Diario "La Nación". Buenos Aires, 11 de abril de 1999.
EL MUNDO / Cuba
El dolor escondido en el alma del pueblo
Un
periodista deportivo cubanonorteamericano viajó a La Habana para el
histórico partido de béisbol entre los Orioles de Baltimore y el equipo
nacional de la isla. El cronista, crítico desde siempre de Castro y su
régimen, describe sus impresiones en la tierra paterna y le pide a Bill
Clinton que levante el embargo comercial contra ese país.
LA HABANA.-(The Arizona Republic)
Estimado Presidente Clinton:
MI nombre es Pedro Gómez y soy un cubano estadounidense de primera generación, nacido apenas tres semanas después de que mis padres llegaron a Estados Unidos, en 1962.
Debido a la forma en que fui criado, no es fácil para mí decir esto
públicamente, pero debe usted hacer todo lo que esté a su alcance para
poner fin al embargo de Estados Unidos contra Cuba. Simple y
sencillamente, no tiene el menor sentido.
Estimado Presidente Clinton:
MI nombre es Pedro Gómez y soy un cubano estadounidense de primera generación, nacido apenas tres semanas después de que mis padres llegaron a Estados Unidos, en 1962.
Vea usted: estoy haciendo la primera visita de mi vida a la tierra de mis raíces. Cuba ha dejado de ser para mí sólo una idea. De ahora en adelante y para siempre tendrá un latido. Después de ver en el fondo de los ojos del pueblo cubano, he descubierto que veo mucho de mí mismo.
Quisiera que cada exiliado cubano que ahora vive en Estados Unidos tuviera la oportunidad de regresar y asomarse al alma del pueblo de esta isla. Porque ellos son quienes dan a Cuba su fuerza y hacen de éste un país tan maravilloso. Durante años pensé en Rodolfo Fernández Guzmán como un hombre malvado. El es el hombre que vivía en la casa de arriba de la de mis padres, quien les suplicó que me dejaran vivir en Cuba, donde algún día podría convertirme en un buen comunista. Tan sólo pensar en él me enfermaba. Conocí a Guzmán hace unos días, y aunque tenía ideas prejuiciosas acerca de él, no estaban siquiera cerca de la verdad de lo que vi. Es un encantador caballero de 84 años, de mente ágil, que me recordó mucho a mi abuelo materno, con quien yo me sentía muy cercano.
No era un monstruo, sino sólo alguien que piensa en forma diferente.
Para muchos cubanos que viven en Estados Unidos es fácil pararse en una plataforma y declarar que el embargo comercial nunca debe ser levantado en tanto Fidel Castro permanezca en el poder. Yo comprendo perfectamente ese punto de vista ya que fui criado con esa idea
Un vuelco sentimental
Todo lo que puedo decir es que, después de hablar con cubanos comunes y corrientes, no con la elite del Partido Comunista, mis sentimientos han cambiado radicalmente. Es muy sencillo dictar política exterior desde la sala de un hogar, pero otra cosa totalmente distinta es encontrar frente a frente el dolor escondido en los ojos de los cubanos y absorber su estilo de vida, que podría mejorar con el levantamiento del embargo. El pueblo cubano no es el enemigo de los residentes en Estados Unidos. El enemigo es Castro. ¿Quién está siendo realmente afectado por este bloqueo, que fue impuesto durante la administración Kennedy? Ciertamente, no Castro o sus principales lugartenientes. Ellos siguen viviendo en forma privilegiada, mientras la economía cubana se desmorona después de la pérdida de la ayuda soviética. Estoy hablando de la persona que debe luchar día a día para reunir el dinero suficiente para que su familia coma bien.El orgullo nacionalista del pueblo cubano en general es algo que al mismo tiempo inspira y es admirable. Sólo deseo que algunos estadounidenses pudieran darse cuenta de lo fabulosa que es nuestra vida allá y dejaran de tomar como un hecho dado las libertades que disfrutamos. Hay varias razones por las que Cuba no dará marcha atrás a su posición de país socialista. La primera de ellas es que el gobierno ejerce un poder implacable sobre el pueblo, utilizando tácticas de temor para mantener su control. Pero la segunda, que yo considero mucho más importante, es el tremendo e invariable orgullo que poseen los cubanos. Simple y sencillamente no se pondrán de rodillas para suplicar, ya sea a los cubanos que viven en Cuba o a los que viven en Estados Unidos.
