Diario "La Nación". Buenos Aires, 10 de mayo de 2005
La indefinición de un liderazgo regional condiciona al Mercosur
Los principales problemas que afrontan Brasil y la Argentina
SAN PABLO.- Nunca antes los problemas entre Brasil y la Argentina habían
podido ser resumidos tan fácil a una simple cuenta matemática: la
sustracción entre las aspiraciones de liderazgo regional de Brasil y sus
posibilidades reales de pagar el costo de ese liderazgo.
Dentro de esa ecuación puede agruparse cada uno de los cortocircuitos
que vienen siendo la regla en los últimos dos años de las relaciones
entre el Brasil de Luiz Inacio Lula da Silva y la Argentina de Néstor
Kirchner.
l Comunidad Sudamericana de Naciones: la búsqueda del liderazgo regional motivó a Brasil a crear un espacio específico para ejercer ese liderazgo. Eso generó uno de los primeros resquemores en el gobierno argentino, que vio que las atenciones de Brasil dejaban de concentrarse en el Mercosur para extenderse a toda América del Sur. A partir de ese momento, los avances concretos en el bloque comenzaron a ralear.
l Conflictos comerciales: cuando se dice que el liderazgo implica un costo, se habla casi exclusivamente del costo comercial de hacer que el vecino apoye al líder porque le conviene, y no por pura adhesión política. Sin embargo, desde la asunción de Lula, Brasil viene teniendo superávit comerciales sobre la Argentina, creando la sensación de una "invasión brasileña" que, si bien no tiene nada de irregular y muestra la dinámica de la industria brasileña, no ayuda a crear una simpatía hacia el "líder". Como Brasil depende de su superávit para pagar la deuda externa y mantener la sobredimensionada máquina del Estado, no puede permitirse ser "generoso" con la Argentina abriéndole su mercado.
l Política conjunta: el ministro Roberto Lavagna presentó hace ocho meses una carpeta con propuestas para equilibrar las relaciones económicas. Como Brasil tiene una deuda social gigantesca, 50 millones de pobres y necesita reducir la brecha social de alguna forma para facilitar la reelección de Lula en 2006, una vez más se hace imposible que el "líder" reparta un pedazo de la torta.
l Consejo de Seguridad: integrar el órgano de las Naciones Unidas es un tema que desvela personalmente a Lula y a su canciller, Celso Amorim. La Argentina prefiere un asiento rotativo para la región. Sin disposición para repartir poder, Brasil puede quedarse sin el asiento permanente debido a la simple falta de apoyo argentino, que reclama que un asiento para Brasil "desequilibraría la región".
l Apoyo político: durante el canje de deuda argentino, el gobierno brasileño evitó de todas las formas posibles quedar "pegado" al discurso de Kirchner. La necesidad de transmitirle al mundo una imagen de "país responsable" distanció al gabinete brasileño de la Argentina.
l Liderazgo externo: la contradicción entre el discurso retórico de la "integración regional" generó también una contradicción dentro del propio gobierno. Mientras Itamaraty busca protagonismo político en la región y en el mundo, el sector más poderoso del gobierno se niega a dar cualquier tipo de concesión a la Argentina.
La conquista de un liderazgo regional indiscutido podría parecer fácil para un país que es, como dijo Lula, "la economía más grande, con la mayor población, y el de mayor potencial científico y tecnológico". Pero eso puede no ser suficiente.
La UIA le bajó el tono a la disputa
La Unión Industrial Argentina (UIA) logró ayer un avance en su planteo para que Brasil reconozca la necesidad de discutir las asimetrías comerciales en el Mercosur.El presidente de la UIA, Héctor Méndez, dijo anoche que mantuvo encuentros "constructivos" con el ministro de Desarrollo e Industria brasileño, Luiz Furlan, y con el canciller Celso Amorim, que expresó una "clara posición pro Mercosur", según el nuevo titular de la UIA. "Me voy muy conforme con los resultados obtenidos en ambas reuniones", dijo Méndez a la agencia Télam. De todos modos advirtió que "si no se solucionan los conflictos cotidianos no se puede pensar en un proyecto de largo plazo. Ambas cosas deben hacerse en forma simultánea".
Al mediodía, Méndez había acusado a Amorim de exhibir "falta de voluntad" para solucionar los problemas comerciales entre los socios más importantes del Mercosur. "Tiene que haber una voluntad de cambio. Si sigue así como está, el Mercosur no sobrevive. Este Mercosur tiene que ser «aggiornado»", sostuvo. .
Por Luis Esnal Corresponsal en Brasil
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