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martes, 26 de mayo de 2015

EE.UU. OBAMA 2011 INICIA OBAMA LA RETIRADA DE AFGANISTAN



Los frentes de la Casa Blanca / La guerra y la economía

Inicia Obama la retirada de Afganistán

El mandatario anunció anoche el retiro de 33.000 soldados antes de las elecciones; "es hora de enfocarnos en nuestro país", dijo

WASHINGTON.- Presionado por un país saturado de casi 10 años de costosas guerras y la fragilidad de una economía que no logra plena recuperación, el presidente norteamericano, Barack Obama, anunció anoche un plan de retirada de las tropas de Afganistán, donde murieron 1632 militares y ya se gastaron más de 1,3 billones de dólares.
"Por supuesto, quedan grandes desafíos por delante, éste es el principio y no el final de nuestro esfuerzo", dijo anoche Obama desde la Casa Blanca.
Acto seguido, el mandatario llamó a los norteamericanos a concentrarse en su país. "Estados Unidos: es hora de enfocarnos en la construcción de nuestro país", dijo Obama.
"En la última década gastamos un billón de dólares en guerras, en un momento de creciente deuda y dura situación económica -admitió Obama-. Ahora nosotros debemos invertir en el recurso más preciado de Estados Unidos: su gente."
A pesar de que los altos mandos del Pentágono recomiendan un repliegue más gradual, Obama comenzó con su anuncio a cumplir su promesa de retirar todas las tropas norteamericanas de Afganistán para 2014 y poner fin a una guerra que es cada vez más impopular en Estados Unidos.
El plan para retirar 10.000 soldados este año y 23.000 para mediados de 2012, meses antes de las elecciones presidenciales, es más profundo y acelerado que el propuesto por sus asesores militares. De todos modos, cumplido ese proceso, aún habrá en Afganistán 70.000 combatientes norteamericanos -el mismo número que había cuando Obama llegó al poder-, a los que se suman otros 30.000 de las fuerzas de la OTAN.
La decisión del mandatario implica una victoria del vicepresidente, Joseph Biden, uno de los abanderados del repliegue militar, y la derrota del comandante en Afganistán y la máxima estrella militar norteamericana en la última década, el general David Petraeus, que ayudó a Obama en la estrategia de revisión 18 meses atrás y que en breve volverá a Washington para dirigir la CIA.
El anuncio de Obama provocó una fuerte polémica: varios generales y un alto número de republicanos consideran que las fuerzas norteamericanas no deben ser replegadas de manera acelerada. Los militares advierten que la seguridad del país no está garantizada y que los talibanes aún implican una amenaza importante.
Sin embargo, Obama y sus asesores se inclinaron por reducir los plazos de salida ante lo que califican de múltiples evidencias de que será difícil hacer más progresos en el terreno.
Además, la presión para retirar las tropas se incrementó aún más en los últimos meses, especialmente desde que, en mayo pasado, un grupo comando norteamericano mató en Paquistán a Osama ben Laden, líder de Al-Qaeda, la red que en 2001 lanzó el peor atentado terrorista en territorio norteamericano.
La respuesta inmediata fue la invasión norteamericana a Afganistán, entonces refugio de Ben Laden.
El debate en Washington varió notablemente desde la incursión en Abbottabad. La muerte de Ben Laden dio a los críticos republicanos y demócratas argumentos para sostener que la Casa Blanca debía limitar los objetivos en Afganistán.
Incluso el secretario de Defensa saliente, Robert Gates, partidario de un cuidadoso retiro de las tropas, reconoció que el respaldo a la lucha antiterrorista después de la muerte de Ben Laden se estaba perdiendo.
En los últimos meses se lograron avances considerables: las fuerzas norteamericanas y sus aliados de la OTAN retomaron la iniciativa y obligaron a los talibanes a replegarse en diferentes regiones del país. Sin embargo, los militares creen que son progresos relativos y sin garantías.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, se mostró ayer preocupado por el anuncio de Obama, que calificó como una salida "precipitada" de las tropas, que "pondría en peligro los progresos obtenidos" en Afganistán.Pero desde hace varias semanas en Washington soplan otros vientos y ya comienzan a pesar más las agendas electoral y económica.
"Casi no hay decisión que Obama pueda tomar que sea buena. Estamos en una crisis económica y ésta es una guerra cara", dijo Robert Lamb, experto del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Los partidarios de la estrategia de salida más acelerada comienzan a evaluar la proximidad de las elecciones presidenciales, en las que Obama buscará la reelección, y la impopularidad de la guerra.
Además, Obama enfrenta la amenaza de una economía que no logra el impulso previo a la crisis de 2008, la presión para recortar gastos del presupuesto y el cansancio con la guerra del Congreso y del electorado.

