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jueves, 26 de junio de 2014

MERCOSUR -U.E. PREOCUPACIONES DEFENSIVAS HAY ACÁ Y EN EUROPA. Ramalho, Ivan




Ivan Ramalho: "Preocupaciones defensivas hay acá y en Europa"

El Alto Representante del Mercosur indicó que la marcha de las negociaciones con la Unión Europea es lenta por la posición de ambos bloques comerciales, que defienden y protegen por igual a sus sectores
Por   | LA NACION
El brasileño Ivan Ramalho, alto representante del Mercosur, distribuye responsabilidades: "Que las negociaciones no avancen no es sólo por causa de nuestro bloque, es también por responsabilidad de los otros negociadores. La verdad es que, como todos saben, existen preocupaciones defensivas tanto de un lado como del otro, como ocurre con el caso de la Unión Europea. No se puede decir que no haya avances exclusivamente por las posiciones y preocupaciones del Mercosur. Los negociadores están tratando de llevar adelante conversaciones que ya tienen muchos años porque las preocupaciones existen en ambas partes, en diferentes sectores: de la industria de un lado, servicios, del otro, agrícolas. Eso no permite que se concluya rápidamente. Las dificultades para avanzar no son sólo del lado del Mercosur." Viceministro de Industria, Desarrollo y Comercio Exterior de Brasil durante el gobierno de Lula da Silva, Ramalho participó activamente de diversas negociaciones en el bloque y fue también la voz de "la preocupación" de su país cuando la Argentina comenzó a aplicar medidas que frenaron el comercio bilateral. Ahora, enfundado con el traje institucional del bloque -cargo que ocupa desde junio de 2012, tras la sorpresiva renuncia de su compatriota Samuel Pinheiro Guimaraes-, evita referirse a los tironeos bilaterales.
-¿Cuál es su percepción respecto de la utilidad que el Mercosur ha tenido para los empresarios del bloque? ¿Resultó igual para todos? Los empresarios de su país se quejan de las últimas medidas argentinas y dicen que el bloque es un "chaleco" para su relación con el mundo. En Uruguay y Paraguay pasa lo mismo...
-Son temas bilaterales. Actualmente soy Mercosur y por lo tanto no hablo sobre un país individualmente. Tengo la experiencia de muchos años en Brasil cuando fui coordinador de relaciones bilaterales con la Argentina, Uruguay, Paraguay y otros países. Y tengo una estadística: si usted se reúne frecuentemente y se sienta a la mesa con todos los problemas -en el caso de Brasil y la Argentina hacíamos eso casi mensualmente- al final del encuentro más de la mitad de los 20 o 30 puntos agendados, estaban solucionados.
Respecto de los problemas bilaterales debemos seguir un camino de conversación y negociación permanente. Por lo que pude leer en los periódicos es lo que está pasando, la reunión de las presidentas (Cristina Fernández y Dilma Rousseff) es un buen ejemplo.
Brasil no tiene problemas con países con los cuales su comercio es irrelevante. Es natural que los problemas surjan con los países con quienes el comercio es muy grande. En el caso Argentina-Brasil, creo que la Argentina tiene a Brasil como primer o segundo socio comercial. El volumen de comercio es de muchos miles de millones de dólares por año. Los problemas seguirán apareciendo pero serán resueltos por las personas que se sientan a la mesa a negociar.
