Martes 29 de agosto de 2000
Brasil se propone ser el líder de una subregión que cambia
Busca un nuevo rol en la cumbre de 12 países que comienza el jueves en Brasilia.
Vicente Fox, presidente electo de México, dijo que sentía un poco de
envidia frente a los presidentes de América del Sur por no poder asistir
a la cumbre de Brasilia. No por una cuestión personal, sino geográfica:
su país está fuera de la subregión. Pero consiguió que su asesor Jorge
Castañeda, en carrera por ser canciller, asista como observador.
Es algo, después de todo. Ni Bill Clinton, en Cartagena de Indias,
Colombia, un día antes de la cumbre, tiene invitación. De ahí la
importancia de esta reunión de 12 presidentes, prevista para el jueves y
el viernes próximos. La primera en dos siglos que no convoca a todos,
desde Alaska hasta Tierra del Fuego, sino sólo a los sudamericanos,
incluyendo Guyana y Surinam.
Como preludio, el mapa político de la región ha variado en forma sustancial. Fox, aunque no asista, será el primer presidente de México que no pertenece al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 71 años; los paraguayos han elegido recientemente un vicepresidente liberal, Julio César "Yoyito" Franco, quebrando de ese modo la hegemonía de 53 años del Partido Colorado.
"A medida que se abre la economía, el consumidor tiene más alternativas -dijo a La Nación el consultor James Taylor, director de Public Strategic Incorporated, con sede en Austin, Texas, de visita en Buenos Aires-. Lo mismo puede aplicarse en la política. En el Paraguay, en cambio, no he visto oferta política."
La falta de oferta derivó en la revalidación de un outsider (ajeno a la política) como Chávez en Venezuela, después de las decepciones que provocaron la Acción Democrática (AD) y el Copei con su legado de corrupción, y de otro como Fujimori en el Perú, forzando desde la letra constitucional hasta los requisitos para su candidatura con tal de extender su mandato a 15 años. O, si se quiere, en el golpe de Estado que se produjo en enero en el Ecuador; hoy está convulsionado el gobierno de Gustavo Noboa.
Cambia, nada cambia
"Los cambios, en general, tienen que ver con la globalización y, a su vez, con los factores de poder -dijo Luis Beraza, profesor de historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en un diálogo con La Nación -. El poder financiero internacional ha determinado que haya una alternancia que crea expectativas entre la gente, pero no modifica nada."El caso testigo podría ser Venezuela, en donde fracasó el sistema bipartidista. El mismo que, con matices propios, campea en el Uruguay: Tabaré Vázquez, de izquierda, obtuvo un buen resultado en la primera vuelta de las últimas elecciones presidenciales, pero los partidos Blanco y Colorado reeditaron la alianza rosada con la cual terminó ganando, en el ballottage, el actual presidente, Jorge Batlle (colorado), sucesor de Julio María Sanguinetti (blanco). En Colombia, Andrés Pastrana (conservador) ocupó el lugar de Ernesto Samper (liberal).
"En los Estados Unidos gana o el Partido Demócrata o el Partido Republicano porque el 35 por ciento de los independientes se identifica con un candidato", dijo Taylor.
La realidad de cada país es distinta, pero no deja de formar parte de un todo más o menos homogéneo en el cual Brasil pretende erigirse como el líder de una subregión que, por momentos, parece descarrilarse hacia regímenes presidencialistas (dictaduras constitucionales, según Beraza) y, por momentos, parece privilegiar la alternancia.
En la Argentina, Menem no pudo emular a Fujimori. O no lo dejaron. En Chile, como contraste, un socialista como Ricardo Lagos se impuso en las internas del cuasi unicato que encarna la Concertación, desde el final de la era Pinochet, a la democracia cristiana, en el poder en la última década.
Cláusula democrática
La cumbre de Brasilia, al estilo Mercosur, promueve fijar una cláusula democrática. La duda, en ese caso, será la posición de Fujimori. O, sin hilar tan fino, su sola presencia después de haber soslayado las observaciones de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre su segunda reelección y, según trascendió, la promesa a Fernando Henrique Cardoso de dar señales más claras de sus propósitos."El Brasil está dispuesto a desempeñar un papel compatible con su tamaño y con el tamaño de su mercado y de su territorio -dijo el canciller brasileño, Luiz Felipe Lampréia-. No me gusta usar la palabra liderazgo porque tiene connotaciones e implicancias que no deseamos."
En el vértigo de los cambios, los presidentes sudamericanos quizá vean la región en general con los ojos de Octavio Paz. Plasmados en El laberinto de la soledad , título virtual, últimamente, del derrotero zigzagueante de los partidos tradicionales. Rédito para Fox, blanco de envidias. .
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