POLÍTICA EXTERIOR DE NIXON Y AMÉRIC LATINA
Alfredo Bruno Bologna
Revista de Derecho Internacional y Ciencias Diplomáticas. Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Instituto de Relaciones Internacionales. "Mario Antelo" Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 1972. Año XXI. Nº 41/42. Págins.12 a 41
Revista de Derecho Internacional y Ciencias Diplomáticas. Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Instituto de Relaciones Internacionales. "Mario Antelo" Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 1972. Año XXI. Nº 41/42. Págins.12 a 41
SUMARIO: 1. Sistema
de relaciones entre los Estados Unidos y América Latina. 2. Objetivos
perseguidos por los Estados Unidos. 3. Objetivos perseguidos por América
Latina. 4. Conclusiones.
1. SISTEMA DE RELACIONES ENTRE LOS ESTADOS UNIDOS Y
AMERICA LATINA
Sin pretender analizar el sistema de relaciones
entre los Estados Unidos y América Latina desde sus orígenes, lo que es dable
observar es que desde la Doctrina Monroe hasta la Alianza para el Progreso,
todas las acciones que han afectado las relaciones interamericanas han sido
decididas unilateralmente por Estados Unidos[1].
Considerando las últimas etapas del
sistema se puede decir que los hechos que han definido obligaciones y programas
de acción, como la Declaración de los Pueblos de América, la Carta de Punta del
Este, el Acta Económica y Social de Río de Janeiro y la Declaración de los
Presidentes de América no han tenido hasta ahora (1969) adecuado cumplimiento y
atención[2].
Lo que deseamos remarcar en este
estudio es que a partir de 1969 se observan pautas distintas en el sistema que
pasamos a analizar y que en cierta manera configuran un cambio del sistema
interamericano.
2.
OBJETIVOS PERSEGUIDOS POR LOS ESTADOS UNIDOS
La relación entre Estados Unidos y América Latina no
logró hasta el presente resultados satisfactorios. Sin embargo las ilusiones de
América Latina vuelven a resurgir cada vez que se observa un cambio en la
política exterior del país del Norte. Se examinarán en esta parte cuales son
los objetivos perseguidos por los Estados Unidos en sus relaciones con América
Latina a partir de 1969.
2. 1. Plataforma electoral del Partido Republicano
Un primer paso en el estudio del
tema es el observar los postulados de la plataforma electoral del Partido
Republicano de Nixon en las elecciones de 1968, y los pensamientos del
candidato con respecto a América Latina[3].
Nixon critica la política seguida
por los Estados Unidos de América hasta 1968.
Con respecto a la Alianza para el
Progreso dijo que se está hundiendo, refiriéndose al Programa de Acción
elaborado en la Reunión de Jefes de Estados en Punta del Este de 1967 señala
que no ha conducido a acción alguna.
Lo que se necesita en un Programa de Acción de
dimensiones realistas, para atacar los problemas de América Latina sin la
demora de los dogmas y las perogrulladas ideológicas. Antes de que sea
demasiado tarde –dice Nixon- y de que la desilusión se apodere de América
Latina a causa de los esquemas grandiosos y poco realistas que emanan de
Washington, debemos revisar totalmente la Alianza. La falta de progreso de la
Alianza jamás deberá llevar a nuestro país a la resignación.
Debemos esforzarnos más
conscientemente por “latinizar” nuestras acciones en América Latina. Esto no
solo servirá a los latinoamericanos como una motivación positiva para que se
ayuden a sí mismos, sino que abrirá el camino para que Estados Unidos desempeñe
un papel más constructivo en el área como un simple asociado.
Debemos enfatizar el comercio, en
lugar de la ayuda. Entre las proposiciones que deben considerarse seriamente se
encuentran las siguientes, según Nixon: un nuevo fondo interamericano destinado
a facilitar la estabilización de los precios de las exportaciones latinoamericanas;
la ayuda financiera especial a los países que deben soportar pesadas cargas de
intereses sobre sus deudas; y un sistema de preferencias arancelarias para las
exportaciones latinoamericanas.
Sorprende a Cochrane en vista del
énfasis que dio Nixon al papel que el capital privado puede desempeñar en la
solución de varios problemas domésticos de los Estados Unidos, particularmente
los urbanos, que no haya examinado el papel del capital privado en la promoción
del desarrollo económico de América Latina, con la sola excepción de una
referencia al sistema de libre empresa, sumamente vaga[4].
2. 2. El Presidente Nixon recibe al Secretario
General de la O. E. A.
El día después de asumir la Presidencia de los
Estados Unidos de América, el 21 de enero de 1969, Richard Nixon recibe al
Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, Galo Plaza
Lazo.
Según el propio Presidente Nixon,
Galo Plaza fue el primer funcionario internacional con quien quiso tratar el
mismo día que inició su mandato como prueba de gran interés que siente por
América Latina[5].
En esta entrevista, Nixon expresó al
Secretario General de la O. E. A. que estaba interesado en conocer los puntos
de vista latinoamericanos antes de formular una política hemisférica. En la
misma ocasión le expresó a Galo Plaza que enviaría una Misión a América Latina
encabezada por el Gobernador del Estado de Nueva York, Nelson Rockefeller.
En una reunión informal del
Secretario General Galo Plaza con los embajadores latinoamericanos acreditados en
la O. E. A. les expresó el deseo de la nueva administración republicana para
obtener una visión actual de Latinoamérica. Nada se dijo sobre el procedimiento
a seguir, pero el representante de Chile sugirió que fuera la C. E. C. L. A.
(Comisión Especial de Coordinación Latinoamericana). Posteriormente Brasil
propuso oficialmente que fuera la C. E. C. L. A. la encargada de examinar las
relaciones entre América Latina y Estados Unidos.
Según Tomasini los hechos ocurridos
parecían indicar dos cosas: Primero, la misión Rockefeller y la reunión de la
CECLA fueron vistas inicialmente como dos vías diferentes para lograr los
mismos objetivos, la primera auspiciada por los Estados Unidos y la segunda por
los Estados latinoamericanos. En segundo lugar y desde el comienzo, el
Secretario General de la O. E. A. parecía haber otorgado mayor importancia a la
misión Rockefeller que a la reunión propuesta por los países latinoamericanos.
Los hechos posteriores demostraron el error del Sr. Plaza y con él también la
O. E. A. había tomado un camino equivocado[6].
2.
3. Misión Rockefeller
El
Gobernador del Estado de Nueva York, Nelson A. Rockefeller realizó una gira por
América Latina entre el 11 de mayo y el 6 de junio de 1969. Recorrió 20 países
en cuatro etapas y su misión era preguntar, escuchar y aprender, con el objeto
de presentar un informe al Presidente Nixon que lo había mandado para tal fin.
La
persona de Rockefeller está ligada al grupo del mismo nombre que controla desde
1922 distintas empresas en América Latina, desde petróleo, química, bancos,
seguros, hasta productos alimenticios. Era indudable entonces que su presencia
no podía ser bien vista. Su viaje resultó accidentado en cuanto a
manifestaciones callejeras de repudio, incendios de locales pertenecientes al grupo
Rockefeller y tres países no pudieron ser visitados (Perú, Chile y Venezuela).
El
informe fue presentado al Presidente Nixon el 30 de agosto de 1969 y se conoció
públicamente el 10 de noviembre de 1969 bajo el título de “La calidad de la
vida en las Américas”. El documento original consta de 136 páginas y contiene
80 recomendaciones.
Analizando
el informe desde el punto de vista formal y siguiendo a Sepúlveda, podemos
decir:
1.
Que las manifestaciones que se produjeron y los países que no pudieron ser
visitados por temor a ellas, han causado un impacto psicológico.
2.
Que la entrevista a 3.000 líderes latinoamericanos puede criticarse como dudosa
técnica.
3.
Que el apresuramiento en visitar a países por algunas horas no puede dar idea
cabal de los objetivos que se buscan.
4.
Que de los 33 consejeros que acompañaban a Rockefeller, algunos conocían el
problema latinoamericano por primera vez, por lo que puede decirse que era una
comitiva poco representativa.
5.
Que las fórmulas poéticas distorsionan lo técnico y hace que se pueda calificar
el informe como difuso[7].
Desde
el punto de vista político el meollo del informe es según Sepúlveda, el interés
nacional de los Estados Unidos. Para Rockefeller se entiende por interés
nacional: “Así como las otras repúblicas americanas dependen de Estados Unidos
para sus requerimientos de bienes de capital, así los Estados Unidos dependen
de ellos para promover un vasto mercado para nuestros productos manufacturados”[8].
Con
referencia a la seguridad, el informe Rockefeller propone la creación del
Consejo de Seguridad del Hemisferio Occidental, compuesto por civiles para
enfrentarse a la subversión y el cambio violento. Estados Unidos debe proveer
de armas modernas a los militares de los países latinoamericanos, para aplastar
así cualquier amenaza al orden establecido[9].
