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jueves, 9 de abril de 2015

UNIÓN SOVIÉTICA. (2005) DEMOCRACIA, UNA DEUDA PENDIENTE PARA LAS EX REPÚBLICA SOVIETICAS

Democracia, una deuda pendiente para las ex repúblicas soviéticas

Varias de ellas tienen los mismos líderes autocráticos desde hace más de una década
Por   | LA NACION
Primero fue la "revolución de las rosas" en Georgia, en 2003; después, la "revolución naranja" en Ucrania, en 2004, y en marzo último, la "revolución de los tulipanes", en Kirguizistán. Con levantamientos pacíficos, los pueblos de esos países -hasta entonces parte del patio trasero de Rusia- destronaron a gobiernos que habían dejado de representarlos desde hacía años.
Sin embargo, 15 años después del colapso de la Unión Soviética, la democracia es tan sólo un nombre hueco para la mayoría de las otras ex repúblicas del bloque.
Con la excepción de los Estados bálticos -Lituania, Estonia y Letonia, plenamente integrados en Europa-, los líderes postsoviéticos que una vez prometieron reformas y libertades de alguna manera siguen aferrados al poder y las reformas brillan por su ausencia. A continuación, una radiografía de la región:
  • Uzbekistán: con 26 millones de habitantes, es el país más poblado de Asia central. A comienzos de año celebró unas elecciones legislativas en las que fueron excluidos todos los partidos de oposición. El presidente Islam Karimov, en el poder desde 1989 y con la ambición declarada de seguir hasta 2012, se refugia en la latente amenaza islámica, que le ha granjeado el apoyo de Estados Unidos (Washington dispone además de una base militar en ese país, limítrofe con Afganistán), y le ha dado una excusa para encarcelar a más de 6000 disidentes musulmanes.
  • Kazakhstán: es la nación más estable y con mayor nivel de vida de la región -las petroleras occidentales han invertido miles de millones de dólares en su suelo, rico en recursos energéticos-, pero también es considerada una de las más corruptas del mundo. En los dos últimos años, el presidente Nursultan Nazarbayev ha introducido algunas reformas constitucionales como forma de combatir las "revoluciones de terciopelo". Sin embargo, su régimen aún exhibe dudosas credenciales democráticas. El mandatario, ex líder comunista que llegó al poder en 1989, buscará estirar su mandato otros siete años en los comicios de 2007.
  • Turkmenistán: su régimen es el más represivo y aislado de los países de Asia central. Su excéntrico jefe de Estado, Saparmyrat Niyazov -enquistado en el poder desde 1985- fue designado presidente vitalicio por el cuerpo legislativo en 1999. A fines de 2004, el gobierno celebró comicios parlamentarios, aunque los 131 candidatos que competían por un escaño pertenecían al partido oficial. La concurrencia en los centros de votación fue tan baja que las autoridades se vieron obligadas a recorrer casa por casa con la urnas a cuestas. Mientras tanto, Niyazov se entretenía con el último de sus delirantes proyectos: construir un palacio de hielo en las afueras de Ashgabat, la capital, a pesar de que las temperaturas en esa tierra desértica pueden alcanzar a los 50 grados.
  • Tadjikistán: es la ex república soviética más inestable. Más del 50% de la población se hunde en la miseria y su escarpado territorio se encuentra desmembrado en feudos locales. Entre 1992 y 1997, fue devastado por una guerra civil que dejó más de 100.000 muertos. En tanto, el presidente Emomali Rakhmonov anunció su intención de seguir en el poder... hasta 2020. En los últimos años, el país se convirtió en una de los pasos principales para el tráfico de heroína desde Afganistán a Europa occidental.
  • Azerbaiján: en 2003, Ilham Aliev sucedió a su padre, Geidar Aliev -quien gobernó con mano de hierro desde 1993-, y marcó la primera dinastía política de la era postsoviética. Las elecciones, según denunciaron los observadores, estuvieron plagadas de intimidación, violencia y censura. Se estima que, para 2007, esta nación de ocho millones de habitantes que limita con el mar Caspio comenzará a percibir unos 7000 millones de dólares anuales en ingresos por la explotación de sus reservas de energía. Qué hará Azerbaiján con esta bonanza es un tema que desvela a varios grupos defensores de derechos humanos.
  • Belarús: su presidente, Alexandre Lukashenko, es llamado el "último dictador de Europa". En el poder desde 1994, obtuvo en un dudoso referéndum de octubre último el derecho a ser reelegido indefinidamente. Es el único país del continente que no ha sido admitido en el Consejo de Europa, y George W. Bush no dudó en incluirlo en un mapa virtual de las tiranías del mundo. Receloso y desconfiado de Occidente, Belarús optó por la integración política y económica con Rusia, y de todas las ex repúblicas soviéticas es la que se encuentra más anclada en el pasado comunista.
  • Moldavia: el pequeño país agrícola, que fue desgajado de Rumania en 1940 y es uno de los más atrasados de Europa del Este, ha pasado -para los observadores internacionales- uno de los exámenes principales de democracia. El hecho de que los comunistas, ganadores de las elecciones de marzo, rompieran lazos con Moscú, le ha dado al régimen de Vladimir Voronin carta de legitimidad ante Occidente. Sin embrago, el Kremlin aún mantiene un contingente de tropas apostadas en la región separatista de Transnistria y el país no ha logrado sacudirse del todo la influencia rusa.

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