Jueves 23 de junio de 2011
Los frentes de la Casa Blanca / La guerra y la economía
Inicia Obama la retirada de Afganistán
El mandatario anunció anoche el retiro de 33.000 soldados antes de las elecciones; "es hora de enfocarnos en nuestro país", dijo
WASHINGTON.-
Presionado por un país saturado de casi 10 años de costosas guerras y
la fragilidad de una economía que no logra plena recuperación, el
presidente norteamericano, Barack Obama, anunció anoche un plan de
retirada de las tropas de Afganistán, donde murieron 1632 militares y ya
se gastaron más de 1,3 billones de dólares.
"Por supuesto, quedan
grandes desafíos por delante, éste es el principio y no el final de
nuestro esfuerzo", dijo anoche Obama desde la Casa Blanca.Acto seguido, el mandatario llamó a los norteamericanos a concentrarse en su país. "Estados Unidos: es hora de enfocarnos en la construcción de nuestro país", dijo Obama.
"En la última década gastamos un billón de dólares en guerras, en un momento de creciente deuda y dura situación económica -admitió Obama-. Ahora nosotros debemos invertir en el recurso más preciado de Estados Unidos: su gente."
A pesar de que los altos mandos del Pentágono recomiendan un repliegue más gradual, Obama comenzó con su anuncio a cumplir su promesa de retirar todas las tropas norteamericanas de Afganistán para 2014 y poner fin a una guerra que es cada vez más impopular en Estados Unidos.
El plan para retirar 10.000 soldados este año y 23.000 para mediados de 2012, meses antes de las elecciones presidenciales, es más profundo y acelerado que el propuesto por sus asesores militares. De todos modos, cumplido ese proceso, aún habrá en Afganistán 70.000 combatientes norteamericanos -el mismo número que había cuando Obama llegó al poder-, a los que se suman otros 30.000 de las fuerzas de la OTAN.
La decisión del mandatario implica una victoria del vicepresidente, Joseph Biden, uno de los abanderados del repliegue militar, y la derrota del comandante en Afganistán y la máxima estrella militar norteamericana en la última década, el general David Petraeus, que ayudó a Obama en la estrategia de revisión 18 meses atrás y que en breve volverá a Washington para dirigir la CIA.
El anuncio de Obama provocó una fuerte polémica: varios generales y un alto número de republicanos consideran que las fuerzas norteamericanas no deben ser replegadas de manera acelerada. Los militares advierten que la seguridad del país no está garantizada y que los talibanes aún implican una amenaza importante.
Sin embargo, Obama y sus asesores se inclinaron por reducir los plazos de salida ante lo que califican de múltiples evidencias de que será difícil hacer más progresos en el terreno.
Además, la presión para retirar las tropas se incrementó aún más en los últimos meses, especialmente desde que, en mayo pasado, un grupo comando norteamericano mató en Paquistán a Osama ben Laden, líder de Al-Qaeda, la red que en 2001 lanzó el peor atentado terrorista en territorio norteamericano.
La respuesta inmediata fue la invasión norteamericana a Afganistán, entonces refugio de Ben Laden.
El debate en Washington varió notablemente desde la incursión en Abbottabad. La muerte de Ben Laden dio a los críticos republicanos y demócratas argumentos para sostener que la Casa Blanca debía limitar los objetivos en Afganistán.
Incluso el secretario de Defensa saliente, Robert Gates, partidario de un cuidadoso retiro de las tropas, reconoció que el respaldo a la lucha antiterrorista después de la muerte de Ben Laden se estaba perdiendo.
En los últimos meses se lograron avances considerables: las fuerzas norteamericanas y sus aliados de la OTAN retomaron la iniciativa y obligaron a los talibanes a replegarse en diferentes regiones del país. Sin embargo, los militares creen que son progresos relativos y sin garantías.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, se mostró ayer preocupado por el anuncio de Obama, que calificó como una salida "precipitada" de las tropas, que "pondría en peligro los progresos obtenidos" en Afganistán.Pero desde hace varias semanas en Washington soplan otros vientos y ya comienzan a pesar más las agendas electoral y económica.