Ojeda
Gómez se pregunta qué es lo que ha motivado a Rockefeller para recomendar
abiertamente el militarismo latinoamericano. Tal vez cree que los movimientos
castrenses sean un mal menor frente a los grupos radicales de izquierda[10].
Desde
el punto de vista económico dice Szekel que el Informe Rockefeller es
indiferente a la necesidad de reformas económicas y también en materia de
cooperación comercial[11].
Para
Rockefeller las concesiones económicas no tienen un valor en sí mismas sino que
resultan ser un instrumento político con relación al problema de la seguridad
continental.
El
informe le da importancia a las inversiones privadas y con respecto a la O. E.
A. afirma que es una organización efectiva y le da el carácter de fuerza
constructiva.
Nixon
al referirse al Informe Rockefeller en el discurso del 31 de octubre de 1969,
que veremos en el punto siguiente, dijo: que Rockefeller escuchó sensiblemente
las voces de nuestros vecinos e incorporó sus pensamientos en una serie de
previsoras propuestas.
Nosotros
coincidimos con Sepúlveda de que el Informe Rockefeller no puede tomarse en
serio. No aporta nada constructivo ni nada nuevo para buena coexistencia en el
hemisferio, ni induce a conductas originales y novedosas que puedan mejorar y
hacer más apetecible la política de Estados Unidos hacia América Latina. No
suprime las actitudes tutelares[12].
Con
respecto al sistema de relaciones entre los Estados Unidos y América Latina
este Informe no aporta ningún cambio de rumbo o estrategia.
2.
4. Discurso de Nixon sobre la política hemisférica
La
política de Nixon hacia América Latina tuvo su primera expresión en el discurso
que pronunciara en la XXV Asamblea Anual de la Sociedad Interamericana de Prensa
(S. I. P.) el 31 de octubre de 1969.
Haciendo
referencia a la Operación Panamericana y a la Alianza para el Progreso dijo que
esos principios aún son guías para el Ejecutivo norteamericano pero que desde
ahora el objetivo para el decenio de 1970 deberá ser una década de acción para
el progreso de América.
El
discurso del Presidente Nixon ante la S. I. P. ofrece significativos aspectos
del pensamiento de la administración republicana con respecto a América Latina,
reconociendo errores y delimitando capacidades.
Dentro
del discurso un primer aspecto que nos interesa destacar y que parecía revelar
un cambio de rumbo de la política norteamericana era la de dejar a los Estados
Latinoamericanos la libertad de tomar sus propias decisiones en lo concerniente
a la política interna.
Al
respecto dijo Nixon: “Por muchos años se ha debatido enérgicamente, tanto en
los Estados Unidos como en otros países, cual debería ser nuestra actitud hacia
las distintas formas de gobierno existentes dentro del sistema interamericano.
Permitidme resumir mi propio punto de vista. Primero. Mi propio país se rige
por un sistema democrático que ha preservado su forma durante casi dos siglos,
nos enorgullecemos de nuestro sistema. Somos celosos de nuestras libertades.
Abrigamos la esperanza de con el tiempo la mayoría de los pueblos del mundo y
quizás aún todos, compartan lo que consideramos ser las bendiciones de una
genuina democracia. Estamos conscientes de que hoy en día la mayoría de los
pueblos, no disfrutan de estas bendiciones. Pecaría de falta de honestidad si
no expresara mi preocupación por los ejemplos de libertad restringida, de
justicia denegada, de derechos infringidos. No obstante reconocemos que en
América Latina operan fuerzas enormes, a veces explosivas, en búsqueda de
cambio. Estas crean inestabilidad y provocan cambios de gobierno. A nivel
diplomático, tenemos que tratar en forma realista con los gobiernos del sistema
interamericano, tales como son. Tenemos, claro está, una preferencia por
procedimientos democráticos y abrigamos la esperanza de que cada gobierno
ayudará a su pueblo a progresar, hacia una vida mejor, más plena y más libre”.
Este
primer análisis del discurso será comentado en la evaluación que realizaremos
de los objetivos perseguidos por los Estados Unidos.
Un
segundo aspecto del discurso es el referido a que la política de Estados Unidos
acentuará el comercio más que la ayuda a América Latina, criterio que ya había
sustentado Nixon en la campaña electoral. Al respecto Nixon dijo: “Uno de los
sectores donde más urge una nueva política es el comercial. Para poder
financiar sus necesidades de importación y para lograr un crecimiento económico
auto sostenido, las naciones latinoamericanas tienen que aumentar sus
exportaciones. Hoy en día la mayoría de las exportaciones latinoamericanas son
de materia prima y productos alimenticios. Estamos tratando de ayudar a los
demás países del hemisferio a estabilizar los ingresos provenientes de esas
exportaciones y, con el tiempo a incrementarlos”.
Este
segundo aspecto de discurso también será evaluado en la parte de objetivos
perseguidos por los Estados Unidos.
Un
tercer análisis del discurso de Nixon es el referido a la consulta previa,
antes de tomar medidas que afecten las relaciones interamericanas. Al respecto
dijo Nixon: “A menudo la política comercial de Estados Unidos causa un fuerte
impacto sobre nuestros vecinos. No es más justo que, en las relaciones más
equilibradas que buscamos, se efectúen consultas plenas dentro de la familia
hemisférica antes, y no después, de que se tomen decisiones que afectan a sus
miembros”[13].
Este
último aspecto analizado quedó completamente desvirtuado cuando unilateralmente
el Presidente Nixon anunció en los Estados Unidos el 15 de agosto de 1971 tres
medidas que afectaban directamente a los países latinoamericanos.
1.
Suspensión de la convertibilidad del dólar en oro;
2.
La imposición de un recargo del 10% a las importaciones;
3.
La reducción del financiamiento externo también en un 10%;
2.
5. Memorándum Plank
El
1º de marzo de 1971 el Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign
Relation) invitó en una de sus periódicas reuniones al Prof. John Plank. Este
se refirió en esta oportunidad al tema “La seguridad del hemisferio
occidental”.
John
Plank es profesor de la Fletcher School of Law de Harvard y Northwestern,
profesor de ciencia política de la Universidad de Connecticut, hasta 1967
miembro del equipo estable de la Brookings Institution, perteneció al equipo de
asesores del Presidente Kennedy y trabajó en la formulación del programa de la
Alianza para el Progreso. Con respecto a el Council on Foreign Relation podemos decir que es una institución privada,
que aunque trata de ejercer influencia sobre la política exterior
estadounidense y aunque edita la importante revista Foreign Affairs, no
refleja necesariamente la opinión o la posición de la Casa Blanca o del
Departamento de Estado[14].
El
texto del discurso a pesar de ser secreto trascendió públicamente a través del
corresponsal de la Associated Press en Washington, Ary Moleon, seis meses
después.
Si
bien los aspectos que sobresalen del memorándum son de carácter estratégico, no
debemos olvidar la íntima conexión que han tenido esas motivaciones con las de
orden económico y político en las relaciones entre Estados Unidos y América
Latina.
Los
párrafos que deseamos destacar en este trabajo son los siguientes[15]:
“Un
predecesor del Dr. Kissinger en el mismo cargo había preguntado en un examen –
¿Si todos los latinoamericanos se hundieran entre las aguas del mar, cuál sería
el efecto sobre los intereses de la seguridad norteamericana? Si la información
es exacta, solo puedo adivinar la respuesta que ese hombre, su predecesor,
anticipaba y prefería; que el estudiante parpadeara con asombro ante la
pregunta, parpadeara luego seriamente acerca de sus implicaciones y escribiera
algo equivalente a “Muy poco”. Creo que el Dr. Kissinger ha alcanzado también
esa conclusión”.
Un
segundo aspecto de este memorándum es el referido a las inversiones
estadounidenses en América Latina. Al respecto Plank dijo: “Los 13.000 millones
de dólares de inversiones privadas en América Latina no constituyen una masa
particularmente grande, considerada no solo en relación con nuestras
inversiones en otros lugares, que alcanzan a 59.000 millones, sino también a lo
que el Presidente recientemente nos expresó acerca de una economía de 1.000.000
de millones de dólares”.
Un
tercer aspecto que deseamos destacar es desde el punto de vista estratégico.
Dice el Memorándum: “Al Dr. Kissinger se le asigna, públicamente, la convicción
de que el mundo es hoy militarmente bipolar y políticamente multipolar. Pienso
que en su pensamiento, esos serios desafíos estratégicos hacia Estados Unidos
tienen que emanar directa o indirectamente de la Unión Soviética, no de algún
país latinoamericano… América Latina en último análisis, no es de importancia
estratégica, política, económica, ideológica o vital para Estados Unidos.