SORPRESIVA REVELACIÓN DE UN PREMIO PULITZER

WASHINGTON (AP).- El periodista José Antonio Vargas, que compartió con otros colegas el premio Pulitzer por la cobertura del tiroteo de 2007 en la Universidad de Virginia Tech para el diario The Washington Post, reveló ayer que es un inmigrante indocumentado. En una entrevista con la cadena televisiva ABC News, que será transmitida hoy, Vargas dijo que es uno más de los millones de inmigrantes sin papeles que viven en Estados Unidos. "Estoy cansado de huir", dijo el periodista, que también relató su historia a la revista de The New York Times..
Agencias AP, DPA, Reuters y EFE
 
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El escenario

Construir puentes en Cleveland y no en Kandahar

Helene Cooper
The New York Times
WASHINGTON.- Cuando el presidente Barack Obama anunció anoche el retiro de tropas de Afganistán, lo hizo con plena conciencia de lo que los 1,3 billones de dólares gastados en dos guerras durante la década pasada han significado para la economía de Estados Unidos: un déficit presupuestario astronómico, una deuda pública meteórica y una economía que no logra volver a ponerse de pie.
Mientras Obama empieza a intentar desenredar al país de sus promesas civiles y militares en Afganistán, sus defensores y detractores coinciden en que hay una relación directa entre lo que se gasta en apuntalar la enclenque economía norteamericana y lo que se gasta en Afganistán: 120.000 millones de dólares, sólo durante este año.
Anteayer, la Conferencia de Alcaldes de Estados Unidos hizo explícita la relación entre ambas cifras, señalando que los impuestos de los norteamericanos deberían utilizarse para construir puentes en Baltimore y Kansas City, y no en Bagdad o Kandahar.
Esa agrupación de alcaldes aprobó una resolución que llama a un fin anticipado de la misión norteamericana en Afganistán e Irak y solicita al Congreso que reasigne los miles de millones de dólares que ahora se gastan en la guerra y la reconstrucción para cubrir las urgentes necesidades en el interior de Estados Unidos.
La resolución, que deja constancia de que sólo durante mayo los gobiernos locales recortaron 28.000 puestos de trabajo, representa la primera incursión que hacen los alcaldes en temas de política exterior desde la Guerra de Vietnam.
Los gastos de la guerra en Afganistán se han disparado desde que Obama asumió el poder, hasta alcanzar los 118.600 millones de dólares este año. En 2003, cuando George W. Bush volcó sus recursos a la guerra con Irak, el gasto fue de apenas 14.700 millones.
El aumento es fácil de explicar. Cuando Obama asumió, se abocó con determinación a la que él llamó "una guerra por necesidad" (la de Afganistán) por encima de una "guerra por elección" (en referencia a la de Irak). Y lo hizo: las curvas de gastos en Irak y en Afganistán se cruzaron finalmente en 2010, cuando Estados Unidos gastó 93.800 millones de dólares en Afganistán contra 71.300 millones en Irak.
Pero la Casa Blanca es muy consciente de que el presidente se encamina a su campaña por la reelección, y mientras la desocupación sigue siendo muy alta, arañando el 9%, el índice de aprobación de la gestión económica de Obama se desplomó.
"¿Hace falta gastar 120.000 millones de dólares en un país cuyo PBI es una sexta parte de esa cifra?", se pregunta Bran Katulis, experto en seguridad nacional del Centro para el Progreso Norteamericano, un grupo estrechamente vinculado al gobierno de Obama. "La mayoría de los norteamericanos se indignaría al saber que estamos gastando parte de ese dinero, por ejemplo, en programas de empleo para talibanes reformados, y querrían saber qué pasa con los programas de empleo en Cleveland o en Detroit."
A medida que la campaña para las elecciones presidenciales de 2012 levante temperatura, el debate sobre la construcción de puentes en Kandahar o en Cleveland también será más acalorado. Pero incluso con la retirada parcial anunciada por Obama los norteamericanos seguirán pagando las cuentas durante muchos años más, señaló William R. Keylor, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Boston.
"El costo total de la guerra, la más larga de la historia norteamericana y que además fue financiada con endeudamiento y no con mayores impuestos, no debería medirse solamente por los salarios de las tropas y los programas de ayuda", dijo Keylor. "También debería incluir los costos de la guerra a largo plazo, en especial beneficios para veteranos y para los soldados repatriados, que necesitarán atención médica y psicológica durante muchos años. Tendremos que pagar la parte oculta de esa factura muchos años después de que el último soldado haya vuelto al país.".
Traducción de Jaime Arrambide
 