-¿Cree que el bloque ha resultado útil para los empresarios del Mercosur?
-Mucho. Si mira las estadísticas, cuando comenzó el bloque, el comercio bilateral rondaba los US$ 5000 millones; hoy es de más de US$ 60.000 millones. Si mira el crecimiento del comercio de Brasil, Argentina y los otros países del Mercosur con otras regiones, verá que fue un crecimiento muy inferior al de intrabloque, lo que prueba estadísticamente que a lo largo de su historia el Mercosur trajo grandes beneficios para sus miembros.
El bloque seguirá llevando grandes beneficios para todos los sectores industriales aunque, lo reconozco, algunos sectores encuentren dificultades y naturalmente se quejen. Pero en general, todos han sido y son muy beneficiados. Comprendo que los periodistas hablen siempre de las cuestiones comerciales, pero el Mercosur no es sólo comercio y negocios, tenemos una agenda social muy amplia.
-La duda es si hay alguna falla en el funcionamiento del bloque. Cuesta imaginar que en la UE se produzca un desvío de comercio en favor de terceros países como ocurre aquí (según Brasil, las medidas argentinas benefician a China en su detrimento).
-Tengo muchas dudas en relación con esas estadísticas. Muchas veces la participación es diferente. Un país que tenía una participación marginal en el comercio crece 10% su participación y aparece con un crecimiento porcentual enorme. Independientemente de Mercosur, Brasil o Argentina, China aumentó su participación en todos los países.
Si mira las estadísticas oficiales en Brasil, verá que hubo un aumento importante de la participación china, y lo mismo se da seguramente en toda América del Sur. Es muy difícil hacer esa correlación. Tendría que hacerse con más detalles para poder afirmar que una cosa está vinculada a otra.
-Usted dijo que el Mercosur tiene una agenda que va más allá de lo comercial, pero cuando se llega a la frontera se ve que persisten las dificultades para el libre tránsito de personas y mercaderías, y la armonización de normas técnicas sigue siendo una materia pendiente.
-Todo lo que tenga que ver con la armonización es muy importante. Tenemos que avanzar más en eso, hay grupos técnicos en el bloque que se dedican a eso y han producido avances importantes en diferentes áreas como productos para el consumo humano, reglas fitosanitarias, etc. Lo mismo en las aduanas, donde existe un trabajo intenso de grupos del Mercosur para armonizar procedimientos y facilitar el proceso. Pero, otra vez, como el intercambio es tan voluminoso es natural que surjan demoras, aunque no creo que se de en una escala como para perjudicar al comercio. Admito que todo lo que implique más burocracia y papeles aumenta los costos, que la logística se lentifica y demora y eso puedo acarrear costos más elevados. Debemos seguir intentando armonizar al máximo los procedimientos entre los países..
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Mercosur-Unión Europea

