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sábado, 11 de julio de 2015

RELIGIÓN 2011. Buenos Aires, ciudad de encuentro interreligioso

Religión y sociedad

Buenos Aires, ciudad de encuentro interreligioso

En los últimos diez años la relación entre los principales credos del país logró afianzarsey avanzar en iniciativas conjuntas que cruzan lo social, lo cultural y lo político. Por encima de las diferencias y en defensa de la fe en un mundo cada vez más secular, los referentes locales del cristianismo, el judaísmo y el islam definen objetivos comunes. Los desafíos y la lucha por ganar influencia en la agenda pública
Por Agustín Fernandez Cronenbold
A fines de 2001, mientras casi todos los acuerdos políticos y sociales del país se hundían bajo el peso de la crisis, el diálogo interreligioso emergía como una novedad, un fenómeno fresco y renovador que comenzó con acciones sociales conjuntas por parte de las distintas religiones y culminó, poco después, en la Mesa del Diálogo, una experiencia inédita que fue, sin saberlo, la semilla de algo duradero.
Hoy, una década después, aquella propuesta germinal de actuar conjuntamente ante la necesidad más allá de las diferencias se convirtió en una realidad cotidiana que cruza lo social, lo cultural y hasta lo político. Encuentros periódicos, declaraciones públicas, actividades en conjunto, libros, propuestas turísticas y hasta iniciativas parlamentarias consensuadas confirman por qué Buenos Aires se ha convertido en una de las referencias mundiales de una tendencia que invita a olvidar diferencias milenarias y poner el acento en los desafíos conjuntos de la fe.
Porque entre otras cosas, de eso también se trata. Como lo expresa el sacerdote Fernando Giannetti, responsable de la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la Arquidiócesis de Buenos Aires, la cuestión interreligiosa tiene una batalla que se combate en un escenario más vinculado con el plano de las ideas. "En un mundo cada vez más secular y antropocéntrico, que haya una mirada espiritual de la vida es muy positivo", explica.
Por cierto, no sólo el catolicismo está preocupado por la secularización de la cultura. Representantes de los otros credos expresan de una u otra manera la misma inquietud, aunque reconocen que todavía no hubo acciones directas en conjunto. Por ahora, consideran que el diálogo interreligioso es en sí mismo una contracultura.
En el origen fue el Diálogo
En estos 10 años, Buenos Aires pasó de la coexistencia pacífica -vayan como símbolos la tradición católica, la importante inmigración judía (en Argentina se encuentra la colectividad judía más importante de América latina) y la mezquita más grande de la región- a una interacción activa reconocida por todos los sectores y con potencial en la determinación de la agenda pública nacional.
Además de las tres grandes religiones, las iglesias cristianas -desde las católicas ortodoxas hasta las evangélicas- también forman parte activa de lo que sucede en materia interreligiosa. Otros cultos como el budismo, el hinduismo, o algunos de origen afrobrasileño o aborigen, al tener mucha variedad interna, no suelen definir la aparición de referentes con representación institucional, y su participación en los eventos que organizan las tres grandes religiones, por ejemplo, es esporádica.
En el recorrido, el recuerdo se retrotrae a la crisis de comienzos de siglo, cuando en conjunto fueron expresión concreta del inédito gesto de compromiso para la reconstrucción del país, con lo que contribuyeron decisivamente al inicio de lo que se bautizaría como Diálogo Argentino.
Poco antes, en medio del sacudón geopolítico y cultural que significó el atentado contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre, el diálogo interreligioso ya había encontrado su primer desafío. En tiempo récord, autoridades de distintos credos llamaron a una movilización plural en el Obelisco para que no se confundiera al fundamentalismo con el islam.
"Las religiones fueron en ese momento muy solidarias con nosotros", destaca Omar Abboud, referente musulmán del Instituto del Diálogo Interreligioso, uno de los organismos argentinos con más recorrido en la temática. Para Abboud, ése fue el comienzo de una "década muy prolífica en lo interreligioso", con consecuencias que pueden verse aún hoy. "El diálogo no es una proclama vacía, se basa en una verdadera interacción que incluye muchas veces una amistad entre referentes distintos. En otros países, lo que hay son encuentros institucionales y fotos esporádicas. En Buenos Aires existe contacto real y hay muchas organizaciones e instituciones haciendo actividades periódicas", explica.
