En medio de la parálisis y la desconfianza, el Mercosur busca retomar la iniciativa
POLITICA ECONOMICALa principal apuesta del país en comercio exterior quedó opacada por las restricciones que impone la coyuntura local.
El próximo jueves
Montevideo será el escenario de la cumbre presidencial del Mercosur. En
territorio uruguayo, los jefes de Estado de los cuatro países que
mantienen el tratado común en plena vigencia –la Argentina, Brasil,
Uruguay y Venezuela, con la situación de Paraguay en suspenso desde el
año pasado– intentarán recuperar la vieja chispa de integración que dio
origen al bloque hace 22 años, pero que desde hace un lustro se mantiene
vivo al calor de las brasas que –por ahora– no alcanzan para reavivar
el fuego.
Desencuentros políticos, disputas comerciales,
conflictos en escala entre los socios mayoritarios, unidos a
desconfianzas cruzadas y a la dificultad para relacionarse con el resto
del mundo explican la actual parálisis en la que se encuentra el bloque.
Pese a las quejas que se escuchan en lengua rioplatense, portugués y
guaraní, la unión aduanera venía siendo exitosa. El intercambio
comercial entre los socios creció 380% en los últimos 10 años, aunque el
año pasado cayó respecto a 2011. Mauricio Claverí, economista de abeceb.com, señala que, en el mercado común “se llegó a un nivel de integración, pero no parece haber voluntad de avanzar. El corazón del Mercosur es la relación bilateral entre la Argentina y Brasil y esa relación está paralizada con las barreras proteccionistas”. Para llegar a esta situación, “influyeron las marchas y contramarchas por la incorporación de Venezuela” y también “la política comercial argentina, que es incompatible con la negociación de acuerdos con otros bloques y con la eliminación de la doble tributación aduanera que encarece al comercio”.
Hace un año se incorporó a Venezuela al Mercosur, aprovechando la suspensión de Paraguay tras la destitución del presidente Fernando Lugo. Que ese país quedara temporalmente fuera de cuadro fue clave porque el Congreso paraguayo era el que se oponía al ingreso de la república bolivariana. Ahora se considera a Venezuela miembro pleno, a tal punto que el jueves se hará cargo de la presidencia temporaria del bloque, pese a las quejas de Paraguay, que atento al esquema de rotaciones, entiende que ese rol le correspondería a ellos esta vez. En este contexto, el gobierno saliente de Federico Franco amenaza con no volver al mercado común.
A este conflicto diplomático se le agrega otro de tinte comercial en el que la relación entre la Argentina y Brasil es la madre de todas las batallas. Desde el año pasado, el gobierno de Dilma Rousseff viene avisando que la paciencia estratégica con la que encararon la relación con la Argentina durante los últimos diez años se viene acabando.
“La relación entre la Argentina y Brasil no está pasando por su mejor momento”, dice Lorenzo Sigaut Gravina, de Ecolatina. “Las trabas a las importaciones afectaron en mayor medida a Brasil, lo que les restó mercados a sus productos en momentos en que lo necesitaban más. A esto se suma la depreciación del real y la salida de capitales que enfrentan”. El escenario también es complejo desde este lado de la frontera, porque Brasil crece poco y compra menos que antes. Según el IERAL, en lo que va de 2013, las exportaciones de la Argentina a ese país suben 15% interanual, un repunte considerable tras los números negativos del año pasado. “Para el resto del año, en Brasil se mantendría una situación de bajo crecimiento de entre el 2 y el 2,5% anual, condicionado por políticas para controlar la inflación, por lo que es difícil esperar un sustancial empuje en las compras de productos argentinos”.
Mientras tanto, en el oeste del continente, el espejo que enfrenta el Mercosur es la Alianza del Pacífico, que agrupa a México, Colombia, Chile y Perú. Estos cuatro países forman una zona de libre comercio. A diferencia del Mercosur, este bloque no está pensado como una unión aduanera en la que todos los miembros fijan una arancel externo común ante las importaciones desde terceros países. “La Alianza del Pacífico avanza concretamente, aunque tal vez no tengan tantas coincidencias políticas. Ya tienen tratados de libre comercio entre ellos y con Estados Unidos, y avanzan en negociaciones con los países asiáticos”, relata Sigaut Gravina.
El nuevo mercado común despierta el interés de varios países de la región, como Costa Rica, Panamá y Bolivia. Como su nombre lo indica, esta alianza tiene la mirada puesta en el océano que lo conecta con Asia, el mercado al que todos quieren venderle.
Otro de los países que piensa en el nuevo bloque con cariño es Uruguay, que se siente atrapado en las limitaciones del Mercosur y desde hace años viene pidiendo pista para poder hacer alianzas comerciales por su cuenta, algo que el acuerdo vigente no permite. “Uruguay viene planteando una flexibilización para que sea posible avanzar a distintas velocidades. En cambio, para la Argentina y Brasil el bloque tiene prioridad”, cuenta Claverí.
A la vez, “la Argentina está muy focalizada en sus dificultades internas, con poca mirada regional”, señala Claverí. “En los últimos años fue cayendo el comercio intra-Mercosur. Hoy por hoy el proyecto está en stand by” , dice Sigaut Gravina. Esto determina que, hasta ahora, el Mercosur tenga un tratado de libre comercio sólo con Israel mientras el resto de las negociaciones languidecen, especialmente las que lleva adelante desde hace 14 años con la Unión Europea. Entre los temas pendientes en el bloque está el tratamiento de la posible incorporación de Bolivia y la exploración de sumar a países como Guyana y Suriman en las mismas condiciones que Chile, hoy con status de estado asociado, y la exploración de un acuerdo marco con Canadá.