"Casi no hay decisión que Obama pueda tomar que sea buena. Estamos en una crisis económica y ésta es una guerra cara", dijo Robert Lamb, experto del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Los partidarios de la estrategia de salida más acelerada comienzan a evaluar la proximidad de las elecciones presidenciales, en las que Obama buscará la reelección, y la impopularidad de la guerra.
Además, Obama enfrenta la amenaza de una economía que no logra el impulso previo a la crisis de 2008, la presión para recortar gastos del presupuesto y el cansancio con la guerra del Congreso y del electorado.
SORPRESIVA REVELACIÓN DE UN PREMIO PULITZER
WASHINGTON (AP).- El periodista José Antonio Vargas, que compartió con otros colegas el premio Pulitzer por la cobertura del tiroteo de 2007 en la Universidad de Virginia Tech para el diario The Washington Post, reveló ayer que es un inmigrante indocumentado. En una entrevista con la cadena televisiva ABC News, que será transmitida hoy, Vargas dijo que es uno más de los millones de inmigrantes sin papeles que viven en Estados Unidos. "Estoy cansado de huir", dijo el periodista, que también relató su historia a la revista de The New York Times..Agencias AP, DPA, Reuters y EFE
El escenario
Construir puentes en Cleveland y no en Kandahar
Helene Cooper
The New York Times
The New York Times
WASHINGTON.-
Cuando el presidente Barack Obama anunció anoche el retiro de tropas de
Afganistán, lo hizo con plena conciencia de lo que los 1,3 billones de
dólares gastados en dos guerras durante la década pasada han significado
para la economía de Estados Unidos: un déficit presupuestario
astronómico, una deuda pública meteórica y una economía que no logra
volver a ponerse de pie.
Mientras Obama empieza a intentar
desenredar al país de sus promesas civiles y militares en Afganistán,
sus defensores y detractores coinciden en que hay una relación directa
entre lo que se gasta en apuntalar la enclenque economía norteamericana y
lo que se gasta en Afganistán: 120.000 millones de dólares, sólo
durante este año.Anteayer, la Conferencia de Alcaldes de Estados Unidos hizo explícita la relación entre ambas cifras, señalando que los impuestos de los norteamericanos deberían utilizarse para construir puentes en Baltimore y Kansas City, y no en Bagdad o Kandahar.
Esa agrupación de alcaldes aprobó una resolución que llama a un fin anticipado de la misión norteamericana en Afganistán e Irak y solicita al Congreso que reasigne los miles de millones de dólares que ahora se gastan en la guerra y la reconstrucción para cubrir las urgentes necesidades en el interior de Estados Unidos.
La resolución, que deja constancia de que sólo durante mayo los gobiernos locales recortaron 28.000 puestos de trabajo, representa la primera incursión que hacen los alcaldes en temas de política exterior desde la Guerra de Vietnam.
Los gastos de la guerra en Afganistán se han disparado desde que Obama asumió el poder, hasta alcanzar los 118.600 millones de dólares este año. En 2003, cuando George W. Bush volcó sus recursos a la guerra con Irak, el gasto fue de apenas 14.700 millones.
El aumento es fácil de explicar. Cuando Obama asumió, se abocó con determinación a la que él llamó "una guerra por necesidad" (la de Afganistán) por encima de una "guerra por elección" (en referencia a la de Irak). Y lo hizo: las curvas de gastos en Irak y en Afganistán se cruzaron finalmente en 2010, cuando Estados Unidos gastó 93.800 millones de dólares en Afganistán contra 71.300 millones en Irak.
Pero la Casa Blanca es muy consciente de que el presidente se encamina a su campaña por la reelección, y mientras la desocupación sigue siendo muy alta, arañando el 9%, el índice de aprobación de la gestión económica de Obama se desplomó.