Daniel Goldman, uno de los rabinos más reconocidos de la comunidad judía argentina, coincide y va más allá. "Hay un vínculo que permite que en todos los planos surjan relaciones muy ricas. En esto la Argentina y Buenos Aires son ejemplos a nivel mundial. En el exterior muchas veces los protagonistas se conocen entre sí por encuentros protocolares, pero jamás han vivido jornadas de trabajo o se han llamado por teléfono", detalla.
Goldman -autor junto con Abboud y el sacerdote católico Guillermo Marcó del libro Todos bajo el mismo cielo - destaca el origen cosmopolita que caracteriza a los porteños para explicar el fenómeno: "Es una ciudad con un alto grado cultural y una gran cantidad de credos. Son dos condiciones que nos diferencian de muchas ciudades latinoamericanas, por ejemplo".
Roberto Bosca, especialista en temas de religión y política de la Universidad Austral, agrega otro condimento para explicar la matriz interreligiosa porteña: "Aquí no hubo grandes conflictos como pasó en muchas otros lugares del mundo. Algunas urbes latinoamericanas comparten este rasgo, pero en general no cuentan con una inmigración tan variada como la nuestra".
Sin zonas específicas para cada culto -Once ha ido perdiendo con el tiempo su marca de barrio judío-, Buenos Aires es perfectamente equiparable al espíritu multicultural y de tolerancia religiosa que tiene Nueva York, donde más allá del atentado del 11-S y de algunas polémicas surgidas después, es también un ejemplo de interreligiosidad.
Pero si hoy llama la atención la vitalidad del encuentro entre las distintas religiones es porque éste no se ajusta estrictamente a una cuestión de convivir sin estorbarse. "En Buenos Aires no hay sólo coexistencia sino que existe una convivencia que se nota aún en los barrios. En las instituciones de base la gente suele interactuar sin problemas a pesar de las tradiciones diferentes", ilustra Giannetti.
Durante 2009, por ejemplo, la Iglesia registró oficialmente 303 casamientos "mixtos", como califica la jerarquía eclesial a las personas de credos diferentes que se unen en matrimonio.
Giannetti recuerda que el cardenal Francis Arinze, presidente entre 1984 y 2002 del Consejo Pontificio de Diálogo Interreligioso del Vaticano, destacó en un balance de su gestión a Buenos Aires como una referencia mundial del encuentro entre credos. Michael Fitzgerald, otro referente del Vaticano en el tema, hizo lo propio durante su visita a Buenos Aires en 2003.
Ese posicionamiento innovador es el que convirtió al diálogo entre distintos credos en un anhelo de alcance universal a partir de la segunda mitad del siglo XX. Giannetti recuerda en este sentido el papel que cumplieron el Concilio Vaticano II y un encuentro interreligioso de oración por la paz en Asís durante 1986.
"Fue el quiebre y se dio gracias a Juan Pablo II, sin dudas un visionario", elogia el sacerdote. Desde un culto distinto, el rabino Sergio Bergman también destaca el rol del fallecido Karol Wojtyla: "Al entrar en la sinagoga de Roma y llamar a los judíos hermanos mayores en la Fe cambió dos mil años de historia".
El aplazo de rencores milenarios es, para Bergman, un factor que debe considerarse a la hora de dimensionar el diálogo interreligioso en Buenos Aires. "En la Argentina peleamos por todo y nos cuesta muchísimo acordar. Entre las religiones, aun a pesar de las verdades irrenunciables de la fe o los viejos conflictos históricos, se genera algo que supera a la convivencia: hay sinergia y convergencia", dice el rabino.
Claro que el hecho de que el fenómeno sea fuerte y esté en ascenso no implica que no existan desacuerdos. Baste recordar la experiencia fallida del Comité Nacional Interreligioso, surgido en 2005 durante la organización del Encuentro Nacional por la Paz. La propuesta que buscaba centralizar las iniciativas mediante una comisión permanente con representantes de cada uno de los credos sucumbió ante la imposibilidad de identificar a interlocutores que no generaran cortocircuitos internos en las religiones: el conflicto era quién representaba cada credo.
Pese a eso, con una cantidad inédita de líderes plurales y una convocatoria internacional, aquel evento realizado en la Facultad de Derecho es considerado uno de los hitos del diálogo interreligioso argentino.