Pero a la vez, Brasil analiza la posibilidad de acercarse por su cuenta a Canadá para acceder a un país que no tiene la misma diversificación productiva que Estados Unidos. Para Claverí, “Brasil está presionado por una industria que pierde competitividad y está explorando caminos en temas que están por fuera del Mercosur, como financiamiento o inversiones”. Aquí juegan un rol decisivo los empresarios, que consideran que, al apegarse al Mercosur, pierden posibilidades en otros países más atractivos. Esta dinámica de buscar mercados más amables determina que, al calor de los recientes conflictos que llevaron a la salida de la minera Vale y de la concesionaria de trenes ALL, la Argentina haya dejado de ser el destino privilegiado de las inversiones brasileñas en la región, que ahora se están focalizando en Chile, Perú y Colombia.
Entre los temas decisivos para profundizar la integración, el economista Nadin Argañaraz, director del IARAF, remarca que “hay una gran asignatura pendiente en la armonización tributaria. No hubo avances en eso. Hasta ahora, todo se concentró en las negociaciones por el arancel externo común, en la política comercial. Pero siempre queda la parte más dura que es la armonización de las tributaciones internas. En eso, no es menor que en la Argentina tengamos cada vez una carga impositiva más alta, que hoy supera a la de Brasil, que es tradicionalmente elevada”.
Argañaraz también hace referencia a temas estructurales. “Habría que coordinar la política monetaria y cambiaria. La inflación ha generado una caída de la competitividad. Para que la unión aduanera funcione, debería coordinarse la política macro”.
Pensando en el mediano plazo, Claverí apunta que “ la coyuntura argentina no va a durar demasiado tiempo. Se impone el replanteamiento de la relación, cómo nos vamos a integrar a futuro, eso es lo que le va a dar renovado impulso al Mercosur”. Los analistas descartan la posibilidad de que los respectivos gobiernos dejen morir al mercado común. “Es muy difícil pensar en dar marcha atrás, la Argentina y Brasil siguen siendo socios estratégicos”, afirma Sigaut Gravina. “A futuro, la pregunta es si Brasil va a jugar a la cabeza de la región o va a jugar solo”.
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Diario "La Nación". Comercio Exterior Buenos Aires, Martes 02 de abril de 2013
Temblores en el Mercosur
La política comercial argentina despierta resquemores en Brasil y en Uruguay
Cuando
la política brasileña habla puede provocar movimientos sísmicos en la
economía regional. La semana última, fuentes oficiales brasileñas
dejaron entrever que "el gobierno no tiene cómo interferir para que las
empresas no revean sus inversiones si el ambiente es adverso".
En
el lenguaje no ya diplomático, sino en el cotidiano de las relaciones
comerciales, Brasil está dejando entender que no cree que sean
favorables para sus inversiones las políticas argentinas de protección,
manejo de la inflación y del tipo de cambio.El ministro de Comercio Exterior, Fernando Pimentel, terció en las negociaciones entre Vale y las autoridades argentinas para intentar evitar el naufragio de la inversión extranjera más importante que la Argentina tenía hasta entonces. La intransigencia local derivó en que el gobierno brasileño se deslindara de la decisión "empresaria" de Vale de abandonar el país. "La relación de los países sigue siendo buena", dijo en off the record a Reuters un funcionario al corriente de las negociaciones bilaterales. "El Gobierno no se quejará abiertamente de la Argentina, pero Brasil no puede interferir más. Ese tiempo pasó", indicó.
Uruguay es el otro socio del Mercosur que más evidencia su fastidio por las políticas argentinas. La semana última, selló un acuerdo técnico bilateral con Brasil para el desarrollo del comercio, la complementación productiva y promoción de las inversiones. El convenio sobreviene "en el peor momento" de las relaciones comerciales con la Argentina, tradicional principal mercado para los orientales.
El diario El País, de Montevideo, destacó que la política económica argentina es "muy proteccionista en cuanto a sus relaciones internacionales, muy intervencionista y excesivamente regulatoria".
Lo que Uruguay explicita, y Brasil por ahora deja implícito, es un estancamiento del Mercosur. Uruguay es el miembro más aperturista y que más promueve la búsqueda de nuevos mercados. "El Mercosur ha quedado muy estancado, con crecientes dificultades de comerciar entre sus socios, y más que hacer un mercado común, apenas en los hechos es una mala unión aduanera", reconoció el presidente José Mujica en declaraciones a medios uruguayos. "En lugar de aumentar la fluidez de nuestro intercambio, lo que aumenta son los obstáculos", indicó.
No obstante, ningún país puede cerrar acuerdos comerciales por sí solo fuera del Mercosur. Pero eso no quita la firma de alianzas o tratados que solapadamente apuntan a contar con promoción del intercambio. Uruguay solicitó ingresar, por caso, como observador en la creciente y pujante Alianza del Pacífico (México, Colombia, Ecuador, Perú y Chile), un esquema que en lo político y hasta ideológico conforma un contrapunto al Mercosur. Pidió también permiso como observador del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).
Mujica reconoció que se le presentó una oportunidad inmejorable para la firma de un acuerdo de libre comercio nada menos que con Corea del Sur. El "dilema del Mercosur", frenó cualquier avance. "El país perdió la oportunidad de firmar un TLC con EE.UU. en 2006 y quedó empantanado en relaciones con los vecinos", dijo a AFP la presidenta de la Academia Nacional de Economía de Uruguay, María Dolores Benavente..
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