Diario "Clarín". Buenos Aires, 23 de febrero de 2014.
Las huellas en Argentina de la mafia mexicana y el tráfico de efedrina
LA GUERRA AL NARCOTRÁFICOLos primeros indicios datan de 2008, cuando se descubrió un gran laboratorio clandestino en el Gran Buenos Aires ligado al Chapo.
Los
primeros indicios claros de que los narcos mexicanos habían desembarcado
en la Argentina surgieron con claridad el 18 de julio de 2008, cuando
se descubrió un inmenso laboratorio clandestino donde se fabricaban
drogas sintéticas en una lujosa quinta de Ingeniero Maschwitz. Allí
fueron detenidos un argentino y nueve narcos mexicanos que, según se
informó entonces, habían elegido el Gran Buenos Aires porque los
precursores químicos necesarios para la elaboración –sobre todo, la
efedrina– eran más fáciles de conseguir y más económicos que en su país.
Detrás de ellos, se sabría poco después, estaba la sombra de Joaquín
“El Chapo” Guzmán, de quien llegó a decirse que estuvo algunos días en
la Argentina.
El hallazgo del laboratorio condujo al
arresto, en Rosario, de quien fuera bautizado “El Rey de la Efedrina”,
Mario Segovia, acusado de haber enviado más de 8 mil kilos de efedrina a
México disfrazados en cargamentos de azúcar. En octubre del mismo 2008
terminaría cayendo en un hotel paraguayo el mexicano Juan Jesús Martínez
Espinoza, vinculado con el Cartel de Sinaloa –el de “El Chapo” Guzmán–,
a quien la Justicia consideró líder de la banda de mexicanos de la quinta de Maschwitz.Pocos días después de que fuera detectado ese laboratorio, el 13 de agosto de 2008 aparecieron asesinados los empresarios Sebastián Forza (34), Damián Ferrón (37) y Leopoldo Bina (35) en un zanjón de General Rodríguez. Tenían las manos atadas por la espalda y habían sido ejecutados a balazos.
El número de Forza aparecería agendado en uno de los teléfonos celulares secuestrados a Martínez Espinoza. Su viuda señaló entonces por el crimen a otro empresario argentino, Ibar Esteban Pérez Corradi, apuntado por la DEA como nexo entre los carteles mexicanos y el tráfico de efedrina.
La investigación judicial terminó concluyendo que Forza, Ferrón y Bina, en un inicio socios de Pérez Corradi, lo habrían intentado “puentear” para venderles efedrina a los narcos mexicanos. Y que el empresario –hoy prófugo– mandó matarlos. El caso sacó a la luz la falta de controles que había en el país sobre la efedrina y el negocio se terminó para todos. Pese a esto, medios mexicanos sostienen que sus compatriotas no se fueron del todo: afirman que “El Chapo” estuvo en la Argentina en 2011, aunque esto nadie lo confirmó nunca.
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Diario "Clarín". Buenos Aires, 23 de febrero de 2014.
De campesino iletrado a jefe de
un cartel con poder planetario
LA GUERRA AL
NARCOTRÁFICO
Narcotraficante número uno, multimillonario que llegó a
la lista de la revista Forbes, el gran jefe del crimen organizado mexicano,
amante de los lujos y las mujeres. Joaquín “El Chapo” Guzmán era el criminal
más buscado del mundo (EE.UU. ofrecía US$ 5 millones como recompensa) y uno de
los mayores quebraderos de cabeza para el gobierno mexicano.
Nacido en
Baridaguato, el 25 de diciembre de 1954, en plena Sierra Madre del Estado de
Sinaloa, en 30 años pasó de ser un campesino semianalfabeto a liderar una de
las organizaciones criminales más poderosas del planeta con presencia en 48
países del mundo.
Arrestado
en varias ocasiones, siempre escapó. Vivió rodeado de leyendas que lo
encumbraron como un “narco bueno”, un “Padrino” que cuida de los suyos.
La
última vez que se supo de “El Chapo” fue en el restaurante Aroma de Ciudad
Juárez. Entró, se presentó a la clientela y obligó a cerrar el local. Luego
ordenó a uno de sus ayudantes despojar a todos los presentes de sus móviles.
Cenó acompañado, se divirtió y, al salir, devolvió los teléfonos y pagó la
factura de todos los comensales. Días después, el sitio era pasto de las llamas
en un incendio provocado por un cartel rival, explicó un jefe policial.
Los
mexicanos no volvieron a tener noticias de él hasta que la revista Forbes lo
incluyó en su exclusiva lista de ricos con US$ 1.000 millones y al frente de
una empresa con menos de veinte años de vida. Todo un “record” en un país donde
es casi imposible escalar socialmente.
Hijo
de campesinos, destacó pronto como habilidoso piloto en el narconegocio. Creció
a las órdenes de Miguel Angel Félix Gallardo, convertido por entonces el
principal narcotraficante del país. Con su arresto en 1989, “El Chapo” creó el
cartel de Sinaloa mientras que los hermanos Arellano Félix se ponían al frente
del cartel de Tijuana. Surgían de esta forma dos de los grupos criminales que
hoy siguen repartiéndose el país, el mercado y los muertos.
Los
Arellano intentaron acabar con él en Guadalajara y en 1993 fue detenido en
Guatemala y trasladado a una cárcel de máxima seguridad en Jalisco donde
cumpliría una condena de por vida. Sobornó a autoridades y vigilantes y se fugó
escondido en el interior de un camión cargado de ropa sucia. Desde entonces se
ha dedicado a recomponer sus alianzas y a recuperar lo que considera sus
territorios dando paso a una de las etapas más sangrientas en la historia
moderna de México.
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