América Latina puede valer una misa, pero no vale un masivo cometido de
recursos económicos, de energía política o de atención militar. Por sus propios
medios, América Latina no puede ir a ninguna parte –es un lugar
estratégicamente solitario-, y si comienza a ir hacia algún lugar con la cuerda
conductora de algún otro poder (URSS) entonces Estados Unidos tratará con ese
otro gran poder, no con América Latina”.
De
acuerdo al ex canciller Carlos A. Florit teóricamente el Memorándum no es una
novedad. Sus afirmaciones se encuentran en todas las publicaciones estratégicas
norteamericanas de los últimos tiempos… Estados Unidos, con mayor o menor
acierto, con mayor o menor adecuación a los procesos globales, ha defendido
siempre sus intereses concretos[16].
El
ex canciller Zavala Ortiz dijo refiriéndose al documento: “Si fuera realmente
esa la importancia que Estados Unidos nos da, sería una suerte para América
Latina que podría manejar en adelante más libremente su destino,
permanentemente interferido por las fuerzas de aquél gran país del norte. Sin
embargo se equivocaría Estados Unidos si creen que porque hiciera la
distribución de influencias con Rusia, con China o con quien sea, tiene
resuelto para ellos el problema de América Latina. El conflicto no se va a dar
como una lucha de Rusia o China con Estados Unidos por la influencia en América
Latina, sino como una lucha de América Latina para liberarse de todos los
imperialismos allí”[17].
El
Memorándum Plank no era más que otra manifestación de una fuerte corriente de
opinión de los Estados Unidos que desde el punto de vista económico-financiero
se puede resumir en las palabras del Secretario del Tesoro, John B. Connally
cuando dijo: “Estados Unidos no debe preocuparse por América Latina ya que no
tenemos amigos allí”[18].
2.
6. Nueva política económica de Estados Unidos
En
el discurso pronunciado por el Presidente de los Estados Unidos Richard Nixon,
el 15 de agosto de 1971, se refirió a temas económicos que afectan a Estados
Unidos y al mismo tiempo propuso medidas para solucionar la crisis económica de
ese país y que perjudican a los países subdesarrollados.
Desde
el punto de vista latinoamericano los tres aspectos que afectan sus relaciones
con los Estados Unidos, anunciados por el Presidente Nixon son:
1.
La suspensión de la convertibilidad del dólar en oro;
2.
La imposición de un recargo del 10% a las importaciones;
3.
La reducción del financiamiento externo en un 10%.
Debemos
decir que a fines de 1971 se dejó sin efecto el recargo del 10% a las
importaciones.
Las
medidas económicas anunciadas por el Presidente Nixon fueron debatidas y
criticadas por distintos foros latinoamericanos. Es por ello que no
realizaremos los comentarios correspondientes en esta parte del trabajo sino
que nos remitiremos en este aspecto a los objetivos perseguidos por América
Latina.
2.
7. Misión Rogers
Una
de las características de la administración Nixon ha sido el envío de
funcionarios para detectar los problemas latinoamericanos.
Los
antecedentes de este criterio se remontan a 1958 cuando el entonces
vicepresidente Nixon recorrió varios países latinoamericanos. En 1967 Nixon
volvió a América Latina en una visita de carácter privado recorriendo
Argentina, Brasil, Chile, México y Perú. Siendo ya presidente de los Estados
Unidos solamente ha realizado dos visitas a México, pero en ésta anunciando un
próximo viaje a toda América Latina.
Las
misiones más importantes enviadas por Nixon fueron:
1.
La del Gobernador del Estado de Nueva York, Nelson Rockefeller y;
2. La de William Rogers en 1973.
Antes
de realizar su viaje por América Latina el Secretario de Estado, William Rogers
dijo al Congreso de los Estados Unidos: para conseguir el desarrollo económico
latinoamericano no puede fiarse solamente de los préstamos de origen
norteamericano sino de otros muchos factores, entre ellos, el pago de las
deudas y el control de la natalidad[19].
El
viaje de Rogers se realizó entre el 12 y el 28 de mayo de 1973 y visitó los
siguientes países: México, Nicaragua, Venezuela, Perú, Colombia, Brasil,
Argentina y Jamaica.
Podríamos
resumir la estrategia de los Estados Unidos con respecto a América Latina en
los siete puntos delineados por Rogers en Bogotá el 18 de mayo de 1973[20]:
1.
“Nuestra política está basada en el respeto a la soberanía e independencia de
cada nación de América Latina”. En este sentido, Rogers negó resueltamente que
Estados Unidos buscara dividir y conquistar la región.
2.
“Es nuestra política hacer que nuestras relaciones con cada nación de América
Latina sean tan iguales como pueden ser entre amigos”. Al hablar sobre este
punto Rogers expresó que “hoy en día las naciones de este hemisferio tienen
confianza en sí mismas, fortaleza y creciente sentimiento de nacionalismo. Y
así –agregó Rogers- de acuerdo con la realidad del mundo actual, se puede decir
que el paternalismo del pasado ha sido reemplazado por el nacionalismo y un
creciente sentimiento de fraternalismo. Estados Unidos apoya fuertemente este
cambio”.
3.
“Es nuestra política alentar la cooperación regional. La individualidad o el
nacionalismo, si se quiere, no contradicen eso”. Rogers elogió esfuerzos
regionales tales como el Pacto Andino, el Mercado Común Centroamericano y la
Asociación de Libre Comercio del Caribe.
4.
“Será nuestra política resolver las diferencias que existen entre nosotros por
medio de la mutua buena voluntad”.
5.
“Será nuestra política elaborar con las naciones de América Latina amplias
políticas económicas que hagan posible dar una mejor vida a sus ciudadanos”.
Rogers prometió que Washington continuará prestando apoyo sustancial a los
esfuerzos de desarrollo económico y social de América Latina. Se refirió en
este punto al asunto de las inversiones extranjeras. Y cada país tiene el
derecho soberano de determinar las reglas bajo las cuales operarán tales
inversiones”.
6.
“Es nuestra política fortalecer la Organización de los Estados Americanos
(OEA)”. Propuso reforzar el mecanismo regional para resolver en forma pacífica
las disputas, y sugirió que deberá estudiarse el papel que Europa Occidental y
el Japón puedan desempeñar en el hemisferio en forma útil”.
7.
“Es nuestra política alentar el creciente liderazgo hemisférico en la tarea de
lograr un mundo más pacífico y cooperativo”. Se refirió específicamente a la
participación de América Latina en asuntos como la reforma del sistema
monetario internacional, el derecho del mar, la batalla contra el terrorismo y
la eliminación del tráfico ilícito internacional de drogas.
El
diario “Le Monde” dedica un artículo a la misión con este título “Viaje
superfluo de Rogers a América Latina” y nosotros agregamos que el posterior
desplazamiento de Rogers por Kissinger en el Departamento de Estado hace prever
el esfuerzo inútil del viaje[21].
2.
8. Evaluación de los objetivos perseguidos por Estados Unidos
2. 8. 1. Sistema de gobierno
El
discurso del Presidente Nixon del 31 de octubre de 1969, hacía prever un cambio
de rumbo de la política exterior norteamericana cuando decía: “A nivel
diplomático tenemos que tratar en forma realista con los gobiernos del sistema
interamericano tales como son”.
Si
bien es indudable que a partir de 1969 los Estados Unidos abandonan la posición
abiertamente intervencionista que caracterizó el período anterior, sin embargo
se realizaron intervenciones disfrazadas en distintos países para derrocar a
los gobiernos que no comulgaban con “las bendiciones de una genuina democracia”
como expresara Nixon en el mencionado discurso.
2.
8. 2. Consulta previa
En
el mismo discurso Nixon decía que Estados Unidos iba a “efectuar consultas
plenas dentro de la familia hemisférica y no después de que se tomen las
decisiones que afecten a los miembros”.
Este
principio también quedó desvirtuado cuando el mismo Presidente Nixon anunció
unilateralmente el 15 de agosto de 1971 la suspensión de la convertibilidad del
dólar en oro, la imposición de un recargo externo en un 10% a las importaciones
y la reducción del financiamiento externo también en un 10%.
2. 8. 3. Enfatizar el comercio en lugar de la ayuda
Este
principio expresado por Nixon durante su campaña electoral de 1968 se confirma
luego en el discurso que pronunciara el 31 de octubre de 1969. Este enunciado
altera fundamentalmente las relaciones hemisféricas con grave perjuicio para
los países latinoamericanos.
No
puede colocarse en términos de alternativa el esquema comercio-ayuda. El
fomento del comercio de los países latinoamericanos no representa un gran
beneficio por tres motivos:
1.
Deterioro de los términos del intercambio;
2.