Tal vez la deuda más grande que aún tiene la cuestión religiosa en la Argentina sea la vinculada con la libertad jurídica. Bosca, miembro del Consorcio Latinoamericano de Libertad Religiosa, lo explica con claridad: "En general, los brotes de intolerancia son menores y reciben un rápido repudio. Aquí no hay discriminación, pero sí desigualdad ante la ley". Bosca alude a un decreto de la última dictadura que obliga a las confesiones religiosas ajenas a la iglesia católica a registrarse como asociaciones civiles antes de ser reconocidas.
La diputada nacional de Valores para mi País Cynthia Hotton -una reconocida cristiana evangélica- impulsa un proyecto de ley para superar ese decreto y avanzar con el reconocimiento jurídico para todas las religiones.
Aunque la iniciativa es especialmente importante para las iglesias evangelistas -de fuerte crecimiento en las últimas tres décadas-, la máxima autoridad católica argentina, el cardenal Jorge Bergoglio, expresó su apoyo a la diputada, que confía en lograr su aprobación.
La confianza parece estar basada en la realidad, ya que el proyecto avanzó en la comisiones de Legislación Penal y de Relaciones Exteriores y Culto. "Ahora debe pasar por la Legislación General. Somos muy optimistas porque tuvimos la oportunidad de trabajar con representantes de distintas religiones", detalla Hotton.
Su fluido contacto con referentes religiosos podría posicionarla como una referente en el caso de que surgiera un partido confesional, una idea que Hotton prefiere desestimar: "Tengo una visión con valores que se nutren de lo religioso, pero no creo que una fuerza política de un credo sea una alternativa positiva", dice.
La posición de Hotton se inscribe en la casi nula tradición histórica que tiene en la Argentina la formación de propuestas políticas surgidas desde las religiones, como sí sucede en los parlamentos de distintos países latinoamericanos.
Y la cuestión puede tomar otra dimensión si se tiene en cuenta que -según la Primera Encuesta sobre las Creencias y Actitudes Religiosas de la Argentina realizada por investigadores del Conicet en 2008- nueve de cada diez argentinos creen en Dios.
Para Hotton, la alternativa ideal es el trabajo parlamentario con referentes de distintos credos, algo que, según su experiencia, ya sucede con cierta periodicidad. "Antes la preocupación estaba sólo en defender algunas cuestiones, pero ahora hay una proactividad para tratar una gran variedad de temas", explica.
¿Podría consolidarse un "lobby interreligioso"? Aunque la expresión no tiene buena prensa en nuestro país, la suma de fuerzas para dar impuslo a iniciativas comunes en el Parlamento bien podría ser una práctica en la que confluyera este aceitado y muy vital encuentro de credos. Sin embargo, todavía no parece haber nada como eso en el panorama próximo: algunos consideran que tarde o temprano se formará; otros, que las diferencias de criterio forman parte de las opciones políticas de cada uno.
Por ejemplo, durante el tratamiento de la Ley de Matrimonio Igualitario no hubo ningún documento interreligioso contundente. De hecho, las movilizaciones tuvieron un carácter más ecuménico -es decir, de encuentro entre cristianos de diferentes vertientes- y los referentes espirituales del judaísmo o el islam tuvieron opiniones disímiles.
En un eventual debate en el Congreso sobre el aborto -un tema sensible que podría formar parte de la agenda legislativa-, la situación podría ser similar. Según muchos de los referentes de los distintos credos, los cristianos se unirán, pero el consenso será más difícil de lograr con las otras dos grandes religiones.
Este factor de desacuerdo sorprende a muchos de los observadores externos, pero a ninguno de los que están empapados en el tema religioso en la Argentina. "Uno de los legados del diálogo entre los diferentes credos debe ser el entender que cada culto funciona de manera diferente y que, por ejemplo, los rabinos tenemos posiciones disímiles. Sólo la iglesia católica tiene una estructura tan definida", explica Bergman, que en los últimos días -y en parte gracias a la notoriedad que consiguió con su militancia interreligiosa- anunció su pase a la política partidaria como candidato a Jefe de Gobierno porteño.
El rabino Goldman, en tanto, menciona la convivencia aun en los desacuerdos como parte de lo mejor del diálogo interreligioso en Buenos Aires. "La confianza es tal que podemos disentir sin que eso tenga consecuencias en nuestras relaciones. Es sano que no haya que pensar como bloque en todos los temas", expresa.
La visión plural y los valores comunes son, según los distintos referentes, los conceptos que permanecen y que nacen de ese diálogo. El objetivo para muchos de ellos es que eso se convierta en una pauta educativa que pueda pasarse de generación en generación.