"¿Hace falta gastar 120.000 millones de dólares en un país cuyo PBI es una sexta parte de esa cifra?", se pregunta Bran Katulis, experto en seguridad nacional del Centro para el Progreso Norteamericano, un grupo estrechamente vinculado al gobierno de Obama. "La mayoría de los norteamericanos se indignaría al saber que estamos gastando parte de ese dinero, por ejemplo, en programas de empleo para talibanes reformados, y querrían saber qué pasa con los programas de empleo en Cleveland o en Detroit."
A medida que la campaña para las elecciones presidenciales de 2012 levante temperatura, el debate sobre la construcción de puentes en Kandahar o en Cleveland también será más acalorado. Pero incluso con la retirada parcial anunciada por Obama los norteamericanos seguirán pagando las cuentas durante muchos años más, señaló William R. Keylor, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Boston.
"El costo total de la guerra, la más larga de la historia norteamericana y que además fue financiada con endeudamiento y no con mayores impuestos, no debería medirse solamente por los salarios de las tropas y los programas de ayuda", dijo Keylor. "También debería incluir los costos de la guerra a largo plazo, en especial beneficios para veteranos y para los soldados repatriados, que necesitarán atención médica y psicológica durante muchos años. Tendremos que pagar la parte oculta de esa factura muchos años después de que el último soldado haya vuelto al país.".
Traducción de Jaime Arrambide
Rosario, Viernes, 24 de junio de 2011 01:00
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El mundo
El repliegue parcial de Afganistán, una solución salomónica de Obama
Casi diez años después del inicio de la guerra de Afganistán, Barack Obama pone en marcha la retirada de tropas en un difícil juego de equilibrios. "La marea de la guerra remite", anunció el presidente estadounidense el miércoles a la noche en su discurso sobre el estado de la nación.
Por Gabriele Chwallek / DPA
Washington.- Casi diez años
después del inicio de la guerra de Afganistán, Barack Obama pone en
marcha la retirada de tropas en un difícil juego de equilibrios. "La
marea de la guerra remite", anunció el presidente estadounidense el
miércoles a la noche en su discurso sobre el estado de la nación. Antes
de que acabe septiembre de 2012 quiere enviar a casa a 33.000 soldados
desplegados en Afganistán y de ellos 10.000 se marcharán este año. De
esta forma Obama escogió el camino del medio.
Probablemente decepcionó con su plan a los que están
más hartos de la guerra en su partido, que pedían una retirada a mayor
escala y más rápida. Pero por otra parte, no cedió a los deseos de sus
generales (ver aparte), que proponían reducir lo mínimo durante los dos
próximos años la presencia de las tropas en el país.
De ello nació un plan que se aplica por fases y que,
según estima el mandatario puede ser aceptable para ambas partes y para
él mismo también. El presidente habló en horario de máxima audiencia
televisiva, lo que ya en sí es indicativo: Obama sabe lo mucho que hay
en juego. La campaña electoral para 2012 ya ha comenzado y en los
últimos meses, la presión sobre el presidente, tanto desde la izquierda
como desde la derecha, ha ido creciendo para que acelere la prometida
retirada de tropas.
Drásticos recortes. En vista de la
enorme deuda estatal de casi 15 billones de dólares en el Congreso ya se
lucha por medidas drásticas de ahorro y a los republicanos no les duele
aplicar la tijera en los programas sociales. La economía no parece
acabar de despegar y justo el miércoles, el mismo día del discurso, la
Reserva Federal volvió a ajustar a la baja las ya moderadas expectativas
de crecimiento.
Tras casi diez años de guerra en Afganistán y más de
1.500 muertos tan sólo entre las filas estadounidenses, gran parte de
los pacientes y sufridos estadounidenses sencillamente ya tienen
bastante.
En un acto de equilibrio, Obama ha intentado
trasladar esa sensación que se respira en el país a los planes de
retirada. Tras el repliegue de 33.000 soldados, todavía quedarán 70.000.
