Diario "Clarín". Buenos Aires, 26 de junio de 1999. |
Diario "Clarín". Buenos Aires, 7 de octubre de 1984. |
Diario "La Nación".- Buenos Airews, 30 de mayo de 1985. |
Diario "La Nación". Buenos Aires, 7 de marzo de 1983. |
Diario "La Nación". Buenos Aires, 9 de abril de 1984. |
Diario "La Capital". Rosario, 27 de noviembre de 1983. |
Diario "La Nación". Buenos Aires, 24 de junio de 1986. |
Diario"Clarín". Buenos Aires, 3 de julio de 1988. |
Diario "La Nación". Buenos Aires, 22 de junio de 1986. |
TRATÓSE EL DESARME EN EL CONGRESO SOCIALISTA. Diario "La Nación". Buenos Aires, 14 de noviembre de 1980 |
Diario "La Nación"- Buenos Aires, 1 de octubre de 1984. |
Diario "La Nación". Buenos Aires, 4 de octubre de 1984. |
Diario "La Nación". Buenos Aires, 31 de octubre de 1979. |
REHENES NORTEAMERICANOS EN IRAN. Diario "La Nación". Buenos Aires,14 de junio de 1980 |
Diario "La Nación". Buenos Aires, 11 de abril de 1983. |
Diario "La Nación". Buenos Aires, 21 de agosto de 1983 |
DELIBERA EL SOCIALISMO EN RIO. Diario "La Nación". Buenos Aires, 2 de octubre de 1984. |
Diario"LaNación". Buenos Aires, 26 de junio de 1991. |
Diario "Clarín". Buenos Aires, 27 de junio de 1999. |
Diario "La Nación". Buenos Aires, 30 de mayo de 1985. |
Diario "La Nación". Buenos Aires, 5 de abril de 1986. |
Diario "La Capital". Rosario, 22 de junio de 1999. xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx |
Diario "La Nación". Buenos Aires, 25 de junio de 1999. |
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Diario "Clarín". Buenos Aires, 26 de junio de 1999
LA INTERNACIONAL SOCIALISTA: EL EX JEFE DE GOBIERNO ESPAÑOL DENUNCIO LOS DESEQUILIBRIOS
González defendió al Estado para igualar oportunidades
El ex jefe de gobierno español dijo que hay desequilibrios y desigualdades en todo el planeta
Y llamó a defender los principios de solidaridad
El ex presidente del gobierno español Felipe González planteó ayer en Buenos Aires la necesidad de que la política retome su lugar prioritario en la búsqueda de estrategias para lograr el desarrollo social.Acaso en el discurso más esperado entre los asistentes a la reunión de la Internacional Socialista, Felipe González caracterizó el proceso de globalización como un cambio profundísimo y vertiginoso que provoca efectos desiguales y desequilibrados en todos los rincones del planeta.Haciendo gala de sus dotes de orador, González dijo que mientras la economía se mundializa, impulsada por el abrumador flujo global de capitales, la política se localiza, quedando en evidente desventaja ante los vaivenes financieros. La economía se agranda, y la política se empequeñece, diagnosticó González, quien fue aplaudido en varios pasajes de su discurso.Antes de partir raudamente para almorzar con el presidente Carlos Menem, González destacó que este fenómeno no es culpa de las empresas ni de los operadores financieros, sino de los políticos, que no están a la altura del desafío.En una suerte de autocrítica, incluyó a los dirigentes de la IS en su diagnóstico. La IS es la fuerza más potente, pero somos todavía desvaídos e ineficaces para hacer frente a los problemas derivados de la globalización.En este sentido, González indicó que el empleo industrial correrá el mismo destino que el trabajo agrícola al momento de la revolución industrial. Y dejó entrever que todavía no existe una respuesta clara y unánime a estos desafíos, pero manifestó que es la socialdemocracia la que dará las respuestas más acordes a los principios de igualdad y solidaridad.En consonancia con los demás oradores, González destacó la importancia del Estado como igualador de oportunidades, fundamentalmente a través de la educación.Antes el socialismo era más duro y estatista, dijo. Pero el socialismo democrático siempre ha aceptado al mercado, que es una pareja de hecho de la democracia.Ante Clarín fue más explícito, poco antes de abandonar el hotel Intercontinental, sede del encuentro: Entre la democracia y el mercado hay un matrimonio. Y debo decir que la democracia le es muy fiel al mercado, mientras que éste cada tanto le mete los cuernos.González subrayó la necesidad de mancomunar esfuerzos para prever los posibles efectos negativos de la globalización, que podrían desestabilizar los sistemas democráticos en buena parte del mundo.Además, González defendió la decisión de la OTAN, a la que España pertenece, de bombardear Yugoslavia con el declarado propósito de frenar la limpieza étnica de albanokosovares.Lo contrario hubiera sido permitir que (el presidente yugoslavo, Slobodan) Milosevic masacrara a un pueblo indefenso. No podía entenderse que Europa no hiciera nada frente a este escenario, dijo.Por la mañana, cuando el ex jefe del gobierno español desayunó con los candidatos de la Alianza, Fernando de la Rúa y Carlos Chacho Alvarez, lo había explicado en otros términos, según confió a Clarín un asistente al encuentro: La OTAN no es el Papa. No sólo debe hablar de paz, sino concretarla. No estábamos ante la opción de guerra o paz. Sino entre una guerra de limpieza étnica y otra humanitaria para evitar esa limpieza.González se mostró esperanzado en que ganen los partidos de centroizquierda en las elecciones presidenciales de la Argentina, Chile y Uruguay.
