Sábado 11 de julio de 2015
El escenario
En Bolivia, discursos y gestos con los que desató un terremoto político y social
SANTA
CRUZ DE LA SIERRA.- Las 44 horas del papa Francisco en Bolivia
provocaron un verdadero terremoto político y social, al poner a dialogar
a sectores que antes no se hablaban, acercar grupos sociales hasta
ahora enfrentados e, incluso, llamar a una reactivación del diálogo con
Chile por la salida al mar.
Si Francisco ya era popular aquí por
sus orígenes y estilo sencillo que hizo que el presidente Evo Morales lo
definiese como "el papa de los pobres", su visita a Bolivia desató una
verdadera "papamanía" por la forma en que abordó temas muy cercanos al
sentimiento de la gente.Con sus más y sus menos, la visita definitivamente marcó a Bolivia.
El mayor logro. "Creo que el resultado más importante del viaje es el acercamiento de posiciones", señaló a LA NACION el analista político Gustavo Pedraza. "La Iglesia local no dialogaba con el gobierno y ahora tuvieron que sentarse a charlar con las autoridades en varios niveles para organizar la visita. Otro obstáculo que siempre tuvo Evo en su gestión fue la clase media urbana que lo veía como anti establishment y anticlerical. Ahora sus coincidencias con Francisco le abren las puertas también a ese sector. Entonces, ésos son puentes de diálogo y acercamiento que quedaron abiertos", agregó.
Lo más impactante. "Su discurso en el Encuentro Mundial de los Movimientos Populares fue para mí lo más sorprendente", dijo a LA NACION el vocero de la visita papal, Julio César Caballero. "Su crítica a la lógica del dinero, a un sistema «que ya no se aguanta», fue sin dudas un mensaje revolucionario. Y no se trató de una ponencia académica, sino las palabras de un hombre que no se anda con rodeos. Fue, además, un mensaje muy claro a estos gobiernos populares de América latina que pregonan su lucha por los pobres", añadió.
El mejor fuera de discurso. Días antes de la visita, el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, había dicho que el Pontífice no abordaría en Bolivia "ningún tema de naturaleza política", y que, por lo tanto, no haría referencia al diferendo con Chile por la salida al mar. El discurso que el Papa iba a pronunciar ante las autoridades civiles en la Catedral de La Paz, distribuido por el Vaticano, no incluía en efecto ninguna frase específica y sólo exhortaba a "evitar los conflictos entre los pueblos hermanos". Pero de su propio sello, Francisco agregó una frase que hizo estallar una ovación en la Catedral y entre la gente reunida en la plaza Murillo. "Estoy pensando en el mar. El diálogo es indispensable", dijo al referirse a las relaciones de Bolivia con Chile.
El resultado más inmediato. Las palabras de Francisco en la Catedral sobre el conflicto con Chile tuvieron una repercusión sorprendentemente rápida. Chile propuso ayer restablecer relaciones diplomáticas plenas con Bolivia, mantenidas únicamente a nivel consular desde 1978, y el canciller boliviano, David Choquehuanca, contestó que estaba dispuesto a retomarlas si es que ello permitiera resolver el "enclaustramiento marítimo" de su país.
Lo más polémico. Sin dudas el momento más incómodo de la visita fue el generado por Evo Morales en el Palacio del Quemado, cuando le regaló al Papa un crucifijo que incluía la hoz y el martillo. La explicación que dio el jesuita Xavier Albó, dueño de la ahora famosa imagen, de la cual se dio una réplica a Francisco, es que aludía al "diálogo necesario entre marxistas y cristianos". Ese crucifijo lo portaba el sacerdote Luis Espinal, asesinado por la dictadura en 1980. "De ninguna manera Espinal era un comunista", afirmó Albó.
Lo más insólito. La nota más curiosa de la visita fue la decisión de usar un Burger King como sacristía para que se revistieran el Papa y los 60 obispos que concelebraron con él, ante la falta de espacio en la zona para instalar una carpa que pudiera albergarlos. Para darle más decoro al lugar, todos los carteles publicitarios y las promociones de hamburguesas fueron cubiertas con lonas blancas. Así, la gran mayoría de los asistentes no se percató de la insólita situación.
El momento más emotivo. La visita a la cárcel de Palmasola, la más poblada y violenta del país, fue lo que generó mayor conmoción en esta ciudad, por lo que dijo el Papa y por lo que le contaron los internos. El 83% de las personas que está allí tiene prisión preventiva y aún no recibió sentencia de culpabilidad o inocencia. Por eso, el discurso de la presidiaria Analía Paredes cobró más relevancia. Entrecortada por el llanto, Analía advirtió sobre el desamparo que viven aquellos que no tienen "poder económico para comprar justicia". El papa Francisco la abrazó luego largamente y les dijo a ella y a los 4000 internos que lo escuchaban: "El que está ante ustedes es un hombre perdonado, que ha sido salvado de sus muchos pecados. No tengo otra forma de presentarme"..
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