Pero con todo, Obama consiguió presentar un rápido final tal como
exigían sus conciudadanos con una cifra aceptable: un tercio de las
tropas estarán en casa antes de fines de septiembre, justo poco antes de
las elecciones en noviembre de 2012.
Y precisamente porque la campaña electoral ya ha
comenzado, Obama mostró su lado populista. "Estados Unidos, ha llegado
la hora de que nuestra nación se construya en casa", dijo el mandatario
en referencia a los "duros años económicos que acaban de pasar". Estados
Unidos, añadió, tiene que invertir ahora en su propio pueblo, "generar
innovación, nuevas industrias y crear empleo".
Ante un gran desafío. Por otra
parte, los militares contarán durante una temporada con un considerable
número de efectivos. Podría haber sido peor, opinan. Además, en su
discurso Obama dejó abierto el calendario de la retirada de tropas tras
2012 y eso al menos deja un cierto espacio a la flexibilidad.
Pero ¿funcionará este acto de equilibrio? Antes del
discurso de Obama ya muchos expertos coincidían en que el mayor desafío
en los próximos meses no será justificar el inicio de la retirada de
miles de soldados, cuando los altos mandos del ejército estadounidense
siguen calificando la situación como frágil. Más bien, afirman, tendrá
que esforzarse en mantener los ánimos de la opinión pública hasta que la
retirada definitiva y convencerla de que a largo plazo tiene sentido
mantener una fuerte presencia de tropas a pesar de los elevados costos.
Obama señaló que una de las razones principales para
comenzar el repliegue son los avances en la lucha contra Al Qaeda. "Al
Qaeda se encuentra bajo una presión mucho mayor que antes desde el 11 de
septiembre", añadió. Junto con los paquistaníes se ha conseguido
desactivar a más de la mitad de la cúpula de la red terrorista, dijo.
El respaldo cede. Y justo este
argumento podría traerle problemas en los próximos meses, pues desde la
muerte de Osama Bin Laden el apoyo para la misión en Afganistán ha ido
cediendo a toda velocidad. Una gran parte de la población estadounidense
considera que la misión de Estados Unidos en Afganistán ya ha concluido
ahora, no en 2014, cuando los afganos asuman las riendas de la
situación de la seguridad.
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Diario "La Capital". Rosario, Viernes, 24 de junio de 2011
Malestar en el Pentágono
El ejército estadounidense advirtió ayer que el repliegue de Afganistán crea nuevos riesgos, a pesar de que los comandantes apoyaron la estrategia de comenzar a reducir gradualmente la presencia en la impopular guerra.
El ejército estadounidense advirtió ayer que el
repliegue de Afganistán crea nuevos riesgos, a pesar de que los
comandantes apoyaron la estrategia de comenzar a reducir gradualmente la
presencia en la impopular guerra. El almirante Mike Mullen, jefe del
Estado Mayor Conjunto, admitió que los planes de Obama de retirar a casi
un tercio de las 99.000 tropas en Afganistán para septiembre de 2012
son más riesgosos de lo que inicialmente pensó. "Las decisiones del
presidente son más agresivas y suponen más riesgos de los que
originalmente me preparé para aceptar", afirmó Mullen en una audiencia
en la Cámara de Representantes
Presionado por los legisladores, Mullen aseguró que
los riesgos, aunque mayores, siguen siendo manejables y no pondrán en
peligro la misión de contrainsurgencia del ejército. A pesar de que
midió cuidadosamente sus palabras, dejó entrever el descontento del
Pentágono con la agresiva retirada de Afganistán.
Los líderes militares ejercieron presión para obtener
más tiempo y el secretario de Defensa saliente, Robert Gates, dijo
públicamente que cualquier retiro de tropas debía ser modesto. La
secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo que hubo "muchas opiniones
divergentes dirigidas a (Obama) desde todos los frentes". Ella apoyó su
decisión.
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