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El ex jefe de gobierno español dijo que hay desequilibrios y desigualdades en todo el planeta
El ex presidente del gobierno español Felipe González planteó ayer en Buenos Aires la necesidad de que la política retome su lugar prioritario en la búsqueda de estrategias para lograr el desarrollo social.Acaso en el discurso más esperado entre los asistentes a la reunión de la Internacional Socialista, Felipe González caracterizó el proceso de globalización como un cambio profundísimo y vertiginoso que provoca efectos desiguales y desequilibrados en todos los rincones del planeta.Haciendo gala de sus dotes de orador, González dijo que mientras la economía se mundializa, impulsada por el abrumador flujo global de capitales, la política se localiza, quedando en evidente desventaja ante los vaivenes financieros. La economía se agranda, y la política se empequeñece, diagnosticó González, quien fue aplaudido en varios pasajes de su discurso.Antes de partir raudamente para almorzar con el presidente Carlos Menem, González destacó que este fenómeno no es culpa de las empresas ni de los operadores financieros, sino de los políticos, que no están a la altura del desafío.En una suerte de autocrítica, incluyó a los dirigentes de la IS en su diagnóstico. La IS es la fuerza más potente, pero somos todavía desvaídos e ineficaces para hacer frente a los problemas derivados de la globalización.En este sentido, González indicó que el empleo industrial correrá el mismo destino que el trabajo agrícola al momento de la revolución industrial. Y dejó entrever que todavía no existe una respuesta clara y unánime a estos desafíos, pero manifestó que es la socialdemocracia la que dará las respuestas más acordes a los principios de igualdad y solidaridad.En consonancia con los demás oradores, González destacó la importancia del Estado como igualador de oportunidades, fundamentalmente a través de la educación.Antes el socialismo era más duro y estatista, dijo. Pero el socialismo democrático siempre ha aceptado al mercado, que es una pareja de hecho de la democracia.Ante Clarín fue más explícito, poco antes de abandonar el hotel Intercontinental, sede del encuentro: Entre la democracia y el mercado hay un matrimonio. Y debo decir que la democracia le es muy fiel al mercado, mientras que éste cada tanto le mete los cuernos.González subrayó la necesidad de mancomunar esfuerzos para prever los posibles efectos negativos de la globalización, que podrían desestabilizar los sistemas democráticos en buena parte del mundo.Además, González defendió la decisión de la OTAN, a la que España pertenece, de bombardear Yugoslavia con el declarado propósito de frenar la limpieza étnica de albanokosovares.Lo contrario hubiera sido permitir que (el presidente yugoslavo, Slobodan) Milosevic masacrara a un pueblo indefenso. No podía entenderse que Europa no hiciera nada frente a este escenario, dijo.Por la mañana, cuando el ex jefe del gobierno español desayunó con los candidatos de la Alianza, Fernando de la Rúa y Carlos Chacho Alvarez, lo había explicado en otros términos, según confió a Clarín un asistente al encuentro: La OTAN no es el Papa. No sólo debe hablar de paz, sino concretarla. No estábamos ante la opción de guerra o paz. Sino entre una guerra de limpieza étnica y otra humanitaria para evitar esa limpieza.González se mostró esperanzado en que ganen los partidos de centroizquierda en las elecciones presidenciales de la Argentina, Chile y Uruguay.
La unidad regional para afrontar la globalización
De la Rúa, el chileno Lagos y el uruguayo Vázquez, todos candidatos, prometieron políticas y acciones en común.
