Diario "La Nación". Buenos Aires, 7 de noviembre de 2005.
Tras la Cumbre de las Américas: el presidente de EE.UU., en Brasilia
Destacó Bush el liderazgo de Brasil en la región
Elogió
el papel de Lula "en el mundo entero"; para el presidente brasileño, la
relación con Washington es "estratégica"; el clima fue mucho más
distendido que en la Argentina
SAN PABLO.- El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, dio ayer
una demostración de que no está dispuesto a sumarse al coro de los
críticos duros de los Estados Unidos. Al recibir en Brasilia al
presidente George W. Bush, elogió el diálogo mutuo "sin sobresaltos ni
confrontación", y exaltó la alianza estratégica entre ambos países.
En un clima de gran entendimiento, Bush le devolvió inmediatamente la
gentileza: dijo que Lula ocupa un lugar de liderazgo "en el mundo entero
y en el hemisferio", y afirmó que "las relaciones entre Brasil y
Estados Unidos son fundamentales y muy fuertes".
"Cuando fui elegido presidente no faltaron los que preveían un deterioro de las relaciones entre Brasil y los Estados Unidos. Se equivocaron rotundamente. Al contrario, nuestras relaciones atraviesan hoy uno de sus mejores momentos", destacó Lula, en un discurso pronunciado al lado de Bush, bajo un árbol, en la quinta presidencial.
Fue un clima mucho más distendido y cordial que el que vivió Bush este fin de semana en la Argentina, durante la IV Cumbre de las Américas. Y tuvo su efecto sobre las declaraciones del mandatario estadounidense, quien calificó a Brasil como un país "amigo".
Si bien Brasil mantiene una posición firme y opositora a la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) sin una previa eliminación de los subsidios agrícolas de los Estados Unidos, el gobierno brasileño no simpatiza con el estilo duro adoptado por los presidentes Hugo Chávez y Néstor Kirchner. Lula prefirió calificar el encuentro de ayer como "un diálogo estratégico y privilegiado".
Sin mencionarlo, Bush aprovechó la oportunidad para criticar a Chávez durante un encuentro con empresarios. Al exaltar el papel de Brasil, dijo: "La justicia social en América latina requiere elegir entre dos visiones opuestas. Una de ellas ofrece una visión de esperanza. Está fundada en el gobierno representativo, en la integración con la comunidad mundial. La otra busca reducir el progreso democrático de las últimas dos décadas, jugando a asustar, azuzando a vecino contra vecino y acusando a otros de sus propios fracasos en atender al pueblo".
Además, el mandatario optó por minimizar el fracaso de su intento de buscar avances en la creación del ALCA al afirmar que "el presidente Lula quiere estar seguro de que eso [ el acuerdo] va a servir para crear empleos. Hay que convencerlo, así como hay que convencer al pueblo estadounidense".
Bush, que había llegado el sábado por la noche proveniente de Mar del Plata y partió ayer por la tarde rumbo a Panamá, agradeció la recepción brasileña y ratificó el carácter de aliado estratégico que Brasil adquirió para los Estados Unidos en medio de un continente en que el antinorteamericanismo muestra señales de crecer.
"Este viaje ha sido muy constructivo, porque me gusta trabajar con usted, porque usted es franco en nuestras discusiones y porque juntos podemos hacer algo bueno no sólo para nuestros países, sino para el mundo", deslizó Bush, quien creó una relación de afinidad con Lula desde la primera visita que el brasileño le hizo, a fines de 2002, después de haber sido electo, pero antes incluso de asumir el cargo; todo un gesto.
Posteriormente, en un diálogo con jóvenes seleccionados por la embajada estadounidense en Brasil, Bush hizo referencia a las protestas del viernes pasado en la cumbre de Mar del Plata. "Yo espero que exista disenso. De eso se trata la libertad. Se les debe permitir a las personas expresarse. Lo que ocurrió en la Argentina ocurre también en los Estados Unidos." Pero aclaró: las manifestaciones "se deben a una percepción de los Estados Unidos que, en mi opinión, no es una percepción justa".
Lula y Bush iban a mantener una reunión de media hora, que luego sería ampliada con la presencia de los colaboradores de ambos. Al final, esa segunda reunión tuvo que ser cancelada porque los presidentes conversaron en privado más de una hora y media. La situación política en América latina -es decir, la arenga del presidente venezolano, Hugo Chávez, contra el ALCA y la política exterior norteamericana- y la eliminación de las barreras al comercio fueron los temas principales.
Ni un vidrio roto
En Brasil las manifestaciones y protestas contra la visita del jefe de Estado norteamericano fueron reducidas -casi anecdóticas, si se las compara con la manifestación y los disturbios de Mar del Plata-. Ayer, ni una vidriera fue rota, apenas una persona fue detenida y, en lugar de pedradas y bombas, las pocos cientos de manifestantes reunidos en Brasilia prefirieron los muñecos al mejor estilo carnaval. "Fuera Bush, imperialismo asesino", decían los carteles que portaban los muñecos -de Bush, pero también de Lula-, que terminaron obligando a la comitiva a entrar en la quinta presidencial por la puerta trasera.Con el Partido de los Trabajadores convertido en la fuerza oficialista, y después del giro de Lula hacia el centro, la capacidad de movilización contra los Estados Unidos quedó restringida a pequeños grupos de la izquierda marxista y trotskista. Pero no por ello se descuidó la seguridad: un amplio operativo, denominado "Operación América", virtualmente blindó Brasilia desde el viernes.
El primer párrafo de la declaración conjunta emitida por ambos presidentes mostró el tono del encuentro. Según el texto, los presidentes "resaltaron los lazos cada vez más profundos y estrechos entre Brasil y los Estados Unidos, basados en valores y objetivos comunes, la promoción de la democracia, el desarrollo, el crecimiento económico, la liberalización del comercio, la seguridad internacional y la lucha contra el terrorismo".
Lula habló de "trabas injustificables" en la eliminación de los subsidios agrícolas norteamericanos, y Bush prometió que, si los países europeos reducen los subsidios a sus productos, él también les explicaría a sus productores rurales que los subsidios deben ser reducidos, y que ellos podrían tener acceso al mercado europeo. Es decir, el discurso de rutina de ambos lados.
Durante el tiempo que permanecieron reunidos en privado, Lula y Bush incluso estudiaron un mapa de Brasil. Bush preguntó dónde quedaba la Amazonia, y Lula aprovechó para mostrarle de dónde era la carne asada que iban a comer después, aclarándole que era de un lugar de Mato Grosso do Sul, alejado de la estancia donde se descubrieron hace poco focos de fiebre aftosa.
Lula le señaló en el mapa también el estado de Pernambuco -donde nació- y San Pablo, donde transcurrió su pasado sindicalista. Ambos presidentes pasan por problemas internos en sus gobiernos, con denuncias de corrupción y la popularidad en el peor nivel histórico de sus mandatos. .
Por Luis Esnal Corresponsal en Brasil
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