Domingo 17 de noviembre de 2013 |
Economía internacional / Reclamos
El mundo critica a Alemania, porque exporta mucho, pero no aumenta sus importaciones
El FMI y la Unión Europea le piden que invierta más y compre productos a países que necesitan mejorar su situación
BERLÍN.-
En las últimas dos semanas Alemania ha pasado de ser el modelo europeo
de finanzas sólidas a convertirse en el centro de las críticas por su
fuerza desproporcionada que se aprovecha, según los críticos, de las
desgracias de otros. Primero Washington, después el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y, por último, esta semana, la misma Unión Europea
criticaron el superávit exportador de la locomotora europea, que vende
cada vez más su productos en el exterior pero no alimenta su consumo
interior y no aumenta, por consecuencia, sus importaciones.
En un
expediente explícito, la Comisión Europea activó esta semana un
mecanismo de alerta por los desequilibrios económicos alemanes. Berlín
se indigna, pero también en Alemania los economistas están divididos.Ya habían llegado las primeras críticas directamente desde la Casa Blanca, la semana pasada, cuando los datos oficiales de la Oficina Federal de Estadística en Alemania (Destatis) no hicieron más que subrayar el problema y alimentar las polémicas. En septiembre las exportaciones alemanas superaron las importaciones por un valor total de 20.400 millones de euros. Este dato marcó un récord, al superar en 600 millones el récord anterior alcanzado en 2008, antes de la crisis financiera.
Gracias al aumento de la demanda, especialmente en países europeos -señalaron los expertos de Destatis-, las exportaciones registraron en septiembre un aumento de 3,6% con respecto al mismo dato del año anterior, por un volumen total de 94.700 millones de euros. Paralelamente, en el mismo mes, cayeron las importaciones a un 0,3% y fueron de un total de 74.300 millones de euros. Mientras Alemania se supera una y otra vez, los países europeos debilitados por la crisis se tienen que endeudar después para pagar sus importaciones. Esto que crea un círculo vicioso considerado preocupante para la estabilidad y dañino, por lo menos a largo plazo, también para la misma Alemania.
Alemania mejoró su competitividad en los últimos diez años con políticas explícitas de reducción de los costes del trabajo y de contención de los salarios. Europa le critica al gobierno de Merkel el hecho de que en época de "vacas gordas" mantenga sus imperativos de austeridad, los mismos que prescribe a los países en crisis. "El problema no es la competitividad alemana, ni sus exportaciones", explicó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. "El problema es que Alemania podría hacer más por el reajuste de la economía europea estimulando su demanda interna", agregó.
En otras palabras, Bruselas pide a Berlín inversiones públicas, la introducción del salario mínimo y otras políticas que empujen el consumo interno. Si 80 millones de alemanes consumen más, países como Italia y Epaña podrían ver dispararse sus exportaciones y quizá levantar la cabeza de su situación actual.
"¿Qué es lo que quieren ellos de nuestras exportaciones?", el diario sensacionalista Bild no se considera un ejemplo de rigor periodístico, pero es imbatible a la hora de interpretar los sentimientos de las tripas de los alemanes en titulares de efecto como éste. Y es que la opinión pública y políticos cercanos al gobierno reaccionaron a las críticas levantando los hombros.
"Es un poco como si al FC Bayern y al Borussia Dortmund se les pidiera que jugaran un fútbol un poco peor para permitir a los clubes más pequeños que se adelanten en la clasificación", con una siempre eficaz comparación futbolística, el eurodiputado socialcristiano alemán Markus Ferber se mofaba esta semana de las críticas que efectuaban desde Bruselas.
Aún así, también en Alemania los economistas tienen opiniones distintas acerca de esta situación. El mismo Consejo de Sabios, el gremio de cinco expertos que asesora tradicionalmente al gobierno alemán, se fracturó acerca de la cuestión. "Las críticas están fundadas", reconoció el jueves Peter Bofinger, "es éste un evidente problema para la economía mundial".
Llamado a invertir
Según comenta Boefinger, es sumamente imperioso y urgente que Alemania estimule la economía y la demanda interior con inversiones. Un solo dato apoya su conclusión: actualmente Berlín invierte menos que el promedio de los países europeos.Volker Wienland, economista del mismo gremio, no estuvo de acuerdo. Considera que la situación actual es un resultado de los mercados y, por lo tanto, él no observa la necesidad de "intervenir de manera directa".
Es evidente, según Wienland, que Alemania produce ahora bienes que se requieren en todo el mundo.
A partir de esta semana, la Comisión Europea estudiará si los desequilibrios son perjudiciales para la eurozona. Si es así, la próxima primavera hará una serie de recomendaciones a Berlín para corregir los problemas.
En Alemania esto podría ser causa de enorme polémicas. La Bundesverban der Deutsche Industrie (BDI), la patronal alemana, reaccionó con incredulidad y escribió en un comunicado: "También los otros países europeos sacan ventaja de la fuerza exportadora alemana"..
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