Como aperitivo de la reunión de la Internacional Socialista que
comenzará mañana, y con la presencia de su titular, el ex primer
ministro francés Pierre Mauroy, los candidatos presidenciales de la
centroizquierda que podrían llegar al poder este año en la región
expusieron ayer sus ideas sobre los riesgos de la globalización y las
propuestas para combatirlos.
Ricardo Lagos, el candidato presidencial por la gobernante Concertación
chilena, y Tabaré Vázquez, postulante del Frente Amplio uruguayo, fueron
los más aplaudidos por un público mayormente identificado con la
izquierda o la centroizquierda.
El anfitrión, Fernando de la Rúa, provocó reacciones tibias hasta que mencionó a Raúl Alfonsín, quien continúa internado en el Hospital Italiano (como se informa aparte). Se entiende: el ex presidente hizo ingresar a la Unión Cívica Radical, como miembro consultivo, a la Internacional Socialista en 1996. En aquel momento, De la Rúa participaba del grupo de radicales que se oponía al ingreso, y tradicionalmente se ubicó en un sector más conservador del partido.
También habló Carlos "Chacho" Alvarez, acompañante de fórmula de De la Rúa. Todos los discursos partieron de una idea básica: que la globalización es un fenómeno irreversible que tiene ventajas pero provoca desigualdades sociales, y que los países de la región deben prepararse para revertir sus efectos negativos.
Lagos afirmó que "lo principal es cómo evitar que los mercados emergentes sean vistos como realidad homogénea" e "impedir que el capital especulativo perjudique los avances que hemos tenido" en la región. El desafío, dijo, es resolver "cómo prevenir futuras crisis y atenuar sus impactos".
Un mismo barrio
Para el chileno, no habrá solución sin unidad regional y, para eso,Chile deberá ingresar al Mercosur. "Tenemos que intentar una respuesta colectiva -sostuvo-. Hablar con una sola voz". Explicó que en algunos sectores de su país existió en los últimos años la idea de que Chile era un buen país inserto en un mal barrio (América del Sur) y que prevaleció la política de no integración regional. "O hacemos política exterior desde el barrio al que pertenecemos o no hacemos política exterior", dijo, y aclaró: "La integración externa sólo en el plano económico no basta".El nuevo orden, advirtió, no es sólo económico. "No se puede pensar que se puede aceptar la globalización financiera pero no aceptarla en el orden de los derechos humanos", dijo Lagos, que integra la coalición de gobierno en el país que tiene a su ex dictador, Augusto Pinochet, preso de Inglaterra.
De la Rúa, a su vez, dijo: "Hay que afirmar nuestra identidad nacional y regional para defendernos de los huracanes que provoca la globalización". Propuso el fortalecimiento de los mercados internos y del Mercosur.
Luego, volvió a enunciar su propia versión de la tercera vía europea, que es motivo de polémica en el interior de la Internacional Socialista, y a la que ha llamado "el nuevo camino". Esa teoría plantea, en términos generales, la necesidad de "reconstruir el Estado en sus funciones básicas".
Alvarez coincidió en la importancia de la unión regional. La presencia de candidatos presidenciales con posibilidades de llegar al poder, casi simultáneamente, este año, abre la "oportunidad de construir un pensamiento común para los países que llevamos la peor parte", dijo.
Sobre la tesis de la tercera vía, rótulo creado por el primer ministro inglés, el laborista Tony Blair,Alvarez afirmó: "La etiqueta no es buena, porque no nos tenemos que desmarcar de la vieja izquierda sino de la vieja derecha".
Sostuvo que las fuerzas políticas representadas en esa mesa -que era el cierre de un seminario de la Fundación Jean Jaurés, que preside Mauroy, sobre los riesgos de la globalización- no cargaban con los "fantasmas" del estatismo, del populismo o del totalitarismo.
El uruguayo Tabaré Vázquez mencionó la oportunidad que significarán las elecciones de los próximos meses, en los tres países representados allí. "No hago pronósticos sobre el resultado final de esos procesos electorales en marcha. Pero soy optimista."
Por último, Mauroy dio el discurso más socialista en el sentido tradicional del término. "Estamos dispuestos a tomar en cuenta la economía de mercado, pero nos negamos a vivir en una sociedad de mercado", concluyó. Había abierto su intervención con un recuerdo, al que calificó como uno de los más "bellos" de su vida: el día que Alfonsín fue elegido presidente de la Argentina, en 1983, y el país "recuperó la democracia y la libertad".