HITOS DEL ENCUENTRO

Mesa del Diálogo

Fue convocada como un intento de sumar a los distintos sectores del país para hacer frente a la crisis de 2001 y el desprestigio en que había caído la dirigencia política. Duhalde pidió la participación de la iglesia católica, después se sumaron los demás credos, y la asistencia técnica del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Contra el fanatismo

A partir de 2001, distintos referentes condenaron la violencia de origen religioso. En 2005, la iglesia católica, la AMIA, la DAIA y el Centro Islámico firmaron un histórico documento contra el terrorismo y el fundamentalismo religioso.

Baremboim en el Centro Islámico

En agosto de 2005, el músico argentino-israelí -reconocido por su lucha en favor de la paz en Medio Oriente-fue invitado a tocar en el Centro Islámico ante un público interreligioso. Encuentro Nacional por la Paz.

Jornadas de encuentro

El 17 de abril de 2005, representantes de distintos cultos participaron de un encuentro en la UBA. En 2008, el Consejo Argentino para la Libertad Religiosa organizó dos jornadas sobre libertad religiosa. Participaron juristas, funcionarios, expertos e investigadores de más de 10 países del mundo.

UNA GUÍA DE LA CIUDAD PLURAL

Una máxima no escrita de la industria turística internacional indica que detrás de cada etiqueta que le cabe a un lugar hay siempre una oportunidad para atraer visitantes. En el Ente Turismo de Buenos Aires así lo entendieron y hoy las propuestas reservan un espacio para que todos puedan probar la pluralidad porteña.
Una guía escrita en tres idiomas ofrece 77 citas religiosas en toda la ciudad. Forman parte del recorrido la Catedral Metropolitana, ubicada en pleno centro; la parroquia Santa María de los Angeles, en Coghlan; el templo judío Jabad Lubavich, en Palermo; la Catedral de la Santísima Trinidad (ortodoxa rusa), en San Telmo, y las dos mezquitas Rey Fahd, en Palermo.
Para esta fecha, se realizaron dos folletos especiales, uno vinculado con Pesaj y el otro con las Pascuas.
"La identidad porteña es fuertemente multicultural, un rasgo que se expresa en la diversidad y abundancia de credos religiosos que conviven en la ciudad. A las numerosas iglesias católicas -antiguas o modernas- se suman las sinagogas de una de las comunidades judías más grandes del mundo, los templos cristianos evangélicos, las mezquitas, centros budistas e hinduistas", describe la página web del área de Turismo porteño.
Y prosigue: "Aparte de su importancia espiritual, la multiplicidad de templos es parte del patrimonio cultural de Buenos Aires, y un atractivo turístico tanto para los viajeros como para los locales"..
© LA NACION

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