Diario "Clarín" Rural Región Centro. Buenos Aires, 11 de julio de 2015.
La profunda crisis del agro en china
La
agricultura china emplea 320 millones de trabajadores y representa 45%
de los ingresos de los campesinos; y el ingreso per cápita rural
ascendió a U$S 367 el año pasado, con un crecimiento de 11% anual
(superior al alza del ingreso urbano).
El dato estratégico central de los ingresos rurales es que el porcentaje proveniente de la economía extra-agrícola es cada vez mayor (20% en 2014). También aumentan las remesas de los que han emigrado a las ciudades (250 millones de personas entre 1991 y 2015, que serían 300 millones más en los próximos 15 años). Todos los impuestos agrícolas han sido eliminados y se ha liberalizado el mercado de granos.
La reforma rural sancionada en 2009 ya ha sido ejecutada en más de 40%. Implica la libre utilización de los derechos de uso sobre la tierra, incluso como colaterales del crédito bancario.
El punto fundamental del nuevo régimen es la posibilidad de vender (transferir) a precio de mercado los derechos de uso sobre la tierra, con la restricción de hacerlo dentro de la actividad agroalimentaria, incluso a consorcios de capital extranjero.
El objetivo es ampliar el tamaño de las unidades productivas; y el nuevo sistema abarca ya 60% de la producción de carne de cerdo, con insumos adquiridos en los mercados externos.
Las limitaciones agrícolas chinas son estructurales. La tierra arable per cápita es menos de 0,1 hectárea (43% del promedio mundial), y la tendencia a la reducción es creciente, por el desarrollo económico, la urbanización y el auge de la población.
La provisión de agua per cápita es un cuarto del promedio mundial; y 80% de los recursos hídricos se encuentran al sur del río Yangtsé, mientras que el norte y el noroeste, que incluye Beijing, disponen de 20%.
Más de 80% de la producción se realiza bajo riego, lo que agota crecientemente las napas subterráneas, sobre todo en el norte del país.
La producción agrícola se encuentra ampliamente subsidiada. El sistema de subsidios directos e indirectos alcanzó a U$S 165.000 millones en 2012 (OCDE), 3 veces más que Japón, 6 veces superiores a Estados Unidos.
El objetivo fundamental de los subsidios es que el precio de los granos domésticos sea menor que el de los importados: el precio interno no subsidiado es 30%/40% superior al comprado en el exterior.
La producción agroalimentaria se realiza a través de una utilización intensiva de fertilizantes, superior incluso a los niveles norteamericanos, lo que aumenta la contaminación, ante todo de las aguas subterráneas.
El punto fundamental de la producción agrícola china es que los costos de producción aumentan sostenidamente; y por lo tanto es cada vez mayor la necesidad de incrementar los subsidios.
Por eso es que la República Popular se ha transformado en la principal importadora mundial de granos a partir de 2011.
El gobierno chino prevé que debería importar 20% o más de la demanda doméstica de granos en 2035, lo que provocaría necesariamente una nueva crisis alimentaria mundial.
La agricultura china es insustentable en el largo plazo (es decir, en los próximos diez a 20 años). Esto hace que su complementariedad –y dependencia- de la producción de Brasil y la Argentina sea cada vez mayor.
Esta coyuntura implica, además, una enorme oportunidad de crecimiento para los sectores que producen alimentos en el sur de América del Sur, una plataforma de producción de proteínas estratégica para atajar el crecimiento de la demanda alimentaria global, con eje en China.
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