Diario "La Nación". Buenos Aires 24 de junio de 1999.
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Jueves 24 de junio de 1999 |
La Internacional Socialista en Buenos Aires
"La tercera vía es una estrategia electoralista"
PARIS.- Si hay alguien que puede ser llamado un hombre de izquierda a la
"antigua" es Pierre Mauroy, presidente desde 1992 de la Internacional
Socialista.
No por su edad (71), sino por su trayectoria como líder sindical,
presidente de la juventud socialista francesa, miembro fundador del
Partido Socialista francés en 1971 junto con Francois Mitterrand -que lo
nombraría primer ministro en 1981- y alcalde desde 1973 de la ciudad de
Lille.
Pero su abrupto reemplazo en el Hotel Matignon por Laurent Fabius, en 1984, fue el primer encontronazo con un socialismo "a la moderna" con el que nunca ha logrado comulgar. Con el triunfo en las elecciones europeas del socialismo de Lionel Jospin, más cercano a sus convicciones, y la estruendosa derrota de los renovadores en el resto del continente, Mauroy cree que ha llegado la hora de aclarar las cosas.
Así lo dio a entender, poco antes de partir hacia Buenos Aires, adonde llegó ayer, respondiendo un cuestionario presentado por La Nación luego de haber declinado asistir a una entrevista fijada con varios días de antemano. En el texto, no sólo deja en claro que considera a la tercera vía una mera estrategia electoralista; también advierte de los peligros de una relación demasiado estrecha con el capitalismo y asegura que hay futuro para el Estado-providencia.
-¿La "tercera vía" es realmente un movimiento o una forma de "realpolitik"?
-Se trata, más que nada, de una estrategia política. El Nuevo Laborismo y el "Neue Mitte" de la socialdemocracia alemana pasaron un largo período en la oposición. Para volver al poder, privilegiaron la conquista de las clases medias metiendo al frente temas que tenían eco en esos estratos sociales, como, por ejemplo, la baja de los impuestos. Pero la tercera vía quiere también orientar el proyecto de la socialdemocracia y los cambios que proponen merecen un debate. Ciertas tesis que emanan de ella son criticadas: si todos los socialistas reconocen los méritos de la economía de mercado, los socialistas franceses, entre otros, subrayan sus límites. Las fuerzas del mercado no conducen espontáneamente ni al óptimo económico ni al social y pueden engendrar la degradación de la naturaleza y la ruptura de la sociedad. La redistribución social debe convertirse en la gran prioridad, poniéndose incluso por delante del plano fiscal.
El "liberalismo de izquierda" no tiene en cuenta las aspiraciones de los obreros y de los empleados más modestos. Se confía demasiado en las fuerzas del mercado y en su capacidad de regulación espontánea. En el fondo, las ideas nuevas de algunos los llevan a reforzar el plano económico sobre líneas neoliberales, enfrentándose a aquellos que quieren mantener sus vínculos con las ideas neokeynesianas.
-¿Frente a temas como el acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur, no cree que el "blairismo" rompe con la tradición proteccionista de los socialistas?
-Nuestros Estados se han construido históricamente al abrigo de barreras aduaneras. Inglaterra fue la campeona del libre mercado en el siglo XIX cuando tenía una posición dominante en el mundo. Ese papel lo juegan ahora los Estados Unidos. Hasta hace poco los socialistas defendían las políticas proteccionistas porque tenían la tarea de construir un Estado-providencia pero mantuvieron siempre el sentido de la cooperación internacional. Esta Europa es ahora una de las zonas más abiertas del mundo. Querer regular el comercio mundial no significa seguir una tendencia proteccionista sino protegerse de los excesos del mercado. Al decidir integrarse de pleno a la UE, Tony Blair no jugó por la excepción sino por la solidaridad.
-¿Puede la transformación del socialismo en Europa tener algún impacto en los movimientos de izquierda de América latina?
-Creo que hay evoluciones de carácter general como la declinación de las ideologías autoritarias y el desarrollo del combate por la justicia social, la democracia, los derechos del hombre. Esto se aplica también en América latina, aunque bien se sabe que no existe un modelo universal de desarrollo.
-¿Se ha convertido el socialismo, tras la caída del muro de Berlín, en el rostro humano del capitalismo?