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Rosario, Viernes, 24 de junio de 2011  01:00 | El mundo

El repliegue parcial de Afganistán, una solución salomónica de Obama

Casi diez años después del inicio de la guerra de Afganistán, Barack Obama pone en marcha la retirada de tropas en un difícil juego de equilibrios. "La marea de la guerra remite", anunció el presidente estadounidense el miércoles a la noche en su discurso sobre el estado de la nación.


  Por Gabriele Chwallek / DPA

Washington.- Casi diez años después del inicio de la guerra de Afganistán, Barack Obama pone en marcha la retirada de tropas en un difícil juego de equilibrios. "La marea de la guerra remite", anunció el presidente estadounidense el miércoles a la noche en su discurso sobre el estado de la nación. Antes de que acabe septiembre de 2012 quiere enviar a casa a 33.000 soldados desplegados en Afganistán y de ellos 10.000 se marcharán este año. De esta forma Obama escogió el camino del medio.
Probablemente decepcionó con su plan a los que están más hartos de la guerra en su partido, que pedían una retirada a mayor escala y más rápida. Pero por otra parte, no cedió a los deseos de sus generales (ver aparte), que proponían reducir lo mínimo durante los dos próximos años la presencia de las tropas en el país.
De ello nació un plan que se aplica por fases y que, según estima el mandatario puede ser aceptable para ambas partes y para él mismo también. El presidente habló en horario de máxima audiencia televisiva, lo que ya en sí es indicativo: Obama sabe lo mucho que hay en juego. La campaña electoral para 2012 ya ha comenzado y en los últimos meses, la presión sobre el presidente, tanto desde la izquierda como desde la derecha, ha ido creciendo para que acelere la prometida retirada de tropas.
Drásticos recortes. En vista de la enorme deuda estatal de casi 15 billones de dólares en el Congreso ya se lucha por medidas drásticas de ahorro y a los republicanos no les duele aplicar la tijera en los programas sociales. La economía no parece acabar de despegar y justo el miércoles, el mismo día del discurso, la Reserva Federal volvió a ajustar a la baja las ya moderadas expectativas de crecimiento.
Tras casi diez años de guerra en Afganistán y más de 1.500 muertos tan sólo entre las filas estadounidenses, gran parte de los pacientes y sufridos estadounidenses sencillamente ya tienen bastante.
En un acto de equilibrio, Obama ha intentado trasladar esa sensación que se respira en el país a los planes de retirada. Tras el repliegue de 33.000 soldados, todavía quedarán 70.000. Pero con todo, Obama consiguió presentar un rápido final tal como exigían sus conciudadanos con una cifra aceptable: un tercio de las tropas estarán en casa antes de fines de septiembre, justo poco antes de las elecciones en noviembre de 2012.
Y precisamente porque la campaña electoral ya ha comenzado, Obama mostró su lado populista. "Estados Unidos, ha llegado la hora de que nuestra nación se construya en casa", dijo el mandatario en referencia a los "duros años económicos que acaban de pasar". Estados Unidos, añadió, tiene que invertir ahora en su propio pueblo, "generar innovación, nuevas industrias y crear empleo".