Falta de equidad en los precios de los productos primarios y;
3.
En la natural disminución de las ventas que caracteriza a los países subdesarrollados.
Con
respecto a la ayuda debemos decir que todos los programas como la Alianza para
el Progreso e Instituciones Financieras Internacionales han otorgado créditos
destinados a viviendas, hospitales, escuelas, redes de agua, cloacas, agro, ganadería.
No otorgando créditos a la estructuración de una estructura de base. Una
excepción dentro de ese esquema sería Brasil que por el número de créditos
otorgados y el destino fundamental hacia las industrias de base, la convierten
en un privilegio motivado por razones de orden geopolítico.
Para
terminar debemos decir que no puede colocarse en términos de alternativa la
disyuntiva comercio-ayuda, sino en términos de complementación como
naturalmente se debe dar.
2. 8. 4. Del multilateralismo al bilateralismo
La
actual política norteamericana hacia América Latina desde 1969 se la denomina
de bajo perfil, perfil atenuado o presencia discreta.
En
realidad, lo sucedido es más explicito y sencillo. Se trata de que Estados
Unidos enterró fundamentalmente la mayoría de los elementos multinacionales que
había en su política hacia nuestra región –y que tanto destacaban en el
enunciado de la Alianza para el Progreso- y se replegó a un bilateralismo cada
vez más acusado. No ha sido discreta su presencia –por el contrario, a veces ha
resultado la suya una presencia demasiado activa- ni bajo su perfil, sobre todo
cuando ha tocado a represalias económicas o políticas[22].
Esto
ha sido confirmado en la reciente visita del Secretario de Estado William
Rogers. Haciendo referencia a ello, en la ceremonia de toma de posesión del
nuevo Secretario Adjunto para los Asuntos Interamericanos, Jack Kubich, Rogers
habló ante los embajadores latinoamericanos, señalando que la impresión más
significativa de su viaje, fue el creciente sentido nacionalista de cada país[23].
Para
algunos analistas, la misión Rogers fue una importante pieza en el desarrollo
de la política de Low Profile (Presencia Discreta) postulada por la
administración Nixon. Dicha política se caracteriza por cubrir los aspectos
externos de la dependencia de un “lenguaje moderado y realista”, en donde las
relaciones de dependencia se disfrazan de un “trato íntimo y maduro entre
iguales”; se reconoce un nacionalismo formal en el que las empresas
transnacionales norteamericanas, por medio de sus filiales, ocultan el carácter
real, global del fenómeno económico, y en donde a las nuevas formas del control
hegemónico se le denomina “fin del paternalismo”. Según estos analistas, a esta
adecuación de dependencia, corresponde también una política diferenciada de
trato concreto por países y regiones que permita mantener las posiciones
económicas-políticas; de ahí que frente a las exigencias latinoamericanas de un
trato justo, para lo cual se organizan multilateralmente, Estados Unidos
postule 23 políticas distintas en tres grandes direcciones:
-
Fortalecer a los regímenes que dan mayores seguridades y mejores condiciones de
funcionamiento a la inversión, y que en conjunto pueden garantizar el control
de la región, para lo cual se transfieren funciones del centro a las subsedes;
tal es el caso concreto de Brasil, Colombia, Guatemala, etc.
-
Negociar concretamente con países que, ubicados en la órbita de gravitación del
poder, manifiestan contradicciones con el centro en proceso de crecimiento
económico: Argentina, Ecuador, México, Venezuela.
-
Aislar a los que emprenden políticas de desarrollo que afectan las inversiones
extranjeras y limitan el poder hegemónico: Cuba, Chile (antes de 1973), Panamá,
Perú.
Estas
tres direcciones combinables son vistas como el fondo de la fórmula “23
políticas” planeada en el discurso de Bogotá[24].
Esto
se confirma aún más con estas palabras de Rogers: “Tratamos bilateralmente con
cada nación del continente, por la realidad misma de este; Latinoamérica no es
homogénea. Latinoamérica consta de 23 naciones independientes, diferentes y
orgullosas. Nosotros respetamos esa diversidad”[25].
Esta
ultima parte de la frase de Rogers ya ha sido examinada en la parte de sistema
de gobierno, cuando dijimos que el respeto no es tal.
Esta
evaluación será comparada con la evaluación de los objetivos perseguidos por
América Latina en las conclusiones finales del trabajo.
3. OBJETIVOS PERSEGUIDOS POR
AMERICA LATINA
A
partir de 1969, observa Roper, que Estados Unidos abandona la posición
abiertamente intervencionista que caracterizó el período Kennedy-Johnson. Cuba
estuvo archivada en un limbo adecuado. No existían grandes desacuerdos en la
Organización de los Estados Americanos[26].
3.
1. Golpe militar peruano
El
3 de octubre de 1968 se produce en Perú un Golpe Militar y que de acuerdo a
Roper significa el rompimiento definitivo del ritmo de los acontecimientos[27].
El
9 de octubre de ese año el Gobierno Militar peruano procedió a expropiar el
Complejo de Talara donde la Internacional Petroleum Company explotaba y
refinaba el petróleo peruano. La Internacional Petroleum Company a través de la
International Toronto Company es subsidiaria de la Standard Oil de Nueva
Jersey.
Este
acto trajo como consecuencia una reacción en cadena en distintos países
latinoamericanos siguiendo el ejemplo peruano. Algunos de esos gobiernos han
permanecido en el poder, pero otros han sido destituidos.
Sin
entrar a considerar el complejo proceso peruano sobre el cual existe una
excelente bibliografía[28]
podemos decir con Roper que los peruanos demostraron que una nueva política
exterior independiente de las instrucciones o recomendaciones de Washington era
posible sin que el mundo se derrumbara[29].
3.
2. Consenso de Viña del Mar
En
una reunión privada del Consejo Permanente de la Organización de los Estados
Americanos, el 3 de febrero de 1969, el representante de Brasil propuso una
reunión extraordinaria de la Comisión Especial de Coordinación Latinoamericana
(CECLA), para estudiar la forma de aprovechar el interés del Presidente Nixon
por los problemas latinoamericanos, como lo demostrara en la entrevista con el
Secretario General de la O. E. A. , Galo Plaza.
El
objetivo de la reunión era un diálogo provechoso y realista con los Estados
Unidos.
La
reunión de la CECLA se realizó en Viña del Mar, Chile, entre los días 15, 16 y
17 de mayo de 1969.
En
la reunión de la C.E.C.L.A. se elabora el Consenso de Viña del Mar. Suárez
examina cuales pueden ser las alternativas de esta reunión y cita:
1.
Útil mecanismo psicológico de compensación ante el poderoso vecino y
supuestamente olvidadizo socio al cual se le pediría mansa y plañideramente que
recuerde su promesa de ayudarnos;
2.
Un simple medio de desahogar en gestos y posturas pseudoamenazantes la rabia de
la impotencia;
3.
Una cortina de humo destinada a cubrir la ineptitud o la insinceridad de los
gobiernos latinoamericanos ante el problema del subdesarrollo económico y
social de la región;
4.
Un esfuerzo serio para enderezar las cosas y celebrar un arreglo más equitativo
y realista con los Estados Unidos[30].
El
11 de julio de 1969 el canciller chileno Gabriel Valdés, es el encargado de
entregar el Consenso de Viña del Mar al Presidente de los Estados Unidos, en
presencia de todos los embajadores latinoamericanos. Del discurso de Valdés
extraemos: “Nunca vuestro país se encontró con América Latina unida y con
definiciones propias”… “Es creencia generalizada que Estados Unidos está
contribuyendo al desarrollo de América Latina. Podemos afirmar que es América
Latina la que ayuda a los Estados Unidos. Los montos que se retiran de América
Latina son varias veces superiores a los que se invierten. Nuestro capital
potencias se empobrece. Los beneficios de capital invertido crecen y se multiplican
enormemente pero no en nuestros países sino en el extranjero”[31].
Evaluando
el Consenso de Viña del Mar, Suarez dice:”Todo hace suponer que América Latina
solo está haciendo una nueva exhortación a Estados Unidos para que siga
ayudando y, que el elemento de amenaza de rompimiento de relaciones amistosas
solo sirve para reforzar una actitud fundamentalmente sumisa”[32].
De
acuerdo a Tomassini es la primera vez que la iniciativa le corresponde a
América Latina. Se deja la idea de cooperación y se comienza con la
negociación. Se interpreta que desarrollo y subdesarrollo son dos aspectos de
un mismo proceso[33].
