Diario "La Capital". Miércoles, 29 de abril de 2015
Una derrota imposible: se cumplen 40 años del fracaso de EEUU en Vietnam
La humillación de la potencia mundial quedó a la vista de todos aquel 30 de abril de 1975, cuando las tropas abandonaron Saigón.
Por Peer Meinert-Christine Coester / DPA
Las imágenes conmocionaron a todos. Eran
fotografías del último helicóptero que se elevaba del techo de la
embajada estadounidense en Saigón. Había personas que en su
desesperación se aferraban al helicóptero. La humillación de una
potencia mundial quedó a la vista de todos. Vietnam derrotó a Estados
Unidos, David venció a Goliat. Lo que ocurrió aquel 30 de abril de 1975
en Saigón era considerado imposible. Y la conmoción duró décadas,
perdura hasta hoy.
A 40 años del fin de la Guerra de Vietnam, un
monumento se erige en Washington, negro como la noche y como la
tristeza. Una pared oscura, alta, que supera las cabezas de los
visitantes, en la que están grabados los nombres de los 58.000 soldados
estadounidenses muertos. Por entonces los llamaban "boys". Muchos no
tenían ni 20 años cuando fueron enviados a la guerra.
Richard Crisci, que hoy tiene 73 años, no deja de
sorprenderse ante la ingenuidad e inexperiencia con las que muchos de su
generación fueron a la guerra. "Eramos jóvenes que veníamos de la
escuela secundaria, nos sentíamos de tres metros de alto y creíamos que
las balas no nos hacían nada (...) No teníamos ni idea", asegura el
veterano. Hoy, al encontrar los nombres de sus compañeros muertos en el
muro negro, sabe que simplemente tuvo suerte.
Sin declaración de guerra. Una mujer
de alrededor de 70 años de un suburbio de Washington también recuerda
las imágenes de los últimos días de guerra en Vietnam que se veían en
las pantallas de televisión de esa época. "La guerra en Asia terminó
como había empezado: sin una declaración de guerra al principio y sin
una declaración oficial de fin", asegura. ¿Qué sintió cuando vio las
imágenes de la precipitada huida estadounidense de Saigón? "Sólo supe
que de alguna manera no estaba especialmente sorprendida", comenta.
Hasta el día de hoy no hay una explicación definitiva
y cabal de por qué una potencia mundial como Estados Unidos se hundió
en el pantano de la guerra en Vietnam, por qué el ejército más fuerte y
poderoso del mundo fue sometido por "guerreros de pies descalzos".
Ironías de la historia. "Me niego a
creer que una nación de cuarta categoría como Vietnam del Norte no tenga
que rendirse en algún momento", consideró el entonces secretario de
Estado norteamericano Henry Kissinger. Sus palabras sonaban fuertes y
convincentes, pero en el fondo demostraban su desconcierto.
Las ironías de la historia: Kissinger fue justamente
el que dos años antes del vergonzoso final firmó una especie de tratado
de paz con Vietnam por el que recibió amplios elogios. A Kissinger y el
negociador de Vietnam del Norte Le Duc Tho les otorgaron el premio Nobel
de la paz. El estadounidense lo recibió, su homólogo lo rechazó. Y
finalmente no se consiguió la paz. "Entre los historiadores prevalece la
idea de que la guerra fue un error", dice el profesor Philip Catton, de
la Universidad de Ohio. El debate actual está dominado por dos
sectores. Por un lado están los "ortodoxos", que creen que no había
manera de que Estados Unidos ganara el conflicto, porque era una guerra
contra guerrilleros que no tenían nada que perder, contra un "pueblo
armado" que luchaba contra los invasores con la voluntad de la
desesperación. Catton asegura que Washington veía la guerra como parte
de la lucha global contra el comunismo, pero el legendario líder
vietnamita "Hi Chi Minh era más un nacionalista que un comunista".
Por el otro lado están los "revisionistas del
conflicto armado", que opinan que la guerra sí podría haberse ganado.
Para eso, Estados Unidos tendría que haber bombardeado más Vietnam del
Norte y tendría que haber enviado más tropas a los países vecinos de
Camboya y Laos.
Festejo apresurado. Lo que queda es
el "síndrome de Vietnam", el temor de volver a embarcarse en una
aventura militar sin suficiente preparación. "Ahuyentamos de una vez por
todas el síndrome de Vietnam", celebró el entonces presidente George
H.W. Bush tras la liberación de Kuwait en febrero de 1991. El mandatario
festejó demasiado pronto.
Las guerras en Irak y Afganistán hicieron resurgir el
miedo a una "Mission Creep", la lenta caída en una guerra imposible de
ganar. Al menos para el presidente Barack Obama el temor a las
complicaciones militares se ha vuelto una constante durante su mandato, y
eso que sólo tenía catorce años cuando las impresionantes imágenes del
helicóptero partiendo de la embajada estadounidense en Saigón daban la
vuelta al mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario