Diario "La Nación". Buenos Aires, Domingo 21 de enero de 2007
El mundo / Perfiles
La mujer más poderosa de Estados Unidos
¿Quién es Nancy Pelosi, la primera mujer presidente de la Cámara de Representantes estadounidense?
No habían pasado tres meses desde la publicación en la revista Newsweek
de un artículo titulado "Quién es Nancy Pelosi" cuando esa abuela de 66
años se convirtió en la mujer más poderosa de Estados Unidos.
Mientras los burros demócratas reemplazaban a los elefantes republicanos
en un simbólico cambio de régimen en el Congreso, Pelosi fue aclamada
como la primera mujer en la historia de los EE.UU. en ser elegida
presidente de la Cámara de Representantes y como la primera demócrata en
acceder al cargo después de 12 años de vacas flacas. Contemplada por su
esposo millonario, sus cinco hijos y sus seis nietos, Pelosi
resplandecía durante la ceremonia del juramento: "Hemos logrado perforar
el techo de mármol".
Si Frank Sinatra estuviera vivo, sin duda le habría ofrecido a su correligionaria ítalo-estadounidense una serenata con la canción Nancy with the Laughing Face, tal como lo hizo una vez para halagar a Nancy Reagan. En cambio, Pelosi tuvo el segundo mejor agasajo: Tony Bennett cantando Dejé mi corazón en San Francisco. Y no porque Pelosi, representante de esa ciudad californiana, sea así de descuidada y olvidadiza: detrás de esa sonrisa permanente y de esa apariencia impecable hay una pragmática formidable e inflexible, más dura que las botas viejas, dicen sus detractores. "Si la gente te parte la cara, tú también tienes que partírsela a ellos", observó Nancy en una oportunidad.
Los republicanos se alinearon para acusarla de arrogante por organizar tres días de celebraciones de "autoengrandecimiento", que incluyeron un té para 400 mujeres políticas, una cena en la embajada italiana en Washington y un evento con tarjeta de 1000 dólares que incluía los homenajes de Bennett, Wyclef Jean y Carole King, junto con cálidas palabras del actor Richard Gere.
Para algunos fue un recordatorio de la era Clinton, colmada de celebridades... "la clase de Washington que veremos si Hillary es elegida presidente en 2008", dijo alguien. Pero lo más probable es que Pelosi simplemente estuviera cuidando su negocio. Su inexorable ascenso se debe mucho a su habilidad para reunir millones de dólares para las campañas de sus colegas -ha invertido casi 3 millones de su propio peculio para beneficiar a los candidatos demócratas desde 1999-.
Es un hábito que adquirió como hija de Thomas Big Tommy D'Alesandro, el legendario alcalde de Baltimore y político de gran eficacia que fue diputado durante cinco períodos antes de gobernar durante 12 años esa ciudad del estado de Maryland. El le enseñó a su única hija, y sexta después de cinco varones, a contar votos como otros padres suelen enseñar matemáticas a sus retoños. A los siete años, Nancy ya recibía las llamadas de los votantes. "Cada día era una campaña", recordó en una ocasión.
Creció registrando quejas y pedidos e historias de todos aquellos que atestaban la casa familiar de Albermale Street, en el barrio de Little Italy. Sus nombres quedaban anotados en un "archivo de favores" para ser usados en el momento de las elecciones. Los que no acudían a votar se convertían en proscriptos. Big Tommy nunca olvidaba una traición. Y también su hija tiene fama de ser rencorosa.
Pelosi es la encarnación de una demócrata liberal, una ardiente pro abortista que votó en contra de la guerra del Golfo de 1991 y de la guerra de Irak. Sin embargo, los votos de la última chica política de Washington causan menos interés en los columnistas de chismes que su sentido de la moda. A diferencia de la mayoría de las mujeres políticas, que son vilipendiadas si se apartan de un cierto look rígido, se la considera chic e icono de la moda por coquetear con colores tales como el verde mar, el rosa pálido y el rojo. Su traje de pantalón amarillo fue un gran éxito.
En un té organizado recientemente usó un collar de perlas tahitianas que, cuando lo lució en televisión, provocó decenas de preguntas y pedidos en las joyerías. Adicta confesa al chocolate se dice que Pelosi tiene su despacho lleno de cajas de Ghirardelli, aunque los poco piadosos atribuyen sus rasgos juveniles a un lifting más que al chocolate italiano, una suposición que ella desmiente.
Bush fue uno de los primeros en felicitarla el día en que los demócratas arrasaron con el poder, pero el gesto no resultó muy exitoso. Pelosi, que esperaba una llamada de su hija Alexandra, embarazada y con seis días de atraso en la fecha del parto, levantó el auricular y preguntó: "¿Tenemos un bebé?". El operador de la Casa Blanca quedó atónito.
Bush y Pelosi empezaron haciendo llamados simbólicos al bipartidismo y la cooperación para el bien público, pero nadie duda de que se aborrecen mutuamente. "Es un líder incompetente. De hecho, no es un líder -declaró ella en 2004-. Es una persona que carece de juicio, experiencia y conocimiento del tema sobre el que debe decidir." Por su parte, Bush ha pintado a Pelosi como una demócrata amante de los impuestos, y permitió con satisfacción que otros la denigraran rotulándola de liberal enloquecida y de "paria del elenco principal".
Pero la simple aritmética los empuja hacia la cohabitación. Los demócratas carecen de la mayoría de dos tercios requerida para invalidar a Bush, y cualquier legislación que promuevan requiere la firma presidencial. Pelosi se ha comprometido a impulsar seis nuevas leyes durante las primeras cien horas de sesión de la Cámara, pero el veto de Bush pende sobre todas ellas. Afortunadamente, una de las primeras medidas de Pelosi es indiscutible: reglas éticas más estrictas para los congresistas, después de los recientes escándalos.
Irak le presenta un desafío complejo. Por ser una acérrima opositora de la guerra que apoyó un pedido de retirada estadounidense, Pelosi tendrá que caminar por la cuerda floja. "Desde el primer día habrá toneladas de audiencias sobre Irak que no dejarán piedra sin revisar -dijo un periodista de Washington-. Su mayor dificultad será conseguir que el gobierno rinda cuentas sin que los demócratas parezcan abocados a arruinar el país."
Pero Pelosi ha estado habituada a salirse con la suya desde el día en que nació. "No había mucho dinero para comprar la mejor ropa, pero siempre que la familia podía permitírselo, Nancy tenía lo mejor", recordó su hermano Thomas, alcalde de Baltimore entre 1967 y 1971. "La pequeña Nancy nunca pasó por una etapa torpe, de patito feo", dijo con orgullo.
Una madre responsable
Pelosi esperó a que su hija menor estuviera en la universidad para convertirse en presidenta del partido en el norte de California. "Sacó a sus hijos del medio y con el dinero de su esposo se compró una carrera política", comentó un observador.La muerte de una congresista por California, en 1987, le dio a Pelosi la oportunidad de sucederla en una de las bancas demócratas más seguras del país. Se convirtió en la primera mujer en liderar un partido importante en la Cámara cuando Dick Gephardt, el líder de la minoría, renunció en 2002 para competir en la nominación demócrata para las elecciones presidenciales de 2004.
Aunque el público no se enteró, Pelosi hizo restallar el látigo en su propio bloque: juró "limpiar la ciénaga de Washington". Otro de sus dichos favoritos: "Llevaré a una mujer para que limpie la casa". Se le atribuye el crédito de infundir disciplina en un partido proclive a las riñas. Si su público tenía la audacia de parlotear mientras ella estaba hablando, se inclinaba hacia el micrófono y preguntaba: "¿Tendré que usar mi voz de madre de cinco hijos?".
Sin embargo, sus peculiaridades han causado disgusto a muchos demócratas. Cuando postuló a su aliado John Murtha como vicepresidente de la Cámara a pesar de las dudas existentes sobre su conducta ética, la disputa fue cruda, y Murtha fue vencido por el viejo rival de Pelosi, Steny Hoyer. Fue una derrota dolorosa.
Las luchas internas volvieron a estallar cuando intentó negarle a otra rival, Jane Harman, la presidencia del Comité de Inteligencia de la Cámara. Hasta hace pocos años, ambas mujeres, que se cuentan entre las más ricas y poderosas del Congreso, eran aliadas. Se enfrentaron, entre otras cosas, por el manejo de la inteligencia en la administración antes de la guerra en Irak. Pelosi votó en contra de la invasión de 2003, y Harman la apoyó.
Una líder que alberga rencores, aun a riesgo de ser derrotada, debe esperar un escrutinio hostil. Pero por el momento disfruta de los aplausos. "Está absolutamente extasiada por ser la mujer más poderosa del país -dijo un periodista-. Se siente muy cómoda allá arriba."
Y ese "allá arriba" es un lugar muy alto.
Fotos: AP /AFP/ Gentileza N. Pelosi
Traducción: Mirta Rosenberg
Punto por punto
- Nancy Pelosi nació en 1940. Luego de una infancia feliz, durante la cual nada le faltó, en 1962 se graduó en el Trinity College de Washington (rebautizado Trinity Washington University), donde conoció a Paul Pelosi, actualmente un banquero inversor cuya fortuna se ha estimado en 25 millones de dólares. Se casaron y se mudaron a San Francisco, donde se dedicaron a tener hijos ininterrumpidamente.
- Al cabo de seis años, tenían cinco: Nancy Corinne, Christine, Jacqueline, Paul y Alexandra.
- Esta última, que es periodista, hizo un film, Journeys with George, sobre la campaña presidencial republicana de 2000.
- Pese a ser un personaje bastante controvertido de la política estadounidense, Pelosi es popularmente conocida por haber promovido legislaciónpara la protección medioambiental, los derechos humanos, la prevención del HIV, la implementación de programas internacionales de planificación familiar y la preservación del derecho femenino al control de la natalidad.
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