Según
Gabriel Valdez el Consenso de Viña del Mar fue un paso fundamental. Por primera
vez en 150 años los representantes políticos de América Latina se reunieron
para acordar un conjunto de principios y formular planteamientos precisos sobre
sus relaciones con los Estados Unidos. No fue una reunión para preparar una
confrontación; por el contrario, lo fue para iniciar una gran negociación entre
dos partes soberanas y autónomas. La recepción de los Estados Unidos fue de
respetuosa consideración. Sorprendió bastante que América Latina navegara
contra la corriente y por canales propios bajo una sigla patentada en el Sur.
Pero debe ser recordado que en los mismos momentos en que, después de meses de
preparación, los ministros de Relaciones Exteriores de todo Latinoamérica se
reunían para adoptar acuerdos sobre las relaciones con los Estados Unidos y,
esos acuerdos viajaban a Washington, desde esta capital se enviaba al Sur una
misión afrontando ambientes tempestuosos para averiguar qué pasaba en América
Latina y que querían sus gobiernos. Fue un diálogo de sordos[34].
A
pesar de la existencia de la CECLA desde la Carta de Alta Gracia[35]
el Consenso Latinoamericano de Viña del Mar se ha constituido en una pieza
clave en el proceso latinoamericano[36].
La
magnitud del esfuerzo latinoamericano en el Consenso de Viña del Mar está
expresado en la preocupación de la administración Nixon cuando en su Tercer
Informe Anual al Congreso norteamericano decía: “Las naciones latinoamericanas
han formado también, por acuerdo propio la Comisión Especial de Coordinación
Latinoamericana (CECLA) con el fin de acordar su posición sobre cuestiones
políticas en un plano de igualdad con los Estados Unidos y el resto de las
naciones del mundo industrializado. Este grupo formuló el Consenso de Viña del
Mar –serie de propuestas presentadas a los Estados Unidos- que contribuyeron
enormemente, al programa I, anunciado en
octubre de 1969. Esta nueva experiencia de las consultas de la América Latina
puede ser una fuerza constructiva en la cohesión hemisférica como un todo;
puede lograr que la cooperación entre los Estados Unidos y América Latina sea
más efectiva y más sensible. Será un desafío a la capacidad de los estadistas
para asegurar que no degenere en un enfrentamiento hostil, lo que podría ser un
obstáculo para la realización, y por lo tanto, destructiva[37].
3.
3. Pacto Andino
Así como el Consenso
de Viña del Mar representó un gran adelanto para América Latina en sus
relaciones con los Estados Unidos, así también en 1969 se firma un acuerdo
subregional que representa una nueva modalidad dentro del proceso de desarrollo
de América Latina.
Este
proceso se inició en 1966 cuando los presidentes de Venezuela, Colombia y
Chile, y los representantes de los presidentes de Perú y Ecuador, firman la
Declaración de Bogotá a la cual se adhirió en 1967 Bolivia[38].
Luego
de reuniones previas y teniendo en cuenta la Declaración de los Presidentes de
América de 1967 se firma en Cartagena, Colombia, el 26 de mayo de 1969, el
Acuerdo de Integración Subregional Andino entre Bolivia, Colombia, Chile,
Ecuador y Perú.
El
tratado establece una Unión Económica Plena para 1980. Se basa en aspectos
clásicos de integración: 1. Desgravación arancelaria y 2. Creación de un
arancel externo común y además en la adopción de un régimen común sobre
capitales extranjeros, patentes, regalías, marcas de fábrica y la creación del
estatuto de la empresa multinacional andina.
El
aspecto más significativo de este Acuerdo es el régimen de inversiones
extranjeras que se concreta a partir de enero de 1971 y que prohíbe la
inversión extranjera en ciertas industrias de servicios básicos como servicios
públicos, bancos, seguros, transportes y en la industria pesada como acero y
refinación de metales. Los inversionistas extranjeros podrán participar en
todas las demás ramas económicas pero nunca superando el 49% del capita.
Para
el cumplimiento de estos requisitos las empresas extranjeras tendrán un tiempo
de 15 años en Colombia, Chile y Perú y
20 años en Bolivia y Ecuador, países considerados como de menor desarrollo
relativo.
La
efectividad del Pacto Andino ha quedado demostrada con el ingreso de Venezuela
en 1973 y como no es excluyente se observan con positivo interés el
acercamiento de países como México, Brasil y Argentina lo que daría una nueva
fisonomía al proceso de integración económica de América Latina[39].
3.
4. La tesis de las 200 millas
Otro
de los puntos significativos desde 1969 es el criterio unificado de América
Latina con respecto a las 200 millas como límite de sus aguas.
El
antecedente de este criterio fue establecido en la Declaración de Santiago de
1952 entre Perú, Chile y Ecuador por el cual se establecía un mar territorial
de 200 millas con el derecho de paso inocente en la navegación y el sobrevuelo.
Este
principio fue reafirmado en la Declaración de Montevideo de mayo de 1970 y
firmado por Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Panamá,
Perú y Uruguay. En esta reunión se establece la convocatoria de una nueva
reunión que se realiza en Lima en agosto de 1970 confirmando el criterio de las
200 millas como mar territorial.
En
la actualidad se discute la terminología jurídica de la expresión mar territorial
por lo cual en la Declaración de Santo Domingo del 9 de junio de 1972 se
estableció el criterio de un mar territorial de 12 millas y un mar patrimonial
de 188 millas. En el mar patrimonial se reconoce la libertad de navegación,
sobrevuelo, tendido de cables, tuberías submarinas e investigación científica,
actividades todas reglamentadas por el Estado ribereño. La Declaración la
firmaron: Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, República
Dominicana, Trinidad-Tobago y Venezuela.
En
febrero de 1973 se volvieron a reunir en El Salvador los firmantes de la
Declaración de Montevideo sosteniendo las 200 millas de mar territorial.
Este
principio de las 200 millas ha llevado a reiterados enfrentamientos entre los
buques pesqueros de los Estados Unidos y los países de la Costa del Pacífico.
Esto creó un clima de tensión entre las partes. En enero de 1971, Ecuador
solicitó una Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la O.
E. A. en la cual se exhortó a los Estados Miembros para que en sus relaciones
recíprocas observen rigurosamente los principios de la Carta de la O. E. A. y,
se abstengan de utilizar todo género de medidas que afecten la soberanía de los
Estados y la tranquilidad del Hemisferio[40].
De
cualquier manera sea cual fuere la expresión mar territorial o patrimonial es
indudable que las 200 millas ha sido un criterio típicamente latinoamericano en
defensa de sus recursos naturales.
3.
5. Manifiesto de América Latina
El
15 de agosto de 1971 el Presidente de los Estados Unidos Richard M. Nixon
anunció una nueva política económica que en sus aspectos principales incluye:
la suspensión de la convertibilidad del dólar en oro, la imposición de un
recargo del 10% a las importaciones y la reducción del financiamiento externo para
el desarrollo también en un 10%.
Ante
este hecho el gobierno de la República Argentina propuso a la secretaría pro-tempore
de la CECLA a cargo del Perú, la convocatoria de la XI Reunión a nivel
ministerial de la CECLA para definir la actitud de los países latinoamericanos
frente a esta nueva política de los Estados Unidos[41].
Argentina
consideró conveniente realizar la reunión de la CECLA antes de la VII Reunión
Anual del Consejo Interamericano Económico y Social que debía efectuarse entre
los días 10 al 20 de setiembre de 1971 en Panamá.
Hechas
las consultas por el gobierno peruano se decidió que la reunión de la CECLA se
realizara en Buenos Aires entre los días 3 al 5 de setiembre de 1971.
El
temario de la convocatoria establecía:
1.
Efectos de la inconvertibilidad del dólar;
2.
Repercusión de esa medida en el sistema monetario internacional;
3.
Consecuencias previsibles sobre las economías latinoamericanas;
4.
Repercusiones en América Latina de las demás medidas económicas adoptadas por
los Estados Unidos.
Los
documentos de trabajo de esta reunión fueron tres:
1.
El discurso del Presidente Nixon del 15 de agosto de 1971:
2.
Documento del CIES sobre “Los probables efectos sobre América Latina de la
nueva política económica de Estados Unidos” y
3. Análisis de la CEPAL sobre la nueva política
económica de Estados Unidos.
Después
de las deliberaciones se aprueba en Buenos Aires un documento que se conoce
como el “Manifiesto de América Latina”[42].
De
este documento se puede extraer que América Latina no ha contribuido en forma
alguna al desequilibrio financiero de los Estados Unidos. La crisis
norteamericana fue provocada por las naciones de Europa Occidental y Japón, que
gozan de fuertes saldos favorables en su balanza de pagos y grandes reservas
monetarias, contra los cuales debieron dirigirse exclusivamente las medidas
dispuestas por el Gobierno norteamericano.
El
gravamen adicional ordenado por el Presidente Nixon que afecta a 1.500 millones
de dólares en las exportaciones de América Latina, constituye una violación de
las repetidas promesas de Estados Unidos sobre la libertad de comercio.
Como
ya dijimos el gravamen fue suprimido a fines de 1971.
3. 6. VIII Reunión Anual del
Consejo Interamericano Económico y Social
En
1973 culminaron en la Reunión Anual del C. I. E. S. una serie de divergencias
que se venían dando entre los Estados Unidos y América Latina en el campo
económico. Estas divergencias que comenzaron a notarse en la VI Reunión Anual
del C.I.E.S. reunida en Puerto España, Trinidad-Tobago, en 1969 no pudieron
solucionarse ni en las reuniones del CIES ni en la COES, Comisión Especial
creada en Puerto España, ni en la CECON, Comisión Espacial de Consulta y
Negociación creada en la VIII Reunión Extraordinaria del CIES en Caracas 1970.
Podríamos decir que se había establecido un diálogo de sordos.
Entre
el 16 y 20 de septiembre de 1971 se reúne en Panamá la VII Reunión Anual del
CIES teniendo como finalidad examinar las medidas económicas expresadas por
Nixon el 15 de agosto de 1971. América Latina presentó a los Estados Unidos un
cuestionario de 10 preguntas sobre relaciones económicas hemisféricas que
Estados Unidos lo contestó de acuerdo a su política exterior. En la resolución
final de esta VII Reunión Estados Unidos, se abstuvo y votó en contra varios
puntos. Sin embargo se obtuvieron en Panamá dos resultados positivos:
1.
Estados Unidos declaró que restituiría la ayuda externa y
2.
Se observó una completa unificación del bloque latinoamericano.
Esta
unidad latinoamericana quedó sellada en la VIII Reunión Anual del CIES que se
realizó en Bogotá, entre el 30 de enero al 8 de febrero de 1973. En el texto de
la resolución que se conoce como Declaración de Bogotá se dice: Las medidas
coercitivas de cualquier naturaleza son incompatibles con los Cap. IV y VII de
la Carta de la Organización de los Estados Americanos.
También
se dijo que “las empresas multinacionales deben ajustarse a la política
económica de los países en que ejercen
sus actividades y están sujetas a su legislación. Las controversias
serán resueltas por los tribunales del país y sus leyes sin que en ningún caso
puedan dar lugar a reclamaciones extranjeras”[43].
Como
es de imaginar Estados Unidos se abstuvo.
3.
7. Reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
A
iniciativa de Panamá se reunió en este país del 15 al 22 de marzo de 1973 el
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Panamá solicitaba al Consejo de
Seguridad la terminación del control norteamericano en la zona del Canal.
En
la propuesta presentada por Panamá y Perú se solicitaba la revisión del Tratado
de 1903, por el cual, se le otorgaba la soberanía a perpetuidad de la zona del
Canal a los Estados Unidos.
El
Consejo de Seguridad aceptó esta propuesta, pero en la votación final se
contaron, 13 votos a favor, la abstención de Gran Bretaña y el veto por parte
de los Estados Unidos. (Es la tercera vez que ese país emplea el veto en el
Consejo).
Estados
Unidos estaba de acuerdo en modificar el Tratado para que sea por tiempo
adicional y específico, pero las tratativas debían hacerse en acuerdos
bilaterales y no en la Organización de las Naciones Unidas.
Hemos traído esta pauta de
comportamiento de Estados Unidos para observar el bilateralismo de sus
relaciones con América Latina a partir de 1969, en lugar del multilateralismo
que era la tónica anterior de la administración demócrata.
3.
8. XV Período de Sesiones de la CEPAL
Deben
destacarse aquí los esfuerzos realizados por la CEPAL en el estudio de la
integración latinoamericana. En el XV Período de Sesiones de este organismo
dependiente de las Naciones Unidas se tributó un homenaje al economista
argentino Raúl Prebich que dirigió la CEPAL durante 14 años. Al respecto el
delegado cubano dijo que Prebich analizó con valor la realidad latinoamericana
cuando la lucha contra el dominio imperialista de los Estados Unidos era
todavía privilegio heroico de grupos marxistas, acusados y aislados[44].
El
XV Período de Sesiones de la CEPAL se realizó en Quito, Ecuador, del 20 al 30
de mayo de 1973. La resolución final se la conoce como Declaración de Quito o
Evaluación de Quito. Entre los aspectos más importantes de los 92 puntos
aprobados se pueden citar: Un análisis del concepto de desarrollo integral en
contraposición a la noción de simple crecimiento económico.
La
realización de cambios estructurales en el control y utilización soberana de
los recursos naturales, modificación de los sistemas de tenencia de la tierra,
formas de propiedad social o mixta.
Estudia
las relaciones con los Estados Unidos en la cual muestra tendencias y
perspectivas desalentadoras. El resolver la crisis monetaria de los Estados
Unidos responde a los intereses de los grandes países de lo cual los países
subdesarrollados no son culpables[45].
Estados
Unidos votó en contra y objetó 51 de los 92 puntos.
En
esta reunión el Secretario General de la OEA Galo Plaza propuso el traslado de
la sede de la CEPAL de Santiago de Chile a Washington para trabajar más
coordinadamente con el CIES y el CIAP. Chile, Cuba y Perú se opusieron a esta
propuesta y solicitaron además el retiro de la CEPAL de los Estados Unidos,
Gran Bretaña, Francia, Canadá y Holanda.
3.
9. III Asamblea General de la O.E.A.
Entre
el 4 y el 15 de abril de 1973 se reunieron en Washington los representantes de
los 23 países miembros de la O. E. A. en la Tercera Asamblea General de ese
organismo.
En
esta reunión se observaron tres posturas:
1.
Estados Unidos, Brasil, Bolivia y Paraguay sostenían el esquema de seguridad
nacional y anticomunismo y prevenir y detectar la acción subversiva. Galo Plaza
propuso el estudio de nuevos campos de atención como ser: conservación del
medio, rápido crecimiento demográfico, desempleo, y organismo que reemplace a
la Alianza para el Progreso.
2.
Argentina, Costa Rica, Ecuador, México, Uruguay y Venezuela. Estos países
solicitaban el reconocimiento del pluralismo ideológico, la no exclusión de
países de la OEA, la revisión del Tratado Interamericano de Asistencia
Recíproca, limitar las funciones del Secretario General con preponderancia del
Consejo Permanente y subordinación del Consejo Interamericano de la Educación y
Cultura a la Asamblea General.
3.
Barbados, Chile, Panamá, Perú. Esta tercera postura estaba respaldada
fundamentalmente por Perú que proponía una comisión de estudio del sistema interamericano
en alguna capital de Latinoamérica y la creación de dos organismos dentro de la
OEA, uno para asuntos políticos-jurídicos y otro de cooperación al desarrollo.
Chile por su parte propuso: anulación de las sanciones a Cuba, disolución del
Comité Especial de Seguridad de la O.E.A., revisión del Tratado Interamericano
de Asistencia Recíproca y revisión del Banco Interamericano de Desarrollo.
Las
resoluciones más importantes de la III Asamblea General de la Organización de
los Estados Americanos las podemos resumir así: Se crea la CEESI (Comisión
Especial de Estudio del Sistema Interamericano) para analizar estos temas:
igualdad jurídica de los Estados, libre determinación de los pueblos, no
intervención, reconocimiento de la pluralidad de regímenes políticos,
económicos y sociales; las resoluciones importantes deben estar en manos de la
Asamblea General y no en manos de los
Consejos Interamericanos Económico y Social, y de Educación y Cultura;
exhortación a Estados Unidos para que evite la venta de reservas de minerales
estratégicos que perjudicarían a los países latinoamericanos; condena la acción
intervencionista de las empresas multinacionales exhortando a los Estados
Unidos a controlar las actividades de sus empresas como el caso de la I. T. T. en
Chile[46].
Por
aclamación se eligió a Lima como sede de las deliberaciones de la CEESI
(Comisión Especial de Estudio del Sistema Interamericano) que se reunió en
junio de 1973 y elevó su informe al Comité Permanente como había establecido la
III Asamblea General.
3.
10. Evaluación
Todos los aspectos
que hemos mencionado en los objetivos perseguidos por los estados
latinoamericanos, están demostrando que desde 1969 la corriente no se desliza
como observa Roper según los designios de los Estados Unidos[47].
Esto
está demostrando el nacimiento de un nuevo nacionalismo latinoamericano.
El
nuevo nacionalismo latinoamericano difiere en muchos aspectos del nacionalismo
tradicional. Este último creía que podía sacudir el yugo de la dependencia en
forma individual, prescindiendo de sus vecinos, cuando no tratando de
someterlos a su propia hegemonía[48].
El
nacionalismo convencional fue experimentando en el pasado por los países
europeos, y en Latinoamérica hizo posible la supervivencia de viejas disputas
territoriales y trababan mucho la cooperación entre los gobiernos[49].
El
nuevo nacionalismo está más preocupado por defender y promover los propios
intereses que en atacar los intereses ajenos. No es xenófobo y no suele
esgrimir los slogans del antiimperialismo. No desdeña la colaboración
del extranjero en la medida que su aporte resulte útil a los planes
confeccionados por las autoridades nacionales, pero evitará que esos aportes
provengan de un solo país. Así como trata de diversificar su comercio exterior,
trata también de enfrentar entre sí a los intereses económicos extranjeros a
fin de neutralizar en lo posible la influencia de los mismos en las decisiones
nacionales… La gestación de este nuevo nacionalismo, que no apunta a ser
aristocratizante, retórico, autárquico, y xenófobo, como ayer, sino a buscar la
propia afirmación de la personalidad nacional en el marco del subdesarrollo y
dependencia que presenta América Latina, recuperando los bienes propios y una
capacidad de decisión en muchos casos alineada[50].
En
contraste con el pasado afirma Tomassini, las tendencias nacionalistas han
encontrado ahora expresión en entendimientos multinacionales. (Pacto Andino)[51].
El
nuevo nacionalismo latinoamericano es sobre todo constructivo y está dirigido a
promover acciones más concertadas entre los países del área… Hasta ahora (1969)
el sistema interamericano ha servido para legitimizar la íntima relación
bilateral en la cual los países latinoamericanos quedaban invariablemente en
una posición de extrema dependencia; la idea de que Latinoamérica debía
coordinar sus propios intereses (Consenso de Viña del Mar) antes de entrar a un
diálogo con su poderoso vecino, despertaba fuerte sospecha[52].
Ante
la crisis existente en la O.E.A. sobre todo a partir del caso cubano, es
altamente importante observar el papel que le puede corresponder a la
C.E.C.L.A. Primero por ser el único organismo típicamente latinoamericano, y en
segundo lugar por haber logrado declaraciones muy claras desde el punto de
vista económico con respecto a otros países o regiones fuera del área. En este
aspecto existen criterios convergentes de que la C.E.C.L.A. pueda lograr
convertirse en un sustituto de la O.E.A. Como demostración de este concepto se
pueden citar los siguientes ejemplos:
-
En el discurso pronunciado en la Organización de los Estados Americanos el
Presidente de México dijo: “Consideramos indispensable una toma de conciencia
de los países de América Latina respecto al sentido y al método de su
participación en la O.E.A. Creemos que las mismas razones que nos llevaron en
Viña del Mar a unificar nuestras posiciones en materia económica, debieran
movernos a plantear las bases de una acción política conjunta[53].
-
Existen opiniones de considerar a la C.E.C.L.A. como un sustituto de la O.E.A.[54]
-
Para despolitizar a la C.E.C.L.A. se preconizó la reunión a nivel de Ministros
de Economía[55].
Debemos recordar que a la Reunión de Viña del Mar asistieron los Cancilleres.
-
Al igual que C.E.C.L.A. en el campo económico, un órgano de estructura mínima y
flexible podría servir para consultas políticas entre países latinoamericanos y
para adoptar acuerdos políticos de carácter internacional[56].
América
Latina pretende lograr desde 1969 una amplia base de cooperación de intereses
comunes entre los países del área para negociar en el mundo multipolar como
bloque unido ante los grandes países o regiones.
4. CONCLUSIONES
Haciendo
un resumen de los objetivos perseguidos por los Estados Unidos y por América
Latina podemos concluir que:
-
Cuando América Latina está logrando unificar criterios con respecto a Estados
Unidos y otras regiones (nacionalismo latinoamericano), este país propone 23
políticas distintas para negociar con el área (nacionalismo individual o
convencional).
-
Cuando América Latina se presenta en los distintos foros mundiales con
características homogéneas en un espectro multipolar, Estados Unidos abandona
el tan propagado multilateralismo para volcarse hacia el bilateralismo.
Es
realmente en estos momentos donde los pueblos de América Latina deben luchar para
reforzar la unión comenzada en 1969 o caer en un trato bilateral con los
Estados Unidos, donde no tiene nada que ganar y mucho que perder, por la
potencialidad de un país que cuenta con recursos económicos, militares,
diplomáticos y políticos para vencer en una negociación de ese tipo.
En
esta etapa crucial del movimiento latinoamericano, se debe decidir por ser una
región con capacidad autónoma o caer en lo que Jaguaribe llama “la dependencia
provincial”[57].
[1] Para un estudio de la evolución del sistema
interamericano ver: VALLADAO, Haroldo, Democratización y Socialización del
Derecho Internacional. Foro Internacional (México, abril-junio 1963).
AMADEO, Mario, Los organismos del sistema interamericano. Cursos de
Extensión Universitaria de la Universidad Federal de Río de Janeiro (Río de
Janeiro, 31 de octubre de 1967). JAGUARIBE, Helio, Desarrollo económico y
desarrollo político. Trad. Inés Sáenz (Buenos Aires, EUDEBA, 1968). COLOMBO
IMAZ, D. y PUIG, Juan Carlos, El movimiento por la unidad latinoamericana.
Ensayo de sistematización en base al método estructural Revista de Derecho
Internacional y Ciencias Diplomáticas (Rosario, 1970) Nº 37/38, Pág. 5.
[3] COCHRANE, James D., Las posiciones de Hunphrey y
de Nixon frente a América Latina: Una nota. Foro Internacional (México,
octubre-diciembre 1969) Nº 34.
[5] Entrevista del Secretario General de la O. E. A. con
el Presidente Nixon Crónica de la O. E. A. (Washington, enero-marzo 1969) Vol. IV Nº 3 pág.
29. TOMASINI, Luciano, Towards a Latin American nationalism? En The World
Today (Londres, diciembre 1969) pág. 553.
[6] TOMASINI,
Luciano, op. cit.
[7]
SEPULVEDA, César, El Informe Rockefeller: Tres comentarios. Las
relaciones políticas Foro Internacional
(México, enero-marzo 1970) Nº 39 pág. 257.
[8] Ibídem,
pág. 262.
[9]
ROCKEFELLER, Nelson, La calidad de la vida en las Américas. Foro
Internacional (México, enero-marzo 1970) págs. 279-286 y en SELSER, Gregorio, Los
cuatro viajes de Cristóbal Rockefeller (Buenos Aires, Hernández, 1971)
págs. 355-446.
[10] OJEDA
GOMEZ, Mario, El Informe Rockefeller: Tres comentarios. Las relaciones
militares y de seguridad Foro Internacional (México, enero-marzo 1970) Nº 39
pág. 267.
[11] SZEKEL,
Luís M., El Informe Rockefeller: Tres comentarios. Las relaciones
económicas Foro Internacional (México, enero-marzo 1970) Nº 39 pág. 272.
[12] SEPULVEDA, César, op. cit.
pág. 265.
[13] Nixon
prometió asistencia más eficaz a Latinoamérica Diario “La Capital” (Rosario, 1º
de noviembre de 1969). Nixon: Relaciones hemisféricas Revista Visión (México,
21 de noviembre de 1969) pág. 14. La nueva política latinoamericana de Estados
Unidos Boletín de la Integración (Buenos Aires, noviembre-diciembre 1969) Nº 48
pág. 627.
[14] SELSER,
Gregorio, De la CECLA o la MECLA (Buenos Aires, Carlos Samonta, 1972) pág. 6.
[15] Memorándum
Plank Diario “Clarín” (Buenos Aires, 15, 16 y 17 de setiembre de 1971) y en
SELSER, Gregorio, De la CECLA… op. cit. pág. 177.
[16] FLORIT,
Carlos, A. Opinan tres ex cancilleres Diario “Clarín” (Buenos Aires, 9 de
setiembre de 1971).
[17] ZAVALA
ORTIZ, Miguel Ángel, Memorándum Plank. Opinan tres ex cancilleres Diario
“Clarín” (Buenos Aires, 9 de setiembre de 1971).
[18] Se
refiere a declaraciones efectuadas por el Secretario del Tesoro a la Revista
“Business Week” en 1971. Diario “Clarín” (Buenos Aires, 27 de abril de 1972).
[19] William
Rogers recomienda que América Latina pague sus deudas Diario “Clarín” (Buenos
Aires, 10 de mayo de 1973).
[20] Política
de la Unión hacia América Latina Diario “La Capital” (Rosario, 19 de mayo
de 1973).
[21] La prensa
de Brasil recibe con críticas la presencia de Rogers. Diario “Clarín” (Buenos
Aires, 20 de mayo de 1973).
[22] ¿Una
nueva política de Estados Unidos hacia América Latina? Editorial de la
Revista Comercio Exterior (México, mayo 1973) pág. 397.