-A principios de siglo el capitalismo y el socialismo constituían sistemas económicos contradictorios. La situación de hoy es más compleja. El comunismo era una tentativa radical de economía administrada. Su derrota se hizo patente cuando las sociedades y las economías se modernizaron. El socialismo democrático, en cambio, se dio cuenta poco a poco de que la socialización de los medios de producción y de intercambio no eran el camino obligado para poner en práctica políticas anticíclicas o desarrollar servicios sociales. Los resultados son evidentes, a pesar de las dificultades que atravesó la socialdemocracia en las décadas de los 70 y 80. Pero ni esas dificultades ni la caída del comunismo tornan poco pertinente la crítica del capitalismo. Las últimas dos décadas han demostrado que su desarrollo va acompañado de inequidades.
-¿Cómo imagina el socialismo del siglo XXI?
-Creo que será aún más internacionalista que hoy y que combatirá las dictaduras y regímenes de opresión. También creo que apoyará el papel de las organizaciones internacionales y los tribunales internacionales creados para juzgar crímenes contra la Humanidad. Procurará acercarse a las necesidades cotidianas de la gente. .
Diario "Clarín". Buenos Aires, 26 de junio de ´1999.
Miércoles 23 de junio de 1999
Reunión en Buenos Aires de la Internacional Socialista
Tiempo de reflexión responsable
El ex presidente argentino escribió este texto poco antes del accidente que hizo necesaria su hospitalización.
Por Raúl Alfonsín
Para La Nación
Por Raúl Alfonsín
Para La Nación
Como nunca antes, Buenos Aires está recibiendo en estos días a
dirigentes, jefes de Estado o de gobierno en funciones, o que lo han
sido antes o lo serán después, que representan a más de un centenar de
partidos políticos adscriptos a la socialdemocracia de todo el mundo.
Primero en un seminario organizado conjuntamente por las fundaciones
Jean Jaurés y Fuali, y luego en una reunión del Consejo de la
Internacional Socialista, se analizarán las distintas alternativas para
solucionar los problemas de un mundo monocolor cuyos signos
preponderantes son hoy el bienestar para pocos y la exclusión para la
mayoría. La muy en boga "tercera vía" confrontará (es una licencia del
lenguaje, porque lo que se debatirá son ideas y propuestas) con otros
caminos alternativos al capitalismo actual que reconoce como verdades
esenciales el decaimiento del Estado y el endiosamiento del mercado. Si
alguna vez el Estado de bienestar significó la modernización del sistema
económico mundial, después suplantado por lo que se dio en llamar la
revolución conservadora, tal vez el remozamiento de aquél sea lo que
deba imponerse ahora. Claro que sin dejar de tener en cuenta las
diferentes experiencias de los países que han alcanzado un avanzado
estado de desarrollo y aquellos que, como el nuestro, se ven aún sumidos
en el desalentador esquema del subdesarrollo estructural.
Como viene afirmando el candidato a presidente de la Alianza, Fernando
de la Rúa, el nuevo camino debe transitar por los senderos del
desarrollo económico y el desarrollo social, las nuevas formas del
progresismo, que no desconoce la subsistencia de la Nación, y por ende
de los intereses nacionales, cuya sumatoria desemboca en el interés
regional plasmado en la integración que se inició por la iniciativa
conjunta que tuvimos en 1985 con el presidente brasileño José Sarney.
Compromiso solidario
El concepto más importante que comparten los países miembros de la Internacional Socialista es el compromiso solidario entre todos los pueblos y la reivindicación de la persona humana como destinataria de nuestras políticas. Por ello muchos de nuestros esfuerzos estarán destinados a pergeñar soluciones al problema de la deuda externa, que agobia nuestras economías, lo que debería incluir una reforma integral de los organismos internacionales de crédito, para colocarlos al servicio de la comunidad universal a la que con lucidez se refirió Savigny ya en 1849 en su Sistema de derecho romano actual . Personalmente considero que la denominada "tercera vía" no puede ser un camino intermedio entre el Estado de bienestar y el capitalismo de mercado, sin controles ni regulaciones. Más bien me parece que debería estar enmarcada entre ese Estado de bienestar y el socialismo tradicional, dentro de un cuadro de desarrollo inclusivo, en el cual la libertad y la igualdad sean sus piedras basamentales. Mucho menos creo que el nuevo camino signifique la utilización de tratados de defensa -como la OTAN- para suplantar al organismo natural para resolver los conflictos internacionales, esto es, las Naciones Unidas.Es tiempo de regocijo porque somos anfitriones de tan altas personalidades y representaciones. Pero esencialmente es tiempo de profundas reflexiones y de la asunción de las responsabilidades que el mundo espera de los socialdemócratas.
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Diario "La Nación". Buenos Aires, 26 de junio de 1991. |
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