Estados Unidos”. En Hoffmann, Staley H., (1963) Teorías contemporáneas sobre Relaciones Internacionales. Trad. M. D. López Martínez. Madrid, Editorial Tecnos.
-       Morgenthau, Hans J. (1963) La lucha por el poder y por la paz. Trad. Francisco Cuevas Cancino. Buenos Aires, Editorial Sudamericana.
-       Muñoz Alonso, Alejandro, (2006) “Política Exterior e Interés Nacional”. En Cuadernos de Pensamiento Político. Madrid, abril-junio.
-       Rice, Condoleezza (2000) “Promoting the National Interest” in Foreign Affairs January-February. “La promoción del interés nacional”. En Foreign Affairs en español México, enero-febrero.
-       Rice, Condoleezza (2008) “Rethink the National Interest. American Realism for a New World” in Foreign Affaire July – August. “Repensar el interés nacional. El realismo estadounidense para un Nuevo mundo”. En Foreign Affaire Latinoamérica. México, Vol. 8 Número 4.
-       Tomassini, Luciano, (1989) Teoría y práctica de la Política Internacional. Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile.

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