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martes, 24 de marzo de 2015

ARGENTINA 2015. EL DURO DESPERTAR DEL SUEÑO PETROLERO DE VACA MUERTA

El duro despertar del sueño petrolero de Vaca Muerta

Diario "Clarín". Buenos Aires, 16 de enero de 2015

Panorama empresarial.
El ejecutivo del Soros Fund Management atiende en Manhattan. Un sofá victoriano y pinturas estilo impresionista distinguen su despacho. Lo primero que cuenta es que su ventana está abierta, pese a que el termómetro marca un grado bajo cero. Elige cada palabra con detenimiento para una charla telefónica y dice: “Estoy congelado, no por la temperatura sino por el derrumbe del precio del petróleo”. Soros posee el 3,5% de YPF. El ejecutivo, que pide no ser identificado, habla a título personal. Estima que habrá varios años de petróleo barato, que Arabia Saudita, bendecida por la geología, tiene un costo de US$ 6 el barril y mucha espalda para aguantar este sacudón y que Vaca Muerta no es viable con un crudo inferior a US$ 60.
En lo que ya se considera una crisis que promete más capítulos, los presidenciables Scioli, Macri y Massa están recibiendo mensajes de expertos como Daniel Gerold, Rubén Maltoni y Oscar Vicente. Algunos sutiles y otros en tono dramático anticipan que el sueño de ingreso de dólares por Vaca Muerta, el segundo yacimiento en importancia del mundo, se viene abajo. Vaca Viva, como prefiere llamarla Cristina, había copiado a escala gigantesca el modelo de licitación de la frecuencia 4 G. Es decir, otorga derechos de explotación a cambio de divisas. Con bancos internacionales asustados por su grado de exposición con las grandes petroleras mundiales el escenario se ha vuelto difícil. El 49% que tienen los inversores de YPF se devaluó a US$ 4.500 millones. ¿Se lo habrá advertido Luis Lauredo a Daniel Scioli cuando lo acompañó en su visita en Miami a la Clinton Foundation? Lauredo es el ex embajador de EE.UU. en la OEA y está preparando la Cumbre de Panamá que será presidida por Obama y a la que Scioli comprometió asistencia. Lauredo es también presidente de la red de estaciones Axion de los Bulgheroni.
En los equipos de campaña existía una fuerte conexión entre las posibilidades de Vaca Muerta y las promesas electorales. Y en las alarmadas provincias petroleras recuerdan a Néstor Kirchner. Uno de esos gobernadores memorizaba esta semana que en las discusiones por las regalías, cuando José Luis Manzano era el hombre fuerte de Carlos Menem, tranquilizaba: “Quédate tranquilo que lo arregla Kirchner”.
Esta vez las petroleras están solicitando quitas del 30 al 40% a sus proveedoras de servicios y buscan una baja sustancial de salarios que en escalas bajas a medias promedian $100.000 mensuales. Y en un esfuerzo por evitar que se desvanezca Vaca Muerta, mucho más que un ícono de la YPF nacionalizada y que fue descubierta por el geólogo español Roberto García Blanco en tiempos de Repsol, la Casa Rosada, Miguel Galuccio y los gobernadores patagónicos han diseñado distintos esquemas. La idea es que el precio final de la nafta termine subsidiando la producción de las petroleras en lo que los economistas consideran una millonaria transferencia de recursos por parte de los consumidores a las compañías. Claro que, salvo el 51% de YPF, CGC en manos de Eduardo Eurnekián y bajo la batuta del reconocido geólogo Daniel Kokogian y Pluspetrol de las familias Rey y Poli, en el resto es elevada la participación de capital extranjero. Pero Sergio Kaufman, CEO de Accenture, con proyectos en ese sector, sugiere no exagerar. En su visión, el negocio petrolero es de largo plazo y puede ocurrir que las decisiones se tomen a un ritmo mucho más lento. “No observo inversiones detenidas”, enfatiza.
Por cierto, con la caída de la cotización del petróleo que arrastra a casi todos los productos de exportación de la Argentina, en un buen número de multis se están dedicando a “bajar la grasa”. En Kraft, por ejemplo, eliminaron la alta dirección y ahora hay solo gerentes que reportan a Brasil, en vez de un presidente y varios vicepresidentes. Lo mismo hacen en Nobleza con tal de recortar sueldos altos. En la tabacalera reportan a Chile. Los dos colosos brasileños que reinan en la industria frigorífica, JBS y Marfrig tienen en un caso cinco plantas y en el otro dos con “la luz apagada”, el eufemismo que utilizan para decir que están cerradas esperando que las cosas cambien.
El experto Guillermo Oliveto cree, sin embargo, que se exagera en el castigo a la Argentina. “Somos el tercer mercado de la región después de México y Brasil. Y hay que considerar que las expectativas varían rápido. En septiembre de 2002 el índice de confianza de los consumidores era 28 puntos y en mayo de 2003 trepó a 54%”, dice para sostener que este año electoral será en términos de consumo similar a 2013. O sea, mejor a 2014 cuando por primera vez en 12 años cayó 2% el volumen de ventas de alimentos.
Los empresarios, que solo miran 2016, coinciden que a Argentina no le espera con el próximo gobierno un boom como sucedió con Colombia. “Será algo parecido a Brasil con mucha intervención del Estado”, vaticinan. Jorge Forteza, escuchado en los principales grupos, avisa que con el actual escenario global, la inversión será cada vez más selectiva con una alta demanda en la calidad de políticas de cada país. “América Latina ha gozado probablemente de una década irrepetible”, concluye.
Claro que la transición tiene lo suyo. Borges le hizo decir a uno de sus personajes que, “ciego a las culpas, el destino es implacable con las pequeñas distracciones”. Cristina parece no tenerlas. En su decisión de permanecer, aunque ya no esté en la Rosada, está colocando a los suyos en cada rincón de la administración pública. El INTA es un ejemplo. Su director, Eliseo Monti, lanzó un festival de concursos, más de 400, incluyendo cargos ejecutivos. Todo legal. Aunque según advierten científicos de la institución, en muchos casos quienes superan los 50 años fueron invitados a no presentarse para dar lugar a la “changada”, como llama Monti, con partida de nacimiento en Santiago del Estero, a La Cámpora.
Por Silvia Naishtat

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