Diario "Clarín". Buenos Aires, 22 de julio de 2014.
Los asentamientos israelíes en Cisjordania son ilegales
Tanto los
israelíes como los palestinos están pasando días muy difíciles. Desde el
asesinato de los tres jóvenes israelíes, el país está intranquilo: una
operación militar israelí a gran escala en Cisjordania, el asesinato de
un joven palestino en Jerusalén Occidental, extremistas israelíes que
amenazan atacar a los árabes en todo el país, el público árabe en Israel
que sale a manifestar a la calle, el disparo de cohetes sobre
comunidades israelíes en el sur de Israel y ahora la ofensiva israelí en
Gaza.
La violencia actual es dolorosa para todos,
especialmente para las familias cuyos seres queridos fueron muertos o
heridos, o que tal vez lo serán más adelante.Pero justamente en estos momentos no podemos dejar que el dolor y el miedo nos paralicen.
El gobierno israelí se relaciona con la ocupación como una condición permanente, y su conducta constituye un obstáculo real para cualquier posibilidad de poner fin al conflicto.
La continuación de la expansión de los asentamientos en los territorios palestinos ocupados es una violación que acontece todos los días, una injuria persistente que nos lleva al apartheid.
Los israelíes y los palestinos no pueden cambiar esta realidad sin ayuda externa.
Necesitamos la movilización de la comunidad internacional, ya que sólo ésta tiene la clave para cambiar la posición israelí.
La moderación de la crítica internacional a consecuencia de la última ola de violencia no ayuda ni a Israel ni a los palestinos. Por el contrario, la elección de tal política ayuda a mantener la ocupación y contribuye indirectamente a una continuación de la tensión y las olas de violencia.
Sólo la creación de una realidad internacional diferente, que muestre al gobierno de Israel un costo real a la continuación y profundización de las actividades de ocupación y construcción en los asentamientos, podría promover un cambio que beneficie tanto a los israelíes como a los palestinos. La comunidad internacional tiene la capacidad de hacerlo, contribuyendo así a la prevención de una nueva ronda de violencia, y posiblemente también a una mejor y más justa vida a ambos pueblos.
Las advertencias relacionadas a la ilegalidad de los asentamientos y su extensión como un obstáculo para la paz y una amenaza real a la solución de dos estados independientes marca la forma en la cual la Comunidad Europea en particular y la comunidad internacional en general deben continuar ejerciendo presión sobre Israel. La reacción veloz y contundente de los europeos y los norteamericanos a raíz de la anexión de Crimea por Rusia ofrece herramientas adicionales para ejercer presión.
El futuro de Israel como Estado judío y democrático depende del establecimiento de un Estado palestino viable. Por lo tanto, la comunidad internacional debe continuar por el camino trazado por las recientes directivas europeas y debe continuar presionando a Israel para detener la construcción en los asentamientos, reconocer la necesidad de retirarse de los territorios en Cisjordania y retornar a la mesa de negociaciones para llegar a un acuerdo justo.
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