Dirio "La Nación". Buenos Aires, Lunes, 28 de octubre de 2013
Obama ordenó espiar a Angela Merkel en 2010: "Quiero saber quién es esta mujer"
Lo aseguran documentos internos de la NSA
publicados por el diario alemán Bild. La "pinchadura" venía de tiempos
de Bush. En esa fecha aceptó un nuevo celular, encriptado.
¿Aliados? Obama y Merkel el pasado 19 de junio en Berlín. Las revelaciones han abierto una grieta entre países amigos.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama,
aprobó explícitamente el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional
(NSA) a la canciller alemana, Angela Merkel, en 2010, según el diario
germano Bild, que cita a una fuente de la inteligencia estadounidense.
Durante la semana, ante el enojo de Merkel y su gobierno, la Casa Blanca
hizo saber que Obama no estaba al tanto de las pinchaduras cometidas
contra Merkel desde el año 2002 hasta junio pasado, cuando la
inteligencia alemana le cambió el viejo celular por uno encriptado.
"Obama no detuvo las acciones en aquel momento, las
dejó seguir", afirma una fuente citada por el periódico alemán. La Casa
Blanca incluso encargó un exhaustivo informe sobre Merkel. El presidente
estadounidense no confiaba en la canciller alemana y encomendó a la NSA
averiguar "quién es exactamente esta mujer". Tras la publicación de las
primeras informaciones sobre el espionaje a Merkel, Obama aseguró a la
canciller en una conversación telefónica que él no sabía que la NSA
estaba espiándola.
Sin embargo, según Bild, el director de la NSA, Keith
Alexander, informó personalmente a Obama en 2010 de la operación de
vigilancia e interceptación de comunicaciones iniciado a la canciller.
Fruto de este espionaje, la NSA accedió a los mensajes de texto que
Merkel envió con su anterior teléfono celular y a las conversaciones
telefónicas que mantuvo. No pudo acceder, en cambio, a las
comunicaciones que realizó desde la línea segura de la Cancillería. Por
recomendación de los servicios de inteligencia, Merkel cambió en junio
pasado su viejo celular personal, que estaba pinchado, por un Black
Berry al que los agentes alemanes agregaron un costoso chip de
encriptado.
El hecho es que según Bild los resultados de esas
operaciones de espionaje, a diferencia del modus operandi habitual, eran
enviados directamente a la Casa Blanca, en lugar de al cuartel de la
NSA, la base militar de Fort Meade en el estado de Maryland. Los envíos
se realizaban desde el cuarto piso de la embajada de Estados Unidos en
Berlín, ubicado en la Puerta de Brandenburgo, donde el personal de la
NSA grababa el contenido de las conversaciones y los mensajes de texto
de Merkel.
Según revela por su lado el semanario alemán Der
Spiegel, el gobierno de Estados Unidos tenía dos equipos de espionaje en
Alemania con miembros de la CIA y la NSA: uno en Frankfurt y un segundo
en Berlín, donde había destinados hasta 18 agentes de la NSA, según
documentos de esta agencia. La NSA desmintió la información del Bild.
Keith Alexander no habló en 2010 con Obama sobre el tema "ni analizó
nunca estas supuestas operaciones que afectan a la canciller alemana
Merkel", dijo la portavoz de la NSA, Vanee Vines. "Las informaciones que
indican lo contrario no son ciertas". La Casa Blanca no quisó comentar
el informe. La portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Caitlin
Hayden, dijo ante la pregunta: "Ya dejamos en claro que Estados Unidos
recoge el mismo tipo de informaciones de sus servicios secretos en el
exterior que el que recogen otras naciones". Una manera de decir que
todos hacen lo mismo.
Schroeder, también. Al igual que
Merkel, su antecesor, el socialdemócrata Gerhard Schroeder, también fue
espiado por la NSA cuando George W. Bush era inquilino de la Casa
Blanca. En su caso querían saber "dónde están los alemanes" y si "se
puede confiar en Schroeder", según Bild. El ex canciller socialdemócrata
fue una de las voces más críticas con Bush por la invasión de Irak en
2003 y entabló estrechas relaciones con el presidente de Rusia, Vladimir
Putin. De hecho, apenas dejó el poder Schroeder se transformó en un
"empleado" de Putin al recibir la presidencia de un consorcio ruso
encargado del tendido de un gasoducto entre Rusia y Alemania. Esto causó
suspicacias también en Alemania.
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