Diario "La Nación". Buenos Aires, Domingo 11 de marzo de 2012
Una isla amenazada
Por el cambio climático, un país analiza mudarse
Kiribati le compraría territorio a Fiji
TARAWA,
Kiribati.- Ante el temor a que toda su nación insular desaparezca bajo
el mar por los efectos del cambio climático, los gobernantes de Kiribati
están estudiando un plan insólito: trasladar a toda la población a
Fiji.
El presidente de Kiribati, Anote Tong, reveló que el
gabinete aprobó un plan para comprar casi 2500 hectáreas en Viti Levu,
la isla principal de Fiji. El mandatario añadió que la tierra fértil,
que una iglesia vende por alrededor de 9,6 millones de dólares, podría
ser un seguro de vida para los 103.000 pobladores de Kiribati, aunque
expresó la esperanza de que la mudanza no sea para todos."Esperamos no tener que poner a todos en una sola parcela de terreno, pero si fuera necesario, sí, podríamos hacerlo -dijo Tong-. Esto se aplicaría a una generación más joven. Para ellos, la mudanza no será optativa. Su supervivencia dependerá de ello.''
Kiribati, que se encuentra sobre el ecuador, cerca de la línea internacional de cambio de fecha, pasó a ocupar un lugar central en la polémica mundial sobre el cambio climático, porque muchos de sus atolones apenas se elevan por encima del nivel del mar.
Tong dijo que se registraron casos de contaminación del agua potable subterránea, vital para la vegetación y las cosechas, por infiltración del agua del mar. Los patrones cambiantes de lluvia, mareas y tormentas son tan peligrosos como los niveles del mar, que por el momento se alzaron levemente, añadió.
Varias decenas de personas que vivían en aldeas levantadas en la costa de islotes de Kiribati ya emigraron ante el negro porvenir que les aguardaba, y se convirtieron en los primeros refugiados climáticos, un estatus reconocido por las Naciones Unidas para los afectados por las consecuencias del calentamiento global.
Algunos científicos calculan que el nivel del Pacífico sube a razón de dos milímetros al año, y muchos prevén que la tasa aumentará debido al cambio climático.
Fiji, con 850.000 habitantes, se encuentra unos 2200 kilómetros al sur de Kiribati. No está claro qué piensan allí sobre la posibilidad de dar una parte de su tierra para que se instalen sus vecinos. Tong dijo que esperará a que el Parlamento apruebe la compra, hecho que prevé para el mes próximo, antes de abordar el tema formalmente con las autoridades de Fiji.
Desde hace unos cuatro años que el gobierno de Kiribati, un país que vive de los ingresos que generan la exportación de pescado y copra (médula del coco) y el turismo, mantiene conversaciones con Estados insulares vecinos con el propósito de sondear la posibilidad de que alberguen parte de su población local.
Otras naciones insulares como las islas Marshall o Tuvalu afrontan un problema similar al de Kiribati.
Agencias AP y EFE .
Diario "Clarín". Buenos Aires, 19 de Marzo de 2012
El gobierno de la isla de Kiribati fue autorizado a comprar una parcela de 25.000 hectáreas en las islas Fiji. Piensan en mudar a todo el país de más de 100.000 habitantes ante la amenaza latente de que su isla desaparezca bajo el agua como consecuencia del cambio climático. Una situación que vana comenzar a vivir todos los habitantes de las zonas ribereñas en el mundo.
El
cambio climático y sus devastadoras consecuencias suenan a ciencia
ficción para muchos en el mundo que no se quieren preocupar por lo que
les sucederá a sus hijos y nietos en poco tiempo más. Pero para los
habitantes de la isla/país de Kiribati, en el Océano Pacífico es una
realidad omnipresente. Tanto, que ya están haciendo planes para mudar el
país entero de 103.000 habitantes porque el agua continúa subiendo y
creen que en menos de 50 años, el archipiélago desaparecerá.
El
presidente Anote Tong ya recibió el apoyo de su gabinete para comprar
unas 2.500 hectáreas en Viti Levu, la isla central de las Fiji. El lugar
fue puesto en venta por una asociación religiosa por US$ 9,6 millones.
Se encuentra a más de 2.000 kilómetros de Kiribati, pero tiene un clima
parecido.
“En
muy poco tiempo, nuestra mudanza no será una opción. Será una cuestión
de supervivencia”, le dijo Tong a su pueblo. Algunos jóvenes
karibatienses decidieron adelantarse a la mudanza y ya buscaron refugio
en Australia.
El
agua del mar creció dos milímetros por año en la última década y el
ritmo se incrementa, así como las tormentas devastadoras y las sequías.
Ya casi no hay agua potable en la isla. Y la producción de pescado y
coco, que exportaban está siendo afectada.
La
mudanza no estará exenta de consecuencias. Los más ancianos preferirán
morir en su tierra aunque sea con el agua al cuello. Y, luego, queda la
cuestión de transplantar a un pueblo de más de 100.000 habitantes a una
isla de apenas 850.000 habitantes. Las tensiones sociales aparecerán en
semanas. Para eso, los kiribatienses, están pidiendo ayuda.
Si
se mudan necesitan hacerlo con escuelas, hospitales, carreteras, casas,
algo que no pueden afrontar con los 1.600 dólares que tienen de renta
anual per cápita. La compra de la tierra, anunció el presidente, la
pagarán con una reserva que tienen por la explotación de fosfato que se
hizo en el archipiélago en los años 70.
La
mudanza de Kiribati parecería una anécdota si no fuera una muy cercana
posibilidad para cualquiera que habite en alguna tierra baja o inundable
de las orillas de cualquier parte de la Tierra.
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