El día en que las partes unificaron sus acciones

A 15 años de iniciadas las negociaciones para lograr un acuerdo comercial, el bloque integrado por la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay avanza con firmeza para concluir la oferta técnica; mensaje para los europeos
Por   | LA NACION





Y un día, el lobo apareció en medio del rebaño y aunque el pastorcito gritó con todas sus fuerzas, nadie acudió en su ayuda. Las reiteradas bromas pidiendo auxilio ante un inexistente peligro habían limado su credibilidad. La moraleja del tradicional relato infantil bien podría aplicarse a la larguísima negociación comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE).
"El proceso está en su última fase", aseveró hace algunos días el canciller brasileño Luis Alberto Figueredo, y hasta se animó a arriesgar que "la oferta estará lista en semanas, no meses".
La cuestión es que, a 15 años de iniciadas formalmente las conversaciones, con un enérgico relanzamiento político en 2010 y una nueva parálisis posterior, lo que prima es la desconfianza. ¿Qué cambió para que ahora el anuncio resulte creíble?
"No se trata de entusiasmo, sino de realismo", advierte Raúl Ochoa.
"Ahora la Argentina quiere terminar el asunto, avanzar en las negociaciones, básicamente, porque en las discusiones con Brasil se llegó a la conclusión de que es conveniente y de que los tiempos se acaban. El costo de no tener acuerdo es mayor que el de tenerlo", dice.
"El mundo está cambiando", agrega Ochoa, y los acuerdos comerciales hoy tienen amplios y diversos impactos en el desarrollo de un país. Como ejemplo, cuenta que en China se están instalando ocho ensambladoras de autos y que un hipotético acuerdo con la UE sería una gran herramienta de facilitación para inversiones de las terminales europeas aquí. "Si no podemos cerrar un acuerdo con la UE, ¿con quién lo haremos? Con Estados Unidos hay un debate político-ideológico que no se da en este caso. Buena parte de los países de la región ya acordaron con la UE; si el Mercosur no lo hace, quedaría aislado", sostiene el docente de Untref y UCA.
Por otro lado, los expertos consultados señalan datos políticos que no resultan menores.
"Hay un apuro para avanzar en el acuerdo que tiene que ver con los cambios políticos que pueden darse en Europa. La verdad es que estamos en tiempo de descuento y por cuestiones comerciales y económicas, y oportunidad política, es muy importante que se firme", sentenció Ochoa.
La referencia tiene que ver con las elecciones europeas que se realizan durante esta semana.
La prolongada crisis económica que afecta al bloque desde 2009 recrudeció el ánimo proteccionista y multiplicó las protestas de representantes de diversos sectores que sienten que un acuerdo comercial con el Mercosur o con Estados Unidos (ver recuadro) perjudicaría aún más a la golpeada economía europea y acrecentaría los ya elevados índices de desempleo.
Gustavo Idígoras, agregado agrícola argentino ante la UE durante cinco años y actual director de BIM (consultorías en agronegocios y bioenergías), no tiene dudas: "En el escenario actual, vamos indefectiblemente a un acuerdo, la incógnita es de qué tipo. El Mercosur ha hecho un gran esfuerzo en los últimos seis meses para llegar a una posición negociadora, alcanzar una propuesta y que la CE se tenga que sentar a negociar", dice.
¿En qué sustenta sus dichos? Idígoras explica que "la realidad más tangente y visible es que ahora el Mercosur hará una oferta que se acerca mucho al 90%, y eso es un cambio sustancial, ya que hasta ahora esa cifra rondaba 74%" (la cifra fue confirmada por fuentes del gobierno brasileño y paraguayo que participaron de la última reunión técnica, la semana pasada, en Venezuela).
Conocedor como pocos de las regulaciones europeas, pero especialmente del estilo negociador, Idígoras admite que la CE "sabe manejar muy bien la comunicación" y que tiene una habilidad especial para construir y mantener una reputación internacional en la que, sin importar de qué negociación se trate, aparece como "la parte que quiere avanzar. Nosotros [por el Mercosur], encima, nos peleamos y lo hacemos en público", dice sonriendo.
En ese sentido, el canciller de Brasil se encargó hace unos días de blanquear la situación: "Estamos en contacto con Europa para garantizar que en cuanto tengamos la oferta lista, ellos también la tengan, pero aún no la tienen. No sólo es un atraso del Mercosur".
El intercambio de ofertas estaba previsto para diciembre de 2013, pero la UE pidió postergarlo para enero de 2014. Luego, en enero, los europeos pidieron al Mercosur que clarificara qué países del bloque estaban participando de la negociación (se confirmó que participan los cuatro miembros originales: la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay; Venezuela queda afuera).
Según las estimaciones de Idígoras, el intercambio de ofertas podría concretarse hacia fin de mes, pero aclara que es necesario tener en cuenta que el proceso que se abre entonces (la consulta a los Estados miembro) no insumirá menos de seis meses y que para cerrar la negociación de modo definitivo puede necesitarse más de un año, ya que se trata de analizar más de 9000 posiciones arancelarias.
Welber Barral, ex secretario de Comercio Exterior de Brasil durante el gobierno de Lula da Silva, explica qué activó la negociación en Brasil, donde hasta hace poco tiempo la principal oposición venía del sector industrial -con la poderosa Fiesp a la cabeza-, hoy transformada en uno de los principales motores pro acuerdo.
"En Brasil hay una importante presión derivada de la crítica a la política externa de Dilma Rousseff, que no ha sido capaz de firmar nuevos acuerdos", dice.
El titular de la Consultora Barral cree que un acuerdo con la UE sería importante para el Mercosur porque lo "obligaría a definir políticas regionales comunes y reglas institucionales más rígidas, ya que la imprevisibilidad de las políticas comerciales de los miembros en la última década dificultó la consolidación del bloque".
Lucio Castro, director del Área de Desarrollo Económico de Cippec, es tajante: "Es la última negociación del Mercosur en varios sentidos porque es una negociación seria, con una región importante y que se puede cerrar".
Castro cree que un eventual fracaso "abre la puerta a una negociación bilateral UE-Brasil, lo que sería el certificado de defunción del Mercosur". Se refiere a la teoría de "las dos velocidades", que Brasil sugirió como alternativa para desempantanar las conversaciones el año pasado -y que Uruguay suscribió con gusto-. Consistía en un "escape legal" por el que luego de que ambos bloques completos firmaran el acuerdo marco, los socios del Mercosur podrían presentar sus listas y negociar de manera individual, con sus propios tiempos.
"Más allá de que plantearon la idea, creo que se trató más que nada de un arma para presionar a la Argentina. Acá también hubo un cambio grande de actitud desde hace un año a esta parte. La Argentina se oponía, pero después de la devaluación de diciembre, el ajuste fiscal y la desaceleración de la economía, a lo que se suma la necesidad del Gobierno de acceder a los mercados financieros, la cosa cambió", señala Castro.
Al igual que Ochoa, Idígoras y Barral, coincide en que para tener una verdadera dimensión de la importancia del acuerdo se debe hacer un análisis que excede la lectura netamente comercial.
"Es un acuerdo superimportante para la Argentina y el Mercosur, ya que se trata de un socio estratégico para las exportaciones, las importaciones y las inversiones. Y también lo es para la UE, ya que entre Brasil y la Argentina concentra el 60% del stock de inversiones. Es cierto que los efectos económicos son bastantes moderados, pero mirar sólo eso sería hacer un análisis cortoplacista y mercantilista. Hay que tomar en cuenta las potenciales inversiones y la posibilidad de exportar nuevos productos, ya que todos los estudios y simulaciones se hacen sobre lo que ya se está exportando", detalla.
Ochoa describe concretamente de qué se trata. "Si la Argentina tuviera condiciones normales para la inversión -y un tratado ayudaría mucho- no digo que recibiríamos una avalancha de inversiones europeas, pero seguramente un porcentaje significativo de sus inversiones vendrían al país. Hay que tener presente que en Europa en este momento sobran tres cosas: capital, tecnología y mano de obra."
Castro insiste en la idea de que "los grandes beneficios" en este tipo de negociación se ven en el largo plazo. "Hay que mirar qué pasa a diez-veinte años, un ejemplo claro es el Nafta. Los grandes beneficios para México no se vieron en seguida", dice.
Más allá de la desconfianza y las suspicacias, todo parece indicar que "esta vez es diferente" y que las negociaciones marchan hacia buen puerto. Las reuniones técnicas avanzan y las declaraciones públicas por primera vez en mucho tiempo coinciden con lo que las partes dicen en privado.
Lejos de una visión idílica, queda claro que no es amor lo que acercó a las partes. Se trata, más bien, de factores compartidos de "espanto" (China y su avance en la región, en primer lugar; los eventuales cambios políticos de uno y otro lado que podrían entorpecer aún más las negociaciones o hasta decretar su deceso, y el avance de negociaciones como la de EE.UU.-UE que "levantarían" los estándares para concluir futuros acuerdos, entre otras cosas).
El tiempo dirá si esta vez la historia escribe su final o si, una vez más, el pastor logró engañar a todos..
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Diario "La Nación". Buenos Aires, 12 de enero de 2010.
 
Diario "La Nación". Buenos Aires, 12 de enero de 2010.

 
 
 
 

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