Diario "La Nación". Buenos Aires, Domingo 18 de agosto de 2013
Protesta
Cansados de corrupción, también los peruanos salen a la calle
Como en otros países, Humala es el blanco de las marchas de un creciente número de "indignados"
LIMA.-
Como en otros países de la región, las protestas de ciudadanos
indignados contra la corrupción llegaron a Perú, que acaba de vivir las
mayores marchas políticas en más de 10 años, y forzaron al presidente
Ollanta Humala a hacer una limpieza de gobierno y a tratar de compartir
los beneficios de una década de boom económico.
Muchos de
los manifestantes que salieron a las callles en las últimas semanas
eran jóvenes de izquierda de clase media que, hace dos años, votaron por
Humala, pero ahora dicen que tanto el presidente como el resto de los
políticos se alejaron peligrosamente de la gente.Ex militar y ex ultranacionalista, Humala se comprometió a distribuir en mayor medida los beneficios que le reportan a Perú su tasa de crecimiento del 6% anual, su récord de reservas y su superávit fiscal.
Humala satisfizo a los inversores con la continuidad de las políticas de libre mercado, pero sus detractores dicen que no avanzó mucho en las "grandes transformaciones" que prometió. De allí que con un cuarto de la población bajo la línea de pobreza y el crimen y la corrupción generalizados, sus índices de popularidad se desplomaron.
Las protestas callejeras llegaron a su clímax con una concentración de unas 8000 personas hace dos semanas. Fueron poco numerosas comparadas con los otros movimientos de protesta de América latina, pero las mayores en Lima desde las manifestaciones contra Alberto Fujimori, en el año 2000. Ese mismo año, Fujimori fue expulsado del poder y actualmente está en la cárcel por corrupción y violaciones de los derechos humanos.
Las recientes protestas se derramaron de las redes sociales hacia las calles el mes pasado, cuando los legisladores del partido de Humala fueron grabados negociando en un acuerdo secreto con otros partidos mayoritarios para la controvertida designación de algunos jueces y de un ombudsman de derechos humanos.
"Si la clase política gobernante no cambia, las protestas podrían masificarse y el gobierno es muy consciente de eso", dijo un alto funcionario del gobierno de Humala.
Hace dos años, tras asumir su cargo, Humala tenía un índice de aprobación del 65%, pero una reciente encuesta de Ipsos reveló que ha caído al 33%. Tuvo que hacer cambios en su gabinete en dos oportunidades, luego de unas protestas contra la minería en zonas rurales de Perú, aunque sigue concitando más apoyo popular que los dos presidentes anteriores a estas alturas de sus mandatos.
Liderar el descontento
El ex presidente Alan García intenta liderar el actual descontento para mejorar su propia y claudicante popularidad. El APRA, el partido de García, no estuvo involucrado en la componenda parlamentaria que disparó la protesta. Para el ex presidente, el escándalo de los nombramientos demuestra que el gobierno intenta apropiarse de las instituciones democráticas.La mayoría piensa que García, un conservador favorable al libre mercado, buscará un tercer mandato presidencial en las elecciones de 2016.
Humala no puede aspirar a un segundo mandato consecutivo, pero muchos afirman que su carismática esposa, Nadine Heredia, tiene ambiciones presidenciales.
Frente a la perspectiva de desbordes callejeros y mayor agitación, el Congreso se apresuró a anular las designaciones cuestionadas.
Fiel reflejo de los movimientos que se vieron en otros países, las manifestaciones de Perú concentraban sus demandas en el tema de la corrupción y de la política a puertas cerradas.
"Antes las protestas solían apuntar a algo específico", dijo Milagros Olivera, una estudiante universitaria de 19 años, mientras participaba de una marcha en el centro de la ciudad, el mes pasado. "Pero ahora estamos demostrando nuestro amplio rechazo al gobierno."
Por Marco Aquino y Mitra Taj agencia Reuters.
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