[23] La
misión Rogers o la política de “Low Profile” Revista Comercio Exterior
(México, junio 1973) pág. 545.
[24] Ibídem, pág. 546.
[25] Ibídem, pág. 544.
[26] ROPER,
Christopher, Estados Unidos y América Latina. La política del presidente
Nixon Revista “Estrategia” (Buenos Aires, marzo-abril 1972) Nº 15 pág. 33.
[27] Ibídem,
pág. 36.
[28] SHARP,
Daniel A., Estados Unidos y la revolución peruana (Buenos Aires,
Sudamericana, 1972). PUIG, Juan Carlos El caso de la Internacional Petroleun
Company Revista de Derecho Internacional y Ciencias Diplomáticas (Rosario,
1970) Nº 37/38. MILLOR, Manuel, Política exterior del nuevo régimen peruano Foro
Internacional (México, abril-junio 1970) Nº 40. VELASCO ALVARADO, Juan, Revolución
y Contrarrevolución. Discurso de Iquitos en Revista Estrategia (Buenos
Aires, setiembre-octubre 1972) Nº 18. SUAREZ, Carlos y PAYRO, Ana María, La
revolución peruana Revista Transformaciones (Buenos Aires, 1972) Nº 26.
BRAUN, María, Intervenciones y golpes militares Revista
“Transformaciones” (Buenos Aires, 1973) Nº 80. VENERONI, Horacio, Perú:
algunos antecedentes para explicar la conducta revolucionaria de sus fuerzas
armadas Revista Estrategia (Buenos Aires, 1973) Nº 22. MERCADO JARRIN,
Edgardo, La seguridad integral en el proceso revolucionario peruano
Revista Estrategia (Buenos Aires, marzo-abril, 1973) Nº 21. Chile, Perú y
Bolivia Documentos de tres procesos latinoamericanos. Biblioteca
Fundamental del Hombre Moderno (Buenos Aires, Centro Editor de América Latina,
1972) Nº 60. PEREZ LLANA, Carlos, Perú en el sistema mundial y regional
en la obra de varios autores De la dependencia a la liberación (Buenos
Aires, La Bastilla, 1973). Nacionalización de la industria de harina y
aceite de pescado Revista Comercio Exterior (México, mayo de 1973) pág.
440. BOBBIO CENTURION, Carlos, Contratos de petróleo: modelo peruano
Revista Estrategia (Buenos Aires, setiembre-octubre 1972) Nº 18.
PETRAS-RIMENSNYDER, Los militares y la modernización del Perú Revista
Estudios Internacionales (Santiago de Chile, 1970) Nº 13. MERCADO JARRIN,
Edgardo, El Tercer Mundo Revista Estrategia (Buenos Aires,
setiembre-octubre, 1972)
[29] ROPER, Cristopher, op. cit. pág. 36.
[30] SUAREZ,
Eduardo, L. Nueva actitud de América Latina hacia Estados Unidos Foro
Internacional (México, enero-marzo 1970) Nº 39 pág. 23.
[31] Discurso
del Canciller chileno Gabriel Valdez del 11 de julio de 1969. Boletín de la
Integración (Buenos Aires, julio de 1969) Nº 43 pág. 292. SELSER, Gregorio, De
la CECLA o la MECLA (Buenos Aires, Carlos Samonta, 1972) pág. 193.
[32] SUAREZ,
Eduardo, L. op. cit. pág. 239.
[33]
TOMASSINI, Luciano, op. cit. pág. 554.
[34] VALDEZ, Gabriel, Réquiem
para la O. E. A. Revista “Criterio” (Buenos Aires, 13 de setiembre de 1973)
pág. 476.
[35] FIGARI,
Guillermo, Institucionalización de la C. E. C. L. A. Revista de Derecho
Internacional y Ciencias Diplomáticas (Rosario, 1973) Nº 41/42.
[36] El texto
completo del Consenso Latinoamericano de Viña del Mar podrá verse en: Boletín
de la Integración (Buenos Aires, julio de 1969 Nº 43 pág. 294. Revista “Foro
Internacional” (México, enero-marzo 1970) Nº 39 pág. 279. SELSER, Gregorio, De
la CECLA op. cit. pág. 203 C. E. P. A, L. Recopilación de documentos
básicos de la CECLA (Santiago de Chile, 14 de agosto de 1972) pág. 114.
[37] NIXON,
Richard, M., “Política Exterior de los Estados Unidos para el decenio de
1970: la nueva estructura de paz” 9 de febrero de 1972 (Buenos Aires,
Servicio Cultural e Informativo de los Estados Unidos, 1972) pág. 4.
[38] Declaración
de Bogotá del 17 de agosto de 1966 Boletín de la Integración (Buenos Aires,
agosto de 1966) pág. 22.
[39] Sobre
Pacto Andino podrá verse: INSTITUTO INTERAMERICANO DE ESTUDIOS JURÍDICOS
INTERNACIONALES, Derecho de la Integración Latinoamericana (Buenos
Aires, Depalma 1969). REY ALVAREZ, Raúl, Espacio y tiempo en la Integración
Latinoamericana Boletín de la Integración (Buenos Aires, agosto de 1967) Nº
21 pág. 411. AVERY-COCHANE, El mercado común andino Foro Internacional
(México, enero-marzo de 1972) Nº 47. DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACION, Antecedentes
y principales características y mecanismos del Acuerdo de Integración
Subregional Andino (Colombia, junio de 1969) en Boletín de la Integración
(Buenos Aires, junio de 1969). SALGADO PENA-HERRERA, Germánico, El Grupo
Andino y la Inversión Extranjera Revista “Comercio Exterior” (México,
febrero de 1973) 1ª Parte (México, marzo de 1973) 2ª Parte. El régimen común
de tratamiento a los capitales extranjeros en el Grupo Andino Editorial de
la Revista Comercio Exterior (México, febrero de 1971) pág. 102. Las grandes
decisiones del Acuerdo de Cartagena Revista Comercio Exterior (México,
febrero de 1971) pág. 106. El Acuerdo de Cartagena podrá verse en Boletín de la
Integración (Buenos Aires, junio de 1969) pág. 277 y en GHIRELLI, José, I., Tratados
y Documentos Internacionales (Buenos Aires, Zavalía, 1971) pág. 196. El
Régimen Común de tratamiento a los capitales extranjeros y sobre marcas de
fábrica, patentes, licencias y regalías podrá verse en Boletín de la
Integración (Buenos Aires, enero de 1971) Nº 61 pág. 36 y en Revista Comercio
Exterior (México, febrero 1971) pág. 114.
[40]
MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES, Un hito en el panamericanismo (Quito,
Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1971) pág. 82.
[41] El texto
de la declaración argentina podrá verse en Una Reunión de la CECLA pide la
R. Argentina Diario “La Capital” (Rosario, 22 de agosto de 1971).
[42] El
Manifiesto de América Latina podrá verse en Revista Comercio Exterior
(México, septiembre de 1971) pág. 767. Boletín de la Integración (Buenos Aires,
setiembre de 1971) pág. 484. CEPAL, Recopilación de documentos básicos de la
CECLA op. cit. Vol. II pág. 57. Diario “La Capital” (Rosario, 6 de
septiembre de 1971).
[43] Declaración
de Bogotá del 9 de febrero de 1973. Revista Comercio Exterior (México,
febrero de 1973) pág. 137.
[44] CEPAL:
XV Período de Sesiones Revista Comercio Exterior (México, abril de 1973)
pág. 345.
[45] Ibídem
pág. 346.
[46] O.E.A.
Tercera Asamblea General. Revista Comercio Exterior (México, mayo 1973)
pág. 436.
[47] ROPER, Christopher, op. cit., pág. 34.
[48] El
nuevo nacionalismo Latinoamericano Editorial de la Revista Criterio (Buenos
Aires, 9 de abril de 1970) pág. 203.
[49]
TOMASSINI, Luciano, op. cit. pág. 556.
[50] El nuevo
nacionalismo latinoamericano op. cit. pág. 204.
[51] TOMASSINI, Luciano, op.
cit. pág. 556.
[52] Ibídem.
[53] Discurso
del Presidente de México en la O.E.A. Carta de México (México, 16 de junio de
1972) pág. 4.
[54] La
política interamericana Diario “El País” (Montevideo, 12 de julio de 1969)
pág. 5.
[55] TROIANI,
Osiris, América Latina: la hora de la verdad Revista Primera Plana
(Buenos Aires, mayo de 1969) pág. 92.
[56] VALDES, Gabriel, Réquiem.
op. cit. pág. 476.
[57]
JAGUARIBE, Helio, Desarrollo político: sentido y condiciones Trad.
Floreal Mazia (Buenos Aires, Paidós, 1972) pág. 220.
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