Ante un gran desafío. Por otra parte, los militares contarán durante una temporada con un considerable número de efectivos. Podría haber sido peor, opinan. Además, en su discurso Obama dejó abierto el calendario de la retirada de tropas tras 2012 y eso al menos deja un cierto espacio a la flexibilidad.
Pero ¿funcionará este acto de equilibrio? Antes del discurso de Obama ya muchos expertos coincidían en que el mayor desafío en los próximos meses no será justificar el inicio de la retirada de miles de soldados, cuando los altos mandos del ejército estadounidense siguen calificando la situación como frágil. Más bien, afirman, tendrá que esforzarse en mantener los ánimos de la opinión pública hasta que la retirada definitiva y convencerla de que a largo plazo tiene sentido mantener una fuerte presencia de tropas a pesar de los elevados costos.
Obama señaló que una de las razones principales para comenzar el repliegue son los avances en la lucha contra Al Qaeda. "Al Qaeda se encuentra bajo una presión mucho mayor que antes desde el 11 de septiembre", añadió. Junto con los paquistaníes se ha conseguido desactivar a más de la mitad de la cúpula de la red terrorista, dijo.
El respaldo cede. Y justo este argumento podría traerle problemas en los próximos meses, pues desde la muerte de Osama Bin Laden el apoyo para la misión en Afganistán ha ido cediendo a toda velocidad. Una gran parte de la población estadounidense considera que la misión de Estados Unidos en Afganistán ya ha concluido ahora, no en 2014, cuando los afganos asuman las riendas de la situación de la seguridad.
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Diario "La Capital". Rosario, Viernes, 24 de junio de 2011 

Malestar en el Pentágono

El ejército estadounidense advirtió ayer que el repliegue de Afganistán crea nuevos riesgos, a pesar de que los comandantes apoyaron la estrategia de comenzar a reducir gradualmente la presencia en la impopular guerra.

El ejército estadounidense advirtió ayer que el repliegue de Afganistán crea nuevos riesgos, a pesar de que los comandantes apoyaron la estrategia de comenzar a reducir gradualmente la presencia en la impopular guerra. El almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto, admitió que los planes de Obama de retirar a casi un tercio de las 99.000 tropas en Afganistán para septiembre de 2012 son más riesgosos de lo que inicialmente pensó. "Las decisiones del presidente son más agresivas y suponen más riesgos de los que originalmente me preparé para aceptar", afirmó Mullen en una audiencia en la Cámara de Representantes
Presionado por los legisladores, Mullen aseguró que los riesgos, aunque mayores, siguen siendo manejables y no pondrán en peligro la misión de contrainsurgencia del ejército. A pesar de que midió cuidadosamente sus palabras, dejó entrever el descontento del Pentágono con la agresiva retirada de Afganistán.
Los líderes militares ejercieron presión para obtener más tiempo y el secretario de Defensa saliente, Robert Gates, dijo públicamente que cualquier retiro de tropas debía ser modesto. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo que hubo "muchas opiniones divergentes dirigidas a (Obama) desde todos los frentes". Ella apoyó su decisión.


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