Domingo 26 de julio de 2015
Tratado
Un acuerdo de mujeres: cuatro diplomáticas forjaron el pacto entre Occidente e Irán
PARÍS.-
Cuatro mujeres, generalmente desconocidas del gran público, tuvieron un
papel esencial en la conclusión del histórico acuerdo sobre la
limitación del programa nuclear iraní, hace casi dos semanas.
El
mundo elogió la imaginación, el talento negociador y la tenacidad del
secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y del canciller iraní
Mohammed Javad Zarif. Pocos tuvieron palabras de reconocimiento para
Wendy Sherman, subsecretaria de Estado norteamericana a cargo de Asuntos
Políticos; la británica Catherine Ashton, ex responsable de la
diplomacia europea; la italiana Federica Mogherini, que la sucedió en el
cargo, y su adjunta, la alemana Helga Schmid.El personaje clave de esa negociación, que en total duró 12 años, fue Wendy Sherman, de 66 años, número cuatro del Departamento de Estado y especialista en los dos temas nucleares más delicados que maneja la diplomacia norteamericana: Irán y Corea del Norte. Pero, desde la llegada al poder del presidente iraní Hassan Rouhani, en agosto de 2013, la jefa del equipo de negociadores de Estados Unidos se dedicó exclusivamente a ese dossier de extrema complejidad.
"Es tan arduo que, en cierto sentido, se parece a un cubo de Rubik porque, para llegar a un acuerdo, es preciso hacer coincidir una serie de parámetros en forma simultánea", explicó en una ocasión esa atractiva mujer de cabello corto y blanco que aparecía invariablemente junto a Kerry en cada reunión con Irán.
Casada con Bruce Stokes, ex periodista y actual director del Pew Research Center, Wendy Sherman comentó que -después del éxito del acuerdo- le encantaría dejar sus funciones y dedicarse probablemente a la vida familiar.
Su capacidad de intervención como representante de Estados Unidos estuvo limitada por el formato de la negociación, que obligaba a pasar por el canal del "facilitador" europeo, la alemana Helga Schmid.
A los 54 años, Schmid es la heroína ignorada de esas negociaciones, conocidas como Irán P5+1, sigla que significa los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, China, Rusia, Gran Bretaña y Francia) más la Unión Europea (UE) y a los cuales se unió Alemania.
"Schmid fue la pieza clave. Sherman fue la encargada de coordinar la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU y tuvo una participación crucial en las discusiones bilaterales entre Irán y Estados Unidos. Pero Schmid fue quien negoció el acuerdo final y los cinco anexos", comentó un diplomático que asistió a las extenuantes reuniones en los salones dorados del Palacio Coburg de Viena.
Su posición de secretaria general adjunta del Servicio de Acción Exterior de la Unión Europea significa, en otras palabras, que desde 2010 es la número dos de la diplomacia europea.
En el marco de las negociaciones con Irán, fue la encargada de aplicar la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU adoptada en 2006 que designaba a Europa como un "facilitador neutral" entre Irán y el grupo P5+1.
En los últimos cinco años, Helga Schmid desarrolló un discreto trabajo que la convirtió en un personaje imprescindible para las dos mujeres que se sucedieron en la conducción de la diplomacia europea: Catherine Ashton y Federica Mogherini.
La diplomática británica, que ocupó el cargo entre 2009 y 2014, tuvo la enorme virtud de crear un clima de confianza con la delegación iraní, un precioso canal de comunicación que fue mantenido y mejorado por su sucesora, la italiana Federica Mogherini, de 42 años.
Excelentes profesionales de la diplomacia, Schmid y Mogherini optaron por privilegiar el trabajo de equipo. Schmid, respaldada por un equipo de ocho personas, fue la encargada de trabajar en la redacción del borrador del texto final y los anexos del acuerdo.
En esa difícil tarea contó con la colaboración de una quinta mujer: Nathalie Tocci, de 38 años, consejera especial de Mogherini y directora del think tank italiano Istituto Affari Internazionali, fue quien se encargó de hacer el enlace entre las propuestas técnicas, que constituían la clave de la negociación.
Después de algunas dudas iniciales, la participación de ese fuerte equipo femenino -tanto en pericia técnica como en personalidad- fue finalmente apreciada por los representantes diplomáticos del régimen de los ayatollahs, aseguró un diplomático occidental. Incluso, en ciertos momentos de tensión, esa presencia en la mesa de negociaciones tuvo un efecto apaciguador.
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