El aspecto que me ha abierto los ojos más que nada en este viaje es el de las increíbles similitudes entre los cubanos que viven aquí y los que vivimos en Estados Unidos. Entre los latinoamericanos, los cubanos son considerados un tanto arrogantes. De hecho, estamos llenos de orgullo -que en ocasiones es interpretado como arrogancia- por lo que somos. Es, probablemente, el mayor don que se nos entrega a cada generación nueva de cubanos, independientemente del lugar en donde se encuentre nuestro hogar. Y, después de todo lo que se haya dicho o hecho, ¿no es acaso esa tozudez en ambas partes lo que está perpetuando el embargo comercial?
Una oportunidad
"Por naturaleza, no soy una persona política", dice Abilio Valdez mientras se mece en una silla y bebe agua fresca en el porche de la casa de su madre. "Todo lo que pido es que nos den una oportunidad sin el embargo para ver qué pasa. Si nos ahogamos, como muchos creen, entonces muy bien, ustedes podrán decir que tenían razón, y que nosotros estábamos equivocados. Pero si nos arreglamos para sobrevivir, entonces déjennos en paz". Ese es el tipo de retórica que daría por resultado que una persona fuera lapidada en las calles de Miami, donde yo crecí. Yo también creía que el embargo comercial debería permanecer para siempre.Poderosos activistas cubanoestadounidenses en Washington han dedicado sus carreras a mantener inviolable el embargo, rehusando ceder ante Castro. Pero, después de poner un rostro en aquellos que durante muchos años carecieron de él, no puedo, con buena conciencia, seguir pensando en la misma forma. Tenemos negocios con China y con Vietnam, y tuvimos relaciones correctas con la antigua Unión Soviética. Y, quién lo sabe, quizá nuestra posición menos severa respecto de la URSS llevó al desmoronamiento del bloque oriental.
Gente que es mucho más inteligente que yo sin duda así lo piensa. El embargo ha durado casi cuarenta años, y ¿qué es lo que realmente ha cambiado? Absolutamente nada. El embargo no se ha acercado siquiera a poner fin a los problemas internos de Cuba, sea en términos de economía o de derechos humanos. Es hora de intentar una ruta diferente.
Doble bendición
No tengo la menor idea de lo que mi padre, mi madre o mi hermano piensen de mí después de que lean esto. Para el caso, muchos de mis amigos en Miami quizá me abandonen por lo que estoy diciendo. Sí sé, sin embargo, que en su gran mayoría no han tenido la misma oportunidad que yo tuve esta semana pasada, de caminar por las calles de La Habana y llegar a conocer a los cubanos de la isla. Lo que hace a Cuba tan especial es su gente. Incluso mientras escribo esto, casi no me puedo contener, porque ahora que he conocido a los que considero mis compatriotas, no puedo menos que experimentar un abrumador sentido de orgullo al decir que soy tanto cubano como estadounidense. En cierta forma, creo, he sido bendecido doblemente.No soy -insisto en ello- un partidario de Castro. Su régimen indudablemente ha cometido muchas atrocidades. Creo que es una persona despreciable que personalmente ha guiado a un país en un tiempo orgulloso hacia la ruina. La pregunta ahora es: ¿qué hacer para rectificar eso? Un hombre audaz tendría la visión para hacer lo correcto, no lo que un grupo de gente poderosa insiste que haga. No tengo idea de cómo reaccionarán mi familia y mis amigos. Lo que sí sé es que, después de visitar Cuba, creo que es hora de un nuevo plan. Sinceramente, Pedro Gómez. .
Por Pedro Gómez
No hay comentarios:
Publicar un comentario